lunes, 10 de mayo de 2021

Y entonces ERC dijo que ya valía


 O al menos eso es lo que parece que está pasando. Después de nosecuantos días de negociación, de nosecuantos días de sí pero no, de no pero sí, de estar mareando una perdiz que todos sabemos que ya no tiene ningún sentido marear si no es porque hay cargos que hay que defender y que no es fácil salir de algo que llevas tanto y tanto tiempo haciendo tuyo y que crees que te pertenece por derecho, parece que ERC ha dicho basta. Hay quien piensa que ha dicho basta pero que es un órdago del palo de que si no hay una claudicación final de JxC a lo que sea, ERC es capaz de gobernar en solitario. 

La política catalana entra en una fase desconocida. Una fase que puede ser abracadabrante. Una fase fascinante al fin y al cabo, que ya es algo más que lo que tenemos ahora. Por segunda vez en la historia política reciente, ERC puede desligarse, o al menos dice que puede desligarse, del influjo del postpujolismo o del pujolismo o de la derecha catalana nacionalista (la heredera de CiU, que hay otra derecha catalana nacionalista, ya lo sabemos). Y a muchos nos llega como una sorpresa. No porque no hayamos visto que la química entre ERC y los juntaires es nula, eso se ha sabido desde siempre, sino porque esa química llevaba siendo tapada o negada como un sacrilegio por parte del nacionalismo o del movimiento indepe o como se le quiera llamar pero ya sabemos por dónde vamos. Primer Catalunya. Ciu més ERC igual Catalunya. Todo ese rollo. Por primera vez después de mucho tiempo podemos ver que la ecuación puede resolverse de una manera distinta. 

¿Pasará? Ojalá. Ojalá un govern de la Generalitat compuesto por ERC, Comuns y la CUP con el PSC mirando para otro lado para asegurarse la gobernabilidad en el Estado. Ojalá política valiente por fín por parte de la izquierda. De cualquier izquierda. 

Ahora toca santiguarse y esperar a que finalmente la presión sobre ERC y sobre la CUP, que una vez juntos parecen haber encontrado un apoyo mutuo ante el poder mediático de los juntaires, que esa presión de alguna manera se aguante y pueda salir alguna cosa diferente. Diferente a lo de siempre. Porque JxC no va a querer nada, no va a querer nada más que el caos y la destrucción. Es como esa gente que no tiene nada que perder y ya van a lo loco y sin frenos. Caos y destrucción. Y depender de esos votos condenaría al govern a un carrusel de emociones que no llevarían a ningún sitio. 

Y no nos merecemos eso. Ya no nos merecemos eso. Si Catalunya quiere ser ejemplo de que se puede gobernar de manera diferente, dar algo de ilusión después del marasmo de Madrid, sería genial que las fuerzas de izquierda pudieran hacer algo por la causa. 

Y ahí hay que ser menos prejuicioso. Pero sin Junts. 

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