viernes, 7 de mayo de 2021

Haruki Murakami


Soy una persona mayor. Una persona mayor que además no ha leído de Murakami más que una o dos cosas y no he leído el libro ese en el que habla sobre cosas de correr y que no sé cómo se llama. Yo no corro, yo camino. Caminar así más o menos deprisa, como Rajoy. Desde hace unos cuantos meses, desde que nos empezaron a dejar salir y por cuestiones de salud, empleo una horita mañanera a caminar hasta el puente de Montcada y volver. Este aspecto de mi vida, absolutamente novedoso, con chándal y bambas de caminar, me conduce a situaciones qué me hacen dudar de mi, de mi capacidad como persona, de mi sentido de la vida. Momentos, circunstancias, que no es que me coloquen en posiciones que antes no, sino que me hacen colocarme en posiciones igual que. 

Hoy mismo. He caminado a ritmo de 'voy con una colega' y cuando ésta me ha abandonado, he seguido con mi ritmo y frenesí habitual. He llegado al puente de Montcada y allí he parado un segundo para descansar y seguir. Ha pasado un señor mayor con un paso tremendo, casi histérico, un señor mayor con chándal gris, una gorra de esas como de estibador en la cabeza y su mascarilla. Un señor mayor que iba como las balas. Me he puesto detrás de él sin reparar en si iba muy deprisa o no iba deprisa. Llegado un punto, he querido ponerme delante de él. He pensado, este señor mayor, no yo, el señor mayor de delante, va deprisa pero no puede ir tan deprisa como para que yo no pueda ponerme delante de él. Así que he decidido apretar el paso.
Me ha costado la vida adelantarle, un esfuerzo sobrehumano.
Lo que no he previsto es que el señor mayor, lejos de hundirse y quedarse a distancia, me persiguiera de manera enloquecida. Se ha colocado detrás de mí y sentía sus pasos. Veloz. He pretendido que no me cogiera y he sido yo ahora el que ha apretado el paso. Y él más. Y yo más. Y él más. Y yo más. No podía permitirme que ese señor mayor se volviera a colocar delante de mí, no podía relajar el ritmo. No se trata solo de ir caminando a un sitio y prevenir o combatir el sedentarismo, se trata de hacer un esfuerzo que te permita sudar y quemar las hamburguesas que comiste ayer. 
Se trata, se trata, se trata. 
Se trataba de algo que no está contemplado, creo, en ningún manual. Se trata de ir delante. Se trata de hacer  lo que sea por ir delante. 
Señor mayor que caminas como enloquecido detrás de mí, no me vas a adelantar, yo soy una persona mayor ya, pero no tan mayor, el niño que vive dentro de mí no puede consentir que un anciano le adelante. 
Si un niño vive dentro de mí, ¿Quién vive dentro de ese señor?
Así hemos seguido, en una persecución disparatada por todo el camino de regreso hacia Santa Coloma y allí dónde se ha instalado un joven sin techo que ha decidido pasar las noches de esta semana durmiendo al raso ante la indiferencia de todos, digo, todos y todas, las que pasamos por delante de él todas las mañanas durante esta semana, allí donde este chico ha desplegado sus pocas pertenencias, allí he decidido poner fin al sinsentido de esta carrera y he aminorado el paso.
El señor mayor me ha adelantado sin contemplaciones. 
Maldita sea. 

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