Yo. Yo mismo. Digo barbaridades sin medida. Hago Tweets que luego pienso y repienso y digo, pero qué haces, notas, diciendo estas cosas. Cuenta hasta diez. O no cuentes hasta diez. No cuentes y deja de querer parecer como que tu opinión cuenta para algo más que para hacer que alguien se cague en tus muelas y poco más. Qué consigues con hacer esas cosas, con decir esas cosas, con hacerte el gracioso diciendo estas cosas, qué consigues. Nada. No consigues nada. No consigues alterar nada más que la percepción que es tan insensato como tú como para hacerte caso y para responderte o como para lanzarte alguna pulla en otro lugar, en otra parte. Qué consigues ejerciendo tu digno derecho a la navajada digital, qué consigues perpetrando toda esta mierda de textos y de consignas y de acertijos, no consigues nada. Nada de nada.
La libertad de expresión. Todos sabemos que El Mirall no publica lo que queremos. Los medios de comunicación publican y hablan de lo que les da la gana. Habitualmente hablan de lo que les da la gana a los anunciantes. Eso ya lo sabíamos cuando empezamos con esto. A veces, por ejemplo, publican artículos de Juanjo Gallardo cagándose en los comunes o en podemos. A veces publican noticias sobre cosas que a nosotros no nos molan. Nada. O nos ignoran. Mucho. Porque no somos tan importantes o no somos lo que nos creemos ser o no somos un elemento que les produzca un beneficio sustancioso. No me extenderé mucho en discutir sobre si El Mirall sí o El Mirall no.
Somos una ciudad pobre. Somos una ciudad muy pobre. Somos una ciudad tan pobre que solo tenemos un diario. El Mirall. No tenemos radio, no tenemos anunciantes para un segundo diario. No tenemos anunciantes, no tenemos nada. Si tuviéramos más cosas tendríamos más medios, pero quienes podríamos o deberíamos tirarlos adelante no tenemos un pavete. Nada. Santa Coloma es una ciudad muy pobre, tan pobre que solo tenemos un diario. ¿Es culpa del Mirall que no informe como tú quieres? ¿Tiene que ser El Mirall una cosa que no puede ser? El Mirall no puede ser el full informatiu, no debería serlo, y, como todos los diarios, tiene una línea editorial. Y ahí hay que moverse. Si hubiera otro diario molaría que fuera de otra manera. Pero no lo hay. Montemos otro. Y entonces cuando diga lo que no nos gusta a los demás, le tiraremos pintura.
Una pintada como libertad de expresión, te contesto. Una pintada en la pared, un mural, una forma de expresión de una queja, una afirmación, una denuncia, un algo. Una pintada en una pared, claro, ha existido siempre. Una pintada en una pared, un mural. Es libertad de expresión. Pintar en puerta de un diario o de un partido político o de una entidad deportiva o de lo que sea, que son unos mierdas, eso, qué quieres que te diga, llámame menchevique, no lo veo como libertad de expresión. Libertad de expresión es denunciar que El Mirall es un diario de mierda. Libertad de expresión es decir que el Borbón es un cabrón. Hacer una pintada en su puerta, en la puerta del Mirall, es otra cosa. Y no es lo mismo. Y, llámame socialdemócrata otra vez, no está bien. Porque mañana te la pintarán a ti y pasado a mí y al otro y nos andaremos pintando las puertas y lanzándonos huevos y cosas de mucha libertad y de mucha protesta y nos reiremos tanto que. No está bien, este es mi sistema de valores. Infantil y poco argumentado.
Pero eso puede que de igual y que estemos en guerra y haya que hacer como en la guerra. No sé. Estaré equivocado.
Foto extraída de algún blog o algo de Chema Corral