Me tenía que haber cortado el pelo. Mira qué melenas. Mira qué por detrás de pelo que tengo. Si no me creciera tanto el pelo por la parte de atrás, todavía. Pero mira qué pelo. Con este pelo no puedo jugar. Con el pelo aplastado. Así no puedo jugar. No hemos empezado y ya estoy con el pelo. El pelo y el pelo. A ver, voy a pensar en otra cosa. En el pelo, no. En el pelo, no. En qué puedo pensar, a ver. Voy a pensar en... qué lleva este hombre en las gafas. No se habrá puesto... se ha puesto espejos! No puede ser. Este hombre qué bajón ha dado. Antes este hombre no era así, pero desde que dijo de irse, se le ha cambiado el carácter. Y lo que no es el carácter. Que a ver, que yo entiendo que te puedes poner como una mona, porque es una púa lo que le han hecho, vale. Pero eso es una cosa y otra es terminar poniéndote espejos en las gafas. Y la que hemos formado antes de empezar. Que yo no sé ni las horas que llevo aquí sentado mientras estaban examinando la silla, el tablero, la virgen y los santos. Me hago así hacia atrás y me molesta la mata de pelo. En cuanto salga de aquí me lo corto, yo mañana no puedo venir con este pelazo a jugar. ¿Y si digo que me lo corten ahora? No pasaría nada. Bueno, no pasaría nada... tal y como tiene la cabeza este hombre, es capaz de pegarle fuego al auditorio. A ver. Y ahora está apuntando no se qué. Qué está apuntando. A qué llamo a los jueces... qué tiene que apuntar este hombre antes de empezar la partida, a ver. ¿Los llamo? No, no los llamo. No me voy a poner yo también nervioso. ¿Y lo de los espejos? ¿Qué hará este hombre con espejos en las gafas? Me estoy poniendo que yo no sé cómo me estoy poniendo. Que se quite las gafas. Ahora mismo llamo a los jueces y que se quite las gafas. Espera que hay un juez que me parece que se ha quedado frito. El de la esquina está frito. Si no hemos empezado todavía. De verdad, vaya jari. Osea, que los jueces están trompetas, el hombre este está como unas devanaderas y yo me estoy poniendo también que no sé ya cómo ponerme. Y se me está clavando el codo. Esta mesa está muy dura y es muy alta. Es muy alta, es verdad. Mira cómo tengo que estar que parece que estoy escalando, de puntillas en el suelo. Claro, por eso me molesta el pelo. No. El pelo me molesta porque lo tengo largo. ¿Este hombre mueve o no mueve? Espera que parece que va a mover.
He aquí sus amigos, los ajedrecistas rusos de nuevo. Pues, algo así tienen que rumiar, igual no anda tan lejos.
ResponderEliminarBuf, pues como mueva vendrá lo gordo, porque tendrá más en qué pensar, y va a ser un lío.
ResponderEliminarFeliz día, monsieur
Bisous
Acabo de ver que fotolog ha devuelto por fin los comentarios perdidos!
ResponderEliminarjajaja... quin panorama!
ResponderEliminarles ulleres amb mirall per jugar a escacs, encara, però per jugar a cartes no li recomano.
:)
(vaig a comprovar això que diu Madame del flog...)
Seguramente mientras se lo piensa le crece más. En casa hay mucho aficionado pero desde luego estas partidas de competición duermen a cualquiera.
ResponderEliminarUn abrazo