jueves, 6 de febrero de 2020

Yo soy Espartaco

¿Cuántas veces has visto Espartaco? Los que somos un poco espartaquistas habremos visto esta película mil veces. En todas esperamos que finalmente Espartaco triunfe y su huida hacia la libertad no sea solo un camino hacia el desastre. Un desastre honroso, un desastre digno, pero un desastre al fin que acaba con la crucifixión. Y sin embargo, la volvemos a ver, y volvemos a sorprendernos con la solidaridad colectiva al grito de Yo soy Espartaco, con el que todos los esclavos se levantan para decir precisamente que todos somos los que nos levantamos contra la opresión. Y como los romanos no conocían la cara de Espartaco, podía ser cualquiera. Aunque para nosotros, la cara de Espartaco era y será siempre la de Kirk Douglas, padre de Michael 'daglas'.
Se ha muerto Kirk Douglas con 103 años y ha faltado tiempo entre la verdadera izquierda para echar su paletadita de lodo sobre el personaje. Como quiera que la izquierda progre hemos decidido tomarnos a mal esta muerte, ha vuelto a citarse la acusación de violación sobre Natalie Wood para decir 'ves como no hay nadie perfecto entre vuestros referentes?'.
Bueno. No entraremos en eso ahora. Entraremos mejor en el caso de un actor y también productor que en tiempos no muy amables para las gentes de izquierdas, sacó la cara por ellos con todo lo que eso podía suponer. Y le puso cara a Espartaco. Y le puso cara al coronel Dax, que intenta en plena Primera Guerra Mundial frenar una ofensiva que será una masacre simplemente porque uno de los generales quiere un ascenso. Y no solo les puso cara, sino que puso el dinero para hacerlas. Eso ya le podría convertir en un personaje mítico, en unos tiempos en los que todos estamos un poco a otra cosa.
Pero es que además fue El loco del pelo rojo, y ahí ya no soy para nada imparcial. Un tipo que le pone cara a Van Gogh y que ya jamás en la vida podrás quitarte de la cabeza que Van Gogh pudiera tener otra cara que no sea la de Douglas (o la de mi padre cuando llevaba la barba rojiza). En una casa en la que la pintura y más la pintura de Van Gogh era religión, se entenderá que nosotros por Kirk Douglas matamos.
Quizás no fuera el actor más mejor de todos. Pero en todas sus películas nos parecía genial. La del viaje submarino, la flipada aquella de los vikingos, o aquella ya de los años setenta o no sé si ochenta, la del Final de la Cuenta atrás que era otra flipada también de película en la que un barco norteamericano entraba en una especie de bucle temporal y se metían por medio del Ataque a Pearl Harbour.
Siempre ha estado ahí. Y siempre nos ha parecido, después de Espartaco, que era alguien que merecía la pena. Ojalá y se demuestre si fue un violador y si realmente nuestro héroe fue también otro puerco. Ojalá pasara y así nos quitamos de encima otro molesto judío ruso molesto que osó ponerse de parte de quien estaba perseguido y puso cara a lo que mucha gente, en muchos sitios, ha deseado siempre. Ponerse de cara y no esconderse más, hartarse de símbolos y de panoplias e ir de cara. Decir lo que uno piensa y hacer lo posible por que la gente pueda conocerlo.
103 años de Kirk Douglas y las imágenes nos lo querrán enseñar ya viejecito y desfigurado. Y sin embargo, le recordaremos con la cara de mala hostia mirando hacia los romanos que querían sangre, o cabreado como un mico soltando el speech final de Senderos de Gloria, o echo unas bascas pintando y cabreado con Gauguin, con el copón y con todo siendo Van Gogh.
No nos tendríamos que morir nunca, joder.

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