miércoles, 19 de mayo de 2021

Colombia, Palestina, Ceuta.


Y esta foto precisamente, porque es la que ha elegido una fascista para sacar a pasear su negrura de espíritu. Colombia, Palestina, Ceuta. Diversos escenarios. Intentaré explicar lo que pasa. Ayer, alguien me dijo que nos estábamos yendo a la mierda. De nada sirve la buena noticia que llega desde Chile, una comunista alcanza la alcaldía. Una noticia buena entre un mar de salvajismo, de muerte, de impunidad. 

Sobre todo lo que más jode es la impunidad. Una impunidad que ahora, no sé porqué, se me presenta como más inapelable. Antes, no sé en qué momento, pero antes, parecía que había algo que podía plantar cara a las masacres, a la barbarie, a la mierda. Claro que todavía hay gente, gente que resiste, que aguanta, que se organiza, que le pone ganas y recursos e inteligencia para que esto no pase, para que el mundo avance. Pero.

En Colombia, el moco aquel que vendieron de que Iván Duque y su economía naranja y toda aquella mandanga moderna y bien vestida, eran algo diferente y que fíjese usted, ha resultado ser lo que es, el sucedáneo de Álvaro Uribe que a las primeras de cambio ha desatado una carnicería entre la población. Nada nuevo bajo el sol colombiano. Pero por eso, porque no es nada nuevo, no es nada bueno. Otra vez un Gobierno que recurre a la violencia extrema para imponer lo que quiere, otra vez masacrando a su propia población, otra vez mirando todo el mundo para otro lado. 

Ganar las elecciones. ¿Para qué nos está sirviendo? Miramos para otro lado, la geopolítica, la lógica, los intereses, las carambolas internacionales. No podemos posicionarnos. No podemos decir lo que es. Es una mierda. 

Palestina. El gobierno israelí, democrático, culto, preparado, occidental, ha decidido por enésima vez tratar a los palestinos como infrahumanos y ha desencadenado otra de esas ofensivas de diversión contra un enemigo indefenso, que lanza misiles muy peligrosos y que es integrista islámico, pero que no puede compararse a un rival en una guerra. No es una guerra. Es otra masacre. Como cada cierto tiempo, los palestinos son masacrados impunemente. Un pueblo a masacrar que no le importa a nadie. 

Los palestinos no le importan a nadie. 

Gobernar, estar en un gobierno, tener responsabilidades, iniciar trámites de ley, estar al lado de un partido que sabe que la política es el arte de mirar para otro lado, de no afrontar los problemas, de guardarlos, de que las cosas son así. 

Los palestinos no le importan a nadie.

Los inmigrantes no le importan a nadie. No tienen ni país. No tienen nada. No son de nadie. Un rey en Marruecos decide cada cierto tiempo y por su propio interés geopolítico lanzar a la gente a la mierda, a que se estrellen, a ser carne de cañón. A nuestro gobierno, solo se le ocurre mandar militares, hablar de amenaza a la soberanía, todas esas cosas. La mierda. Palos y a tu casa. Ceuta en peligro. Ceuta es parte de España. Ese es el mensaje. La impunidad. La mierda. 

Y mientras tanto. La impunidad. La sensación de impunidad. Crece, seguro que crece, la idea de que todo se arregla mejor y de manera más efectiva, con la fuerza. Los tanques, aterrorizando a la gente, matándolos, acojonándolos, cagándolos. 

Cagándonos a todos. Todo se soluciona cagándonos a todos. Lo saben perfectamente. 

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