lunes, 5 de septiembre de 2022

El encajador


La primera o segunda vez que me encontré con Jesús pensé 'pero y este pavo qué'. Supongo que él pensaría algo parecido sobre mí. O posiblemente no pensara nada sobre mí. '¿Y este pavo quién es?'. Y hoy, ocho años después, todo cambia. Que ha había cambiado hacía tiempo, pero que a todos nos ha cambiado todo en los últimos tiempos y hemos tenido que sacar lo mejor de cada uno y mira dónde estamos y buena parte de ello es gracias a Jesús. 
El encajador. Le llamábamos así porque era capaz de aguantar las críticas, las tortas que le intentábamos dar y lo que pudieran pensar de él quienes estábamos entonces en frente, o al lado, o en paralelo. El encajador. No sabíamos que este apelativo iba a ser realmente cierto. 
Con el tiempo, Jesús se ha convertido realmente en un encajador y la prueba a la que se ha visto arrastrado los últimos meses lo ha demostrado. No es fácil que no se te vaya un poquito el pincel cuando te dicen que ojo, que hay tema, y que tu vida te haga así como un calcetín. Y aquí el buen señor lo ha ido tirando para delante y adelante sigue. 
Mención especial para la señora que está detrás del elemento de las gafas en esta foto, la Alba. Pero que no está detrás de nadie, ojo. 
Este texto de hoy, que no es un texto, que es otra cosa, sirva únicamente para mostrar la alegría extrema que me produce saber que el Llisas está bueno y que va a seguir sirviendo a la causa, o no, hasta que él quiera. Y sobre todo, que está ahí. 
Y también hay que acordarse de la Leia, que podrá alegrar esa carusa. 
Nada más. Nuestro trosko favorito. 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario