viernes, 26 de marzo de 2021

Se hace largo esperar


Pues no sé cómo ha quedado todo al final, pero más o menos, ¿no? Más o menos como uno podía esperar. Uno puede esperar por ejemplo a que venga el autobús, que se acaben los cuatro segundos entre episodio y episodio de una serie, a que llegue un salto de página en el libro que te estás leyendo si es que en los libros hay salto de página o sepa dios lo que habrá ya en los libros. Uno espera y espera, y como dice la canción se hace largo esperar, se hace triste esperar. Es una canción de Pau Riba que sirve como metáfora para lo que pasa. Se hace triste esperar cada día. Se hace largo esperar y se hace tedioso esperar. Se hace increíble esperar. No sé qué esperamos. Esperamos que un día, quienes han decidido que son los únicos detentadores de la voluntad popular se peleen entre ellos de tal manera que se rompa el bloque de los únicos que han sido designados para gobernar este pequeño país que es como Dinamarca o Finlandia y que tiene unos valores y tal. Esperamos a que un día ese bloque de partidos, de organizaciones que se pasan la vida hablando de cosas como el Frente Amplio y de cosas aún más alternativas y antisistema, dejen de mirar embelesados a quienes se encuentran en el mismo bloque pero con distinta condición y se sitúen en otro escenario. Un gobierno de izquierdas. 

No he visto nada. He visto poco, he visto quizás lo más importante que era el discurso de investidura de Pere Aragonés. Un discurso que si lo hubiera hecho nuestra candidata, por ejemplo, hubiéramos dicho, qué ilusión que nos despierta, pero si lo dice el candidato de ERC que lleva en el gobierno con la derecha no sé cuántos años suena un poco como a 'tú te estás flipando un rato largo, porque todo esto que estás diciendo primero no lo has hecho y segundo con el socio que anhelas no lo vas a a hacer tampoco'. Suena un poco a eso. Y solo he podido ver también la respuesta a la CUP, que no he escuchado lo que ha dicho la Dolors Sabater. El caso es que si el primer discurso parecía increíble, el discurso de respuesta era directamente fantasía. Una fantasía donde todo iba a ser prácticamente yo que sé qué cosa de magia izquierdista que no se lo puede uno de creer. 

¿Dónde está el problema? Pues que Junts no quiere ser el actor secundario del reparto. Me huelo a que no es tanto un problema de Puigdemont como un problema de visibilización del poder. Creo que a Junts y su mundo le cuesta un horror aceptar que no van a ser ellos quienes 'salgan' por la tele detentando el discurso, el relato, la imagen de poder. Y estarán queriendo arañar todo y más. Estarán intentando que esa conselleria de Presidència que han perdido se transforme en otra cosa, en una superconselleria de algo que esté solo un pequeñísimo peldaño por debajo del president de la Generalitat y que este no sea el único representante del poder. 

Es decir. ERC ha ganado, pero no se debe notar. Y van a apretar todo y más para que no se note. Y para que no vuelva a pasar. Y mientras tanto, se hace largo esperar. 

Se hace largo no tener gobierno en Catalunya desde hace años. Ellos pueden esperar, pero la gente no.

Pero claro, hay gente y gente. 

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