miércoles, 27 de enero de 2021

Crónica del #Plegramenet de enero. Desaparecer.


En el colegio me explicaron lo del conjunto vacío. Ahora, en este preciso instante, yo pensaba comenzar este texto explicando lo del conjunto vacío, pero me he dado cuenta de que no sé explicar y que lo que iba a explicar era otra cosa. La intersección. Tampoco era eso. Era eso de dibujar un círculo y luego dibujar otro círculo cuyo diámetro cortaba el diámetro del anterior. Lo que queda compartido entre los dos. Yo lo estaba llamando conjunto vacío y no es eso. Eso tiene otro nombre. Qué era el conjunto vacío yo ya no lo sé, no me acuerdo.

El último pleno que recuerdo tuvo lugar hace dos días. Fue el lunes. Comenzó a las seis de la tarde y concluyó a las nueve y media de la noche. Fueron tres horas en las que se fueron sucediendo las intervenciones de los diferentes portavoces y regidores de los grupos municipales y cuando acabó nos fuimos a casa. Y no habló Esteve Serrano. En todo el pleno municipal de Santa Coloma de Gramenet. No intervino. No se ocupó de ninguna cuestión, no introdujo ningún matiz, no quiso hacer ninguna aclaración. Tan solo al final, en los ruegos y preguntas, quiso intervenir, pero qué ocurrió para que durante todo el pleno municipal no dijera nada, quizás no lo sabremos nunca. 

¿A qué vamos a los plenos? ¿Por qué los seguimos viendo? ¿Por que salen los nuestros? ¿Por que nos pagan por ello? Por las dos cosas a la vez. O por mantener viva una costumbre que se remonta a los tiempos lejanos en los que los plenos municipales eran algo riesgoso, una aventura, sabías por dónde empezabas pero no sabías dónde podías terminar. Si enfrascado en alguna charla, discusión, con la gente del público, si te la iban a liar los ultras de extrema derecha, si alguien entraba en combustión, si alguno se pasaba de gracioso, otro de vehemente, algo. Algo pasaba que nos enganchaba. 

¿A qué estamos en los plenos? Estamos en los plenos municipales en nuestros propios domicilios particulares. Cualquier cosa puede distraernos. Nos da hambre, tenemos ganas de ir al lavabo, miramos por la ventana, podemos estar consultando otras cosas, hablar por el whatssap, por el telegram incluso. Y hay momentos, hay chispazos. Como cuando la Teniente de Alcaldesa Blanca Padrós lleva a cabo alguna intervención. No llega al nivel de los interminables soliloquios hacia ninguna parte del gran Diego Arroyo, pero, hoy quiero confesar, que cuando habla Blanca Padrós en mi mente te he borrado y ya no quiero no me acuerdo. Es como que olvidas porqué estás allí, si es que estás en alguna parte que en realidad estás viendo la pantalla del ordenador, pero no sabes. No sabes. Dejas de existir. Por unos minutos, a veces largos minutos, tú ya no eres, ya no estás, desapareces, todo desaparece. He utilizado alguna vez el símil de la espiral, de un pensamiento que se retuerce, de escapar de la realidad, escuchando a Diego Arroyo, pero Diego Arroyo ya no está y nos tenemos que conformar con esos pequeños espacios de desintegration que nos proporciona la teniente de alcaldesa. Cierto es que el tema del que suele ser protagonista no es la feria de Málaga precisamente, pero hay algo, una habilidad especial, para hacer que todo lo que has oído y todo lo que vas a oír pase a un plano en el que no sabes si is this the real life is this just fantasy. Son pequeños momentos en los que quizás, ya fuera de onda, recuerdas. 

Te acuerdas. Te acuerdas de la sempiterna moción de la Comissió Antifeixista y hoy la recibes y la entiendes y notas que algo falla porque la damos por sentada. Y la asumimos como algo que está ahí. Y nos equivocaremos seguro pero más temprano que tarde tendremos que coger de nuevo impulso de dónde sea y quizás ya no sabremos dónde encontrarlo, para combatir a la nueva pústula fascista que nos surja en este entrañable cuerpo colomense. Bonito símil. 

Y ahora, puesto a repartir podría iniciar mi eterno alegato en torno al papel de ERC en los plenos, en la política colomense e incluso en la mecánica de las cosas. En el funcionamiento general. Pero yo sé que a nadie le interesa y que de la misma manera que yo vivo el efecto Blanca Padrós alguien vivirá el ejemplo el pesao del Molina y cuando hable de lo que me parece esto o lo otro considerará necesario compartir en algún grupo el siguiente comentario 'yo creo que ya chochea'. Es verdad. No me había parado a pensar. Masco entre dientes algún comentario mordaz que luego, escrito, o verbalizado, no lo es tanto. 

Confieso que el otro día, jugando al Trivial, tuve una revelación. No soy tan listo ya. No es que no sea tan listo. Es que ya no soy tan listo. Estuve a punto de perder una partida. No llegó a ocurrir porque mi equipo se resistió a morir, pero el daño ya está hecho. No vale de nada tanta erudición si has perdido capacidad de ser exacto. Exacto. 

No iba a decir nada de ERC y tampoco iba a decir nada sobre la actitud de Ciudadanos y la de Salva Tovar en concreto. No llegué a entender lo que quiso decir con los juzgados y lo relacionó con nuestro querido regidor Jonatan Fornés, pero me pareció como excesivo. Excesivo, sórdido, no sé. Quizás en Ciudadanos no lo sepan, pero ya da todo igual. Deberían saberlo. Todos lo sabemos. 

En definitiva. Un pleno municipal más. No me acuerdo casi de nada. Algo sobre el precio de la luz y la energía y una moción de seguridad de Ciudadanos que alguien tuvo a bien no votar en contra y todavía estoy pensando qué pudo pasar por esa cabeza, esas cabezas, con asesores, con estructura, con disciplina, para pensar que, efectivamente, esa moción de Ciudadanos merecía una abstención. 

Ya estoy mascando otra vez.

Algo más que añadir. A María Duarte se le apagó el ordenador. Pero no me di cuenta. Estaría desapareciendo. Yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario