martes, 16 de noviembre de 2021

Bee Gees. How can you mend a broken heart - Frank Marshall


Los Bee Gees no te tienen que gustar, no te pueden gustar. Puedes hacer la chufla con la canción del Stayin' alive todo lo que quieras y más. Y puedes saber que los Bee Gees, antes de todo eso, eran un grupo de pop. Sabiendo eso, no hay que saber nada más ni tener ninguna tentación malsana. Hasta que caes en la tentación. Tentaciones que te pueden acabar fastidiando la vida. Espero que no me pase a mí. Pero por lo pronto, ayer me puse el disco Odessa enterito y mi compañera se descubrió diciendo 'pero qué cancionón esta última no?', y ya está el daño hecho. 

Los Bee Gees eran tres hermanos y desde pequeños se pusieron a cantar. Y querían llegar donde tenían que llegar. Y van haciendo cosas y buscando su camino. Y te queda claro que eran un grupo de pop, que seguro que has escuchado mierdas muy inferiores a las que les has dado mil oportunidades más que a los Bee Gees, pero claro, es que los Bee Gees no te pueden gustar. Es imposible. Y sale el Gallagher de la guitarra hablando de ellos en plan, molaban. El Gallagher de la guitarra... yo le tengo cierto respetillo. El caso es que los tres hermanos no se llevan bien. El alto de la barba y el que siempre parece como más joven, Barry y Robin. Mal. Maurice es como que está allí y tiene que hacer de hermano simpa. Y llega el disco Odessa, aunque en el docu no lo dicen, que lo he visto luego, y el hermano Robin dice que ya. Y se separan. Pero duran separados muy poco tiempo. Y vuelven. Y cuando vuelven ya es el año 69 y en el 69 o 70, vuelven en el 70 perdón, la música ha cambiado mucho. Y no dan pie con bola. 

Y van navegando y navegando hasta que descubren dos cosas. Miami y el falsete. En Miami, como son colegas de Eric Clapton (¿?) pues se ponen a grabar temas en plan... y descubren el falsete de Barry, el alto. Y le dan. Y le dan tanto que hacen las cinco canciones de la banda sonora de Fiebre del Sábado noche y lo petan tanto, pero tanto, tanto, que acabas odiándoles. 

Y aquí hay que hacer un alto. Yo era uno de esos, uno de esos a los que la música disco les daba repelús del bueno. Y gracias, gracias y gracias al mágico libro 'Loops. Una historia de la música electrónica', del grandísimo ex compañero de facultad Javier Blánquez, me redimí. Y le vi cosas que yo, cortito, no había entendido. Pero en aquella época de los finales de los setenta, demasiado homófobo y demasiado racista, hizo campaña contra la música disco. Música de negros y maricas. Y los Bee Gees entraban en el paquete. La música disco apesta. Y los Bee Gees apestan. Y no pueden molar. Y la campaña es tan feroz, pero tanto, que plegan. Y se repliegan. Y acaban haciendo canciones para otras. Ojo, pero qué canciones y para qué otros... que salen las de Barbra Streissand que dices vale, esto lo sé, pero la de Heartbreaker de Dionne Warwick... o la de Islands in the Stream, la de Dolly Parton y el otro, la que hizo luego el Tomeu Penya. Carajo. 

Y llega el final y van muriendo los hermanos y se queda solo el Barry Gibb. Y la historia es triste porque los hermanos una vez que se muere el Maurice, vuelven a distanciarse. Y los hermanicos no se tienen que pelear. Y todo esto para decir que... ayer escuché el Odessa y que si no ves que Stayin' alive es un cancionarro mayúsculo, pues a la mierda todo. 

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