domingo, 12 de abril de 2020

Confinamiento #23

Viva el rey Fernando y la reina Isabel. Tanto monta, monta tanto Amén. Días difíciles estos. Esto es lo que se podría decir si tenemos en cuenta que los días 11 de abril y todos los 12 van a ser días plagados de recuerdos. Plagados. De recuerdos. Cómo no hablar con frases hechas. Pues no hablando con frases hechas y punto. Cada 11 de abril me acordaré de que a mi padre le cambió la vida para siempre el 11 de abril de 2017 y que nos la cambió a todos y que ya nada sería igual. Un 11 de abril yendo en tren hacia Vilches me dieron la noticia, a papa le ha dado un ictus, o un derrame, o qué se yo y desde ese momento, un hinchón de llorar y luego ya no se lloró más. Y durante dos años y no sé cuántos meses exactos porque no los he contado, vivimos con mi padre y él vivió con nosotros pero él era otra persona y nosotros otros. Y todos uno y uno esto y lo otro. Y el 12 será un día en el que siempre nos acordaremos de él, si no nos acordamos de él poco todos los días. Pero bien.
Ojo. Pero bien.
Nos acordamos de él sin acordarnos, porque hablamos como él, pensamos asombrósamente igual que él, lo que no significa pensar bien, y siempre lo tenemos en la cabeza incluso en los días en los que no sale ostensiblemente en la conservación, perdón, conversación. Hoy es 12 y ayer fue 11. Hoy toca poner discos de Paco Ibáñez y Carlos Cano y a tomar por culo todo. Su puta madre.
Y los días 11 a partir de ahora, también de abril, serán recordados porque tenemos una nueva componente en el equipo. La Claudia ha venido justo un día 11, fíjate. Parece que haya una conexión cósmica, o que un ente, un demiurgo, el mismísimo Dios Padre, o vete tú a saber qué casualidades telúricas, de un día que en principio recordaremos con aquel sentimiento ahora ya lo tendremos en mente con otro toque, un toque de alegría. Y nos vamos y nos quedamos, pero siempre estamos.
Porque todo tiene un toque y todo tiene alegría y hay que echarle humor a las cosas. Y hay que buscarle siempre el momento, porque el momento llega. Y el momento llega si lo buscas, no te lo van a traer a casa. Qué cosas se dicen cuando no sabes qué decir.
Y las cosas siguen avanzando. No tengo claro nada y la verdad es que me da igual. Ayer, o antes de ayer, con la banda de los cuatro, que fuimos tres, concluimos que realmente a nosotros esta situación no nos está afectando ni más ni menos y siempre gracias al cielo o al telúrico ese que los curros no nos afectan más de lo necesario, que en mi caso sí, pero qué más da. La reflexión es la siguiente: estamos preparados para esto porque nunca hemos esperado nada. Y cuando no esperas nada y se trata de que no hay nada, ya lo tienes todo.
El Edu seguro que se la sabe mejor.
No esperar nada y tenerlo todo. No aspirar a demasiado y alcanzarlo todo. Porque así es.
Veo a mi compañera por la ventana hacer ejercicios de yoga pasando fatiga. Siempre creí que esto del yoga era más una especie de prueba de flexibilidad que otra cosa. Y la veo sudando como un pollo. Angelico.
He visto dos series. Vamos Juan y Vota juan. Tendría que haber visto primero Vota Juan pero la vi después. Y qué. Mola más Vota Juan, pero son las dos muy buenas. Contra los políticos que hablan con frases hechas, acción directa. Y por la noche vimos la primera parte de Silvio y los otros. Un exceso. Un exceso de todo. De sexo, de drogas, de podedumbre. De hijoputismo. Y de lo de siempre. Hablamos como listos, somos listos, somos intelectuales y hablamos de libros, de poemas de canciones. Nos gusta Aute y la gente pide otra cosa. Y esa cosa se la dan animales como Berlusconi, o Trump. Y aquí estamos pendientes de un hilo.
Ayer además vimos un documental sobre el parto. La recuperación del parto. El parto contra la cesárea. Que sí, que la cesárea mal, pero que nos clavamos un docu de dos horas casi con caras sonrientes, con alegatos contra los médicos, con parejas de fotos de casas de muebles, con yo que sé. Que no. Que no empatizas.
Cactus. Flor de cactus.
Alegría. Alegría porque estuvimos y cantamos y nos reímos y hasta el último momento estuvimos ahí. Con buena cara, con mala cara, con pena, con humor. Y así tiene que ser.
Vamos y venimos.
Y tenemos a alguien nuevo y nos acordaremos de los que no están. Como siempre. Y ahora ya con sol y con las alergias y los picores de ojos.
Su puta madre.

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