lunes, 3 de mayo de 2021

Karpov


El frío y metódico Anatoly Karpov intentando aplicar la misma manera de hacer con la pelotita que con el ajedrez. Aquí estoy, mirando, la pelotita, el aro, la pelotita y el aro. El aro y la pelotita. A ver. Con la pelotita en la mano, con la mirada en el aro, con la mirada en la pelotita, pensando. Pensando con la pelota en la mano. Pensando con la cabeza puesta en la pelota y en el aro. El aro y la pelota y la pelota y el aro. Meter la pelota en el aro. Debe ir de esto todo esto. Meter la pelota en el aro y con el aro con la pelota. Y el aro y la pelota. Ahora que tengo más o menos cogida la posición, con la pelota y con el aro. En el campo de entrenamiento, cogiendo la pelota y mirando a canasta. Cojo la pelota y miro el aro. Tal que así. Y con la pelota en la mano y con el aro en la mirada, tengo que lanzar la pelota para que la pelota entre por el aro. Entrar por el aro. Entrar por el aro. Eso es una manera de decir muchas cosas. Que la pelota entre por el aro. Una frase hecha que no sé si tendrá que ver con la pelota o tendrá que ver con las fieras del circo a las que les hacen entrar por el aro. Yo tengo que hacer que la pelota entre por el aro. Que la pelota entre. Que pase por el aro. Significará que lo he hecho bien. Todo está preparado. Hasta me he puesto una camiseta para estar más cómodo en la operación que consiste en meter la pelota dentro de la canasta. El aro, la canasta, la pelota, el ajedrez. El ajedrez nos sirve para casi todo. El ajedrez nos sirve para hacer combinaciones. El ajedrez nos sirve para mirar más allá de lo que está ocurriendo y buscar posibilidades nuevas. El ajedrez es la base de todo pensamiento estratégico. Yo siempre he alardeado de jugar mucho con la estrategia, con el juego posicional. En el baloncesto por ejemplo, no me gusta correr. No me gusta correr con nada. No me gusta ir deprisa. Hacer las cosas rápido. Al momento. No me gusta, no me interesa hacer las cosas por hacerlas. Tengo que hacerlas con una dedicación y con una preparación concreta. No puedo hacerlas así como así. Tengo que hacerlas bien. La pelota, ahora, debe pasar por el aro. Pero ¿y si no pasa? ¿Y si la preparación y la movida ha sido perfectamente planificada y me quedo corto o me paso o la pelota da en el aro y no acaba de entrar? Entonces tenemos un drama. Entonces es cuando tenemos un drama. Porque de qué sirve tanta preparación y tanta meticulosidad si luego algo, el azar, un intangible, el pulso, lo que fuere, provoca que todo haya sido en vano. ¿Y si todo es en vano? No respondas, no me hables. Estoy concentrado en esto ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario