jueves, 4 de noviembre de 2021

L'home dibuixat. Una conversa amb Jaume Sisa - Joan Celdran i Àngel Leiro


 Acabo de leer una entrevista con Sisa y no la tendría que haber leído, pero de todas maneras voy a escribir como si no la hubiera leído. No por nada, pero estas cosas siempre influyen. El documental de una hora, una hora que se hace cortísima y que se deja en el tintero mil cosas, mil preguntas, mil misterios, mil asuntos, letras, compañeros y compañeras de viaje, sí, algo de salseo en el mundo hermético del cantautor galáctico que nos ha volado la cabeza a más de uno y del que seguimos sin conocer realmente porqué y porqué no. 

Así, el documental 'L'home dibuixat. Una conversa amb Jaume Sisa', hace un repaso más o menos cronológico de la carrera del cantautor barcelonés Jaume Sisa, acompañada por una entrevista donde se le preguntan asuntos diversos y donde el propio Sisa aparece a lo largo del tiempo contestando a asuntos varios. El potente archivo de imágenes, de actuaciones, hace del documental una joya para el disfrute de los fans de Sisa de valor incalculable y como ya digo, una hora se hace corta y se sufre al saber que después de esto, puede que no haya nada. 

Y ahora vayamos a otra cosa. Porque hasta ahora, estos dos párrafos anteriores están contando algo que no es lo que quería contar. Quería contar lo que me pareció un documental que me encantó porque me encanta la música de Jaume Sisa. Él y Pau Riba son dos referencias para muchas cosas que van más allá de la música y que ahora mismo no sabría explicar. Una actitud y una manera de hacer, o de contar, que parece infantil, pequeña, que no va a lo trascendente, pero que me parece mil veces más interesante que otras mucho más sentidas, más profundas o pretendidamente 'políticas'. La carrera de Sisa, sus inicios, la eclosión de Qualsevol nit pot sortir el Sol, los discos que hace hasta que se asienta la democracia y cómo se va desarmando lo que parecía un discurso uniforme para acabar diluído y con ganas de huir. En el documental no se habla de discos concretos, se habla de algunas canciones, de los cambios que va haciendo a lo largo de su carrera y deja en el tintero muchos misterios. ¿Por qué se descolocó? ¿Qué tuvo que ver el triunfo de la derecha catalana de Pujol en que esos zumbados como él o Riba dejaran de tener hueco en la cultura oficial? ¿Por qué irse a Madrid a hacer algo que ya entonces parecía fuera de lugar, la aventura del cantante Ricardo Solfa, y que visto en documental parece una salida en falso inmensa? En el documental se cumple lo que se anuncia. Es una conversación con Sisa y nadie más. No hay amigos, amigas, influencias, influenciados. Sólo él. Por un lado está muy bien porque permite disfrutar del Sisa de todas las épocas y eso es genial. Por otro lado no hay contrapunto. Aunque el contrapunto lo da el propio Sisa.

Porque en el documental, junto con un musicón tremendo, Sisa nos lanza mensajes contundentes. Sobre todo uno sobre la conciencia del fracaso. Considera fracasado su proyecto musical, su carrera, confiesa habérselo pasado muy bien, pero parece que deja un poso de algo que no conocemos. O me lo parece a mí. O que me gusta a mí inventarme películas. Que también. Habla de la muerte, habla de su relación con su madre y habla de muchas cosas que hace que sientas que por algún extraño motivo, está hablando de verdad. Incluso cuando habla de que no puede decir o saber o exponer o sacar o mirarse sobre quién es de verdad porque no sabe si le gustaría. Y sobre el fingimiento. Y sobre el problema de la catalanidad. Y sale el vídeo de Cantautor català que es como una punkarrada con todos los clichés imaginables sobre el bon català, que ya está absolutamente superado porque ahora el bon català tiene otra pinta. 

Y la experiencia en Madrid, que parece una coda y es un intermedio. Porque el documental acaba con Sisa cantando Visca la Llibertat una vez que retoma su carrerra en 2001. Y no sigue adelante, como si a los directores ya no les importara el Sisa mayor. 

Y este texto es muy mejorable. Tenía yo muchas ideas y muchas cosas que decir de un documental que me ha gustado mucho, que no he ido a ver al In-Edit que vi por Filmin, y que da para más. Un documental que comienza con una canción del disco La Catedral, que es como un todo completo de Sisa y que no se acaba nunca. Jaume Sisa para siempre. 

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