miércoles, 31 de octubre de 2012
Karpov
¿Si? ¿Se me ven los ojos tristones? ¿No será el constipado? Es que estoy que no sé ni como estoy. Estoy constipado, pero no moqueo tanto como otras veces. Es extraño, porque sentirme, me siento peor. Tan mal como puede sentirse uno estando constipado casi de forma perpetua. Me tengo que cortar el pelo. Con este pelo tan largo voy a estar constipado y destemplado todos los días. Pelo mojado. Pelo mojado. Las greñicas esas por detrás remojándome el cogote. Y como soy tan tonto, no me pongo ni suéter ni nada y tengo fresquiviri aquí en la sala esta. A ver si viene el otro y nos ponemos de una vez y entro un poco en calor, porque estoy empezando a sudar y todo. Voy a meter la manita aquí dentro a ver si se me calienta un poco. No sé contra quién juego hoy. Dicen que es uno que lo tengo que conocer, que es un ruso que ahora compite por Francia, pero a mí no me suena de nada. No sé si es que me hago mayor o qué pasa, pero empieza a pasarme que no conozco a los rivales. Es curioso. Antes, y yo creo que de esto no hace tantos años, era yo el que era 'el joven desconocido', y ahora soy yo el que empieza a ver caritas de niño que vienen a jugar contra mí y me ven como si fuera un vejestorio. Pierdo más partidas que un tonto. Esa es otra. No sé si será que cada vez tengo más frío, que cada vez me siento más enfermo, si son las pupitas de la boca, si es el ojo este del demonio que me tiene frito fritísimo, o qué, pero llevo una rachita de partidas perdidas que no tiene parangón en mi inmaculada carrera. Me hago mayor. Me acuerdo de Korchnoi, de Spassky, de todos esos maestros que poco a poco vieron como se les iba yendo la cabeza, como que les iba más lenta, y yo me reía de ellos y pensaba, 'juas, qué pena, cómo se les está yendo la castaña a estos'. Y yo, en mi insensata juventud, pensaba que eso no me iba a pasar a mi nunca, y fíjate. El otro día, no sé donde tendría puesta yo la cabeza, que la tenía puesta en el tablero porque sigo estando con la cabeza nada más que en esto, pues que no sé cómo me enredó una jovenzuela que me arrinconó de tal forma que sacrifiqué la dama y todo para escaparme de alguna manera y nada. No sirvió de nada, perdí la dama y perdí la partida. La muchacha aún tuvo narices de decirme si necesitaba un pañuelo o algo, que me estaba llorando el ojo y lo tenía muy colorado. Le dije que si, que si tenía un pañuelito o algo, por favor. Encima. La verdad. No sé. Esto del ajedrez se me está haciendo muy cuesta arriba. Yo sabía jugar de una manera, y si esa manera ya no me sirve, a ver qué hago. Y no quiero estar jugando como una momia, como un pelele. A mi me gusta jugar, pero no me gusta perder. No sé lo que haré. Ay, si, mira, este es el rival. Si que lo conozco. Ostia, pero este tío viene con una camiseta... por favor.
martes, 30 de octubre de 2012
Confianza
La confianza. Una palabra recurrente en los últimos tiempos. Evidentemente. Confianza. Tenemos que tener confianza. Querer es poder. Más o menos lo de siempre, pero con voces tiernas. Voces firmes, pero tiernas. Voces como la del anuncio del Banc de Sabadell que tirando de guardiolismo hablan de confianza, de diálogo, de relaciones, con manos sobre fondos blancos que se acarician y se cogen y tal. Bien. Confianza. La confianza es esto o es lo otro. El Banco de Santander también ha hecho su anuncio sobre la confianza. La confianza es fundamental para encarar el futuro. Es en la confianza en lo que tenemos que basar nuestro modo de actuación. No actúes, no hagas cosas raras, confía. Tranquilo, confía. Ten confianza. Todo se arreglará. Déjanoslo a nosotros. Confía en nosotros. En los de la foto de arriba, por ejemplo. Confía en ellos. En la foto está Rodrigo Rato, por ejemplo. También Sánchez Llibre. Hay más. Me sé algunos nombres otros no. Pero hay más anuncios sobre la confianza. Creo que hasta Bimbo ha hecho un anuncio sobre la confianza. Creo que hay un anuncio de Pans and Company que también habla de que somos un país extraordinario y que tenemos que confiar en que saldremos adelante. Pero hay otro que también juega con ello, nunca mejor dicho. Es el anuncio de la liga de Baloncesto, o de su patrocinador, que ahora se me escapa. Sale un señor, un 'mediana edad', que seguro que es un esforzado trabajador en alguna empresa por la que daría su vida y que tiene un hijo al que quiere ver sonreír. Y dice que confiaba en jugar con los mejores y que al final lo ha conseguido. En el anuncio unos chavales que miran como juegan los profesionales y los invitados, dicen, 'mira, ellos lo han conseguido, yo puedo también'. Claro que si. Ten confianza, persevera, no te rindas. Sigue. Tranquilo. No te pongas nervioso, no pienses que quizás es todo una puta mierda. No. No lo pienses. No te rindas. Confía. Confianza. La confianza de los mercados. No podemos armar escándalos ni algaradas porque perdemos la confianza de los mercados. Los mercados, los inversores desconfía y se asustan y pierden la perspectiva positiva y entramos en una inercia de resultados funesta. Confianza. Las relaciones basadas en la confianza duran más que las que se basan en la coerción. Pero las que duran de verdad son las que duran basadas en la coerción por la confianza. Confiemos en que esta es la vía buena. Confiemos en la ministra de Trabajo que después de dar las peores cifras de paro que uno podría imaginar, dice que hay que ver que ya estamos saliendo de la crisis. Hay que tener confianza y esperar a que esto pase. Que esto ha de pasar, porque esto es algo que está pasando fuera y que nos afecta a nosotros porque nos tienen manía. Los alemanes, que les jode que nosotros vivamos de puta madre mientras ellos se matan a trabajar ahí muertos de frío. Nos tienen envidia. Hay que tener confianza en que todo esto se supera. Y se supera teniendo confianza en los que dictan el camino a seguir. Confianza, que yo sé por dónde vamos. Confianza, que nosotros estamos ahí para ayudar. Ramón Jáuregui, exministro socialista, miembro de la nosequé, en la radio: tenemos que ser un partido central, que de confianza al electorado, no podemos andarnos con bandazos. Tenemos que ser un partido confiable. La confianza en uno mismo es importante. La autoestima es importante, mi tito Martín otra vez, con sus dos carreras, dictando el paso. La autoestima es importante, da igual si los roscos están duros, tú di que están buenos. Porque la autoestima es importante. Y la confianza.
Gente tirándose de los balcones, gente ahorcándose por que la desahucian.
Dejando pasar los días, siempre lo mismo, dejando pasar los días, siempre lo mismo, dejando pasar lo mismo, siempre al día. La confianza en uno mismo está muy bien, pero que eso. Que la broma dura hasta donde dura. Confía. Fíate y no corras.
Gente tirándose de los balcones, gente ahorcándose por que la desahucian.
Dejando pasar los días, siempre lo mismo, dejando pasar los días, siempre lo mismo, dejando pasar lo mismo, siempre al día. La confianza en uno mismo está muy bien, pero que eso. Que la broma dura hasta donde dura. Confía. Fíate y no corras.
lunes, 29 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XIX
No es el primero ni el último que lo haga. Que por amor seas capaz de hacer aquello que no quieres, que deploras. Que por despecho, por el placer de jugársela a quien te ha hecho daño, seas capaz de renunciar a tus principios más irrenunciables. Pues eso le pasó a Antas Nekermann, como le podía haber pasado a cualquiera de ustedes. La Cholita Garrigosa había llegado a Chihuahua y en su primer encuentro con un grupo de revolucionarios, se enamoró furiosamente de uno de ellos, del bigotudo Rómulo Remírez 'El Gato'. Y dejó con un palmo de narices al bueno de Antas Nekermann, que encandilado por el encanto de la Cholita y por la común pasión revolucionaria, había decidido largarse de aquel caserón de su amigo Kiss para emprender la aventura guerrillera nuevamente.
Ante sus ojos, Antas veía como la Cholita se echaba en brazos de aquel hombre, y de súbito, su pasión revolucionaria se tornó en despecho furioso. Pasó una noche envuelto en un mar de dudas, cargado de odio, preguntándose cómo había podido abandonar aquella pacífica vida en la Casa Besogrande y haberse entregado a aquella mujer que ahora le dejaba colgado. Al día siguiente, fue al acuartelamiento en el que se encontraban las tropas del Gobierno y les ofreció su ayuda para atrapar al grupo del bigotudo Rómulo Remírez. El comandante de aquel destacamento, un hombre esmirriado, pachucho, que llevaba siempre un pañuelo en la mano para sonarse la nariz víctima de un constipado perpetuo, se llamaba Antonio Ibañeta. Y juntos, Nekermann e Ibañeta, se convirtieron en el azote de los revolucionarios en aquella parte del país. Siempre de parte del Gobierno, primero dieron caza a los bigotudos de Rómulo Remírez y, como la Cholita ya no se encontraba con ellos, siguieron con su búsqueda de subversivos. Antas Nekermann creyó en un principio que lo que hacía era simplemente buscar a la Cholita, y que una vez que la encontrase, se quedaría con ella, la obligaría a recapacitar y ver que él era mejor que todos esos revolucionarios bigotudos con los que se encamaba. Pero con el paso de los meses, y como quiera que no encontraban a la Cholita Garrigosa por ninguna parte, que siempre se les escapaba, Antas Nekermann descubrió que le encantaba estar de parte de los que ganan.
Es una sensación difícil de describir para quien hace de su oposición al sistema, a los valores, al poder establecido, su modo de vida. De repente, descubrir que el que manda tiene razón, que esa razón se puede imponer por las bravas con total impunidad. La impunidad. La impunidad de saber que lo que haces no tiene contrapartidas. Que mato, robo, estafo, hago daño, y no pasa absolutamente nada. Que el que manda tiene razón, que está todo bien, que se joda el que no esté de acuerdo. Que no levante la voz. Que se calle. Que se calle.
Antas Nekermann se lanzó como una fiera por el norte mexicano buscando elementos revolucionarios. Pero la Revolución Mexicana avanzaba, y el curso de los acontecimientos era contrario a los nuevos principios que Nekermann había abrazado. Sin embargo, como todo el mundo sabe, la Revolución termina con un si pero no. Y ahí estaban Nekermann e Ibañeta. De perseguidores de subversivos, a nuevas autoridades de la revolución con Obregón. Qué cosas. Y qué. Antas Nekermann, se había mostrado como un gran conocedor de la mentalidad del subversivo, y sabía qué debilidades tenía, qué pensaba, cuáles podían ser sus fallos. Porque eran los suyos.
Ya había conseguido olvidar a Cholita Garrigosa, ya había terminado la Revolución y la misma Revolución le nombraba Inspector de la Seguridad Estatal, para la vigilancia de quien se descarriase demasiado. Se había convertido en un perseguidor de los suyos. Le daba igual. Todo.
Hasta que un día, en un baile ofrecido por una autoridad local en un pueblo de ese norte que ya había hecho suyo, se presentó la Cholita Garrigosa del brazo de un ricachón de los contornos y Antas Nekermann se sintió otra vez desengañado. Quería que Cholita hubiera huido por demasiado revolucionaria, que se hubiera vencido, y no. La encontraba ahora en su mismo bando. Había renunciado a su vida de tuerto desgraciado por el triunfo, por sentirse ganador, y de nada le servía.
Sacó un revolver y lo apuntó al corazón de la Cholita. Pero falló y mató al ricachón. Infortunio.
Ante sus ojos, Antas veía como la Cholita se echaba en brazos de aquel hombre, y de súbito, su pasión revolucionaria se tornó en despecho furioso. Pasó una noche envuelto en un mar de dudas, cargado de odio, preguntándose cómo había podido abandonar aquella pacífica vida en la Casa Besogrande y haberse entregado a aquella mujer que ahora le dejaba colgado. Al día siguiente, fue al acuartelamiento en el que se encontraban las tropas del Gobierno y les ofreció su ayuda para atrapar al grupo del bigotudo Rómulo Remírez. El comandante de aquel destacamento, un hombre esmirriado, pachucho, que llevaba siempre un pañuelo en la mano para sonarse la nariz víctima de un constipado perpetuo, se llamaba Antonio Ibañeta. Y juntos, Nekermann e Ibañeta, se convirtieron en el azote de los revolucionarios en aquella parte del país. Siempre de parte del Gobierno, primero dieron caza a los bigotudos de Rómulo Remírez y, como la Cholita ya no se encontraba con ellos, siguieron con su búsqueda de subversivos. Antas Nekermann creyó en un principio que lo que hacía era simplemente buscar a la Cholita, y que una vez que la encontrase, se quedaría con ella, la obligaría a recapacitar y ver que él era mejor que todos esos revolucionarios bigotudos con los que se encamaba. Pero con el paso de los meses, y como quiera que no encontraban a la Cholita Garrigosa por ninguna parte, que siempre se les escapaba, Antas Nekermann descubrió que le encantaba estar de parte de los que ganan.
Es una sensación difícil de describir para quien hace de su oposición al sistema, a los valores, al poder establecido, su modo de vida. De repente, descubrir que el que manda tiene razón, que esa razón se puede imponer por las bravas con total impunidad. La impunidad. La impunidad de saber que lo que haces no tiene contrapartidas. Que mato, robo, estafo, hago daño, y no pasa absolutamente nada. Que el que manda tiene razón, que está todo bien, que se joda el que no esté de acuerdo. Que no levante la voz. Que se calle. Que se calle.
Antas Nekermann se lanzó como una fiera por el norte mexicano buscando elementos revolucionarios. Pero la Revolución Mexicana avanzaba, y el curso de los acontecimientos era contrario a los nuevos principios que Nekermann había abrazado. Sin embargo, como todo el mundo sabe, la Revolución termina con un si pero no. Y ahí estaban Nekermann e Ibañeta. De perseguidores de subversivos, a nuevas autoridades de la revolución con Obregón. Qué cosas. Y qué. Antas Nekermann, se había mostrado como un gran conocedor de la mentalidad del subversivo, y sabía qué debilidades tenía, qué pensaba, cuáles podían ser sus fallos. Porque eran los suyos.
Ya había conseguido olvidar a Cholita Garrigosa, ya había terminado la Revolución y la misma Revolución le nombraba Inspector de la Seguridad Estatal, para la vigilancia de quien se descarriase demasiado. Se había convertido en un perseguidor de los suyos. Le daba igual. Todo.
Hasta que un día, en un baile ofrecido por una autoridad local en un pueblo de ese norte que ya había hecho suyo, se presentó la Cholita Garrigosa del brazo de un ricachón de los contornos y Antas Nekermann se sintió otra vez desengañado. Quería que Cholita hubiera huido por demasiado revolucionaria, que se hubiera vencido, y no. La encontraba ahora en su mismo bando. Había renunciado a su vida de tuerto desgraciado por el triunfo, por sentirse ganador, y de nada le servía.
Sacó un revolver y lo apuntó al corazón de la Cholita. Pero falló y mató al ricachón. Infortunio.
viernes, 26 de octubre de 2012
Miscelánea - Flaming Lips y sus versiones
A ver. Decir que tengo muy abandonados a los Flaming Lips, es poco. El Embryonic me gustó mucho, pero era durillo y no le dí mucha cuerda. En el mp3 tengo el Dark Side of The Moon, pero lo pongo a ratos. Ahora han sacado otro disco y la primera canción que he escuchado es esta, The First Time I ever saw your face. La canta Erykah Badu. Vaya pedazo de versión. Esta canción la cantaba Roberta Flack hace mil siglos, y mil siglos más tiene la canción. No sabía yo que era esta y al ponerla... la leche. Qué versión más chula. Qué versión más... espacial. Y ya empezamos con lo del espacio. Sea como sea, Flaming Lips tienen un montón de versiones. A continuación, escucharemos algunas de ellas. Las hay que han aparecido en disco, otras que no. Es igual. Cancionazas todas. La primera, la citada The First Time I ever saw your face. De las de cerrar los ojos y que dure.
http://www.youtube.com/watch?v=q0VuciK9zNY
Por remontarnos en el tiempo, de las cosas que tengo de los Flaming Lips, uno de los discos con canciones antiguas es un recopilatorio que se llama... No sequé de los jóvenes músicos demostrando dedicación y entusiasmo o algo así. Sale esta versión de Neil Young, nada menos que el After The Goldrush. Tanto esta canción como la anterior no las tengo con ellos interpretándola. En este caso porque esta toma que sale en el disco, ya me parece bastante buena. Una canción que Neil Young cantaba con su pianito, y aquí ya empieza la cosa con ruidazo y baterías locas. Pero bueno. El tono quiere ser también calmado y pausado, como tiene que ser. Neil Young, cómo no vas a quererle.
http://www.youtube.com/watch?v=giyV8qKoCS4
Una versión del año catapum, que en disco suena la mar de bien, pero que aquí la tenemos interpretada en vivo, en el año 1993. Nótese que aquí Wayne Coyne, todavía tenía voz. Una voz. Alguna, la que fuera. La suya. La versión es, ojo, de What a Wonderful World. Si, aquella, esa que todos recordamos cantada por Louis Armstrong y que todos queremos escuchar mientras arrullamos así, así, así, abrazaditos, a la persona amada, estimada. Ay, qué bonito es todo. Pero claro, una cosa es eso, y otra cosa es ver a Wayne Coyne de los Flaming Lips con esa cara de Tito Manolo que tiene, que sabes que se te está bufando un poquito. No mucho, lo justo para no caerte mal. Todo parece ir bien y de repente, tracatrán. Con esta formación es con la que daban la caña en los discos esos... no nos enrollemos que luego no tenemos tiempo de nada. Ah, a partir del minuto cuatro y pico, la canción es otra, la de Unconsciously screaming. Alejen a los niños.
http://www.youtube.com/watch?v=bIsLB00pAUA
Los conciertos de los Flaming Lips son un poco... coñazo. Entre globos, discursos, camaritas, explicaciones, esto y lo otro, se te va el día y no has escuchado ni tres canciones. Para muestra un botón. Aquí les tenemos intentando interpretar el Money de Pink Floyd. Como hemos dicho, uno de sus últimos discos fue versionear enterito el Dark Side of the Moon. Dicen... 'le gustará más a los que no les gusta Pink Floyd'. Error. A mi me gusta también esta versión extraña del disco. Y además, que lo bonito es el detalle, narices. Acordarte de Pink Floyd y decir, pues mira, me rota hacer el disco enterito, qué pasa. Money, qué canción.
http://www.youtube.com/watch?v=Yak_1_R5bOA
Vamos a por la droga dura. Cancionón es poco. Versionaza se queda corto. Aquí les tenemos en estudio, en fecha muy reciente versioneando con aquella gracia que tienen ellos, nada menos que el I Am the Walrus. Nótese (nótese, nótese, notas), que Wayne Coyne tiene que utilizar siempre por siempre jamás aparatitos y cosejas para la voz. Una voz que tuvo y ahora no. Pero claro, los que tocan con él son flojos. Yo mismo me veo tocando esta canción. Yo creo que escuchándoles y viéndoles no hay nada que me apetezca más en el mundo que tocar esta canción. I am the eggman, i am the walrus. Es la primera de las dos versiones que escucharemos de los Beatles aquí. Claro, cuando tienes buen material de base, es difícil cagarla... ya veremos más adelante que esto no es cierto.
http://www.youtube.com/watch?v=CaW4FciCdiQ
Digan, rápido una canción de los Beatles. Rápido. Esa no. Otra. Rápido, una canción. Rápido. Esa tampoco. La canción que vamos a escuchar ahora es nada menos que I Want You (She's so Heavy). Oh. Era esa. Pues claro, cuál iba a ser. Un cancionazo que se te va la castaña de aquí a Barberá del Valles. Nen. Si, esa que salía en el Abbey Road. Larga. De Lennon. Pues aquí, el doble de larga, toma castaña. Porque los Beatles se quedaban con el She's so Heavy, cortándolo de sopetón, pero los Flaming Lips no. A tope. Y, uno que lleva mil años viendo al Coyne con la guitarrita acústica, alucina viéndole con la eléctrica marcando el paso. ¡¡Dónde hay una guitarra eléctrica en la sala que... como la coja...!! Qué bien que tengo el pelo largo todavía y que puedo mover la cabecita como el Steven Drozd. Si o no.
http://www.youtube.com/watch?v=xBzoixHCnKU&feature=related
Un par más y lo dejamos. Hemos dicho que les teníamos versioneando entero un disco de Pink Floyd, pero claro, el rancio de pro, se pone como los gatillos, con las orejitas pim, cuando lee por ahí que los Flaming Lips están pensando en hacer lo mismo con el primer disco de King Crimson. Ahora qué. Ahora qué hacemos. Esto qué es. Pues como muestra un montón, digo, un botón. Aquí les tenemos con otro grupo que se llama Deerhoof interpretando la primera canción de dicho disco madre y padre del rock progresivo o como quiera llamarse. 21st century schizoid man.Y claro, como no podía ser de otra manera, el cantante aprovecha y se coloca el magnetófono en ristre para dar la chapa. Solo les falta la parte del punteo acelerado, pero eso, ya otro día.
http://www.youtube.com/watch?v=FxQDncj0hqU
Y la última. Que son las últimas. Los hemos repasado casi todos. Pink Floyd, The Beatles, King Crimson... y nos vamos con una de los Who. Una que son un montón. Un medley de los Who en estudio. Flipante, porque empiezan nada menos que con la instrumental Sparks. Pam pam. Miren, no sé si lo saben, pero si alguna vez me tengo que quedar con algún momento de la vida de uno es cuando vinieron los Who a Zaragoza y a dos palmos de mi cara se pusieron a tocar esto. Pensaba que me moría. Luego tocan más cosas y tal. Espectacular escuchar esto por los Flaming Lips. Gracias Flaming Lips. (Durante muchos años, el bajista Michael Ivins llevaba el traje de esqueleto de Entwistle).
http://www.youtube.com/watch?v=gnAs9qquOVQ
No, va, la última. En el Mondosonoro, dicen que es la peor versión de Deep Purple de la historia. Anda, anda. Aquí va la última, lástima que no les veamos a ellos tocando Smoke on the Water. Ya lo dejo.
http://www.youtube.com/watch?v=9MamCExEjkA
Vale, vale, venga. Buen fin de semana a todos y rueguen por nosotros.
http://www.youtube.com/watch?v=q0VuciK9zNY
Por remontarnos en el tiempo, de las cosas que tengo de los Flaming Lips, uno de los discos con canciones antiguas es un recopilatorio que se llama... No sequé de los jóvenes músicos demostrando dedicación y entusiasmo o algo así. Sale esta versión de Neil Young, nada menos que el After The Goldrush. Tanto esta canción como la anterior no las tengo con ellos interpretándola. En este caso porque esta toma que sale en el disco, ya me parece bastante buena. Una canción que Neil Young cantaba con su pianito, y aquí ya empieza la cosa con ruidazo y baterías locas. Pero bueno. El tono quiere ser también calmado y pausado, como tiene que ser. Neil Young, cómo no vas a quererle.
http://www.youtube.com/watch?v=giyV8qKoCS4
Una versión del año catapum, que en disco suena la mar de bien, pero que aquí la tenemos interpretada en vivo, en el año 1993. Nótese que aquí Wayne Coyne, todavía tenía voz. Una voz. Alguna, la que fuera. La suya. La versión es, ojo, de What a Wonderful World. Si, aquella, esa que todos recordamos cantada por Louis Armstrong y que todos queremos escuchar mientras arrullamos así, así, así, abrazaditos, a la persona amada, estimada. Ay, qué bonito es todo. Pero claro, una cosa es eso, y otra cosa es ver a Wayne Coyne de los Flaming Lips con esa cara de Tito Manolo que tiene, que sabes que se te está bufando un poquito. No mucho, lo justo para no caerte mal. Todo parece ir bien y de repente, tracatrán. Con esta formación es con la que daban la caña en los discos esos... no nos enrollemos que luego no tenemos tiempo de nada. Ah, a partir del minuto cuatro y pico, la canción es otra, la de Unconsciously screaming. Alejen a los niños.
http://www.youtube.com/watch?v=bIsLB00pAUA
Los conciertos de los Flaming Lips son un poco... coñazo. Entre globos, discursos, camaritas, explicaciones, esto y lo otro, se te va el día y no has escuchado ni tres canciones. Para muestra un botón. Aquí les tenemos intentando interpretar el Money de Pink Floyd. Como hemos dicho, uno de sus últimos discos fue versionear enterito el Dark Side of the Moon. Dicen... 'le gustará más a los que no les gusta Pink Floyd'. Error. A mi me gusta también esta versión extraña del disco. Y además, que lo bonito es el detalle, narices. Acordarte de Pink Floyd y decir, pues mira, me rota hacer el disco enterito, qué pasa. Money, qué canción.
http://www.youtube.com/watch?v=Yak_1_R5bOA
Vamos a por la droga dura. Cancionón es poco. Versionaza se queda corto. Aquí les tenemos en estudio, en fecha muy reciente versioneando con aquella gracia que tienen ellos, nada menos que el I Am the Walrus. Nótese (nótese, nótese, notas), que Wayne Coyne tiene que utilizar siempre por siempre jamás aparatitos y cosejas para la voz. Una voz que tuvo y ahora no. Pero claro, los que tocan con él son flojos. Yo mismo me veo tocando esta canción. Yo creo que escuchándoles y viéndoles no hay nada que me apetezca más en el mundo que tocar esta canción. I am the eggman, i am the walrus. Es la primera de las dos versiones que escucharemos de los Beatles aquí. Claro, cuando tienes buen material de base, es difícil cagarla... ya veremos más adelante que esto no es cierto.
http://www.youtube.com/watch?v=CaW4FciCdiQ
Digan, rápido una canción de los Beatles. Rápido. Esa no. Otra. Rápido, una canción. Rápido. Esa tampoco. La canción que vamos a escuchar ahora es nada menos que I Want You (She's so Heavy). Oh. Era esa. Pues claro, cuál iba a ser. Un cancionazo que se te va la castaña de aquí a Barberá del Valles. Nen. Si, esa que salía en el Abbey Road. Larga. De Lennon. Pues aquí, el doble de larga, toma castaña. Porque los Beatles se quedaban con el She's so Heavy, cortándolo de sopetón, pero los Flaming Lips no. A tope. Y, uno que lleva mil años viendo al Coyne con la guitarrita acústica, alucina viéndole con la eléctrica marcando el paso. ¡¡Dónde hay una guitarra eléctrica en la sala que... como la coja...!! Qué bien que tengo el pelo largo todavía y que puedo mover la cabecita como el Steven Drozd. Si o no.
http://www.youtube.com/watch?v=xBzoixHCnKU&feature=related
Un par más y lo dejamos. Hemos dicho que les teníamos versioneando entero un disco de Pink Floyd, pero claro, el rancio de pro, se pone como los gatillos, con las orejitas pim, cuando lee por ahí que los Flaming Lips están pensando en hacer lo mismo con el primer disco de King Crimson. Ahora qué. Ahora qué hacemos. Esto qué es. Pues como muestra un montón, digo, un botón. Aquí les tenemos con otro grupo que se llama Deerhoof interpretando la primera canción de dicho disco madre y padre del rock progresivo o como quiera llamarse. 21st century schizoid man.Y claro, como no podía ser de otra manera, el cantante aprovecha y se coloca el magnetófono en ristre para dar la chapa. Solo les falta la parte del punteo acelerado, pero eso, ya otro día.
http://www.youtube.com/watch?v=FxQDncj0hqU
Y la última. Que son las últimas. Los hemos repasado casi todos. Pink Floyd, The Beatles, King Crimson... y nos vamos con una de los Who. Una que son un montón. Un medley de los Who en estudio. Flipante, porque empiezan nada menos que con la instrumental Sparks. Pam pam. Miren, no sé si lo saben, pero si alguna vez me tengo que quedar con algún momento de la vida de uno es cuando vinieron los Who a Zaragoza y a dos palmos de mi cara se pusieron a tocar esto. Pensaba que me moría. Luego tocan más cosas y tal. Espectacular escuchar esto por los Flaming Lips. Gracias Flaming Lips. (Durante muchos años, el bajista Michael Ivins llevaba el traje de esqueleto de Entwistle).
http://www.youtube.com/watch?v=gnAs9qquOVQ
No, va, la última. En el Mondosonoro, dicen que es la peor versión de Deep Purple de la historia. Anda, anda. Aquí va la última, lástima que no les veamos a ellos tocando Smoke on the Water. Ya lo dejo.
http://www.youtube.com/watch?v=9MamCExEjkA
Vale, vale, venga. Buen fin de semana a todos y rueguen por nosotros.
jueves, 25 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XVIII
Nezahualcoyotl. No tiene nada que ver con lo que estamos contando, pero me ha venido a la cabeza ahora mismo. Nezahualcoyotl. En fin. ¿A los escritores les pasará esto? ¿Les ocurrirá que si escriben algo triste, su vida se va tornando triste? ¿Si se meten mucho en el papel de un personaje al que le ocurren tremendas desgracias, su vida se convierte también en una sucesión de penas y ojos lagrimosos? Si. Ojos lagrimosos. Ojos que no dejan de llorar. Ojos escocidos, irritados, ojos que pican, que pican, que pican, que no dejan de llorar. Ojos pitarrosos. Ojos muy rojos. Dios.
¿A Paul Auster le ocurrirá esto? Paul Auster escribiendo sobre escritores que escriben cosas que finalmente son las cosas que le pasan a ellos mismos y que en realidad uno cree que el pasan a Paul Auster. ¿Paul Auster es como sus personajes?
Antas Nekermann se encuentra con el hijo del soldado de Maximiliano y se aloja en su pequeño palacio. Una casa grande, limpia, con dos o tres personas al cuidado de la misma, con unas tierras en el entorno dedicadas a criar cosas, animales, plantas, yo lo considero un palacio. El hijo del soldado de Maximiliano se llama Antas Kiss. Como quiera que su madre, mexicana, se llamaba Magdalenita Grande, el bueno de Antas Kiss, castellanizó su nombre para pasar a ser Antonio Besograndre. Y su casa, palacio, rancho, se llamó Casa Besogrande.
En Casa Besogrande Antas Nekermann conoció los primeros momentos de felicidad en años. En muchos años. Antas Kiss era un hombre curioso y le gustaba preguntar a Nekermann sobre su vida, que consideraba fascinante, por mucho que el propio Nekermann no quisiera más que olvidarla. Qué cosas, lo que a unos les parece un tormento sin cuento, a otros les interesa. Claro, si no fuera de esa manera, los libros, películas, obras de teatro, basadas en la desgracia ajena, no tendrían ninguna salida y sólo veríamos a gente ganando, yendo bien, etc. A Kiss le gustaba escuchar los relatos de Nekermann, sobre todo los que tenían que ver con la vida en Europa. Hablaban en húngaro, comían bien, bebían a gusto, no tenían nada que hacer. Bueno, Antas Kiss, si. Que tenía una familia que mantener y de vez en cuando se tenía que ocupar del latifundio. Una historia curiosa la de Antas Kis, Antonio Besogrande, pero más curiosa todavía es la historia de su mujer Rosa Carajales, conocida en los contornos como Rosa 'la furiosa'. Una historia de esas que gustan en Hollywood de mujer con cananas y sombrero mexicano por detrás. Pero eso todavía está por venir. La Revolución mexicana. Con ejércitos de Pancho Villa, con Zapatas, Carranzas, Obregones, Huertas y Rangers norteamericanos poniendo orden. En fin. Esa es otra historia.
Cuando todo eso llegue, que no falta mucho para que lleguemos, Antas Nekermann ya ha partido del palacio de Antas Kiss, Antonio Besogrande, y se ha ido al norte otra vez, a la frontera, engatusado por una de las amigas de la casa. Cholita Garrigosa, que era hija de catalanes y que tenía otro rancho junto al de los Kiss, se encariñó con Nekermann y comenzó nuevamente a llenarle la cabeza con revueltas, revoluciones, bandidos, historias de frontera. Nekermann pensó que nada tenía que perder y cuando ella le propuso viajar al norte para unirse a una de las primeras formaciones que auguraban la Revolución, el húngaro tuerto no se lo pensó.
Llegar a Chihuahua y enamorarse la Cholita de un bandido bigotudo local, fue todo uno. Y Antas Nekermann tuvo que empuñar las armas, esta vez por despecho.
¿A Paul Auster le ocurrirá esto? Paul Auster escribiendo sobre escritores que escriben cosas que finalmente son las cosas que le pasan a ellos mismos y que en realidad uno cree que el pasan a Paul Auster. ¿Paul Auster es como sus personajes?
Antas Nekermann se encuentra con el hijo del soldado de Maximiliano y se aloja en su pequeño palacio. Una casa grande, limpia, con dos o tres personas al cuidado de la misma, con unas tierras en el entorno dedicadas a criar cosas, animales, plantas, yo lo considero un palacio. El hijo del soldado de Maximiliano se llama Antas Kiss. Como quiera que su madre, mexicana, se llamaba Magdalenita Grande, el bueno de Antas Kiss, castellanizó su nombre para pasar a ser Antonio Besograndre. Y su casa, palacio, rancho, se llamó Casa Besogrande.
En Casa Besogrande Antas Nekermann conoció los primeros momentos de felicidad en años. En muchos años. Antas Kiss era un hombre curioso y le gustaba preguntar a Nekermann sobre su vida, que consideraba fascinante, por mucho que el propio Nekermann no quisiera más que olvidarla. Qué cosas, lo que a unos les parece un tormento sin cuento, a otros les interesa. Claro, si no fuera de esa manera, los libros, películas, obras de teatro, basadas en la desgracia ajena, no tendrían ninguna salida y sólo veríamos a gente ganando, yendo bien, etc. A Kiss le gustaba escuchar los relatos de Nekermann, sobre todo los que tenían que ver con la vida en Europa. Hablaban en húngaro, comían bien, bebían a gusto, no tenían nada que hacer. Bueno, Antas Kiss, si. Que tenía una familia que mantener y de vez en cuando se tenía que ocupar del latifundio. Una historia curiosa la de Antas Kis, Antonio Besogrande, pero más curiosa todavía es la historia de su mujer Rosa Carajales, conocida en los contornos como Rosa 'la furiosa'. Una historia de esas que gustan en Hollywood de mujer con cananas y sombrero mexicano por detrás. Pero eso todavía está por venir. La Revolución mexicana. Con ejércitos de Pancho Villa, con Zapatas, Carranzas, Obregones, Huertas y Rangers norteamericanos poniendo orden. En fin. Esa es otra historia.
Cuando todo eso llegue, que no falta mucho para que lleguemos, Antas Nekermann ya ha partido del palacio de Antas Kiss, Antonio Besogrande, y se ha ido al norte otra vez, a la frontera, engatusado por una de las amigas de la casa. Cholita Garrigosa, que era hija de catalanes y que tenía otro rancho junto al de los Kiss, se encariñó con Nekermann y comenzó nuevamente a llenarle la cabeza con revueltas, revoluciones, bandidos, historias de frontera. Nekermann pensó que nada tenía que perder y cuando ella le propuso viajar al norte para unirse a una de las primeras formaciones que auguraban la Revolución, el húngaro tuerto no se lo pensó.
Llegar a Chihuahua y enamorarse la Cholita de un bandido bigotudo local, fue todo uno. Y Antas Nekermann tuvo que empuñar las armas, esta vez por despecho.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Serge Gainsbourg - Histoire de Melody Nelson
En tanto en cuanto los jóvenes castores piensan acudir a la proyección del documental sobre Gainsbourg en el Festival Inedit, bueno es recordar uno de los discos, sino el disco, que hace que todos los niños del mundo quieran, al menos un poquito, a Serge Gainsbourg.
El disco es 'Histoire de Melody Nelson'. En la portada, aparece Jane Birkin, su pareja de entonces. Entonces es 1971. Ya han hecho antes un disco conjuntamente, también con la Birkin en la portada, incluso han regrabado Je t'aime, moi non plus, que Gainsbourg hiciera antes con Brigitte Bardot. Gainsbourg ya no es el cantante de café y cabaret, el chansonnier que parecía ser al principio de su carrera y se ha convertido en una estrella pop. Una escandalosa estrella pop. Festival de tópicos en el blog de Elgelidotolya.
Empecemos. El disco es cortito y en realidad, aunque diga que tiene siete canciones, tiene seis. De las siete canciones, dos se repiten. El resto son tan cortitas...
La primera canción es Melody. Empieza el bajo a hacer un punteíto suave. Suave, suave. Y se le van uniendo la batería, y la guitarra eléctrica, y Gainsbourg al cante, o al parloteo susurrón y finalmente la orquesta. Es un disco con orquesta. Dicen que el disco habla de la seducción por parte de un maduro de una jovencita, llamada Melody. La primera canción define el disco. Este es el tono. La primera canción da la medida de todo el disco. Bajo, batería, guitarra, Gainsbourg, violines. Flojito, vamos creciendo. Los punteos del guitarra no son de virtuoso, no están cuidados, son como pequeñas sacudidas. Iba a decir una guarrería, pero paso. La canción va creciendo, Gainsbourg va explicando algo en francés, claro, no le entiendo. Hasta que llega el final de la canción y se para todo. Y Gainsbourg pregunta... '¿cómo te llamas?' Y entonces Jane Birkin contesta 'Melody'. '¿Melody qué más?' 'Melody Nelson'... Y la canción vuelve como empezó, con un minuto y pico más de ruido. Es una canción de siete minutos y medio. El tópico otra vez. De esas canciones que puede tener uno en la cabeza como banda sonora perpetua.
Ballade de Melody Nelson es la segunda canción. Empieza con el bajo punteando otra vez. Qué bajo, papa. Dum, dum, dum dum. Una canción pequeñita. con la Birkin susurrando 'Melody Nelson'. Mi pequeño animal, dice Gainsbourg. Qué tío, amigos. Susurrón, todo bajito, como si se fuera a romper todo de un momento a otro. Y ese bajo para terminar otra vez...
De la balada, al Valse de Melody Nelson. La canción que según cómo estés, te saltas. Te la saltas porque no hay bajo, no hay guitarra, sólo Gainsbourg con la orquesta. Al parecer algunas de las canciones las compuso junto a un señor llamado Jean Claude Vannier. Pues esta no. Recuerdo que en la película que hicieron hace unos años, esta canción salía. Salían casi todas. O no salía casi ninguna. No lo recuerdo. Es un minuto y medio de Vals... Porque luego viene Ah Melody. Otra vez con ese bajo dumdumeando. Qué bajo. Dum dum. El batería tampoco tiene desperdicio. Como si no golpease, sino que acariciase la caja. Ah, Melody. Qué cortita se hace esta canción también. Son tres canciones que no duran nada, que pasan en nada, que dejan una sensación de... paz. Si. Si la intención de Gainsbourg era la de lubricidad, o de ponernos cachondones, la verdad es que consigue dejarme como una malva. Como cuando te acarician la espalda. ¿Les acarician la espalda?
Seguimos para bingo. L'Hôtel Particulaire empieza con el bajo. Si alguien, alguna vez, ha tenido un bajo en la mano y no ha intentado hacer el riff con el bajo... no ha tenido un bajo. Hasta una guitarra vale. Una marcha lenta, está explicando algo. No sé francés. Nuevamente tengo que pedir disculpas porque la letra seguro que dice algo interesante, pero se me escapa. Bajo, guitarra que rasca, bajo dum dum dum, guitarra rrrrrra. Y violines acompañando. Rock sinfónico. Y Gainsbourg. Al que te imaginas con el piti en la mano, sentadito en un taburete, explicando cómo se intenta ligar a la muchacha.
Ya se la ha ligado y hay que pasar a a acción. La canción marchosa del disco. En Melody. Es instrumental. O casi. Sólo se oye a la Birkin reírse. Como cuando te hacen reír. Esto si que salía en la película. O no. O me lo imagino. Hay vídeos de todas las canciones. Eso si. Pero no los puedo ver. Finalmente la Birkin ya no ríe. Parece que se ha vuelto loca. Y la guitarra puntea por primera vez de una forma normal.
Todo se para. Gainsbourg nos explica algo. Empieza Cargo Coulte, que es la misma canción que Melody, pero con otra letra. Y con más desparrame al final. Y con más timbal. Y con coros, para acabar de ponernos en trance del todo.
Un disco cortito, que para lo corto que es, hace mucho daño. Bajo, batería sencillita, guitarra que gime, Gainsbourg que susurra, violines que tensionan.
'tu t'apelle comment...' 'Melody'. Tremendo.
El disco es 'Histoire de Melody Nelson'. En la portada, aparece Jane Birkin, su pareja de entonces. Entonces es 1971. Ya han hecho antes un disco conjuntamente, también con la Birkin en la portada, incluso han regrabado Je t'aime, moi non plus, que Gainsbourg hiciera antes con Brigitte Bardot. Gainsbourg ya no es el cantante de café y cabaret, el chansonnier que parecía ser al principio de su carrera y se ha convertido en una estrella pop. Una escandalosa estrella pop. Festival de tópicos en el blog de Elgelidotolya.
Empecemos. El disco es cortito y en realidad, aunque diga que tiene siete canciones, tiene seis. De las siete canciones, dos se repiten. El resto son tan cortitas...
La primera canción es Melody. Empieza el bajo a hacer un punteíto suave. Suave, suave. Y se le van uniendo la batería, y la guitarra eléctrica, y Gainsbourg al cante, o al parloteo susurrón y finalmente la orquesta. Es un disco con orquesta. Dicen que el disco habla de la seducción por parte de un maduro de una jovencita, llamada Melody. La primera canción define el disco. Este es el tono. La primera canción da la medida de todo el disco. Bajo, batería, guitarra, Gainsbourg, violines. Flojito, vamos creciendo. Los punteos del guitarra no son de virtuoso, no están cuidados, son como pequeñas sacudidas. Iba a decir una guarrería, pero paso. La canción va creciendo, Gainsbourg va explicando algo en francés, claro, no le entiendo. Hasta que llega el final de la canción y se para todo. Y Gainsbourg pregunta... '¿cómo te llamas?' Y entonces Jane Birkin contesta 'Melody'. '¿Melody qué más?' 'Melody Nelson'... Y la canción vuelve como empezó, con un minuto y pico más de ruido. Es una canción de siete minutos y medio. El tópico otra vez. De esas canciones que puede tener uno en la cabeza como banda sonora perpetua.
Ballade de Melody Nelson es la segunda canción. Empieza con el bajo punteando otra vez. Qué bajo, papa. Dum, dum, dum dum. Una canción pequeñita. con la Birkin susurrando 'Melody Nelson'. Mi pequeño animal, dice Gainsbourg. Qué tío, amigos. Susurrón, todo bajito, como si se fuera a romper todo de un momento a otro. Y ese bajo para terminar otra vez...
De la balada, al Valse de Melody Nelson. La canción que según cómo estés, te saltas. Te la saltas porque no hay bajo, no hay guitarra, sólo Gainsbourg con la orquesta. Al parecer algunas de las canciones las compuso junto a un señor llamado Jean Claude Vannier. Pues esta no. Recuerdo que en la película que hicieron hace unos años, esta canción salía. Salían casi todas. O no salía casi ninguna. No lo recuerdo. Es un minuto y medio de Vals... Porque luego viene Ah Melody. Otra vez con ese bajo dumdumeando. Qué bajo. Dum dum. El batería tampoco tiene desperdicio. Como si no golpease, sino que acariciase la caja. Ah, Melody. Qué cortita se hace esta canción también. Son tres canciones que no duran nada, que pasan en nada, que dejan una sensación de... paz. Si. Si la intención de Gainsbourg era la de lubricidad, o de ponernos cachondones, la verdad es que consigue dejarme como una malva. Como cuando te acarician la espalda. ¿Les acarician la espalda?
Seguimos para bingo. L'Hôtel Particulaire empieza con el bajo. Si alguien, alguna vez, ha tenido un bajo en la mano y no ha intentado hacer el riff con el bajo... no ha tenido un bajo. Hasta una guitarra vale. Una marcha lenta, está explicando algo. No sé francés. Nuevamente tengo que pedir disculpas porque la letra seguro que dice algo interesante, pero se me escapa. Bajo, guitarra que rasca, bajo dum dum dum, guitarra rrrrrra. Y violines acompañando. Rock sinfónico. Y Gainsbourg. Al que te imaginas con el piti en la mano, sentadito en un taburete, explicando cómo se intenta ligar a la muchacha.
Ya se la ha ligado y hay que pasar a a acción. La canción marchosa del disco. En Melody. Es instrumental. O casi. Sólo se oye a la Birkin reírse. Como cuando te hacen reír. Esto si que salía en la película. O no. O me lo imagino. Hay vídeos de todas las canciones. Eso si. Pero no los puedo ver. Finalmente la Birkin ya no ríe. Parece que se ha vuelto loca. Y la guitarra puntea por primera vez de una forma normal.
Todo se para. Gainsbourg nos explica algo. Empieza Cargo Coulte, que es la misma canción que Melody, pero con otra letra. Y con más desparrame al final. Y con más timbal. Y con coros, para acabar de ponernos en trance del todo.
Un disco cortito, que para lo corto que es, hace mucho daño. Bajo, batería sencillita, guitarra que gime, Gainsbourg que susurra, violines que tensionan.
'tu t'apelle comment...' 'Melody'. Tremendo.
martes, 23 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XVII
Si consultamos en Wikipedia información sobre los magiares, sobre el idioma húngaro, sobre el origen del pueblo magiar y la protohistoria del reino de los húngaros, veremos que hablan de cosas muy interesantes, a veces muy fantásticas, y casi ninguna certeza. No hay nada seguro. Pero no hay que ir a la Wikipedia. Hay que consultar otros medios mucho más fiables. Por ejemplo la Enciclopedia Larousse. No la he consultado todavía, pero sé que tarde o temprano tendré que hacerlo.
En mi casa teníamos la Enciclopedia Larousse y la seguimos teniendo. Tengo predilección por el tomo en el que se incluye la letra K. No va por letras, si no por nombres, y hay un tomo en el que la letra K, algo de la H y algo de la I, salen. Nombres curiosos, lugares remotos, personajes fascinantes. Siempre que abro el tomo de la Larousse al ir al cuarto de baño, casualmente se abre por la página en la que se encuentra la nota sobre Kamenev. Ahora no recuerdo bien los detalles sobre la vida de Kamenev, porque abro por esa página, y rápidamente cambio a otra, ya que la vida de Kamenev 'ya me la sé'. Y no me la sé. Creo que muere en los años 30 pero no sé si víctima de las purgas o por causas naturales. No lo voy a mirar.
Antas Nekermann está convencido de que hizo mal yéndose de su tierra. Antas Nekermann está a miles de kilómetros de Budapest, pero sólo tiene en su cabeza Budapest. Sólo tiene recuerdos de Budapest, sólo sabe pensar en húngaro, solo recuerda viejas canciones magiares, tiene en su boca aún el sabor de los platos que comía en las tabernas para estudiantes de Budapest, las caras de sus amigos, las de sus enemigos, las de quienes le traicionaron.
Antas Nekermann no está en Veracruz. Ya no está allí. Físicamente se encuentra un poco más al sur, decidió salir de Veracruz sin rumbo, a la aventura, con la intención de perderse, de que algo le ocurriera, de que todo terminase en un camino, a manos de cualquiera que quisiera quitarle sus pocas pertenencias, alguien con ganas de hacerle daño. Daba igual, ya estaba todo visto y hecho. No había esperanza. Físicamente no estaba en Veracruz, estaba algo más al sur. La cabeza la tenía puesta en sus recuerdos de Budapest.
Así, durante los primeros años del siglo XX, vagó por los caminos mexicanos un personaje que algunos dieron en llamar 'el gitano', ya que Antas Nekermann durante aquellos infaustos días presentaba un aspecto deplorable, con lacias melenas, bigote espeso y caído y así como llegaba a la plaza de cualquier pueblo, simulaba llevar un violín y haciendo un 'violín de aire', interpretaba cantando algunas piezas del repertorio que había escuchado durante sus años de juventud en su Hungría natal.
Fueron dos años los que sólo el cielo sabe cómo pudo sobrevivir el pobre Antas Nekermann, con su violín ficticio, su facha lamentable, y su cada vez más distraída mente. La vida nos va empujando hacia el fondo del pozo si no somos capaces de aprender a salir de él de alguna manera, y mucho más si no tenemos a nadie que nos eche una mano. Al cabo de esos dos años, en una de sus actuaciones lamentables en el pequeño pueblo de Santiago Tlazoyaltepec (cuna de Crisanta María de Turrón), Antas Nekermann tuvo un golpe de suerte. Un hijo de un soldado húngaro de Maximiliano, que había comprado tierras y se había asentado en aquella zona oaxaqueña, supo entender sus cantos y se acercó a preguntarle. Lo hizo, se entendieron, se lo llevó a su casa, lo presentó a sus familiares. Antas Nekermann comenzaba una nueva vida.
En mi casa teníamos la Enciclopedia Larousse y la seguimos teniendo. Tengo predilección por el tomo en el que se incluye la letra K. No va por letras, si no por nombres, y hay un tomo en el que la letra K, algo de la H y algo de la I, salen. Nombres curiosos, lugares remotos, personajes fascinantes. Siempre que abro el tomo de la Larousse al ir al cuarto de baño, casualmente se abre por la página en la que se encuentra la nota sobre Kamenev. Ahora no recuerdo bien los detalles sobre la vida de Kamenev, porque abro por esa página, y rápidamente cambio a otra, ya que la vida de Kamenev 'ya me la sé'. Y no me la sé. Creo que muere en los años 30 pero no sé si víctima de las purgas o por causas naturales. No lo voy a mirar.
Antas Nekermann está convencido de que hizo mal yéndose de su tierra. Antas Nekermann está a miles de kilómetros de Budapest, pero sólo tiene en su cabeza Budapest. Sólo tiene recuerdos de Budapest, sólo sabe pensar en húngaro, solo recuerda viejas canciones magiares, tiene en su boca aún el sabor de los platos que comía en las tabernas para estudiantes de Budapest, las caras de sus amigos, las de sus enemigos, las de quienes le traicionaron.
Antas Nekermann no está en Veracruz. Ya no está allí. Físicamente se encuentra un poco más al sur, decidió salir de Veracruz sin rumbo, a la aventura, con la intención de perderse, de que algo le ocurriera, de que todo terminase en un camino, a manos de cualquiera que quisiera quitarle sus pocas pertenencias, alguien con ganas de hacerle daño. Daba igual, ya estaba todo visto y hecho. No había esperanza. Físicamente no estaba en Veracruz, estaba algo más al sur. La cabeza la tenía puesta en sus recuerdos de Budapest.
Así, durante los primeros años del siglo XX, vagó por los caminos mexicanos un personaje que algunos dieron en llamar 'el gitano', ya que Antas Nekermann durante aquellos infaustos días presentaba un aspecto deplorable, con lacias melenas, bigote espeso y caído y así como llegaba a la plaza de cualquier pueblo, simulaba llevar un violín y haciendo un 'violín de aire', interpretaba cantando algunas piezas del repertorio que había escuchado durante sus años de juventud en su Hungría natal.
Fueron dos años los que sólo el cielo sabe cómo pudo sobrevivir el pobre Antas Nekermann, con su violín ficticio, su facha lamentable, y su cada vez más distraída mente. La vida nos va empujando hacia el fondo del pozo si no somos capaces de aprender a salir de él de alguna manera, y mucho más si no tenemos a nadie que nos eche una mano. Al cabo de esos dos años, en una de sus actuaciones lamentables en el pequeño pueblo de Santiago Tlazoyaltepec (cuna de Crisanta María de Turrón), Antas Nekermann tuvo un golpe de suerte. Un hijo de un soldado húngaro de Maximiliano, que había comprado tierras y se había asentado en aquella zona oaxaqueña, supo entender sus cantos y se acercó a preguntarle. Lo hizo, se entendieron, se lo llevó a su casa, lo presentó a sus familiares. Antas Nekermann comenzaba una nueva vida.
lunes, 22 de octubre de 2012
Galicia. País Vasco. Llueve.
Podría haberlo titulado Galiza, Euskadi... Escucho a Manuel Rivas en la radio. Con su voz de susurrar. A Manuel Rivas lo escuchaba porque mi madre escuchaba a la Julia Otero hace mil siglos en la radio y ella llevaba a Manuel Rivas a hablar de cosas. No me caía bien. Me parecía un místico. Un tío que se escuchaba hablar. Que se escuchaba, que se oía, que se arrullaba susurrándose a sí mismo. Creía que era un tío que debía volver locas a las tías. No sé si llegué a leerme algún libro suyo. Creo que 'El lápiz del carpintero', y no me disgustó. Le perdí mucho la pista, sé que se hacen películas sobre sus libros... hasta que vi que un hijo suyo salía en el mítico anuncio de Loewe... es love. Qué guapo, claro, Manuel Rivas también es guapo.
Está en la radio Manuel Rivas presentando un libro. Me acaba de llamar el paleta, que vendrá a casa después de una semana de ducharme con la bañera abierta en canal. Si no teníamos suficiente con esto, el grifo de la pileta gotea, y ya no gotea, ya chorrea. La casa se cae a trozos. El poster de Mao se ha despegado y se ha caído. El poster de la mujer de los 30 pies, también se está cayendo. Debe ser la humedad o algo así.
Vendrá el paleta ahora, a las doce o así. Estupendo. A ver qué. Llevo drogas como para parar un tren. Antiestamínicos, frenadoles, bisolgrips, paracetamol... Alergias, mezclada con constipado, con gripes, con mal comer... disgustazos varios.
No. Lo de las elecciones ya se lo veía venir uno. No nos engañemos. Que el PP gane por mayoría absoluta en Galicia, es normal. Es el discurso clave. Es normal que el PP gane en Galicia, porque claro, ya se sabe que los gallegos... son muy suyos. Y como son tan suyos, votan al PP. Nunca he estado en Galicia y aunque conozco a muchos gallegos, la mayoría son gallegos catalanizados, gente con restaurantes, etc. Hay de todo, su pongo. No me creo que sean tan suyos. No me creo que sea realmente normal que dentro de lo que hay hoy en juego, el PP haya sacado mayoría absoluta.
Ah. El PSOE. Amigo, amigo, amigo. Dicen que hay una maniobra para recuperar al PSOE para la causa. Que no puede ser que con tanto hundimiento, se le den alas a las 'izquierdas radicales', que son aún peores que el PSOE. Que al menos, los socialistas son gente formal, que cumple con sus compromisos de reformas constitucionales ad hoc, y pago de la deuda. Los otros, ay, los otros.
Gente joven, un programa para los sábados. Xosé Manuel Beiras, cabeza de león, se ha presentado con los nuestros. Toma ahí. Y ha sacado un resultadón. Toma ahí. Es que, a lo mejor, es cierto que los gallegos son muy suyos.
Iba yo a venir en bici y al final me he venido en metro. Hoy, como todos los lunes, hay huelga de metro. Pero es una huelga un poco descafeinada. El metro funciona pero tarda más en venir, así que he pasado de solidarizarme hoy, y he venido en metro. Da igual si llego tarde, porque ya da todo un poco igual, y total, por muy tarde que llegue, sigo llegando antes. Se me acerca el jefe ahora mismo a decirme que el jueves vio una rata justo al lado. Prefiero ahorrarme los comentarios.
Elecciones en Galicia. Todo sigue igual. El PP gana por mayoría absoluta, pero no todo sigue igual. Los nuestros han sacado un resultadón. ¿Son los nuestros? ¿Seguro?
Sale Dolors Camats de Icv-euia, a comentar los resultados. Está contenta porque 'los nuestros', han sacado un gran resultado. 'Una izquierda con una fuerte raíz nacional'. Claro, si no tiene raíz nacional...
Elecciones en el País Vasco. Han ganado los que tenían que ganar y los que no, mal. Ahí no hay nada que hacer. Ahí 'los nuestros' lo tienen mal para asomar la cabeza.
Bueno. Pues a alargar un poco la broma, que venga el paleta, que me apañe la bañera y se acaben los alardes. Y que deje de llover. O que haga frío.
¿No hace mucho calor?
Está en la radio Manuel Rivas presentando un libro. Me acaba de llamar el paleta, que vendrá a casa después de una semana de ducharme con la bañera abierta en canal. Si no teníamos suficiente con esto, el grifo de la pileta gotea, y ya no gotea, ya chorrea. La casa se cae a trozos. El poster de Mao se ha despegado y se ha caído. El poster de la mujer de los 30 pies, también se está cayendo. Debe ser la humedad o algo así.
Vendrá el paleta ahora, a las doce o así. Estupendo. A ver qué. Llevo drogas como para parar un tren. Antiestamínicos, frenadoles, bisolgrips, paracetamol... Alergias, mezclada con constipado, con gripes, con mal comer... disgustazos varios.
No. Lo de las elecciones ya se lo veía venir uno. No nos engañemos. Que el PP gane por mayoría absoluta en Galicia, es normal. Es el discurso clave. Es normal que el PP gane en Galicia, porque claro, ya se sabe que los gallegos... son muy suyos. Y como son tan suyos, votan al PP. Nunca he estado en Galicia y aunque conozco a muchos gallegos, la mayoría son gallegos catalanizados, gente con restaurantes, etc. Hay de todo, su pongo. No me creo que sean tan suyos. No me creo que sea realmente normal que dentro de lo que hay hoy en juego, el PP haya sacado mayoría absoluta.
Ah. El PSOE. Amigo, amigo, amigo. Dicen que hay una maniobra para recuperar al PSOE para la causa. Que no puede ser que con tanto hundimiento, se le den alas a las 'izquierdas radicales', que son aún peores que el PSOE. Que al menos, los socialistas son gente formal, que cumple con sus compromisos de reformas constitucionales ad hoc, y pago de la deuda. Los otros, ay, los otros.
Gente joven, un programa para los sábados. Xosé Manuel Beiras, cabeza de león, se ha presentado con los nuestros. Toma ahí. Y ha sacado un resultadón. Toma ahí. Es que, a lo mejor, es cierto que los gallegos son muy suyos.
Iba yo a venir en bici y al final me he venido en metro. Hoy, como todos los lunes, hay huelga de metro. Pero es una huelga un poco descafeinada. El metro funciona pero tarda más en venir, así que he pasado de solidarizarme hoy, y he venido en metro. Da igual si llego tarde, porque ya da todo un poco igual, y total, por muy tarde que llegue, sigo llegando antes. Se me acerca el jefe ahora mismo a decirme que el jueves vio una rata justo al lado. Prefiero ahorrarme los comentarios.
Elecciones en Galicia. Todo sigue igual. El PP gana por mayoría absoluta, pero no todo sigue igual. Los nuestros han sacado un resultadón. ¿Son los nuestros? ¿Seguro?
Sale Dolors Camats de Icv-euia, a comentar los resultados. Está contenta porque 'los nuestros', han sacado un gran resultado. 'Una izquierda con una fuerte raíz nacional'. Claro, si no tiene raíz nacional...
Elecciones en el País Vasco. Han ganado los que tenían que ganar y los que no, mal. Ahí no hay nada que hacer. Ahí 'los nuestros' lo tienen mal para asomar la cabeza.
Bueno. Pues a alargar un poco la broma, que venga el paleta, que me apañe la bañera y se acaben los alardes. Y que deje de llover. O que haga frío.
¿No hace mucho calor?
viernes, 19 de octubre de 2012
Miscelánea
El espacio es el lugar. Es el lugar en el que las cosas se suspenden. El espacio es el lugar. En el espacio las cosas también se quedan obsoletas. También hay naves espaciales que cumplen su ciclo. Supongo que llega un día el astronauta y mete las llaves de contacto en el desto y a la hora de encender ve que suena algo raro y dice, esto ya no hay quién lo arranque. Y se queda viejo. Alguien decide que eres obsoleto. La culpa, mientras repaso el diario todos los días, infiero, mientras miro el Marca, es de los que se han quedado obsoletos. Obsoletos, viejos, estancados. Un directivo dice que si estás dos años en un puesto, eres malo. Él era mayor. Un fenómeno. Un hombre dinámico. De aquí allí. Y mientras lo decía, los otros nos mirábamos y pensábamos que el mundo sería mucho mejor su pudiéramos suspendernos en el espacio. El espacio es el lugar.
http://www.youtube.com/watch?v=-oBLDbboG7I
Recomendaciones de parte de mi hermano. Pentangle y el disco Basket of Light. Pues vamos a ello. Pues excelente. Si les gusta el rollo folk, con voz femenina, aires a veces medievales, otras veces no, este es otro disco que tienen que escuchar. De todo el disco, vamos a poner la segunda canción, que se llama Once i Had a Sweetheart, que es tan bonita como todas las demás, pero es que esta tiene un sitar. Y ya sabemos lo que me gusta a mí un sitar. Oigo el primer peng y me quedo encantadito. De esas canciones que parecen salir de una foto antigua. Con una chica rubia, o pelirroja, con mucho pelo, pelo lacio, que se mueve por la canción como un fantasma. Qué cosas hay que ver, qué cosas hay que escuchar. Fantasmas que llegan sin llamar, sin preguntar, que están pero que no quieren que sepas que ya han llegado. Por que así te pueden atrapar por sorpresa. Ellos lo saben todo y tú tienes que estar preparado para atraparlos.
http://www.youtube.com/watch?v=3QoWdrY7zQg
Está uno viendo la tele, tranquilamente, en las mismísimas glorias, en el sofá, y de repente, adormiscado como estás, reconoces algo en un anuncio. Todavía no ha empezado a sonar la música del anuncio pero sabes que lo que está sonando o va a sonar... no puede ser. En un anuncio de la Ford aparece una canción de Hawkwind. Se me ponen los pelos de punta. Master of the Universe. Tremenda canción de las canciones tremendas que tiene Hawkwind, de la época en la que estaba Lemmy allí. Pero no vamos a poner esta, vamos a poner el clásico Silver Machine. Y, oh, sorpresa, vamos a poner un vídeo de Lemmy tocando con Dave Brock, miembro original de la banda. Ya saben que terminaron dos por tres calles, pero que Lemmy siempre habla bien de Hawkwind. Así que aquí les vemos, enternecedor. Gracias oldboy, le dicen... y hablando de oldboy... Mabel, si lees esto y algún día coincide que voy al Trece, no es mala canción para saludarme. Silver Machine.
http://www.youtube.com/watch?v=7-PFWBzrbs8
En el capítulo de descubrimientos gracias a la radio, nos desmarcamos con los Tame Impala. Son australianos al parecer. A mí que sean australianos me tira un poco para atrás, llámenme prejuicioso, pero es que no veo a australianos... no les veo. O son americanos, o británicos, o franceses, por ejemplo. Incluso alemanes. Pero australianos... nunca me gustaron los australianos haciendo música. Ahora, amigo, hay que escuchar a esta gente. De su primer disco, llamado Innserspeaker, escucharemos la última canción creo del disco, que se llama I don't really mind. El rollito que mola. Esa especie de psicodelia con maquinitas modernis y tal. Están muy bien. A ver si un día me acuerdo, apaño el pendrive y me lo pongo en el desto. Pff, cuántas cosas por hacer y qué poquito tiempo. Qué poquitas ganas.
http://www.youtube.com/watch?v=M7SgZ6ox_c4&feature=related
Al mal tiempo buena cara, dicen. Hoy llueve, por ejemplo. Gente dinámica. Pep Guardiola dijo, cuando le dieron el premio de Català de l'Any, que el secreto para sacar adelante el país es levantarse temprano cada día. Pero no dijo quiénes tenían que levantarse temprano cada día. Hay gente, por ejemplo, que no necesita levantarse temprano, ni siquiera necesita venir a trabajar, simplemente porque no encuentra qué debe hacer en el trabajo. Palabras textuales. No sé qué tengo que hacer así que vengo por venir. Y se quedan tan panchos. No seáis crueles. No nos hagáis daño. Llevamos gafas, estamos cansados, cualquier día nos encontraréis en el suelo. O quizás nos encontréis en otro sitio. Una de Elvis, venga. Don't Be Cruel. Mola el comienzo ese con la guitarra bluesera. Patatín patatán. Qué cancionón.
http://www.youtube.com/watch?v=YUWMSVDPdGQ
Y bueno. Sabiendo lo que ya sabemos, vamos a concretar lo que tenemos que hacer. Ya sabiendo cuál es el camino. El camino es echarle morro. Todo el morro que podamos. Si ellos le echan el morro que no tienen, nosotros, que sí que sabemos que eso, pues eso. No me estoy explicando bien. Sirva por ejemplo esta versión de Rasputín en tailandés. Sí. El otro día, tendiendo la ropa, pongo la radio y qué escucho... sí, amigos. Ellos lo llamaban epifanía musical. Se queda corto. Esto es oro puro. Rasputín. Por parte de Pannada Chayapark. Encontraremos una solución, sé que encontraremos una solución. Tranquilos. Estamos buscando una solución. Por lo pronto, vamos a tomarnos un café. Como si nada. Tranquilos. Que no pasa nada. Que voy a casarme con ella. Qué cancionón. Igual la dejo en repetición constante toda la mañana ya. A tope.
http://www.youtube.com/watch?v=dZiA-I7Wzs8
Y bueno. Que eso. Que el de la gorra que corra, que no hay que hacerse daño por ahí y recuerden que después del viernes viene el lunes otra vez. No se olviden.
jueves, 18 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XVI
Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, ayúdame por favor. Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, escucha mis ruegos. Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, hazme llegar de alguna manera tus bendiciones. Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, en definitiva, sácame de aquí. Me llamo Antas Nekermann y soy invisible.
Me llamo Antas Nekermann y nací en Budapest. Te cuento mi vida pero no te la voy a contar porque tú sabes cual es mi vida, porque mi vida no tiene misterios para ti. Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, por favor, atiende a mi petición. Nací en Budapest y no levanto cabeza desde entonces. Ya hace tres años que llegué a Veracruz con la promesa de un porvenir distinto. Ya hace tres años que puse un pie en este país que me pareció tan maravilloso cuando desembarqué. Qué distinto de Nueva York. Qué colorido, qué animación, todo era tan diferente. Todo iba más despacio, todo era más calmado, mis nervios, mis ansiedades, podrían desaparecer, podría vivir la vida de otra manera, más sencilla, sin tribulaciones, sin percances. Quería vivir tranquilo aquí. No sabía qué, ni cómo hacerlo, pero quería vivir tranquilo.
Entonces me percaté de que al desembarcar la gente pasaba a mi lado sin mirarme, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan. Y no soy, por mi aspecto, una persona que pase desapercibida. Poco o mucho, soy rubio o güero como dicen aquí. Tengo un ojo nada más. Y la vida me ha regalado un físico lamentable. Estoy mal. Y quien más quién menos se gira al verme. Pero desde el primer día, nadie en Veracruz me preguntó ni me dijo nada. Fui a una pensión, encontré habitación, allí me hospedo desde entonces. Se paga muy poco, se recibe menos. Salgo a la calle, intento encontrar trabajo, pero el mundo me ha dado la espalda.
Nadie me ve. Busco trabajo, presento mis estudios, he aprendido a hablar español, puedo manejarme, dar clases de alemán, de historia, de lengua, de literatura, de lo que sea. Nadie me quiere ver. Nadie se interesa por mi, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan.
Busco amigos, quiero estar con gente. Y cuando acudo a las tabernas y las fondas de Veracruz nadie me hace caso. Nadie se acerca a mí, si entro en las conversaciones, todo el mundo hace ver que no me escucha, que no atiende a mis opiniones, a veces extemporáneas, otras muy meditadas, da lo mismo. No estoy.
¿Qué ocurre Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan? Han pasado tres años y estoy como vine. No me muero de hambre porque la señorita Doña Melinte, me tiene como mozo en la pensión y con eso puedo ganarme algo de sustento. Pero estoy muy triste, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan. No puedo vivir así. No puedo dejar de pensar en quién era yo allá en Budapest, en los sueños que tuve, en lo que pensé que podría hacer por mis congéneres, en todo lo que yo pensaba que yo era. Ese es mi problema queridísima Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan. Yo no soy consciente de que no soy lo que yo soy, y cuando lo soy me hundo, ay, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan.
Y eso está muy bien, queridita Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, pero de ahí a que no me vea nadie. Digo yo que algo más sucederá que se me escapa, o que la gente huye de quien no proyecta. No lo sé. Sea como sea, ya me cansé, y no quisiera que la señorita Doña Melinte piense que puede conmigo hacer algo que me haría mal. Porque, si, amadita Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, yo noto que la señorita Doña Melinte es la única que me mira con esos ojos que mira la gente y que hace ya tiempo que yo no sentía esas miradas.
Sea como sea, sáqueme de aquí, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan.
Me llamo Antas Nekermann y nací en Budapest. Te cuento mi vida pero no te la voy a contar porque tú sabes cual es mi vida, porque mi vida no tiene misterios para ti. Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, por favor, atiende a mi petición. Nací en Budapest y no levanto cabeza desde entonces. Ya hace tres años que llegué a Veracruz con la promesa de un porvenir distinto. Ya hace tres años que puse un pie en este país que me pareció tan maravilloso cuando desembarqué. Qué distinto de Nueva York. Qué colorido, qué animación, todo era tan diferente. Todo iba más despacio, todo era más calmado, mis nervios, mis ansiedades, podrían desaparecer, podría vivir la vida de otra manera, más sencilla, sin tribulaciones, sin percances. Quería vivir tranquilo aquí. No sabía qué, ni cómo hacerlo, pero quería vivir tranquilo.
Entonces me percaté de que al desembarcar la gente pasaba a mi lado sin mirarme, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan. Y no soy, por mi aspecto, una persona que pase desapercibida. Poco o mucho, soy rubio o güero como dicen aquí. Tengo un ojo nada más. Y la vida me ha regalado un físico lamentable. Estoy mal. Y quien más quién menos se gira al verme. Pero desde el primer día, nadie en Veracruz me preguntó ni me dijo nada. Fui a una pensión, encontré habitación, allí me hospedo desde entonces. Se paga muy poco, se recibe menos. Salgo a la calle, intento encontrar trabajo, pero el mundo me ha dado la espalda.
Nadie me ve. Busco trabajo, presento mis estudios, he aprendido a hablar español, puedo manejarme, dar clases de alemán, de historia, de lengua, de literatura, de lo que sea. Nadie me quiere ver. Nadie se interesa por mi, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan.
Busco amigos, quiero estar con gente. Y cuando acudo a las tabernas y las fondas de Veracruz nadie me hace caso. Nadie se acerca a mí, si entro en las conversaciones, todo el mundo hace ver que no me escucha, que no atiende a mis opiniones, a veces extemporáneas, otras muy meditadas, da lo mismo. No estoy.
¿Qué ocurre Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan? Han pasado tres años y estoy como vine. No me muero de hambre porque la señorita Doña Melinte, me tiene como mozo en la pensión y con eso puedo ganarme algo de sustento. Pero estoy muy triste, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan. No puedo vivir así. No puedo dejar de pensar en quién era yo allá en Budapest, en los sueños que tuve, en lo que pensé que podría hacer por mis congéneres, en todo lo que yo pensaba que yo era. Ese es mi problema queridísima Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan. Yo no soy consciente de que no soy lo que yo soy, y cuando lo soy me hundo, ay, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan.
Y eso está muy bien, queridita Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, pero de ahí a que no me vea nadie. Digo yo que algo más sucederá que se me escapa, o que la gente huye de quien no proyecta. No lo sé. Sea como sea, ya me cansé, y no quisiera que la señorita Doña Melinte piense que puede conmigo hacer algo que me haría mal. Porque, si, amadita Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, yo noto que la señorita Doña Melinte es la única que me mira con esos ojos que mira la gente y que hace ya tiempo que yo no sentía esas miradas.
Sea como sea, sáqueme de aquí, Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan.
miércoles, 17 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XV
Pasaban los días y Antas Nekermann no salía de su agujero. Dormía en la propia lavandería en la que trabajaba el italianorro. Ayudaba de vez en cuando a hacer tareas meramente físicas en la lavandería, nada intelectual, nada de intentar organizar la empresa desde parámetros de eficiencia, quedándose con las rutinas y luego implementando soluciones. En absoluto. Coge ese bolsón y llévalo ahí, anda. Eso y poco más. Porque seguía llorando como una malva. Con una cara que daba pena decirle nada.Así aguantó un mes. Hasta que un día, el dueño de la lavandería, un personaje que aparecía muy, pero que muy de vez en cuando por el establecimiento, el señor Rommelsteimmer, le llamó aparte. El señor Rommelsteimmer tenía otros negocios, una frutería en Queens, una pescadería en Brooklin y una frutería más en Queens. Si. Dos fruterías en Queens.
Esto fue lo que le dijo el señor Rommelsteimmer a Antas Nekermann, en un alemán patillero, claro, porque el señor Rommelsteimmer procedía de...¡ zarzaparrilla! ¡He perdido el papel donde lo ponía! Bueno. Es igual. Esto fue lo que le dijo:
'Amigo mío Antas Nekermann de Budapest. Quiero decirte amigo mío de Budapest que tu eres la persona más extraña que jamás vi nunca en mis muchos años de vida no sólo aquí en Nueva York, gran ciudad que tu no conoces, si no también en mi vida en Europa. En Europa yo conocí muchas cosas, tampoco demasiadas. Tengo una lista en casa, una libreta donde anoto las cosas que yo vi en Europa. Muchas cosas yo vi allá. Ahora no te quiero decir qué cosas yo vi en Europa, tampoco quiero decirte cosas amigo mío Antas Nekermann de Budapest de aquí, porque tú aquí ya no vas a ver nada. Amigo mío Antas Nekermann de Budapest eres persona que vive triste. No sabré qué te pasó en Europa y no sé si tu me lo quieres contar a mí o al pobre Peppone que quiere ser amigo tuyo y tú no le entiendes amigo mío Antas Nekermann de Budapest. Amigo mío Antas Nekermann de Budapest yo ahora te enseño un billete de barco que no te llevará de nuevo a Budapest ni a Europa amigo mío de Budapest. Yo quiero que te vayas a Veracruz, amigo mío de Budapest Antas Nekermann. Me parece que eres persona que vive instalada en un fracaso contínuo y constante. Amigo mío Antas Nekermann de Budapest yo te quiero decir que Nueva York es tierra de oportunidades, de negocios, de gente con ganas de emprender, de actividad y perspectiva comercial, de muchas cosas por inventar y ninguna traba por parte de Estado que te pise. Yo quiero decirte amigo mío Antas Nekermann de Budapest que tú aquí no tienes sitio y me parece asombroso, si. Si. Mira Peppone que vino aquí pequeñito y debilucho y conoció gente que no prosperó y él ahora será mi sucesor pero él no lo sabe y le daré pequeña lavandería porque la gente le quiere y confía en Peppone. Todo el mundo si quiere progresa en Nueva York. Yo tenía pequeño capital si, traído de Europa, si. Si. Es cierto. No vine pobre, pero aquí podría haber sido pobre aún más. Y no pasó. Yo quise y lo hice. Tú no eres para Nueva York. Y no vas a hacer nada aquí. Nunca. Tú morir en Nueva York mañana si nosotros dejar en la calle. Tú mejor vivir en otro lugar. Tú soñar si querer. Tú proyectar un futuro mejor si querer. Tú eres muy bueno y también buena persona, amigo mío Antas Nekermann de Budapest. Vete a México y conoce chica y cásate. Aquí no conocerás nada. No eres para tierra de oportunidades y prosperidad. Tierra de valientes aquí y tú no eres. Tú no merecer Nueva York, amigo mío Antas Nekermann de Budapest.'
Y al día siguiente, con una maleta con ropa comprada por Peppone el italianazo para él y el billete en el bolsillo, se embarcó hacia Veracruz deshecho en un mar de lágrimas, nuestro amigo Antas Nekermann de Budapest.
Esto fue lo que le dijo el señor Rommelsteimmer a Antas Nekermann, en un alemán patillero, claro, porque el señor Rommelsteimmer procedía de...¡ zarzaparrilla! ¡He perdido el papel donde lo ponía! Bueno. Es igual. Esto fue lo que le dijo:
'Amigo mío Antas Nekermann de Budapest. Quiero decirte amigo mío de Budapest que tu eres la persona más extraña que jamás vi nunca en mis muchos años de vida no sólo aquí en Nueva York, gran ciudad que tu no conoces, si no también en mi vida en Europa. En Europa yo conocí muchas cosas, tampoco demasiadas. Tengo una lista en casa, una libreta donde anoto las cosas que yo vi en Europa. Muchas cosas yo vi allá. Ahora no te quiero decir qué cosas yo vi en Europa, tampoco quiero decirte cosas amigo mío Antas Nekermann de Budapest de aquí, porque tú aquí ya no vas a ver nada. Amigo mío Antas Nekermann de Budapest eres persona que vive triste. No sabré qué te pasó en Europa y no sé si tu me lo quieres contar a mí o al pobre Peppone que quiere ser amigo tuyo y tú no le entiendes amigo mío Antas Nekermann de Budapest. Amigo mío Antas Nekermann de Budapest yo ahora te enseño un billete de barco que no te llevará de nuevo a Budapest ni a Europa amigo mío de Budapest. Yo quiero que te vayas a Veracruz, amigo mío de Budapest Antas Nekermann. Me parece que eres persona que vive instalada en un fracaso contínuo y constante. Amigo mío Antas Nekermann de Budapest yo te quiero decir que Nueva York es tierra de oportunidades, de negocios, de gente con ganas de emprender, de actividad y perspectiva comercial, de muchas cosas por inventar y ninguna traba por parte de Estado que te pise. Yo quiero decirte amigo mío Antas Nekermann de Budapest que tú aquí no tienes sitio y me parece asombroso, si. Si. Mira Peppone que vino aquí pequeñito y debilucho y conoció gente que no prosperó y él ahora será mi sucesor pero él no lo sabe y le daré pequeña lavandería porque la gente le quiere y confía en Peppone. Todo el mundo si quiere progresa en Nueva York. Yo tenía pequeño capital si, traído de Europa, si. Si. Es cierto. No vine pobre, pero aquí podría haber sido pobre aún más. Y no pasó. Yo quise y lo hice. Tú no eres para Nueva York. Y no vas a hacer nada aquí. Nunca. Tú morir en Nueva York mañana si nosotros dejar en la calle. Tú mejor vivir en otro lugar. Tú soñar si querer. Tú proyectar un futuro mejor si querer. Tú eres muy bueno y también buena persona, amigo mío Antas Nekermann de Budapest. Vete a México y conoce chica y cásate. Aquí no conocerás nada. No eres para tierra de oportunidades y prosperidad. Tierra de valientes aquí y tú no eres. Tú no merecer Nueva York, amigo mío Antas Nekermann de Budapest.'
Y al día siguiente, con una maleta con ropa comprada por Peppone el italianazo para él y el billete en el bolsillo, se embarcó hacia Veracruz deshecho en un mar de lágrimas, nuestro amigo Antas Nekermann de Budapest.
martes, 16 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XIV
Yo hay muchas cosas que no me explico. No me las explico, la mayoría de las veces por que no tengo las herramientas de comprensión necesarias. No me las explico, pero no porque sean increíbles, fantásticas, fuera de la realidad, sino más bien porque soy demasiado simple para entenderlas. Si yo fuera como vosotros. Ay. Si yo pudiera entender. Si en mi cabeza, en mi triste y gorda cabeza, pudieran entrar los conceptos, las imágenes, los procesos que llevan a que algo que yo no entiendo pasase a ser ciertamente comprensible. Si pudiera dejar de utilizar adverbios y palabras acabadas en -mente. Si yo pudiera comportarme ante la existencia como una persona común, capaz de entender y de saber luego plasmar en la existencia real lo que he aprendido. Ay. Si yo pudiera, por ejemplo, viajar a Nueva York y pasear por Coney Island y entender que no estoy paseando por un sitio cualquiera, que Nueva York no es cualquier cosa. Que en Nueva York todo se cuece, que lo que ocurre en Nueva York es lo que ocurre, lo que pasa, y lo que me pasa a mí aquí no tiene ninguna importancia. Que los que no viven en Nueva York en realidad no existen. Que en Coney Island la gente se lo pasa de verdad bien, bien, muy bien. Y que nosotros, en el resto del universo, en realidad no sabemos lo que es pasárselo bien. En Nueva York todo tiene importancia, porque es importante. Un cartel de refrescos, la señal de tráfico, un señor bebiendo un café en una terraza, el puesto de perritos calientes, una señora con bolsas de la basura, una indigente, una indigente de Nueva York. La lavandería con carteles de principios de siglo, a la que va la gente a lavar la ropa, y se sientan y leen revistas, o libros, mientras esperan a que se haga la colada. La lavandería con carteles de principios de siglo. De cualquier siglo. Pero es un siglo que ha pasado en Nueva York. Que se ha vivido de una manera diferente. Se ha vivido de la manera en la que se deben vivir las cosas. En Budapest no vivían así. De otra manera. Y no caeré en el tópico de decir que no es mejor o peor. Es peor. En Budapest las cosas son peores. En Barcelona las cosas son peores. En París, en el mismo París, las cosas son sensiblemente peores. Las vivencias, las experiencias, un buen filete poco hecho, la mejor pizzería de la ciudad, las señales pintadas en el suelo, un montón de gente saliendo de edificios muy altos que miran el reloj porque tienen prisa, un ejecutivo que bebe un café en la calle en un vaso de plástico.
Qué contraste tan de Nueva York. Un ejecutivo que bebe un café en un vaso de plástico en la calle. En mangas de camisa, con la corbata, buen corte de pelo, dinámico, dinámico, rápido, es Nueva York.
Antas Nekermann se preguntaba unas cosas mucho menos así. Porque en aquel momento de su vida Antas Nekermann no estaba con la cabeza para estas historias. ¿Qué hacer? Es un libro de Lenin, creo. Qué hacer. Qué se puede hacer cuando estás perdido en una gran ciudad, te lo han quitado todo, estás sentado en una lanvadería de Nueva York, no conoces el idioma, vas a llorar.
Llorar. Antas Nekermann no sale de un bucle en el que quiere llorar. Llorar. Llorar y llorar. Porque se encuentra perdido.
Seamos claros. Yo también estoy perdido. Hay cosas que no entiendo. Que no sé explicar. ¿Cómo una persona como Antas Nekermann, que se encuentra en un estado tan lamentable, puede pasar el siguiente tramo de su vida despachando bebidas refrescantes en un pequeño pueblo de la costa caribeña mexicana? ¿De qué manera? ¿Porqué algo puede ser uno y trino y yo no puedo entender estas cosas? ¿Porqué en Coney Island la gente va a un parque de atracciones y a mi me parece que es todo como muy triste? ¿Porqué?
Qué contraste tan de Nueva York. Un ejecutivo que bebe un café en un vaso de plástico en la calle. En mangas de camisa, con la corbata, buen corte de pelo, dinámico, dinámico, rápido, es Nueva York.
Antas Nekermann se preguntaba unas cosas mucho menos así. Porque en aquel momento de su vida Antas Nekermann no estaba con la cabeza para estas historias. ¿Qué hacer? Es un libro de Lenin, creo. Qué hacer. Qué se puede hacer cuando estás perdido en una gran ciudad, te lo han quitado todo, estás sentado en una lanvadería de Nueva York, no conoces el idioma, vas a llorar.
Llorar. Antas Nekermann no sale de un bucle en el que quiere llorar. Llorar. Llorar y llorar. Porque se encuentra perdido.
Seamos claros. Yo también estoy perdido. Hay cosas que no entiendo. Que no sé explicar. ¿Cómo una persona como Antas Nekermann, que se encuentra en un estado tan lamentable, puede pasar el siguiente tramo de su vida despachando bebidas refrescantes en un pequeño pueblo de la costa caribeña mexicana? ¿De qué manera? ¿Porqué algo puede ser uno y trino y yo no puedo entender estas cosas? ¿Porqué en Coney Island la gente va a un parque de atracciones y a mi me parece que es todo como muy triste? ¿Porqué?
lunes, 15 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XIII
Antas Nekermann encuentra a la vuelta de la esquina lo que tú y yo nunca encontraremos justo detrás de esa esquina. Esa esquina ya no existe. Tú y yo ya no iremos nunca por esas calles de Nueva York, porque las han tirado y ahora hay otras calles. Unas calles que ahora mismo parecen tan antiguas que uno podría imaginarse que han estado allí siempre. Y no es así. Antas Nekermann dobla la esquina y se encuentra con un hombre muy corpulento. Un hombrón. Y este hombrón no le hace caso, pero Antas Nekermann le nota algo familiar. Sin duda es un error, porque el hombrón no tiene nada que ver con Antas Nekermann, no es de su país, no le conoce de su vida anterior, pero algo ve Nekermann en él que le resulta conocido.
Se gira y le llama. 'Oiga, oiga'. Le habla en húngaro. Todavía no sabe inglés. Le habla en alemán. Tampoco responde. El gigantón es un inmigrante como él, un italiano que ha llegado desde Calabria y que trabaja en una lavandería. El gigantón llegó hace tantos años que prácticamente ya no conoce el italiano. No responde cuando le hablan en otro idioma. Sabe que en su barrio hay mucha gente que viene de muchos sitios, y que si tuviera que darles conversación y prestarles atención a todos, no tendría tiempo para nada. Antas Nekermann, le toca el brazo para conseguir llamar su atención del todo.
El hombretón se gira y mira a Antas Nekermann desconfiadamente. ¿Qué quiere ese tuerto que lleva la cara marcada y tiene pinta de no tener un miserable centavo en el bolsillo? Se gira y entonces Nekermann le habla en un alemán tosco. El hombretón sigue sin entender nada. ¿tanto se diferencia el alemán mal hablado del inglés mal hablado de un italiano? No tanto.
El italianón entiende algo como 'ayuda', 'ayuda'. Y el italianón sabe que si ayuda a uno tiene que ayudar a muchos. Se hace el interesado. Le mira fingiendo interés y cuando el pobre Antas Nekermann parece querer argumentar su petición de ayuda le suelta su poderoso puño cerrado desde arriba y le pega tal golpe en la cabeza que lo deja inconsciente. Quiere irse corriendo, como si allí no hubiera pasado nada. Pero entonces ve a un niño que le ha visto pegarle a aquel pobre tipo tuerto. El niño le mira con ojos asustados y se pone a llorar.
Ah, el corazón humano. El sensible corazón de las personas que puede ser quizás el único motivo por que merece la pena que los seres humanos sigamos en pie. Ese corazón que nos empuja a cometer los actos más viles, los más nobles, los más extraños, los más... en fin. Que el italianote gigantesco, coge a Antas Nekermann como si fuera un saco y lo lleva a cuestas hasta la lavandería en la que trabaja.
Allí, lo deposita en una silla y espera a que se vaya espabilando poco a poco mientras que él comienza con su trabajo. Un trabajo que no es muy sacrificado y para el que no necesita ser necesariamente el armario que es. Atiende a los clientes y les recoge los pedidos. Los clientes están encantado son el italianón. Le tienen respeto. Poco a poco va despertando Antas Nekermann. La gente lo ha estado mirando con aprensión. Cuando despierta mira a su alrededor y se encuentra perdido, no sabe cómo ha llegado hasta allí.
Se pone a llorar. Está destrozado. No sabe dónde ir.
El italianón está tentado de darle otro golpe en la cabeza para que se calle.
Se gira y le llama. 'Oiga, oiga'. Le habla en húngaro. Todavía no sabe inglés. Le habla en alemán. Tampoco responde. El gigantón es un inmigrante como él, un italiano que ha llegado desde Calabria y que trabaja en una lavandería. El gigantón llegó hace tantos años que prácticamente ya no conoce el italiano. No responde cuando le hablan en otro idioma. Sabe que en su barrio hay mucha gente que viene de muchos sitios, y que si tuviera que darles conversación y prestarles atención a todos, no tendría tiempo para nada. Antas Nekermann, le toca el brazo para conseguir llamar su atención del todo.
El hombretón se gira y mira a Antas Nekermann desconfiadamente. ¿Qué quiere ese tuerto que lleva la cara marcada y tiene pinta de no tener un miserable centavo en el bolsillo? Se gira y entonces Nekermann le habla en un alemán tosco. El hombretón sigue sin entender nada. ¿tanto se diferencia el alemán mal hablado del inglés mal hablado de un italiano? No tanto.
El italianón entiende algo como 'ayuda', 'ayuda'. Y el italianón sabe que si ayuda a uno tiene que ayudar a muchos. Se hace el interesado. Le mira fingiendo interés y cuando el pobre Antas Nekermann parece querer argumentar su petición de ayuda le suelta su poderoso puño cerrado desde arriba y le pega tal golpe en la cabeza que lo deja inconsciente. Quiere irse corriendo, como si allí no hubiera pasado nada. Pero entonces ve a un niño que le ha visto pegarle a aquel pobre tipo tuerto. El niño le mira con ojos asustados y se pone a llorar.
Ah, el corazón humano. El sensible corazón de las personas que puede ser quizás el único motivo por que merece la pena que los seres humanos sigamos en pie. Ese corazón que nos empuja a cometer los actos más viles, los más nobles, los más extraños, los más... en fin. Que el italianote gigantesco, coge a Antas Nekermann como si fuera un saco y lo lleva a cuestas hasta la lavandería en la que trabaja.
Allí, lo deposita en una silla y espera a que se vaya espabilando poco a poco mientras que él comienza con su trabajo. Un trabajo que no es muy sacrificado y para el que no necesita ser necesariamente el armario que es. Atiende a los clientes y les recoge los pedidos. Los clientes están encantado son el italianón. Le tienen respeto. Poco a poco va despertando Antas Nekermann. La gente lo ha estado mirando con aprensión. Cuando despierta mira a su alrededor y se encuentra perdido, no sabe cómo ha llegado hasta allí.
Se pone a llorar. Está destrozado. No sabe dónde ir.
El italianón está tentado de darle otro golpe en la cabeza para que se calle.
jueves, 11 de octubre de 2012
Soberano
Porque en España nosequé nosecuantos. Algo así cantaba Manolo Escobar. Bien. En unos días, en unos meses, quizás en unos años, en los que la tan cacareada soberanía nacional parece algo que se limita a ponerse la camiseta de la selección de fútbol y gritar oé oé, mientras que todo lo demás nos lo deciden personas que están en otras partes o que incluso, están aquí mismo, pero con la cabeza puesta en otro sitio, pues bien, es en estos días en los que se nos albura un futuro absolutamente espeluznante, cuando el ministro de Educación, o de Cultura, o de lo que sea, se marca un tanto hacia la Reconquista del Reino de Catalunya, perdón Cataluña, queriendo 'españolizar' a la masa irredenta.
Resulta cuando menos... no sé. ¿Para qué queremos que los niños catalanes sean más españoles? ¿Dónde está la ventaja? ¿Qué se están perdiendo? ¿Merece la pena para los propios niños españoles, ser españoles?
Si hay algo que puede hacer que alguien quiera dejar de ser español, o al menos, no considerar eso de ser español como algo de lo que merezca la pena ir alardeando por ahí, es estudiar nuestra Historia. Con mayúsculas. Una historia plagada de saqueos, robos, estafas, aplastamientos, esfuerzos denodados por no hacer nada en beneficio del común, ganas de excluir a lo diferente, mantenimiento de privilegios y prebendas por encima de cualquier otra cosa, expulsión de lo distinto, vaciamiento cultural, expolio económico... en fin. Todo maravilloso.
Al mismo tiempo, de toda esa miseria hay que reconocer que han surgido cosas buenas. Claro. Tan mal, tan mal, pues tampoco. Pero da la impresión de que eso que merece la pena, ha surgido siempre (o me lo parece a mí) al margen de la oficialidad, de lo que desde arriba se instituye como 'lo español', cuando no abiertamente enfrentado a ello. No hay más que repetir las palabras de Franco respecto a Berlanga. No es que fuera un comunista, es que le parecía un 'mal español'. Pues eso.
Y mientras discutimos sobre si la bandera ha de ser así de grande o así de pequeña, por el horizonte se nos viene encima un futuro realmente aterrador. Mientras se discute si es o no posible que el país con el campeón del Mundo y de Europa no pueda ver el partido de fútbol contra Bielorrusia, pagando un millón y medio de pavos, por ahí fuera empiezan a especular con nuestro desastre.
Se hacen cálculos, se nos enseña el fantasma del futuro cuando se habla de Portugal o de Grecia, pero no nos queremos enterar. Seguimos pensando que en realidad, no va a pasar nada. Que esas noticias sobre la pobreza en España, en realidad le pasan a otros. No a mí. Yo no. Y si me va mal, total, con irme...
Un colega dice que hay que coger un avión y largarse. Irse de aquí. Aquí no hay nada que rascar. Y encima, los años malos de verdad nos van a pillar ya mayores. Sin tiempo de recibir la buena nueva de la españolización, o mejor aún si cabe, de disfrutar de los placeres sin cuento de la independencia de Catalunya. Hay que largarse. Al menos para pasar la vejez en algún sitio en el que la afición nacional no sea darle por el culo al vecino. Pero bien dado.
Y si nos quedamos, al menos habrá que hacer algo para que no nos tomen el pelo, o en su versión más contundente, que no nos den por el buyate. Mientras nos ponemos de acuerdo en el tema, seguimos para bingo. Mira, mira, ya vienen. Standard and Poor's dice que nuestra deuda es casi basura. Ole. Mira, mira, ya vienen.
Resulta cuando menos... no sé. ¿Para qué queremos que los niños catalanes sean más españoles? ¿Dónde está la ventaja? ¿Qué se están perdiendo? ¿Merece la pena para los propios niños españoles, ser españoles?
Si hay algo que puede hacer que alguien quiera dejar de ser español, o al menos, no considerar eso de ser español como algo de lo que merezca la pena ir alardeando por ahí, es estudiar nuestra Historia. Con mayúsculas. Una historia plagada de saqueos, robos, estafas, aplastamientos, esfuerzos denodados por no hacer nada en beneficio del común, ganas de excluir a lo diferente, mantenimiento de privilegios y prebendas por encima de cualquier otra cosa, expulsión de lo distinto, vaciamiento cultural, expolio económico... en fin. Todo maravilloso.
Al mismo tiempo, de toda esa miseria hay que reconocer que han surgido cosas buenas. Claro. Tan mal, tan mal, pues tampoco. Pero da la impresión de que eso que merece la pena, ha surgido siempre (o me lo parece a mí) al margen de la oficialidad, de lo que desde arriba se instituye como 'lo español', cuando no abiertamente enfrentado a ello. No hay más que repetir las palabras de Franco respecto a Berlanga. No es que fuera un comunista, es que le parecía un 'mal español'. Pues eso.
Y mientras discutimos sobre si la bandera ha de ser así de grande o así de pequeña, por el horizonte se nos viene encima un futuro realmente aterrador. Mientras se discute si es o no posible que el país con el campeón del Mundo y de Europa no pueda ver el partido de fútbol contra Bielorrusia, pagando un millón y medio de pavos, por ahí fuera empiezan a especular con nuestro desastre.
Se hacen cálculos, se nos enseña el fantasma del futuro cuando se habla de Portugal o de Grecia, pero no nos queremos enterar. Seguimos pensando que en realidad, no va a pasar nada. Que esas noticias sobre la pobreza en España, en realidad le pasan a otros. No a mí. Yo no. Y si me va mal, total, con irme...
Un colega dice que hay que coger un avión y largarse. Irse de aquí. Aquí no hay nada que rascar. Y encima, los años malos de verdad nos van a pillar ya mayores. Sin tiempo de recibir la buena nueva de la españolización, o mejor aún si cabe, de disfrutar de los placeres sin cuento de la independencia de Catalunya. Hay que largarse. Al menos para pasar la vejez en algún sitio en el que la afición nacional no sea darle por el culo al vecino. Pero bien dado.
Y si nos quedamos, al menos habrá que hacer algo para que no nos tomen el pelo, o en su versión más contundente, que no nos den por el buyate. Mientras nos ponemos de acuerdo en el tema, seguimos para bingo. Mira, mira, ya vienen. Standard and Poor's dice que nuestra deuda es casi basura. Ole. Mira, mira, ya vienen.
miércoles, 10 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XII
¿Qué probabilidad hay de encontrar en el puerto de Nueva York, a finales del siglo XIX, a un joven húngaro, siendo tú mismo también un joven húngaro? Posiblemente, pocas, pero en la literatura de ficción, estas probabilidades aumentan de una forma que puede resultar a ojos del lector quisquilloso francamente exagerada. ¿Y qué milagro hay que contemplar para que ese joven húngaro llamado Antas Nekermann se encuentre con otro joven húngaro que se llame Antas, precisamente?
Lo dicho. La invención de anécdotas, de casualidades, de giros argumentales, son recursos muy manidos que emplean los escritores para que el agua vaya a su molino, y los lectores no dejen de pasar páginas esperando encontrar sorpresas que les hagan olvidarse de su vida cotidiana. Aquí, en Hungría y en la República del Congo.
Antas Nekermann se baja del barco al llegar a Nueva York. Los trámites y papeleos nos los vamos a saltar. Deambula durante unas horas sin saber dónde ir. No sabe inglés. No lo tenía calculado. Habla alemán y pensaba que allí en Nueva York, con el alemán ya se iría apañando. Craso error. Un muchacho de su misma edad se le acerca. Viste de una forma desenfadada, informal, no envarado como un estudiante de Budapest recién bajado de un barco, ergo desembarcado. Ahí están, uno delante de otro. Antas Nekermann mira al chaval y éste le habla en un húngaro que casi no entiende, pero que le suena a gloria. Hola, me llamo Antas Karoly, aunque ya no me llamo Antas Karoly, ahora me llamo Anthony Charles. Antas Karoly se ofrece para acompañar a Antas Nekermann en sus primeras horas en Nueva York. Le dice que le puede acompañar a un lugar donde puede dormir y dejar sus cosas, y que incluso puede conseguirle un trabajo.
Antas Nekermann se fía de él. El empleo del verbo fiarse ya denota que dentro de nada a Antas Nekermann le van a dar el palo. Y se lo va a dar el propio Antas Karoly.
En realidad Antas Karoly no se llama Antas Karoly tampoco. Es un rumano de Timisoara que habla húngaro y que se llama Anton Carol. No. No lo compliquemos más. No es un rumano de Timisoara.
Es un húngaro de Debrecen que mató a su propia hermana por un asunto de una herencia cuando eran jovencísimos y tuvo que huir. Y huyó y huyó, haciéndose pasar por gitano rumano, por judío ucranio, por polaco de Lodz, hasta que llegó a Vilnus y de ahí a Londres y de ahí a los Estados Unidos.
Sea como sea, Antas Karoly lleva a Antas Nekermann por enrevesadas y oscuras calles, hasta que llegan a una pensión. Una casa de huéspedes que se encuentra en un barrio habitado por judíos polacos, rusos y húngaros. Entran en la casa y la mujer de la recepción les atiende hablándoles en inglés. Antas Nekermann no entiende nada. Antas Karoly se encarga de todo.
Suben a la habitación... y en cuanto pasan por la puerta, Karoly le da un golpe en la cabeza a Nekermann. Lo aturde, le roba, lo deja sin blanca.
¿Qué puede hacer un pobre húngaro exiliado que a las pocas horas de llegar ha sido expoliado por un compatriota? Llorar. Amargamente. Durante horas.
No sale de su habitación hasta que la ama de la casa toca a la puerta para reclamarle el siguiente pago.
Antas Nekermann lleva dos días recluido en una habitación. No entiende a la casera. Abre la puerta. Intenta hacerse entender. No tiene dinero. La mujer lo pilla al instante. Este tuerto se va a morir de hambre y a mi me da igual. Lo echa fuera de la casa.
El final de Antas Nekermann parece acecharle detrás de una esquina en Nueva York. Qué así.
Lo dicho. La invención de anécdotas, de casualidades, de giros argumentales, son recursos muy manidos que emplean los escritores para que el agua vaya a su molino, y los lectores no dejen de pasar páginas esperando encontrar sorpresas que les hagan olvidarse de su vida cotidiana. Aquí, en Hungría y en la República del Congo.
Antas Nekermann se baja del barco al llegar a Nueva York. Los trámites y papeleos nos los vamos a saltar. Deambula durante unas horas sin saber dónde ir. No sabe inglés. No lo tenía calculado. Habla alemán y pensaba que allí en Nueva York, con el alemán ya se iría apañando. Craso error. Un muchacho de su misma edad se le acerca. Viste de una forma desenfadada, informal, no envarado como un estudiante de Budapest recién bajado de un barco, ergo desembarcado. Ahí están, uno delante de otro. Antas Nekermann mira al chaval y éste le habla en un húngaro que casi no entiende, pero que le suena a gloria. Hola, me llamo Antas Karoly, aunque ya no me llamo Antas Karoly, ahora me llamo Anthony Charles. Antas Karoly se ofrece para acompañar a Antas Nekermann en sus primeras horas en Nueva York. Le dice que le puede acompañar a un lugar donde puede dormir y dejar sus cosas, y que incluso puede conseguirle un trabajo.
Antas Nekermann se fía de él. El empleo del verbo fiarse ya denota que dentro de nada a Antas Nekermann le van a dar el palo. Y se lo va a dar el propio Antas Karoly.
En realidad Antas Karoly no se llama Antas Karoly tampoco. Es un rumano de Timisoara que habla húngaro y que se llama Anton Carol. No. No lo compliquemos más. No es un rumano de Timisoara.
Es un húngaro de Debrecen que mató a su propia hermana por un asunto de una herencia cuando eran jovencísimos y tuvo que huir. Y huyó y huyó, haciéndose pasar por gitano rumano, por judío ucranio, por polaco de Lodz, hasta que llegó a Vilnus y de ahí a Londres y de ahí a los Estados Unidos.
Sea como sea, Antas Karoly lleva a Antas Nekermann por enrevesadas y oscuras calles, hasta que llegan a una pensión. Una casa de huéspedes que se encuentra en un barrio habitado por judíos polacos, rusos y húngaros. Entran en la casa y la mujer de la recepción les atiende hablándoles en inglés. Antas Nekermann no entiende nada. Antas Karoly se encarga de todo.
Suben a la habitación... y en cuanto pasan por la puerta, Karoly le da un golpe en la cabeza a Nekermann. Lo aturde, le roba, lo deja sin blanca.
¿Qué puede hacer un pobre húngaro exiliado que a las pocas horas de llegar ha sido expoliado por un compatriota? Llorar. Amargamente. Durante horas.
No sale de su habitación hasta que la ama de la casa toca a la puerta para reclamarle el siguiente pago.
Antas Nekermann lleva dos días recluido en una habitación. No entiende a la casera. Abre la puerta. Intenta hacerse entender. No tiene dinero. La mujer lo pilla al instante. Este tuerto se va a morir de hambre y a mi me da igual. Lo echa fuera de la casa.
El final de Antas Nekermann parece acecharle detrás de una esquina en Nueva York. Qué así.
martes, 9 de octubre de 2012
El gran desgraciado europeo XI
Acodado en la barandilla de proa del barco que le llevaba hacia América, Antas Nekermann se daba cuenta de que no se encontraba bien. Analizaba lo siguiente. El cambio que se produce en la persona cuando viaja es proporcional al cambio que supone el viaje en si. Tengo la cabeza puesta en otra cosa, pero me he comprometido a contar la historia de Antas Nekermann y ahí estoy. Viajas. Cuando viajas puedes hacerlo por placer o por obligación. Si es por obligación, puede que te suponga una alteración completa de tus coordenadas vitales. Por eso, lo más normal es que durante el viaje te sientas como el mismo demonio de mal. Y eso es lo que le estaba pasando a Antas Nekermann. El viaje a América no iba a ser cualquier cosa, suponía muchos cambios. Cambios. Alteraciones. No. No había podido ser. La agente infiltrada no había consentido en acompañar a Antas Nekermann a su exilio. Normal. Y él aún se preguntaba porqué, no sabía qué había podido fallar. Es igual. Ya es tarde para lamentarse. Está en el barco y está mirando la inmensidad del mar. Se siente mal. Se encuentra mal. Desde que embarcó se ha sentido mal.
El mar. ¿Os interesa el mar? ¿Os interesan las travesías oceánicas? ¿Conocéis las partes en las que se divide un barco? ¿Os pone el olor a salitre? ¿Os ponéis tontos cuando veis a las gaviotas? ¿Os mola todo lo relacionado con la marinería? ¿Os hace gracia eso de la compartimentación de los barcos en bodegas, camarotes y todo eso? ¿Os gusta? ¿Os quedáis pajaritos imaginando las velas desplegándose, los foques, el trinquete, la mesana? ¿Todo eso?
Antas Nekermann es húngaro y jamás ha vivido una travesía marina. No podría recordar ahora los nombres de diez marinos húngaros, pero seguro que no ha habido muchos, y por pocos que hubiera, los debería conocer. Almirante. Almirante húngaro ¿Puede ser un almirante alguien que no haya visto el mar? Creo que en Bolivia tenían un ministro de la marina sin tener costa. Todo puede ser. Hungría y Bolivia.
El pasajero Antas Nekermann contempla el mar, su inmensidad, pero no le gusta lo que ve. Se encuentra realmente fatal. Ha comprado un pasaje desde Hamburgo hacia América. ¿Qué América? La del sur, la del norte, centroamérica, el Caribe, Alaska, el Yukón, la Pampa, la siempre evocativa ciudad de Montevideo, el Chaco, la noche chaqueña, la luna plateada, Guanajuato, California, las calles del Bronx, unas partiditas de Atlantic City, me aburro en Montreal, Brasil, una playa, el Nordeste, el frío, la Guayana y los mosquitos como puños, los Andes, Jujuy, Concepción, Concepción del Uruguay... ¿qué América?
Antas Nekermann ha comprado un pasaje que le lleva a América. Pero no se ha molestado en mirar el puerto al que va a arribar el barco. Tiene prevista su llegada dentro de unos días. No desesperes pequeño Zarko, tu abuelita Jovanka viene ya. No hace falta que vayas todos los días al puerto a esperarla, ella está a punto de venir. No te preocupes.
Antas Nekermann sabe que el viaje, que el cambio, que el exilio no le va a sentar bien. Se marea, vomita, se siente indispuesto. Tiene algo de dinero para poder comer, pero lo que come no le sienta bien. Tiene tiempo para pensar. Presagio. Algo no va a salir bien. Antas Nekermann ya no sabe cómo colocarse en la barandilla. Piensa en saltar. No saltará.
El mar. ¿Os interesa el mar? ¿Os interesan las travesías oceánicas? ¿Conocéis las partes en las que se divide un barco? ¿Os pone el olor a salitre? ¿Os ponéis tontos cuando veis a las gaviotas? ¿Os mola todo lo relacionado con la marinería? ¿Os hace gracia eso de la compartimentación de los barcos en bodegas, camarotes y todo eso? ¿Os gusta? ¿Os quedáis pajaritos imaginando las velas desplegándose, los foques, el trinquete, la mesana? ¿Todo eso?
Antas Nekermann es húngaro y jamás ha vivido una travesía marina. No podría recordar ahora los nombres de diez marinos húngaros, pero seguro que no ha habido muchos, y por pocos que hubiera, los debería conocer. Almirante. Almirante húngaro ¿Puede ser un almirante alguien que no haya visto el mar? Creo que en Bolivia tenían un ministro de la marina sin tener costa. Todo puede ser. Hungría y Bolivia.
El pasajero Antas Nekermann contempla el mar, su inmensidad, pero no le gusta lo que ve. Se encuentra realmente fatal. Ha comprado un pasaje desde Hamburgo hacia América. ¿Qué América? La del sur, la del norte, centroamérica, el Caribe, Alaska, el Yukón, la Pampa, la siempre evocativa ciudad de Montevideo, el Chaco, la noche chaqueña, la luna plateada, Guanajuato, California, las calles del Bronx, unas partiditas de Atlantic City, me aburro en Montreal, Brasil, una playa, el Nordeste, el frío, la Guayana y los mosquitos como puños, los Andes, Jujuy, Concepción, Concepción del Uruguay... ¿qué América?
Antas Nekermann ha comprado un pasaje que le lleva a América. Pero no se ha molestado en mirar el puerto al que va a arribar el barco. Tiene prevista su llegada dentro de unos días. No desesperes pequeño Zarko, tu abuelita Jovanka viene ya. No hace falta que vayas todos los días al puerto a esperarla, ella está a punto de venir. No te preocupes.
Antas Nekermann sabe que el viaje, que el cambio, que el exilio no le va a sentar bien. Se marea, vomita, se siente indispuesto. Tiene algo de dinero para poder comer, pero lo que come no le sienta bien. Tiene tiempo para pensar. Presagio. Algo no va a salir bien. Antas Nekermann ya no sabe cómo colocarse en la barandilla. Piensa en saltar. No saltará.
lunes, 8 de octubre de 2012
Mi casa es como las demás
La joven Lady Lola Mento está trabajando en un nuevo proyecto y pide que se le haga difusión. No faltaba más.
'Mi casa es como las demás' es una web desde la que se quiere informar de la vulneración de los derechos fundamentales de muchos niños inmersos en procesos de ruptura familiar.
Aquí está la Web.
www.micasaescomolasdemas.org
Y una presentación:
http://www.youtube.com/watch?v=AytVUw3wPZI
Uno de los casos de los que se informa es el de Carlos Sánchez, sobre el que se están recogiendo firmas para llevar su caso al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Aquí está la petición:
https://www.change.org/es/peticiones/tribunal-superior-de-justicia-de-catalunya-conc%C3%A9danme-la-custodia-compartida-de-nuestra-hija
Pues eso, ¡que corra la voz!
'Mi casa es como las demás' es una web desde la que se quiere informar de la vulneración de los derechos fundamentales de muchos niños inmersos en procesos de ruptura familiar.
Aquí está la Web.
www.micasaescomolasdemas.org
Y una presentación:
http://www.youtube.com/watch?v=AytVUw3wPZI
Uno de los casos de los que se informa es el de Carlos Sánchez, sobre el que se están recogiendo firmas para llevar su caso al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Aquí está la petición:
https://www.change.org/es/peticiones/tribunal-superior-de-justicia-de-catalunya-conc%C3%A9danme-la-custodia-compartida-de-nuestra-hija
Pues eso, ¡que corra la voz!
El gran desgraciado europeo X
Me gustaría, mientras te acompaño, explicarte que debo partir. Debo marcharme a otro país porque aquí ya no puedo estar. Debo experimentar el desgarro del abandono, de verme alejado de los míos, de no volverte a ver nunca más. ¿Vas a entrar a esta tienda? Entra. Te espero fuera. ¿Puedo entrar contigo? Entro y te explico si quieres un poco el asunto. Mi pariente lejano el señor Erötelji ha muerto. Prácticamente puedo decir que me lo he cargado yo. No, me gusta más el verde. ¿El verde no le gusta a nadie? Pues a mi me gusta el verde, no sé. Mira, yo mismo llevo unos pantalones verdes. No los ves verdes. ¿Que no son verdes mis pantalones? Si, si que son verdes. Pues eso, que me tengo que ir. Que aquí me veo sin recursos, perseguido, fuera de lugar. No tengo amigos y todo lo que me rodea son problemas. Y nada de lo que hago parece llevar a ningún sitio. Ay, si yo pudiera ir a algún lugar en el que mis ideas, mis aspiraciones, todo lo que yo tengo que dar, fuera apreciado. Ay, si en algún lugar pudiera ser feliz. Ay, si en cualquier sitio en el que quisiera reposar mi mente pudiera ser yo consolado. Ay... no, no quiero nada, vengo acompañando a esta señorita. No, no voy a comprar nada. Estoy esperando a la señorita que acaba de probarse una cosa y ahora mismo salgo. ¿Molesto? Perdón, perdón, la espero en silencio entonces no pasa nada. No, no pasa nada de verdad, ya entiendo que hay clientes que pueden molestarse.
Creo, ahora que ya veo que te vas a quedar con el sombrero con un velo, que voy a intentar rehacer mi vida en Londres. Sé, por otros estudiantes, que hay una colonia de refugiados en Londres y allí podré mitigar mi añoranza por mi tierra en compañía de otros como yo. Qué bien estaré allí, recordando y recordándote, porque ahora que el final de mis días en la patria húngara se acerca, creo que es el momento de decirte que siento algo por ti. Te amo. Te ríes. Te ríes. No has de reírte, porque te amo. Si no me quieres dímelo, pero no te rías. Por favor. No. Reírte no, por favor. Entremos en este café. Explícame porqué te ríes tanto.
¿Cómo?
¿Cómo?
¡Que eres una agente de la policía y no me he enterado de nada! ¡Que eres una firme defensora del orden establecido! ¡Que gracias a mis indicaciones habéis conseguido detener y tener controlada a toda la población subversiva universitaria húngara!
¡No! No me lo creo... no es posible. No es verdad. Lo dices para que tu negativa me sea menos dolorosa. Lo dices para que me olvide de ti. Para que te odie. Lo dices para hacerme daño. Ah, me he quemado la lengua con el café. Ah. Ah. Me he quemado. Me he quemado. Ah. Ay. Ah. No te rías que me duele mucho de verdad. ¿Porqué me dices que eres una agente infiltrada? No me digas esas cosas, no vas a conseguir que te odie. ¿Porqué no te vienes conmigo a Londres? Si, vente. Vente conmigo a Londres. Vente. Si. Vente. Ay la lengua. Ay. Vente conmigo a Londres. Por favor. Vente. Vente conmigo. Que si. Vente conmigo. A Londres. Los dos.
¿Eres policía de verdad? ¿El camarero también trabaja para la policía? ¿Aquella señora tan enjoyada es también policía? ¿Yo soy policía?
Me estoy volviendo loco. Déjame. Déjame, por favor. No sé qué me pasa. Déjame. No, no es el café. Déjame. Ahora no quiero hablar.
Creo, ahora que ya veo que te vas a quedar con el sombrero con un velo, que voy a intentar rehacer mi vida en Londres. Sé, por otros estudiantes, que hay una colonia de refugiados en Londres y allí podré mitigar mi añoranza por mi tierra en compañía de otros como yo. Qué bien estaré allí, recordando y recordándote, porque ahora que el final de mis días en la patria húngara se acerca, creo que es el momento de decirte que siento algo por ti. Te amo. Te ríes. Te ríes. No has de reírte, porque te amo. Si no me quieres dímelo, pero no te rías. Por favor. No. Reírte no, por favor. Entremos en este café. Explícame porqué te ríes tanto.
¿Cómo?
¿Cómo?
¡Que eres una agente de la policía y no me he enterado de nada! ¡Que eres una firme defensora del orden establecido! ¡Que gracias a mis indicaciones habéis conseguido detener y tener controlada a toda la población subversiva universitaria húngara!
¡No! No me lo creo... no es posible. No es verdad. Lo dices para que tu negativa me sea menos dolorosa. Lo dices para que me olvide de ti. Para que te odie. Lo dices para hacerme daño. Ah, me he quemado la lengua con el café. Ah. Ah. Me he quemado. Me he quemado. Ah. Ay. Ah. No te rías que me duele mucho de verdad. ¿Porqué me dices que eres una agente infiltrada? No me digas esas cosas, no vas a conseguir que te odie. ¿Porqué no te vienes conmigo a Londres? Si, vente. Vente conmigo a Londres. Vente. Si. Vente. Ay la lengua. Ay. Vente conmigo a Londres. Por favor. Vente. Vente conmigo. Que si. Vente conmigo. A Londres. Los dos.
¿Eres policía de verdad? ¿El camarero también trabaja para la policía? ¿Aquella señora tan enjoyada es también policía? ¿Yo soy policía?
Me estoy volviendo loco. Déjame. Déjame, por favor. No sé qué me pasa. Déjame. No, no es el café. Déjame. Ahora no quiero hablar.
viernes, 5 de octubre de 2012
Miscelánea
Las cabezas, pues mal. Ayer fue el santo de mi padre y de mi brother hermano, y ¿creen que me acordé? No. Naturalmente. Pequeño homenaje y por lo menos ¿no? Aquí tenemos una canción de las que sonaban en mi casa finde si, finde no. Las matinales de los sábados y los domingos. De los días de fiesta. Mi padre se levantaba y ponía el tocadiscos. Lo oías desde la habitación, buscando entre los discos, abriendo la tapa, sacando el disco de la funda, el plastiquito, colocar el disco, la aguja cómo bajaba... y ahí estábamos mi hermano y yo en la cama pendientes de lo que iba a sonar. De Serrat no tenía muchos, este de ...Para piel de manzana yo he creído que era ochentero siempre, y ahora me entero que es del 75. Pues si voy yo listo. A mi Serrat no me gustaba. Si ponía este disco... pfff. Pero pensando fríamente, tenía sus canciones. Pondremos esta 'Caminito de la obra'. Están los tiempos para hacerle homenajes a los currelas. Vale que... que enchegará la mobilé. Qué grande.
http://www.youtube.com/watch?v=xztz2LdIgDo
Otro clásico entre los clásicos de la discografía paterna. ¿Cómo llegó este disco a casa? Nunca sabré. ¿Quién le dijo a mi padre que lo comprara? ¿Cómo conoció mi padre a Quintín Cabrera? Hoy se lo pregunto a ver. Quintín Cabrera tenía un disco que se llamaba 'Yo nací en Montevideo'. Era un disco triste y alegre. Las que eran tristes, eran muy tristes. En el disco, en la funda, salía el documento de identidad de Quintín Cabrera, o de su padre. No sé. Años setenta, finales, transición, manifestaciones, el sindicato, encierros, democracia, estabilidad. Fin de ciclo. Despedida de soltera. Esta era muy buena. Creo que estaba al final del disco. 'En el tiempo los apostoles'. Sin tilde. Era muy graciosa. La recuerdo más movida. Quintín Cabrera se murió hace unos años. Al parecer fue una especie de mentor de gente como Javier Álvarez y gente así.
http://www.youtube.com/watch?v=_6U5B8uCdi8
Y claro, algo habrá que poner también para el pequeño ruiseñor. El primer disco que se compró mi hermano fue el Rey Azúcar de los Fabulosos Cadillacs. Íbamos cuando volvíamos del pueblo a la calle Tallers a comprar discos. Iba yo, principalmente. Cuando mi hermano se hizo más mayor, se venía. Y se compró su primer disco en Castelló. El Rey Azúcar. Tenía una canción, la de Paquito, precisamente, que era una fuente constante de conflictos en casa. El disco era buenísimo, quizás nos ha ofuscado mucho que el Fabulosos Calavera nos chanase tantísimo. Este tenía canciones buenísimas, de verdad. Esta de Ciego de Amor, tenía una versión Dub, cantada por Big Youth nada menos. Versión Dub... en fin, no era dub. La de Strawberry Fields, la de Saco Azul. En fin. Ciego de Amor, mi boca no puede hablar, mis ojos no ven, etc. Estupendo tema.
http://www.youtube.com/watch?v=X7U5sVCJlig
El otro día me dijeron que viera un programa en la tele, y yo lo vi. Soy muy bien mandado. Y hablaban de páginas web de gente que se mueve para conciertos y tal. Y no sé porqué, no recuerdo bien porqué, pero salió Maria Rodés. Maria Rodés es una cantautora de aquí a la que no hago mucho caso. No hago mucho caso de casi nada de lo que se canta por aquí últimamente. Supongo que es por la edad. Me quedo atrás. No lo aparento, porque me conservo espléndidamente, pero soy mayor. Y estos mozos... no son tan mozos. No no. Que algunos tienen... bueno. Es igual. El caso es que salió Maria Rodés cantando esta canción acompañada por el teclista de los Surfin Chirlas. La canción se llama Mirall, y es bonita porque si.
http://www.youtube.com/watch?v=L3ZYFOO3c1Q
Ayer por la noche, tras el fiasco futbolístico, me dije, va, ponte el docu del Bob Dylan del Scorsese y a ver qué. Me quedé en la primera hora porque el ser humano necesita descanso. Pero me dio tiempo a ver todo el repaso de cantantes desconocidos para los que no somos estudiosos del asunto, y que fueron influencia del Dylan. De la misma manera que el Dylan es copiado y saqueado por muchos, él hizo lo mismo con los demás. Es asín. El caso es que salió un señor llamado John Jacob Niles que cantaba una canción que se llamaba Go 'way from my window. Hay una de Dylan, la de It ain't me, babe, en la que el primer verso es Go away from my window. Ala. Ya la tienes. Sólo que el tal John Jacob Niles tiene una voz que el Dylan ni en sueños.
http://www.youtube.com/watch?v=9dGw8sNfzgE&feature=related
Cosas de las que se va enterando uno. El otro día supe que una canción de Beck tiene un sample de una canción de Them. La de Devil's Haircut. El hueso de la canción, básicamente, es de los Them, el grupo en el que estuvo cantando Van Morrison. He dicho alguna vez que Van Morrison, Van Morrison, Van Morrison, a mí es que no me hace una especial gracia. No le pillo la broma. Pero en cambio con el grupo este hacía unas animaladas muy buenas. Aunque bien es verdad que se parecían a otras animaladas de otra gente, claro. Sea como sea, esta canción está muy bien. I can only give you everything. Casi nada.
http://www.youtube.com/watch?v=VH0G1o8xbt4
Y nada. Que eso. Que ya ha llegado el fin de semana. Una menos. Una más. Que si nos vemos por ahí, pues eso. Si no, que buen fin de semana.
http://www.youtube.com/watch?v=xztz2LdIgDo
Otro clásico entre los clásicos de la discografía paterna. ¿Cómo llegó este disco a casa? Nunca sabré. ¿Quién le dijo a mi padre que lo comprara? ¿Cómo conoció mi padre a Quintín Cabrera? Hoy se lo pregunto a ver. Quintín Cabrera tenía un disco que se llamaba 'Yo nací en Montevideo'. Era un disco triste y alegre. Las que eran tristes, eran muy tristes. En el disco, en la funda, salía el documento de identidad de Quintín Cabrera, o de su padre. No sé. Años setenta, finales, transición, manifestaciones, el sindicato, encierros, democracia, estabilidad. Fin de ciclo. Despedida de soltera. Esta era muy buena. Creo que estaba al final del disco. 'En el tiempo los apostoles'. Sin tilde. Era muy graciosa. La recuerdo más movida. Quintín Cabrera se murió hace unos años. Al parecer fue una especie de mentor de gente como Javier Álvarez y gente así.
http://www.youtube.com/watch?v=_6U5B8uCdi8
Y claro, algo habrá que poner también para el pequeño ruiseñor. El primer disco que se compró mi hermano fue el Rey Azúcar de los Fabulosos Cadillacs. Íbamos cuando volvíamos del pueblo a la calle Tallers a comprar discos. Iba yo, principalmente. Cuando mi hermano se hizo más mayor, se venía. Y se compró su primer disco en Castelló. El Rey Azúcar. Tenía una canción, la de Paquito, precisamente, que era una fuente constante de conflictos en casa. El disco era buenísimo, quizás nos ha ofuscado mucho que el Fabulosos Calavera nos chanase tantísimo. Este tenía canciones buenísimas, de verdad. Esta de Ciego de Amor, tenía una versión Dub, cantada por Big Youth nada menos. Versión Dub... en fin, no era dub. La de Strawberry Fields, la de Saco Azul. En fin. Ciego de Amor, mi boca no puede hablar, mis ojos no ven, etc. Estupendo tema.
http://www.youtube.com/watch?v=X7U5sVCJlig
El otro día me dijeron que viera un programa en la tele, y yo lo vi. Soy muy bien mandado. Y hablaban de páginas web de gente que se mueve para conciertos y tal. Y no sé porqué, no recuerdo bien porqué, pero salió Maria Rodés. Maria Rodés es una cantautora de aquí a la que no hago mucho caso. No hago mucho caso de casi nada de lo que se canta por aquí últimamente. Supongo que es por la edad. Me quedo atrás. No lo aparento, porque me conservo espléndidamente, pero soy mayor. Y estos mozos... no son tan mozos. No no. Que algunos tienen... bueno. Es igual. El caso es que salió Maria Rodés cantando esta canción acompañada por el teclista de los Surfin Chirlas. La canción se llama Mirall, y es bonita porque si.
http://www.youtube.com/watch?v=L3ZYFOO3c1Q
Ayer por la noche, tras el fiasco futbolístico, me dije, va, ponte el docu del Bob Dylan del Scorsese y a ver qué. Me quedé en la primera hora porque el ser humano necesita descanso. Pero me dio tiempo a ver todo el repaso de cantantes desconocidos para los que no somos estudiosos del asunto, y que fueron influencia del Dylan. De la misma manera que el Dylan es copiado y saqueado por muchos, él hizo lo mismo con los demás. Es asín. El caso es que salió un señor llamado John Jacob Niles que cantaba una canción que se llamaba Go 'way from my window. Hay una de Dylan, la de It ain't me, babe, en la que el primer verso es Go away from my window. Ala. Ya la tienes. Sólo que el tal John Jacob Niles tiene una voz que el Dylan ni en sueños.
http://www.youtube.com/watch?v=9dGw8sNfzgE&feature=related
Cosas de las que se va enterando uno. El otro día supe que una canción de Beck tiene un sample de una canción de Them. La de Devil's Haircut. El hueso de la canción, básicamente, es de los Them, el grupo en el que estuvo cantando Van Morrison. He dicho alguna vez que Van Morrison, Van Morrison, Van Morrison, a mí es que no me hace una especial gracia. No le pillo la broma. Pero en cambio con el grupo este hacía unas animaladas muy buenas. Aunque bien es verdad que se parecían a otras animaladas de otra gente, claro. Sea como sea, esta canción está muy bien. I can only give you everything. Casi nada.
http://www.youtube.com/watch?v=VH0G1o8xbt4
Y nada. Que eso. Que ya ha llegado el fin de semana. Una menos. Una más. Que si nos vemos por ahí, pues eso. Si no, que buen fin de semana.
jueves, 4 de octubre de 2012
¡Un premio!
¡Qué fuerte! ¡Me han hecho un regalo! Katy, de Pasitos Cortos, con su infinita magnanimidad me ha hecho un regalo. ¡Este regalo! Truly Amazing Blogs... ahí es nada!! Muchas gracias, muchas gracias.
Pero para aceptarlo, al parecer hay que responder a un cuestionario. En fin. Allá vamos.
1¿Te gustan los deportes?
Por supuesto. El mejor momento de la vida de un ser humano son esos quince días o veinte de Juegos Olímpicos. ¿Practicarlos? El fútbol. Era tan joven...
2 ¿Cual es tu hobby?.
Leer. Ver películas. Ver fútbol. Y hablar. Mi hobby es hablar.
3 ¿De que color son tus ojos?
Cuidado. Verdes y marrones. Como si fuera de Chernobil.
4 ¿Como es tu cabello?
De pequeño fui rubio, lo juro. Ahora me conformo con ser castaño.
5 ¿Eres zurdo o diestro?
Diestro, pero chuto con la izquierda.
6 ¿Tienes muchos secretos?
Los tengo, pero soy muy bocazas. Sobre todo con los secretos de los demás. ¿He dicho que mi hobby es hablar?
7 ¿Que nombre le pondrías a tu hijo?
Aurora. Hija, claro.
8 ¿Quisieras besar apasionadamente a alguien?
A alguien no. A quién yo me sé sí.
9¿Te arrepientes de algo?
Por supuesto. Pero una vez que se toca una pieza, no se puede volver atrás.
10 ¿Tocas instrumentos musicales?
Si. Tocarlos, los toco. Ahora, que de ahí salga música...
11¿Tu película favorita?
El Padrino. Toda la serie.
12¿Extrañas mucho a alguien?
Vivir es echar de menos, supongo.
13 ¿Engañaste alguna vez a algún/a novia/o?
Que yo sepa no.
14 ¿Alguna vez te dieron un vuelto erróneamente a tu favor y no dijiste nada?
Eso jamás ocurre. Es una leyenda urbana. No miro el cambio. Apenas sé sumar.
15 ¿Te gusta recibir premios por tu blog?
Naturalmente. Hace mucha ilusión que alguien considere que lo que haces merece la pena ser leído. Es un placer.
Pues nada. Que muchas gracias a Katy. Me ha hecho mucha ilusión, de verdad.
¡Salud!
Pero para aceptarlo, al parecer hay que responder a un cuestionario. En fin. Allá vamos.
1¿Te gustan los deportes?
Por supuesto. El mejor momento de la vida de un ser humano son esos quince días o veinte de Juegos Olímpicos. ¿Practicarlos? El fútbol. Era tan joven...
2 ¿Cual es tu hobby?.
Leer. Ver películas. Ver fútbol. Y hablar. Mi hobby es hablar.
3 ¿De que color son tus ojos?
Cuidado. Verdes y marrones. Como si fuera de Chernobil.
4 ¿Como es tu cabello?
De pequeño fui rubio, lo juro. Ahora me conformo con ser castaño.
5 ¿Eres zurdo o diestro?
Diestro, pero chuto con la izquierda.
6 ¿Tienes muchos secretos?
Los tengo, pero soy muy bocazas. Sobre todo con los secretos de los demás. ¿He dicho que mi hobby es hablar?
7 ¿Que nombre le pondrías a tu hijo?
Aurora. Hija, claro.
8 ¿Quisieras besar apasionadamente a alguien?
A alguien no. A quién yo me sé sí.
9¿Te arrepientes de algo?
Por supuesto. Pero una vez que se toca una pieza, no se puede volver atrás.
10 ¿Tocas instrumentos musicales?
Si. Tocarlos, los toco. Ahora, que de ahí salga música...
11¿Tu película favorita?
El Padrino. Toda la serie.
12¿Extrañas mucho a alguien?
Vivir es echar de menos, supongo.
13 ¿Engañaste alguna vez a algún/a novia/o?
Que yo sepa no.
14 ¿Alguna vez te dieron un vuelto erróneamente a tu favor y no dijiste nada?
Eso jamás ocurre. Es una leyenda urbana. No miro el cambio. Apenas sé sumar.
15 ¿Te gusta recibir premios por tu blog?
Naturalmente. Hace mucha ilusión que alguien considere que lo que haces merece la pena ser leído. Es un placer.
Pues nada. Que muchas gracias a Katy. Me ha hecho mucha ilusión, de verdad.
¡Salud!
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