viernes, 15 de julio de 2022

Viajes: Valle del Jerte


Se puso de moda hace algunos años y no sé si seguirá estándolo. Ahora hay gente que se va a Cuenca, por ejemplo. El Valle del Jerte es de esos rincones que no te esperas porque uno supone que en Extremadura no va a encontrar nada que merezca la pena y el Valle del Jerte merece la pena. Jugamos a eso. A considerar que un lugar es un páramo, un desierto, sin encanto, sin civilización, sin nada reseñable, no hay una cordillera ni una cultura particular, ni un idioma diferente, ni un sustrato ideológico que justifique la visita, ni su historia es sinuosa o es un emporio económico. Todo eso. Como no lo es y sí que nos encontramos con algo realmente bonito, en este caso el Valle del Jerte, pues nos ponemos estupendos y vestimos a ese paraje de toda una serie de encantos que justifiquen nuestro viaje. 

Fuimos al Valle del Jerte porque teníamos unos amigos que eran de la zona. Eran de un pueblo de Badajoz pegando ya a Huelva, pero como eran extremeños o de origen extremeño, pensamos que lo conocían. Eran de la zona. El caso es que les liamos para que nos llevasen allí, que otra gente había estado y tal. Se notaba que a nuestros amigos extremeños no les hacía mucha gracia pero al final se sumaron. Cogimos una casa rural en un pueblo de la zona, Jaraiz de la Vera creo recordar, una casa espectacular que llevaba una gente de Madrid que tenía otras casas por la zona. Eran una pareja más maja que todas las cosas. Nos dieron todo tipo de facilidades y sin duda, de volver, repetiría en el mismo sitio. Pero no sé si volveré. 

Íbamos nosotros, otra pareja de Barcelona, unos conocidos del pueblo y estos amigos extremeños. Cuatro parejas y cinco niños. En mi bendita inocencia pensé que mis amigos extremeños se dejarían a los cinco niños en casa, al cargo de sus abuelos o algo. Una escapada de parejas, qué menos. Pues no, se trajeron a los cinco niños. 

Y poco más tengo que contar sobre este viaje. Nos trajimos un licor de nosequé, comimos cosas de caza, por las noches refrescaba. No sé si llegamos a tiempo para la floración de algo, me parece que no. 

Cinco niños.  

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