Gran concierto hoy en la Sala Pop de Santa Coloma de Gramenet...
eltoni, elpako & elchristian y su nuevo sonido de rock de estadios junto al Grupo Invitado y sus múltiples sorpresas.
Un concierto en riguroso directo!!
No pueden perdérselo!!
viernes, 31 de enero de 2014
jueves, 30 de enero de 2014
Villastanza de Llorera XIII
Continuamos con las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz.
'Facundo Kohthenberg volvió a su casa convencido de que iba a hacerse con la posesión de aquel documento. Vivía justo al lado de la iglesia, en un caserón con aire palaciego, dentro de lo palaciego que pudiera ser un caserón en un pueblo... en fin. Abrió la puerta, se dirigió a la cocina para prepararse un vaso de leche con lo que cenar y encendió la radio para escuchar un programa de música clásica. Era lo único que escuchaba. No se enteraba de casi nada de lo que sucedía en el mundo. Vivía por para sus investigaciones, sus libros, sus legajos, y la música clásica. De pequeño incluso había tocado el piano, pero... le entristecía tocar para él solo. Ahí estaba, con la estufa todavía por encender, cuando alguien llamó a su puerta. Nadie había llamado a su puerta nunca, de hecho ni siquiera tenía timbre. Tuvieron que golpear la puerta con fuerza. Extrañado, pensando que era algún crío que estaba de broma, o que habían dado un balonazo, no hizo demasiado caso. Volvió de nuevo a sonar la puerta y no tuvo más remedio que ir a ver qué pasaba.
Al abrir la puerta, se encontró con Poli. Con la prima Poli. Para Facundo Kohthenberg aquella mujer con el pelo rojo no era nadie. El resto del pueblo, salvo el alcalde, y un par de propietarios más, le era prácticamente desconocido. Sí que es verdad que el pelo rojo de aquella mujer le resultaba familiar, porque en Villastanza de Llorera no había nadie o casi nadie... no, nadie, que llevase aquel pelo rojo.
- Hola, señor Facundo, perdone que le moleste, pero hace unos días, paseando por el campo, creo que encontré un colgante que creo que puede pertenecer a alguien de su familia, porque el escudo que aparece... si lo quiere ver.
- Claro, claro, pase, pase -Facundo hizo pasar a Poli dentro de la casa.
Quirino Barrantes salía del bar-Café Luces cuando se encontró con su prima Poli unas horas después. Había estado hablando de muchas cosas con Áureo 'Eldorado' y lo poco que este le había contado le había dejado un poco igual. 'Prima, qué tal, de dónde vienes...'. 'Pues nada, de hacer un mandao. ¿Qué, ya nos recogemos?'. 'Si, he estado hablando con Áureo 'Eldorado', tu amigo...', dijo Quirino sabiendo que el nombre de Áureo ponía frenética a su prima. 'Ah, muy bien, muy bien, aprovechado el tiempo, bueno, pues nada, que tengo prisa y hace fresco, que nos vemos mañana para desayunar, si quieres.' 'Claro, prima, claro'.
Quirino llegó a su casa, puso la tele y se quedó dormido. El vino blanco. Cuando se levantó al día siguiente y salió al bar a esperar a su prima, había mucho revuelo en el pueblo, en dirección al camino de la Iglesia. Habían encontrado muerto a Facundo Kohlthenberg.'
'Facundo Kohthenberg volvió a su casa convencido de que iba a hacerse con la posesión de aquel documento. Vivía justo al lado de la iglesia, en un caserón con aire palaciego, dentro de lo palaciego que pudiera ser un caserón en un pueblo... en fin. Abrió la puerta, se dirigió a la cocina para prepararse un vaso de leche con lo que cenar y encendió la radio para escuchar un programa de música clásica. Era lo único que escuchaba. No se enteraba de casi nada de lo que sucedía en el mundo. Vivía por para sus investigaciones, sus libros, sus legajos, y la música clásica. De pequeño incluso había tocado el piano, pero... le entristecía tocar para él solo. Ahí estaba, con la estufa todavía por encender, cuando alguien llamó a su puerta. Nadie había llamado a su puerta nunca, de hecho ni siquiera tenía timbre. Tuvieron que golpear la puerta con fuerza. Extrañado, pensando que era algún crío que estaba de broma, o que habían dado un balonazo, no hizo demasiado caso. Volvió de nuevo a sonar la puerta y no tuvo más remedio que ir a ver qué pasaba.
Al abrir la puerta, se encontró con Poli. Con la prima Poli. Para Facundo Kohthenberg aquella mujer con el pelo rojo no era nadie. El resto del pueblo, salvo el alcalde, y un par de propietarios más, le era prácticamente desconocido. Sí que es verdad que el pelo rojo de aquella mujer le resultaba familiar, porque en Villastanza de Llorera no había nadie o casi nadie... no, nadie, que llevase aquel pelo rojo.
- Hola, señor Facundo, perdone que le moleste, pero hace unos días, paseando por el campo, creo que encontré un colgante que creo que puede pertenecer a alguien de su familia, porque el escudo que aparece... si lo quiere ver.
- Claro, claro, pase, pase -Facundo hizo pasar a Poli dentro de la casa.
Quirino Barrantes salía del bar-Café Luces cuando se encontró con su prima Poli unas horas después. Había estado hablando de muchas cosas con Áureo 'Eldorado' y lo poco que este le había contado le había dejado un poco igual. 'Prima, qué tal, de dónde vienes...'. 'Pues nada, de hacer un mandao. ¿Qué, ya nos recogemos?'. 'Si, he estado hablando con Áureo 'Eldorado', tu amigo...', dijo Quirino sabiendo que el nombre de Áureo ponía frenética a su prima. 'Ah, muy bien, muy bien, aprovechado el tiempo, bueno, pues nada, que tengo prisa y hace fresco, que nos vemos mañana para desayunar, si quieres.' 'Claro, prima, claro'.
Quirino llegó a su casa, puso la tele y se quedó dormido. El vino blanco. Cuando se levantó al día siguiente y salió al bar a esperar a su prima, había mucho revuelo en el pueblo, en dirección al camino de la Iglesia. Habían encontrado muerto a Facundo Kohlthenberg.'
miércoles, 29 de enero de 2014
Villastanza de Llorera XII
Nueva entrega de las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes' de Benito Repojo Ostiz. A ver qué:
'Áureo 'Eldorado' entró en el Bar-Café Luces justo cuando el pequeño Jonás salía. Casi no se llegaron a cruzar, pero al entrar en el bar, Áureo notó algo. Un pequeño escalofrío, como si una corriente de aire helado saliera de dentro del bar. El pequeño Jonás, por su parte, notar que alguien entraba justo cuando él salía, giró un poco la vista y al ver a Áureo se quedó paralizado, aterrorizado. Ese señor era aquel del que su abuela Poli hablaba cuando se quedaba dormida después de comer. Jonás y su abuela veían un poco la televisión antes de volver a la escuela por la tarde. Poli se quedaba traspuesta y hablaba en sueños. También lo hacía por las noches. El nombre de Áureo estaba en su boca continuamente, pero sólo cuando estaba dormida. Áureo, Áureo...
Áureo 'Eldorado' se sacudió un poco el frío que le había entrado y notó que el aire acondicionado del bar estaba encendido. Como siempre. Por defecto, para frío, para el calor... siempre encendido. Entró y pidió una copita de vino blanco y vio a Quirino Barrantes, que tenía una cara un poco extraña. Quirino, al ver a Áureo, le saludó y preguntó inmediatamente: 'Hola, Áureo, oye, mira, perdona que te pregunte así tan directamente pero es que... oye una cosa, a ver, tú conoces a mi prima Poli ¿verdad? ¿tú qué sabes de su hija Vera?'. Y cuando ya parecía que había terminado de preguntar, añadió otra interrogación. 'Y otra cosa, ¿tú conoces a alguna Boreal o algo así que sea de mi familia?'.
'Eldorado' cambió el rostro. Si hasta entonces había estado risueño y chistoso, gracias a la historia que le había contado el tarado de Facundo Kohlthenberg, de repente la nueva mención a Boreal, le dejó escamado. ¿A qué venía tanto Boreal de repente? Si ya la posibilidad de ver la Aurora Boreal en un pueblo del interior de la Península Ibérica resultaba ciertamente desconcertante, el hecho de que alguien le pusiera el nombre de Boreal a alguien... que hubiera algún Boreal en Villastanza de Llorera no debería habérsele escapado de ninguna manera. Boreal. Poli... sí, si que recordaba a Poli. La prima de Quirino Barrantes. Poli, de la familia de los... si, esos de la cabeza... y claro que se acuerda de ella. Claro. De jovencito él estuvo tonteando con ella un tiempo, pero no se acuerda de qué pasó que perdió interés, como casi siempre. Desde entonces, Poli y él se habían encontrado en el pueblo muchas veces pero la relación se había perdido. Ella se casó y luego se separó o el marido se mató. Si. ¿Por qué no se acordaba de ninguna Boreal? Igual Quirino confundía a Vera con Boreal. La hija de Poli se llamaba Vera. Que por cierto, hacía ya mucho tiempo que no aparecía por Villastanza de Llorera.
'Áureo 'Eldorado' entró en el Bar-Café Luces justo cuando el pequeño Jonás salía. Casi no se llegaron a cruzar, pero al entrar en el bar, Áureo notó algo. Un pequeño escalofrío, como si una corriente de aire helado saliera de dentro del bar. El pequeño Jonás, por su parte, notar que alguien entraba justo cuando él salía, giró un poco la vista y al ver a Áureo se quedó paralizado, aterrorizado. Ese señor era aquel del que su abuela Poli hablaba cuando se quedaba dormida después de comer. Jonás y su abuela veían un poco la televisión antes de volver a la escuela por la tarde. Poli se quedaba traspuesta y hablaba en sueños. También lo hacía por las noches. El nombre de Áureo estaba en su boca continuamente, pero sólo cuando estaba dormida. Áureo, Áureo...
Áureo 'Eldorado' se sacudió un poco el frío que le había entrado y notó que el aire acondicionado del bar estaba encendido. Como siempre. Por defecto, para frío, para el calor... siempre encendido. Entró y pidió una copita de vino blanco y vio a Quirino Barrantes, que tenía una cara un poco extraña. Quirino, al ver a Áureo, le saludó y preguntó inmediatamente: 'Hola, Áureo, oye, mira, perdona que te pregunte así tan directamente pero es que... oye una cosa, a ver, tú conoces a mi prima Poli ¿verdad? ¿tú qué sabes de su hija Vera?'. Y cuando ya parecía que había terminado de preguntar, añadió otra interrogación. 'Y otra cosa, ¿tú conoces a alguna Boreal o algo así que sea de mi familia?'.
'Eldorado' cambió el rostro. Si hasta entonces había estado risueño y chistoso, gracias a la historia que le había contado el tarado de Facundo Kohlthenberg, de repente la nueva mención a Boreal, le dejó escamado. ¿A qué venía tanto Boreal de repente? Si ya la posibilidad de ver la Aurora Boreal en un pueblo del interior de la Península Ibérica resultaba ciertamente desconcertante, el hecho de que alguien le pusiera el nombre de Boreal a alguien... que hubiera algún Boreal en Villastanza de Llorera no debería habérsele escapado de ninguna manera. Boreal. Poli... sí, si que recordaba a Poli. La prima de Quirino Barrantes. Poli, de la familia de los... si, esos de la cabeza... y claro que se acuerda de ella. Claro. De jovencito él estuvo tonteando con ella un tiempo, pero no se acuerda de qué pasó que perdió interés, como casi siempre. Desde entonces, Poli y él se habían encontrado en el pueblo muchas veces pero la relación se había perdido. Ella se casó y luego se separó o el marido se mató. Si. ¿Por qué no se acordaba de ninguna Boreal? Igual Quirino confundía a Vera con Boreal. La hija de Poli se llamaba Vera. Que por cierto, hacía ya mucho tiempo que no aparecía por Villastanza de Llorera.
martes, 28 de enero de 2014
Villastanza de Llorera XI
Seguimos adelante con las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz, galardonado con el premio aquel que ya comentamos. A ver cómo sigue la cosa:
'Áureo 'Eldorado', había tenido un día maravilloso. Áureo 'Eldorado' hacía mucho tiempo que no se reía tanto. Había llegado a su despacho un lugareño, llamado Facundo Kohlthenberg, que tenía a gala disponer de muchas y muchas tierras distribuidas por todo el término del municipio, dándose la circunstancia de que prácticamente su posesión rodeaba el casco urbano. Facundo Kohlthenberg, pese a tan rimbombante y germanizado apellido, poseía un garbo más bien escuálido, triste, pobretón. Su riqueza venía de herencias, de casamientos, de unos con los otros, de no dejar nada para los de abajo, y él no era más que la prueba de cruces entre primos, primos segundos, sobrinos con nietas, y demás mezclas. O no. Piensen ustedes en el juicio que acabamos de hacer. La sangre con la sangre, como si uno supiera de eso. Es lo que se decía por el pueblo. La sangre con la sangre, al final, sale rana. Y Facundo Kohlthenberg respondía al mito. Su vida transcurría entre el domicilio familiar en el que vivía como un monje y la biblioteca del pueblo, donde se guardaba un Archivo de documentos antiguos de Villastanza de Llorera en el que Kohlthenberg buscaba y rebuscaba el origen de su apellido, de su familia, del qué y porqué. Quería hacer un estudio y publicarlo y de paso, intentar encontrar a sus familiares que parecían venir de Sajonia. Y en eso llevaba casi toda la vida. Soltero, solo, se había dedicado a consumir su vida sin otro objeto que dejarse las pestañas con ese tema. Y el día de marras fue al despacho de Áureo 'Eldorado', para hacerle una consulta.
-Mire usted, señor Áureo. He hecho un descubrimiento en mis investigaciones genealógicas y quisiera, cómo decirlo, registrar el archivo que he encontrado de manera que se reconozca mi propiedad sobre él. Verá. Se trata de un documento, fechado en 1647, en el que se habla de unos ritos que se realizaban en Villastanza de Llorera en los que se decía que se veía la Aurora Boreal. Verá. Se ve que en el Cerrete Mocho se juntaban unos cuantos señores tanto de Villastanza de Llorera como de otros pueblos y villas, junto con sus señoras esposas y allí, consumiendo sepa dios qué setas o qué cosas, entraban en unos trances y unos estados por los cuales decían ver la Aurora Boreal. Este documento compromete a un lejano pariente mío, un Kohlthenberg de los primeros que por aquí vinieron y me gustaría, en tanto que sale citado y soy el único heredero... pues iniciar los trámites para adquirirlo.
Áureo 'Eldorado' se quedó con los ojos como platos. Le informó que eso era difícil de conseguir porque los Archivos debían pertenecer al Ayuntamiento o a la Diputación y que no estaban en venta, pero que de todas maneras preguntaría a ver.
En cuanto se marchó Facundo Kohlthenberg, estalló en una carcajada. Así que veían la Aurora Boreal desde el Cerro Mocho...
'Áureo 'Eldorado', había tenido un día maravilloso. Áureo 'Eldorado' hacía mucho tiempo que no se reía tanto. Había llegado a su despacho un lugareño, llamado Facundo Kohlthenberg, que tenía a gala disponer de muchas y muchas tierras distribuidas por todo el término del municipio, dándose la circunstancia de que prácticamente su posesión rodeaba el casco urbano. Facundo Kohlthenberg, pese a tan rimbombante y germanizado apellido, poseía un garbo más bien escuálido, triste, pobretón. Su riqueza venía de herencias, de casamientos, de unos con los otros, de no dejar nada para los de abajo, y él no era más que la prueba de cruces entre primos, primos segundos, sobrinos con nietas, y demás mezclas. O no. Piensen ustedes en el juicio que acabamos de hacer. La sangre con la sangre, como si uno supiera de eso. Es lo que se decía por el pueblo. La sangre con la sangre, al final, sale rana. Y Facundo Kohlthenberg respondía al mito. Su vida transcurría entre el domicilio familiar en el que vivía como un monje y la biblioteca del pueblo, donde se guardaba un Archivo de documentos antiguos de Villastanza de Llorera en el que Kohlthenberg buscaba y rebuscaba el origen de su apellido, de su familia, del qué y porqué. Quería hacer un estudio y publicarlo y de paso, intentar encontrar a sus familiares que parecían venir de Sajonia. Y en eso llevaba casi toda la vida. Soltero, solo, se había dedicado a consumir su vida sin otro objeto que dejarse las pestañas con ese tema. Y el día de marras fue al despacho de Áureo 'Eldorado', para hacerle una consulta.
-Mire usted, señor Áureo. He hecho un descubrimiento en mis investigaciones genealógicas y quisiera, cómo decirlo, registrar el archivo que he encontrado de manera que se reconozca mi propiedad sobre él. Verá. Se trata de un documento, fechado en 1647, en el que se habla de unos ritos que se realizaban en Villastanza de Llorera en los que se decía que se veía la Aurora Boreal. Verá. Se ve que en el Cerrete Mocho se juntaban unos cuantos señores tanto de Villastanza de Llorera como de otros pueblos y villas, junto con sus señoras esposas y allí, consumiendo sepa dios qué setas o qué cosas, entraban en unos trances y unos estados por los cuales decían ver la Aurora Boreal. Este documento compromete a un lejano pariente mío, un Kohlthenberg de los primeros que por aquí vinieron y me gustaría, en tanto que sale citado y soy el único heredero... pues iniciar los trámites para adquirirlo.
Áureo 'Eldorado' se quedó con los ojos como platos. Le informó que eso era difícil de conseguir porque los Archivos debían pertenecer al Ayuntamiento o a la Diputación y que no estaban en venta, pero que de todas maneras preguntaría a ver.
En cuanto se marchó Facundo Kohlthenberg, estalló en una carcajada. Así que veían la Aurora Boreal desde el Cerro Mocho...
lunes, 27 de enero de 2014
Carlos Cano - Crónicas Granadinas
Este disco es de los que ponen los pelos de punta. Los pelos rizados. Fíjense en la portada. Un Carlos Cano que todavía no se ha convertido en el coplista oficial de los ochenta, posa en la Alhambra a contraluz, con una pelambrera rizada que ya la quisiera uno... o no. No me gusta el pelo rizado. Imagínense que ustedes tienen tres, cuatro o cinco años, y que por la mañana se levantan con el canto del Muhecín. Fin de semana sí y otro también. Cuando Carlos Cano dio el giro coplista, mi padre le siguió con los ojos cerrados y uno echaba de menos el canto del Muecín, la verdad. Alá u akbar. Dios es grande. No se lo pueden imaginar hasta que no lo escuchan. El Canto del Amanecer, con esa guitarra que corta como una navaja. Con un par. Rassullah!! Salah!! laila ilahlah... o como se diga o como se transcriba. Y una cítara supongo que adorna la canción. Sólo por este punto, el disco ya valdría la pena todo el disco.
Se trata de un disco de 1978. Carlos Cano ya ha sacado algún disco más, como el que tiene la de Verde y Blanca, por ejemplo, pero con este disco se marca un punto glorioso. Cuentan que al mismísimo Jomeini le gustó el disco y fue invitado a cantar en Irán y todo. Alá u akbar! Años de andalucismo, de recuperación de lo árabe, de un folklorismo más popular que se verá ahogado muy pronto por... otro andalucismo. Aquí tenemos la vía granaína al tema.
Para continuar con el Canto del Amanecer, tenemos la Casida de la Muchacha Dorada. Una canción bonita con su piano y su viola. Cómo cantaba Carlos Cano aquí, con esas b que son v, la muchacha vlanca, y esa forma de decir las cosas, grave, grande, profunda. La muchacha dorada, la muchacha mojada. Qué cosa tan bonita, por favor. Ojo, que es que la letra es de Federico García Lorca. Que no estamos hablando de cualquier cosa, vaya. La vía granaína, que decimos.
Uno no es de Granada, que los ancestros vienen de Jaén, pero a uno le tira más Granada que Sevilla o Cádiz... es lo que hay. La Casida de las Palomas Oscuras, es otra canción enigmática, con un clarinete que siempre me sonó flojeras... pero bueno. Otra canción que adapta una Casida de Federico García Lorca. La letra es alucinante.
Cuidado ahora, cuidado. Si el tema iba por lo lírico... se corta el rollo rápido. El Bando Real. Lo dicho, imagínense a un niño de cuatro años, levantándose por la mañana al son de 'Viva el Rey Fernando y la Reina Isabel, Tanto monta, monta Tanto, Amén'. Brutal. Moriscos, infieles... la Alpujarra abandonarán. Conquista de Granada y Victoria de la Cristiandad. Viva el Rey Fernando y la Reina Isabel. Infantes, mujeres, cruzarán el mar. Ya uno se sitúa en el bando de los que te dije para toda la vida. Una canción para colocar a cada uno en su sitio. Por orden real, escritos de herejes en fuego arderán, y aquel que se encuentre hablando morisco háganle... pone los pelos de punta. Uno no sabía la letra pero esperaba al Viva el Rey Fernando para cantar como un poseso. Y le daba pena que acabara y no sé si le hacía a mi padre repetirla.
Después de tanta intensidad, un tema instrumental. Suspiro del Moro. Una delicia para escuchar pensando en una Andalucía distinta, sin tanta alharaca, tanta Virgen, tanto toro, tanta alegría y rebujito. Una Andalucía de treinta y tantos grados, de frío en los pies, de sudores, de polvo, de otra cosa. Una delicia, lo dicho.
La Casida del Rey Chico abre la cara b. Aquí se notan en algunas canciones que había algo llamado Rock Andaluz y que en mi casa no se escuchó. A mi padre no le iba Triana. Eran sevillanos, supongo. Tampoco los grupos granaínos del palo le iban, eso sí. Aquí tenemos una canción tremenda, árabe a tope, cantada por un granaíno sentío. Al amanecer, la tierra al amanecer. Estoy escuchándola y se me ponen los pelos de punta. Siempre se me ponen como escarpias. Qué bueno haber recuperado este disco, caramba. Al amanecer, la tierra al amanecer. El pueblo recuperara su color, verdiblanco de origen bereber... Uff.
Casida del Adios es una canción que está ahí y bueno... está ahí. Sin más. Más sobre Granada y eso. Sombra soy sombra... uff. Es que todas tienen unas frases... qué disco. Oscuro, chungo y a la vez... no sé. Sombra, soy sombra...
Ahora vienen las dos últimas para ya darnos el remate. En Granada es más rock Andaluz que el rock andaluz. Toda la canción da muchas, muchas, pero muchas ganas de llorar. Al menos a mí. Hasta el sinte ese tan de fiestas del pueblo. Todo. Alá u akbar... uf. Es el canto de los que se tuvieron que pirar de Granada cuando la Conquista por los Reyes Católicos, pero no sé porqué a mí me hacia pensar en los que se fueron de su pueblo para irse a trabajar a otras partes del país, de Europa, de donde fuera. Déjame, déjame, vivir. Ten piedad, ten piedad, cadena de mí. Lejos de Granada, yo me moriría.
La Casida del Cazador Perdido remata el disco. Otra canción para enmarcar en la que destaca una sentencia tremenda: yo no soy de este mundo. Casi nada al aparato. Esas cosas escuchadas de crío, hacen daño, mucho, mucho daño. También con su batería, su guitarra eléctrica... una despedida en condiciones.
Un disco que es breve, que dice muchas cosas y que merece la pena descubrir, por ver al personaje de Carlos Cano desde otro punto de vista y por ponernos los pelos punta... o rizados, una vez más. Alá u akbar!
Se trata de un disco de 1978. Carlos Cano ya ha sacado algún disco más, como el que tiene la de Verde y Blanca, por ejemplo, pero con este disco se marca un punto glorioso. Cuentan que al mismísimo Jomeini le gustó el disco y fue invitado a cantar en Irán y todo. Alá u akbar! Años de andalucismo, de recuperación de lo árabe, de un folklorismo más popular que se verá ahogado muy pronto por... otro andalucismo. Aquí tenemos la vía granaína al tema.
Para continuar con el Canto del Amanecer, tenemos la Casida de la Muchacha Dorada. Una canción bonita con su piano y su viola. Cómo cantaba Carlos Cano aquí, con esas b que son v, la muchacha vlanca, y esa forma de decir las cosas, grave, grande, profunda. La muchacha dorada, la muchacha mojada. Qué cosa tan bonita, por favor. Ojo, que es que la letra es de Federico García Lorca. Que no estamos hablando de cualquier cosa, vaya. La vía granaína, que decimos.
Uno no es de Granada, que los ancestros vienen de Jaén, pero a uno le tira más Granada que Sevilla o Cádiz... es lo que hay. La Casida de las Palomas Oscuras, es otra canción enigmática, con un clarinete que siempre me sonó flojeras... pero bueno. Otra canción que adapta una Casida de Federico García Lorca. La letra es alucinante.
Cuidado ahora, cuidado. Si el tema iba por lo lírico... se corta el rollo rápido. El Bando Real. Lo dicho, imagínense a un niño de cuatro años, levantándose por la mañana al son de 'Viva el Rey Fernando y la Reina Isabel, Tanto monta, monta Tanto, Amén'. Brutal. Moriscos, infieles... la Alpujarra abandonarán. Conquista de Granada y Victoria de la Cristiandad. Viva el Rey Fernando y la Reina Isabel. Infantes, mujeres, cruzarán el mar. Ya uno se sitúa en el bando de los que te dije para toda la vida. Una canción para colocar a cada uno en su sitio. Por orden real, escritos de herejes en fuego arderán, y aquel que se encuentre hablando morisco háganle... pone los pelos de punta. Uno no sabía la letra pero esperaba al Viva el Rey Fernando para cantar como un poseso. Y le daba pena que acabara y no sé si le hacía a mi padre repetirla.
Después de tanta intensidad, un tema instrumental. Suspiro del Moro. Una delicia para escuchar pensando en una Andalucía distinta, sin tanta alharaca, tanta Virgen, tanto toro, tanta alegría y rebujito. Una Andalucía de treinta y tantos grados, de frío en los pies, de sudores, de polvo, de otra cosa. Una delicia, lo dicho.
La Casida del Rey Chico abre la cara b. Aquí se notan en algunas canciones que había algo llamado Rock Andaluz y que en mi casa no se escuchó. A mi padre no le iba Triana. Eran sevillanos, supongo. Tampoco los grupos granaínos del palo le iban, eso sí. Aquí tenemos una canción tremenda, árabe a tope, cantada por un granaíno sentío. Al amanecer, la tierra al amanecer. Estoy escuchándola y se me ponen los pelos de punta. Siempre se me ponen como escarpias. Qué bueno haber recuperado este disco, caramba. Al amanecer, la tierra al amanecer. El pueblo recuperara su color, verdiblanco de origen bereber... Uff.
Casida del Adios es una canción que está ahí y bueno... está ahí. Sin más. Más sobre Granada y eso. Sombra soy sombra... uff. Es que todas tienen unas frases... qué disco. Oscuro, chungo y a la vez... no sé. Sombra, soy sombra...
Ahora vienen las dos últimas para ya darnos el remate. En Granada es más rock Andaluz que el rock andaluz. Toda la canción da muchas, muchas, pero muchas ganas de llorar. Al menos a mí. Hasta el sinte ese tan de fiestas del pueblo. Todo. Alá u akbar... uf. Es el canto de los que se tuvieron que pirar de Granada cuando la Conquista por los Reyes Católicos, pero no sé porqué a mí me hacia pensar en los que se fueron de su pueblo para irse a trabajar a otras partes del país, de Europa, de donde fuera. Déjame, déjame, vivir. Ten piedad, ten piedad, cadena de mí. Lejos de Granada, yo me moriría.
La Casida del Cazador Perdido remata el disco. Otra canción para enmarcar en la que destaca una sentencia tremenda: yo no soy de este mundo. Casi nada al aparato. Esas cosas escuchadas de crío, hacen daño, mucho, mucho daño. También con su batería, su guitarra eléctrica... una despedida en condiciones.
Un disco que es breve, que dice muchas cosas y que merece la pena descubrir, por ver al personaje de Carlos Cano desde otro punto de vista y por ponernos los pelos punta... o rizados, una vez más. Alá u akbar!
viernes, 24 de enero de 2014
Miscelánea - El amor es un sentimiento
El amor es un sentimiento que tengo en el corazón. Tengo un corazón cargado de sentimientos. Se acerca la hora. Canciones de amores. The Supremes tienen este pedazo de canción que te pone los peletes de punta. Tú dices que me quieres pero me tienes aquí colgada. Diana Ross, qué cosas. Luego en solitario cuesta encontrar algo con lo que sentir afinidad, pero con The Supremes... ojo, qué cancionazos y qué interpretaciones. Sobre todo las movidas, las canciones con esa batería que hace pampampampam. Let me be, why don't you baby? Dices que me quieres y me dejas aquí colgada. El amor es un sentimiento que para qué vamos a contar nada que no sepamos. You Keep me Hangin' on.
http://www.youtube.com/watch?v=lxny2KMd0TI
Pedir, suplicar, eso está muy feo. Pero claro, está muy feo hasta que tiene uno que hacerlo. Baby let me take you home. Esta es de los Animals, pero está muy claro que es una versión de una canción que hizo Dylan y que no tiene imitación posible 'Baby let me follow you down'. Soy muy partidario de la de Dylan, pero esta de los Animals no tiene tampoco desperdicio. Este pide acompañar a casa, y Dylan se pone más chungo, en plan, déjame acompañarte hacia la destrucción. Y los Animals finalmente sueltan el consabido, I wanna be your Man. El amor es un sentimiento que también sale del corazón. El corazón puede que no tenga sentimientos, pero eso también puede ser amor. Déjame acompañarte a casa y lo hablamos.
http://www.youtube.com/watch?v=hJkQMk47eOc
Ojo ahora. Una pedazo de canción que está en el origen de todo. En el centro de todo absolutamente. El amor es un sentimiento. I got a woman, de Ray Charles, interpretada lárgamente y concienzudamente por el mismísimo Ray Charles. i got a woman, she's good to me. Viene a decir al principio, con un pequeño fraseo de Tchaikovsky, creo, ojo, creo, que a veces está un poco chungo, que a veces no lo ve claro, pero que... ojo I Got a Woman, y que ella, ojo, ella, she's good to me. La canción, la versión que aquí se escucha, se podría hacer mucho más salvaje, incluso mucho más larga, pero es Ray Charles, no Flaming Lips. De todas maneras, la canción ya tiene sus dosis de cafrerío suficiente. Es tremenda, de verdad. I got a woman.
http://www.youtube.com/watch?v=81cyUwnM71U
Estos si que son los Flaming Lips. Es casi imposible escuchar una versión decente del I Want You de los Beatles. She's so heavy. Ella es muy dura. Digo que es muy difícil encontrar la versión misma de los Beatles, así que puestos a encontrar algo parecido, mejor lo inverosímil. El I want you de los Beatles por los Flaming Lips... acompañados por uno de los guitarras de Wilco... vaya. Bueno, pasaremos ese dato por alto. Los punteíllos del de Wilco, la verdad es que no sé que pintan, porque la gracia de la canción original era que no tenía más punteos que los justos y necesarios para seguir el ritmo. She's so heavy. She's so heavy, aunque sea con la voz sin voz del Wayne Coyne. Tremenda canción, sea la original o la versión de... 17 minutos que a continuación se muestra.
http://www.youtube.com/watch?v=B2QpIgWPMmE
La cosa se nos estaba poniendo muy festivalera. Vamos a centrar el tema. Un pastorcico solo está apenado, ajeno de placer y de contento, y en su pastora puesto el pensamiento y el pecho del amor muy lastimado. Ese es el tema. Una canción de Paco Ibáñez que se llama El Pastorcico y es de San Juan de la Cruz. El momento final con el silbido le da un aire de western, de canción crepuscular de esas que ni Bob Dylan ni Kris Kristofferson tendrán pelotas a hacer nunca. Un tema muy bonito y muy triste. Ahora que están dando las pelis primeras de Star Wars, es una canción que te acerca al lado oscuro de la fuerza y ya no te suelta nunca más.
http://www.youtube.com/watch?v=se0fcCvKqzY
Y no nos podíamos despedir sin una canción de los Kinks. Too much on my mind. Del Face to Face. El otro día le recomendé a un amigo el Village Green... y casi tendría que haber empezado por el Something ese... y ya puestos por el Face to Face. Vaya discazo. Too much on my mind es de esas canciones que te tocan en la patata. Too much on my mind. Demasiadas cosas en la cabeza y no hay nada que pueda decir al respecto. Así es todo. El amor es un sentimiento que nace del corazón. Eso dicen. El amor lo tengo cargado de sentimientos, o es el corazón. Una canción cortita esta de los Kinks, pero que, como digo, tiene mucho alcance. Pienso en ello todo el tiempo, es demasiado para mi cabeza. O algo.
http://www.youtube.com/watch?v=-ikSQzL86Aw
Y se acabó. Miscelánea sentimental. Vamos a ver si con el fin de semana las cosas se arreglan un poco y ya encaramos lo que viene con mejor humor. Buen finde para todos.
http://www.youtube.com/watch?v=lxny2KMd0TI
Pedir, suplicar, eso está muy feo. Pero claro, está muy feo hasta que tiene uno que hacerlo. Baby let me take you home. Esta es de los Animals, pero está muy claro que es una versión de una canción que hizo Dylan y que no tiene imitación posible 'Baby let me follow you down'. Soy muy partidario de la de Dylan, pero esta de los Animals no tiene tampoco desperdicio. Este pide acompañar a casa, y Dylan se pone más chungo, en plan, déjame acompañarte hacia la destrucción. Y los Animals finalmente sueltan el consabido, I wanna be your Man. El amor es un sentimiento que también sale del corazón. El corazón puede que no tenga sentimientos, pero eso también puede ser amor. Déjame acompañarte a casa y lo hablamos.
http://www.youtube.com/watch?v=hJkQMk47eOc
Ojo ahora. Una pedazo de canción que está en el origen de todo. En el centro de todo absolutamente. El amor es un sentimiento. I got a woman, de Ray Charles, interpretada lárgamente y concienzudamente por el mismísimo Ray Charles. i got a woman, she's good to me. Viene a decir al principio, con un pequeño fraseo de Tchaikovsky, creo, ojo, creo, que a veces está un poco chungo, que a veces no lo ve claro, pero que... ojo I Got a Woman, y que ella, ojo, ella, she's good to me. La canción, la versión que aquí se escucha, se podría hacer mucho más salvaje, incluso mucho más larga, pero es Ray Charles, no Flaming Lips. De todas maneras, la canción ya tiene sus dosis de cafrerío suficiente. Es tremenda, de verdad. I got a woman.
http://www.youtube.com/watch?v=81cyUwnM71U
Estos si que son los Flaming Lips. Es casi imposible escuchar una versión decente del I Want You de los Beatles. She's so heavy. Ella es muy dura. Digo que es muy difícil encontrar la versión misma de los Beatles, así que puestos a encontrar algo parecido, mejor lo inverosímil. El I want you de los Beatles por los Flaming Lips... acompañados por uno de los guitarras de Wilco... vaya. Bueno, pasaremos ese dato por alto. Los punteíllos del de Wilco, la verdad es que no sé que pintan, porque la gracia de la canción original era que no tenía más punteos que los justos y necesarios para seguir el ritmo. She's so heavy. She's so heavy, aunque sea con la voz sin voz del Wayne Coyne. Tremenda canción, sea la original o la versión de... 17 minutos que a continuación se muestra.
http://www.youtube.com/watch?v=B2QpIgWPMmE
La cosa se nos estaba poniendo muy festivalera. Vamos a centrar el tema. Un pastorcico solo está apenado, ajeno de placer y de contento, y en su pastora puesto el pensamiento y el pecho del amor muy lastimado. Ese es el tema. Una canción de Paco Ibáñez que se llama El Pastorcico y es de San Juan de la Cruz. El momento final con el silbido le da un aire de western, de canción crepuscular de esas que ni Bob Dylan ni Kris Kristofferson tendrán pelotas a hacer nunca. Un tema muy bonito y muy triste. Ahora que están dando las pelis primeras de Star Wars, es una canción que te acerca al lado oscuro de la fuerza y ya no te suelta nunca más.
http://www.youtube.com/watch?v=se0fcCvKqzY
Y no nos podíamos despedir sin una canción de los Kinks. Too much on my mind. Del Face to Face. El otro día le recomendé a un amigo el Village Green... y casi tendría que haber empezado por el Something ese... y ya puestos por el Face to Face. Vaya discazo. Too much on my mind es de esas canciones que te tocan en la patata. Too much on my mind. Demasiadas cosas en la cabeza y no hay nada que pueda decir al respecto. Así es todo. El amor es un sentimiento que nace del corazón. Eso dicen. El amor lo tengo cargado de sentimientos, o es el corazón. Una canción cortita esta de los Kinks, pero que, como digo, tiene mucho alcance. Pienso en ello todo el tiempo, es demasiado para mi cabeza. O algo.
http://www.youtube.com/watch?v=-ikSQzL86Aw
Y se acabó. Miscelánea sentimental. Vamos a ver si con el fin de semana las cosas se arreglan un poco y ya encaramos lo que viene con mejor humor. Buen finde para todos.
jueves, 23 de enero de 2014
Villastanza de Llorera X
De 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', escrito por Benito Repojo Ostiz.
'¿Cuántas veces no hemos pretendido que la vida sea tal y como imaginamos? Es un deseo humano. Queremos que las cosas ocurran tal y como nuestra cabeza las diseña. Pensamos una cosa, deseamos hacer algo, que ese algo nos suceda y nos mejore y, ay, qué bien nos iría todo si todo eso fuera así. Ay. El deseo. Las ganas de que eso que hemos soñado se cumpla. Que pase. Por favor, que pase. Que suceda así. Que no vaya todo como va. Quirino Barrantes imaginaba una vida de mercenario, de matón de barrio, de tipo duro que se encargaba de resolver situaciones, casos, que amigos y conocidos le proponían. Ayúdame con este que no me paga. Ayúdame con este cabrón que me quiere quitar la novia. Ayúdame a averiguar quién se está quedando con... Su trabajo en aquella empresa le aburría de manera tal que comenzó a imaginar una vida al margen. Ya no volvía a casa a reunirse con Freda, que a su vez volvía de un interesante trabajo en la Universidad, si no que se quedaba en bares de la zona próxima a su trabajo, bebiendo y sobre todo ensoñando. No le hacía falta hablar con nadie, no precisaba en absoluto y de ninguna manera emborracharse salvajemente. Un par de vasos de vino, por matar el tiempo con algo en la mano y trazar en su cabeza una peripecia que le hacía visitar a una madame de un barrio lujoso para rescatar a la hija de un amigo que había sido captada. O bien jugar una partida de cartas con un par de rufianes que habían estafado a un amigo y recuperar su dinero. Quirino Barrantes no estaba loco. Podría haberse dedicado a la ficción novelada, a la escritura, pero no se veía con ánimo de continuidad. No quería trascender, quería evadirse. Pero a Freda todo eso no le importaba. Freda no estaba por la labor de que su marido decidiera largarse mentalmente del mundo y fingir que era otra persona, aunque la cosa no fuera demasiado grave. Cuando Quirino Barrantes volvía a su casa, bien entrada la madrugada, Freda intentaba hablar con él y animarle a que cambiase de trabajo, que emprendiera un nuevo proyecto, que hiciera algo, pero por dios, que no se volviera loco fingiendo algo en su cabeza. Quirino Barrantes se lo había confesado todo, no quería esconderse. Se imaginaba siendo un Philip Marlowe y le gustaba esa ficción. Tanto que no quería escapar de ella, de ninguna manera. Ser otro, imaginar que lo que pasa es lo que es. Aquella sobremesa, después de comer en casa de su prima Poli y, en el Bar-Café Luces, tras lo que sucedió con su sobrino lejano Jonás... había vuelto a las andadas. Entonces entró Áureo 'Eldorado'.'
'¿Cuántas veces no hemos pretendido que la vida sea tal y como imaginamos? Es un deseo humano. Queremos que las cosas ocurran tal y como nuestra cabeza las diseña. Pensamos una cosa, deseamos hacer algo, que ese algo nos suceda y nos mejore y, ay, qué bien nos iría todo si todo eso fuera así. Ay. El deseo. Las ganas de que eso que hemos soñado se cumpla. Que pase. Por favor, que pase. Que suceda así. Que no vaya todo como va. Quirino Barrantes imaginaba una vida de mercenario, de matón de barrio, de tipo duro que se encargaba de resolver situaciones, casos, que amigos y conocidos le proponían. Ayúdame con este que no me paga. Ayúdame con este cabrón que me quiere quitar la novia. Ayúdame a averiguar quién se está quedando con... Su trabajo en aquella empresa le aburría de manera tal que comenzó a imaginar una vida al margen. Ya no volvía a casa a reunirse con Freda, que a su vez volvía de un interesante trabajo en la Universidad, si no que se quedaba en bares de la zona próxima a su trabajo, bebiendo y sobre todo ensoñando. No le hacía falta hablar con nadie, no precisaba en absoluto y de ninguna manera emborracharse salvajemente. Un par de vasos de vino, por matar el tiempo con algo en la mano y trazar en su cabeza una peripecia que le hacía visitar a una madame de un barrio lujoso para rescatar a la hija de un amigo que había sido captada. O bien jugar una partida de cartas con un par de rufianes que habían estafado a un amigo y recuperar su dinero. Quirino Barrantes no estaba loco. Podría haberse dedicado a la ficción novelada, a la escritura, pero no se veía con ánimo de continuidad. No quería trascender, quería evadirse. Pero a Freda todo eso no le importaba. Freda no estaba por la labor de que su marido decidiera largarse mentalmente del mundo y fingir que era otra persona, aunque la cosa no fuera demasiado grave. Cuando Quirino Barrantes volvía a su casa, bien entrada la madrugada, Freda intentaba hablar con él y animarle a que cambiase de trabajo, que emprendiera un nuevo proyecto, que hiciera algo, pero por dios, que no se volviera loco fingiendo algo en su cabeza. Quirino Barrantes se lo había confesado todo, no quería esconderse. Se imaginaba siendo un Philip Marlowe y le gustaba esa ficción. Tanto que no quería escapar de ella, de ninguna manera. Ser otro, imaginar que lo que pasa es lo que es. Aquella sobremesa, después de comer en casa de su prima Poli y, en el Bar-Café Luces, tras lo que sucedió con su sobrino lejano Jonás... había vuelto a las andadas. Entonces entró Áureo 'Eldorado'.'
miércoles, 22 de enero de 2014
Villastanza de Llorera IX
De la serie de relatos, que forman un relato en sí, 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes' a cargo del escritor Benito Repojo Ostiz, seguimos avanzando:
'La mención del pequeño Jonás a su madre Boreal, dejó con los ojos como platos a Quirino Barrantes. Ahí estaba pasando algo raro. Desde tiempo inmemorial, los integrantes de su familia habían sido considerados en el pueblo, en Villastanza de Llorera, como unos descerebrados. Gente despistada, ida, de cabeza dispersa, con algún que otro extravío, nunca dañino pero sí enervante en algunas ocasiones. De toda la vida. Un pariente bastante lejano de Quirino Barrantes, apodado 'El Tocho', iba todos los lunes a la misa de domingo, religiosamente, sin perderse ni uno, hasta que el propio cura del pueblo instituyó por su cuenta y riesgo una misa para él solo. Otro pariente, Fermín Barrantes 'Eritreo' (porque era morenete), negó durante mucho tiempo haber tenido nada que ver en la contienda civil, incluso cuando había pasado en la cárcel algunos años y le había quedado una cojera más que evidente. Igual no era desmemoria.
Si Jonás era de la familia, tenía también su pedrada, eso era cierto. Pero era demasiado niño como para que eso fuera así, por lo que Quirino Barrantes sospechó que su prima ocultaba algo. Que la historia de su hija Vera no le convencía. Y que, por desgracia, sospechaba se iba a tener que meter en un follón para saber qué pasaba con tanta pretendida confusión entre Vera y Boreal. Y en ese momento, Quirino volvió a un año atrás. Su cabeza, por muy fuera de sitio que estuviera, viajaba en el tiempo. Como la de todo el mundo.
Y recordó, aunque se juró que no lo volvería a hacer, su vida en la ciudad. Su trabajo, sus aficiones, a Freda... Recordó un trabajo que tuvo que realizar unos meses atrás. El amigo de un amigo se había encariñado con una chica y este amigo le había pedido a Quirino Barrantes que disuadiera a este amigo de seguir con esa relación. Sólo tenía que hablar con él y decirle que esa chica ya estaba por otra parte y él... estaba estorbando. Nada personal. Algo frío, simplemente tenía que poner su peor cara, esa cara que le había hecho famoso en el oficio y que le permitía vivir una doble vida. Como oficinista en una empresa de publicidad por un lado y como 'hombre de confianza' para asuntos algo turbios. Quirino se hizo el encontradizo con aquel amigo de su amigo, tras hacer las presentaciones pertinentes, le habló de un tal Fulgueras, de una antigua hermandad de exalumnos... cómo, que no le recordaba... vaya, pues él si que se acuerda todos los días de tu puta madre, porque le estás quitando la novia, y digo yo que un poquito de vergüenza te tendría que dar, o a lo mejor lo entenderías mejor si te diera otra cosa...
Casi nunca tenía que pasar a las manos. Aquel amigo de su amigo, al parecer estaba muy enamorado de la chica. Tan enamorado que no pudo soportar la tristeza y pidió un traslado en la empresa. En el trayecto que le llevaba a Mondoñedo, se salió de la carretera y falleció. Quirino Barrantes sintió mucho esa muerte. Recordaba que el amigo de aquel amigo, el que se salió de la carretera se llamaba Jonás. Qué casualidad. ¿Y cómo se llamaba la chica? ¿La chica no se llamaba Vera?'
'La mención del pequeño Jonás a su madre Boreal, dejó con los ojos como platos a Quirino Barrantes. Ahí estaba pasando algo raro. Desde tiempo inmemorial, los integrantes de su familia habían sido considerados en el pueblo, en Villastanza de Llorera, como unos descerebrados. Gente despistada, ida, de cabeza dispersa, con algún que otro extravío, nunca dañino pero sí enervante en algunas ocasiones. De toda la vida. Un pariente bastante lejano de Quirino Barrantes, apodado 'El Tocho', iba todos los lunes a la misa de domingo, religiosamente, sin perderse ni uno, hasta que el propio cura del pueblo instituyó por su cuenta y riesgo una misa para él solo. Otro pariente, Fermín Barrantes 'Eritreo' (porque era morenete), negó durante mucho tiempo haber tenido nada que ver en la contienda civil, incluso cuando había pasado en la cárcel algunos años y le había quedado una cojera más que evidente. Igual no era desmemoria.
Si Jonás era de la familia, tenía también su pedrada, eso era cierto. Pero era demasiado niño como para que eso fuera así, por lo que Quirino Barrantes sospechó que su prima ocultaba algo. Que la historia de su hija Vera no le convencía. Y que, por desgracia, sospechaba se iba a tener que meter en un follón para saber qué pasaba con tanta pretendida confusión entre Vera y Boreal. Y en ese momento, Quirino volvió a un año atrás. Su cabeza, por muy fuera de sitio que estuviera, viajaba en el tiempo. Como la de todo el mundo.
Y recordó, aunque se juró que no lo volvería a hacer, su vida en la ciudad. Su trabajo, sus aficiones, a Freda... Recordó un trabajo que tuvo que realizar unos meses atrás. El amigo de un amigo se había encariñado con una chica y este amigo le había pedido a Quirino Barrantes que disuadiera a este amigo de seguir con esa relación. Sólo tenía que hablar con él y decirle que esa chica ya estaba por otra parte y él... estaba estorbando. Nada personal. Algo frío, simplemente tenía que poner su peor cara, esa cara que le había hecho famoso en el oficio y que le permitía vivir una doble vida. Como oficinista en una empresa de publicidad por un lado y como 'hombre de confianza' para asuntos algo turbios. Quirino se hizo el encontradizo con aquel amigo de su amigo, tras hacer las presentaciones pertinentes, le habló de un tal Fulgueras, de una antigua hermandad de exalumnos... cómo, que no le recordaba... vaya, pues él si que se acuerda todos los días de tu puta madre, porque le estás quitando la novia, y digo yo que un poquito de vergüenza te tendría que dar, o a lo mejor lo entenderías mejor si te diera otra cosa...
Casi nunca tenía que pasar a las manos. Aquel amigo de su amigo, al parecer estaba muy enamorado de la chica. Tan enamorado que no pudo soportar la tristeza y pidió un traslado en la empresa. En el trayecto que le llevaba a Mondoñedo, se salió de la carretera y falleció. Quirino Barrantes sintió mucho esa muerte. Recordaba que el amigo de aquel amigo, el que se salió de la carretera se llamaba Jonás. Qué casualidad. ¿Y cómo se llamaba la chica? ¿La chica no se llamaba Vera?'
lunes, 20 de enero de 2014
Villastanza de Llorera VIII
Del relato galardonado merecidamente en el IIIVIII Premio de Narrativa que concede la Fundación Caja de Ahorros de los Montes Floros, escrito por Benito Repojo Ostiz y titulado 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', seguimos:
'Los postres fueron también suculentos. Un arroz con leche por si había desconsuelo. A Quirino Barrantes no se le ocurrió otra cosa que preguntar por Áureo 'Eldorado'. 'Oye prima, dices que te fuiste muy jovencita de aquí. Muy jovencita muy jovencita no tendrías que ser, porque Áureo 'Eldorado' te rondó, si no recuerdo mal.'. El niño Jonás, al escuchar el nombre de Áureo, dejó de comer el arroz con leche y se fue corriendo. La prima Poli rompió un vaso que estaba limpiando. Se giró hacia su primo Quirino y le dijo, con los ojos inyectados en sangre que el tal Áureo era un sinvergüenza y un maricón de mierda. Que iba por ahí fardando de que esto y de lo otro, pero que era un mierda, nada más. Había metido la pata, al parecer. La prima Poli no le invitó a café, dijo que tenía que llevar al niño al colegio otra vez por la tarde y que tenía prisa. Quirino captó que la metedura de pata había dolido bastante y dijo que él también tenía cosas que hacer. Así que se despidió de la prima Poli con dos besos y le dijo que 'si eso, os podéis venir a comer a mi casa el sábado, cogemos un pollo o algo y nos lo comemos allí tranquilamente. Me ha gustado mucho verte, prima, espero que no te hayas enfadado por lo que he dicho de Áureo...'. La prima Poli suavizó un poco el gesto y se dibujó una pequeña sonrisa en su cara. 'No pasa nada, pero prefiero que no hablemos de ese cabronazo. Como quieras, está bien, el sábado si no surge nada, nos vemos en tu casa'.
Pues mira que bien, se arregla la cosa. Quirino Barrantes, sin pensar realmente en lo que hacía, encaminó sus pasos hacia el Bar-Café Luces para tomarse un café. Iba por la calle como si estuviese cumpliendo con una rutina de toda la vida. Entró en el Luces y se sentó en el mismo rincón de la barra en el que había estado hablando con Áureo 'Eldorado'. El camarero se acercó y él, con una extraña familiaridad, le dijo que quería un café con un poquito de JB para alegrar un poco la faena. 'Un carajillo de JB entonces'. 'Eso'. Quiso buscar el diario para echarle un ojo y justo en ese momento, entró en el bar el pequeño Jonás. Venía corriendo, muy sofocado, y llevaba en la mano el móvil de Quirino Barrantes. 'Tito Quirino, que te has dejado el móvil en casa y mi madre me ha dicho que te lo traiga'. 'Vaya, es verdad, desde luego no sé qué hago yo en el mundo, supongo que porque tiene que haber de todo... vaya cabeza. Muy bien, muchas gracias. Dile a tu madre... digo a tu abuela que gracias y que nos vemos el sábado'. El niño se extrañó y dijo, no, no, que Boreal no es mi abuela, que Boreal es mi madre'.
'Los postres fueron también suculentos. Un arroz con leche por si había desconsuelo. A Quirino Barrantes no se le ocurrió otra cosa que preguntar por Áureo 'Eldorado'. 'Oye prima, dices que te fuiste muy jovencita de aquí. Muy jovencita muy jovencita no tendrías que ser, porque Áureo 'Eldorado' te rondó, si no recuerdo mal.'. El niño Jonás, al escuchar el nombre de Áureo, dejó de comer el arroz con leche y se fue corriendo. La prima Poli rompió un vaso que estaba limpiando. Se giró hacia su primo Quirino y le dijo, con los ojos inyectados en sangre que el tal Áureo era un sinvergüenza y un maricón de mierda. Que iba por ahí fardando de que esto y de lo otro, pero que era un mierda, nada más. Había metido la pata, al parecer. La prima Poli no le invitó a café, dijo que tenía que llevar al niño al colegio otra vez por la tarde y que tenía prisa. Quirino captó que la metedura de pata había dolido bastante y dijo que él también tenía cosas que hacer. Así que se despidió de la prima Poli con dos besos y le dijo que 'si eso, os podéis venir a comer a mi casa el sábado, cogemos un pollo o algo y nos lo comemos allí tranquilamente. Me ha gustado mucho verte, prima, espero que no te hayas enfadado por lo que he dicho de Áureo...'. La prima Poli suavizó un poco el gesto y se dibujó una pequeña sonrisa en su cara. 'No pasa nada, pero prefiero que no hablemos de ese cabronazo. Como quieras, está bien, el sábado si no surge nada, nos vemos en tu casa'.
Pues mira que bien, se arregla la cosa. Quirino Barrantes, sin pensar realmente en lo que hacía, encaminó sus pasos hacia el Bar-Café Luces para tomarse un café. Iba por la calle como si estuviese cumpliendo con una rutina de toda la vida. Entró en el Luces y se sentó en el mismo rincón de la barra en el que había estado hablando con Áureo 'Eldorado'. El camarero se acercó y él, con una extraña familiaridad, le dijo que quería un café con un poquito de JB para alegrar un poco la faena. 'Un carajillo de JB entonces'. 'Eso'. Quiso buscar el diario para echarle un ojo y justo en ese momento, entró en el bar el pequeño Jonás. Venía corriendo, muy sofocado, y llevaba en la mano el móvil de Quirino Barrantes. 'Tito Quirino, que te has dejado el móvil en casa y mi madre me ha dicho que te lo traiga'. 'Vaya, es verdad, desde luego no sé qué hago yo en el mundo, supongo que porque tiene que haber de todo... vaya cabeza. Muy bien, muchas gracias. Dile a tu madre... digo a tu abuela que gracias y que nos vemos el sábado'. El niño se extrañó y dijo, no, no, que Boreal no es mi abuela, que Boreal es mi madre'.
jueves, 16 de enero de 2014
Villastanza de Llorera VII
Y seguimos con la historia. 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz galardonado con un premio de aquellos quedan y que en la solapa de los libros queda bien. Muy bien.
'La comida casa de la prima Poli ya iba rara. Boreal o Vera, Vera y Boreal. En torno a una mesa rectangular en la cocina, bien arreglada, eso sí, se sentaban Poli y Quirino Barrantes en los extremos y el pequeño Jonás en el centro. La prima Poli había hecho para comer un estofado de carne con patatas. Antes de empezar a comer picaron algo y la prima Poli fue la primera en atacar, mientras el niño veía una tele de cocina, de las pequeñitas, un programa de debate en el que unos tertulianos salvaban al país cada cuarto de hora gracias a sus razonamientos. El niño seguía el debate con atención, cosa que extrañó un poco a Quirino. 'Bueno, pues qué haces aquí, primo. Alguna trastada has hecho allí en la ciudad que has tenido que salir huyendo. Cuenta, hombre, cuenta, no ves que si no lo cuentas la gente luego va a pensar cosas aún peores y para qué quieres tú..., va, cuenta hombre. ¿Te ha dejado la Fedra?'. 'Freda, prima, se llamaba Freda... oye está este chorizo está cojonudo...'. 'Si, si, el chorizo, va, cuenta. Te ha dejado la Freda'. 'Pues ya llevábamos algún tiempo en que teníamos algún que otro problemilla. Nada, cosas de la convivencia, ella decía que esto, pues yo que lo otro. Y al final pues nos hemos puesto un periodo para pensar a ver si...'. 'Vamos que te ha dejado'. 'Bueno, no es así, pero...'. Una cosa. ¿Cómo sabía la prima Poli que estaba con Freda, aunque la hubiera llamado Fedra? La prima Poli no sabía de él desde hacía... y que él recordase sus padres tampoco... 'Qué chorizo tan bueno. Oye, y tú qué. Una hija, un nieto... cuántas cosas. Cuenta tú también algo, que aquí parece que sólo tengo vida yo!'. La prima Poli se rió y recogió la mesa para empezar a servir el estofado. Puso tres platos hondos. Sirvió una buena ración a cada uno. Quirino se sorprendió de ver que Jonás, con cinco añitos, se sumergía en el estofado como si tal cosa. Ni pechuga rebozada, ni pollo con patatas, ni hamburguesa, ni espaguetis. Estofado como un adulto.
'Es que mira que eres descastado que no llamaste nunca, ni te interesaste por el pueblo ni nada... pero mira, te diré una cosa, yo tampoco he vivido toda la vida aquí. De jovencita me fui a la ciudad y me casé con un chico. Era muy formal, muy serio, se llamaba Pedreño, Pedro Pedreño, pero le conocíamos por Pedreño en la pandilla. Trabajaba cerca de dónde yo lo hacía, trabajar también. Y mira, de coincidir en los sitios y eso, pues nos enamoramos y me dejó embarazada de Boreal - ¿Boreal?- y nos fuimos a vivir juntos, nos casamos, todo eso. Yo entonces trabajaba pero tenía mucha vida. Ya me conoces, me gustaba la música y todo eso y hacía de cantante en un grupo con otros amigos. A Pedreño todo eso no le gustaba. No venía a vernos ensayar, no se interesaba por nada de eso. Los Desatados, nos llamábamos. Cuando me quedé embarazada dejé el grupo y al poco de tener a Vera resulta que Pedreño va y empieza a venir llorando del trabajo. Era administrativo en un taller. Era muy guapo Pedreño. Empieza a venir llorando todos los días y a decir que Vera no es su hija, que su hija se la han quitado, que yo soy el demonio y que le he embrujado o algo así. Poseído, decía mucho. Me tienes poseído. Cuando Vera cumplió un año, se tiró a la vía del metro. Y me dejó ahí sola con Vera... y bueno, pues he salido adelante como he podido. Cuando Vera creció y se quedó embarazada de Jonás, le dije que me volvía al pueblo y ella, que está tan loca como yo, me dijo que si no me importaba llevarme a Jonás, y aquí estamos'.
Mientras la prima Poli contaba todo esto y Quirino apuntaba mentalmente la nueva aparición de la tal Boreal, el pequeño Jonás no sólo comía estofado de ciervo como si nada, también cortaba pan con una navaja y se servía vino como un adulto más. El estofado, pensó Quirino, estaba buenísimo.
'¿Puedo repetir?'.
'La comida casa de la prima Poli ya iba rara. Boreal o Vera, Vera y Boreal. En torno a una mesa rectangular en la cocina, bien arreglada, eso sí, se sentaban Poli y Quirino Barrantes en los extremos y el pequeño Jonás en el centro. La prima Poli había hecho para comer un estofado de carne con patatas. Antes de empezar a comer picaron algo y la prima Poli fue la primera en atacar, mientras el niño veía una tele de cocina, de las pequeñitas, un programa de debate en el que unos tertulianos salvaban al país cada cuarto de hora gracias a sus razonamientos. El niño seguía el debate con atención, cosa que extrañó un poco a Quirino. 'Bueno, pues qué haces aquí, primo. Alguna trastada has hecho allí en la ciudad que has tenido que salir huyendo. Cuenta, hombre, cuenta, no ves que si no lo cuentas la gente luego va a pensar cosas aún peores y para qué quieres tú..., va, cuenta hombre. ¿Te ha dejado la Fedra?'. 'Freda, prima, se llamaba Freda... oye está este chorizo está cojonudo...'. 'Si, si, el chorizo, va, cuenta. Te ha dejado la Freda'. 'Pues ya llevábamos algún tiempo en que teníamos algún que otro problemilla. Nada, cosas de la convivencia, ella decía que esto, pues yo que lo otro. Y al final pues nos hemos puesto un periodo para pensar a ver si...'. 'Vamos que te ha dejado'. 'Bueno, no es así, pero...'. Una cosa. ¿Cómo sabía la prima Poli que estaba con Freda, aunque la hubiera llamado Fedra? La prima Poli no sabía de él desde hacía... y que él recordase sus padres tampoco... 'Qué chorizo tan bueno. Oye, y tú qué. Una hija, un nieto... cuántas cosas. Cuenta tú también algo, que aquí parece que sólo tengo vida yo!'. La prima Poli se rió y recogió la mesa para empezar a servir el estofado. Puso tres platos hondos. Sirvió una buena ración a cada uno. Quirino se sorprendió de ver que Jonás, con cinco añitos, se sumergía en el estofado como si tal cosa. Ni pechuga rebozada, ni pollo con patatas, ni hamburguesa, ni espaguetis. Estofado como un adulto.
'Es que mira que eres descastado que no llamaste nunca, ni te interesaste por el pueblo ni nada... pero mira, te diré una cosa, yo tampoco he vivido toda la vida aquí. De jovencita me fui a la ciudad y me casé con un chico. Era muy formal, muy serio, se llamaba Pedreño, Pedro Pedreño, pero le conocíamos por Pedreño en la pandilla. Trabajaba cerca de dónde yo lo hacía, trabajar también. Y mira, de coincidir en los sitios y eso, pues nos enamoramos y me dejó embarazada de Boreal - ¿Boreal?- y nos fuimos a vivir juntos, nos casamos, todo eso. Yo entonces trabajaba pero tenía mucha vida. Ya me conoces, me gustaba la música y todo eso y hacía de cantante en un grupo con otros amigos. A Pedreño todo eso no le gustaba. No venía a vernos ensayar, no se interesaba por nada de eso. Los Desatados, nos llamábamos. Cuando me quedé embarazada dejé el grupo y al poco de tener a Vera resulta que Pedreño va y empieza a venir llorando del trabajo. Era administrativo en un taller. Era muy guapo Pedreño. Empieza a venir llorando todos los días y a decir que Vera no es su hija, que su hija se la han quitado, que yo soy el demonio y que le he embrujado o algo así. Poseído, decía mucho. Me tienes poseído. Cuando Vera cumplió un año, se tiró a la vía del metro. Y me dejó ahí sola con Vera... y bueno, pues he salido adelante como he podido. Cuando Vera creció y se quedó embarazada de Jonás, le dije que me volvía al pueblo y ella, que está tan loca como yo, me dijo que si no me importaba llevarme a Jonás, y aquí estamos'.
Mientras la prima Poli contaba todo esto y Quirino apuntaba mentalmente la nueva aparición de la tal Boreal, el pequeño Jonás no sólo comía estofado de ciervo como si nada, también cortaba pan con una navaja y se servía vino como un adulto más. El estofado, pensó Quirino, estaba buenísimo.
'¿Puedo repetir?'.
miércoles, 15 de enero de 2014
Villastanza de Llorera VI
De 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz, continuamos:
'Las miradas escrutadoras no afectaban demasiado a Quirino Barrantes. Estaba acostumbrado a que en la ciudad, por unas cosas o por otras, la gente lo mirase de arriba abajo en más de una ocasión. Saliendo de la supuesta casa de su prima Poli, se dispuso a preguntar a ver dónde podía vivir su prima Poli. En una esquina de Villastanza de Llorera encontrábamos a un típico grupo de lugareños que comentaban todas y cada una de las vicisitudes que acontecían en el pueblo, en la comarca, en la provincia, en el Estado, en el Universo en su conjunto. Apoyados en las barandas, en los portales, sentados en escalones, veían a la gente pasar y comentaban. Quirino Barrantes se dirigió a ellos, a sabiendas de que su gesto iba a ser igualmente comentado. Todo se comenta. En cualquier parte. Quirino se dirigió a un mozo que llevaba puesto un mono de trabajo y le preguntó por la casa de Poli, Apolonia, de los... 'Si, hombre, vive en la calle del Doctor Curie, un poco más pallá, en una casa que hay pintada de verde'. Carambanos, era la casa de al lado de donde él había visto al señor mayor. Bueno, pues nada. A volver sobre sus pasos. Pasó de nuevo frente a la casa del señor mayor y se lo volvió a encontrar todavía con la puerta medio abierta.
La casa de su prima Poli destacaba entre las otras. ¡Cómo se le podía haber escapado a Quirino que aquella era la casa de su prima Poli! Tocó el timbre y salió a abrirle un niño rubito, muy pálido, que sólo abrió un pelín la puerta para ver quién podía ser. 'Quién..'. 'Hola, soy tu tío Quirino, que vengo a ver a tu abuela y a comer'. 'Ah, vale, pase'. 'Eres Jonás'. 'Si'.
La prima Poli le dijo desde la cocina que pasara. Entró. La casa era casi como la de todo el mundo en el pueblo, salvo por un detalle, no había fotos de nadie. Cuadros, algún dibujo, pósters con cuadros, láminas, pero ninguna foto de la familia. '¿Y tu hija, no viene a comer?' 'Uy mi hija... mi hija vive en la ciudad... estoy criando yo a Jonás...' 'Pero si me has dicho que iba a conocer a tu hija Boreal...'. El niño Jonás dijo entonces 'Abuela ¿quién es Boreal?'. 'Pues no sé qué te habré dicho yo de Boreal... no sé ¿Boreal te he dicho? Si mi hija se llama Vera... te habrás confundido. Vera... Boreal...'. 'Pues me habré confundido', pensó Quirino Barrantes. Pero no se había confundido, lo sabía, había escuchado Boreal. '¿Y Vera? No vive aquí entonces...'. 'Pues no, está en la ciudad..., venga, vamos a comer'.
'Las miradas escrutadoras no afectaban demasiado a Quirino Barrantes. Estaba acostumbrado a que en la ciudad, por unas cosas o por otras, la gente lo mirase de arriba abajo en más de una ocasión. Saliendo de la supuesta casa de su prima Poli, se dispuso a preguntar a ver dónde podía vivir su prima Poli. En una esquina de Villastanza de Llorera encontrábamos a un típico grupo de lugareños que comentaban todas y cada una de las vicisitudes que acontecían en el pueblo, en la comarca, en la provincia, en el Estado, en el Universo en su conjunto. Apoyados en las barandas, en los portales, sentados en escalones, veían a la gente pasar y comentaban. Quirino Barrantes se dirigió a ellos, a sabiendas de que su gesto iba a ser igualmente comentado. Todo se comenta. En cualquier parte. Quirino se dirigió a un mozo que llevaba puesto un mono de trabajo y le preguntó por la casa de Poli, Apolonia, de los... 'Si, hombre, vive en la calle del Doctor Curie, un poco más pallá, en una casa que hay pintada de verde'. Carambanos, era la casa de al lado de donde él había visto al señor mayor. Bueno, pues nada. A volver sobre sus pasos. Pasó de nuevo frente a la casa del señor mayor y se lo volvió a encontrar todavía con la puerta medio abierta.
La casa de su prima Poli destacaba entre las otras. ¡Cómo se le podía haber escapado a Quirino que aquella era la casa de su prima Poli! Tocó el timbre y salió a abrirle un niño rubito, muy pálido, que sólo abrió un pelín la puerta para ver quién podía ser. 'Quién..'. 'Hola, soy tu tío Quirino, que vengo a ver a tu abuela y a comer'. 'Ah, vale, pase'. 'Eres Jonás'. 'Si'.
La prima Poli le dijo desde la cocina que pasara. Entró. La casa era casi como la de todo el mundo en el pueblo, salvo por un detalle, no había fotos de nadie. Cuadros, algún dibujo, pósters con cuadros, láminas, pero ninguna foto de la familia. '¿Y tu hija, no viene a comer?' 'Uy mi hija... mi hija vive en la ciudad... estoy criando yo a Jonás...' 'Pero si me has dicho que iba a conocer a tu hija Boreal...'. El niño Jonás dijo entonces 'Abuela ¿quién es Boreal?'. 'Pues no sé qué te habré dicho yo de Boreal... no sé ¿Boreal te he dicho? Si mi hija se llama Vera... te habrás confundido. Vera... Boreal...'. 'Pues me habré confundido', pensó Quirino Barrantes. Pero no se había confundido, lo sabía, había escuchado Boreal. '¿Y Vera? No vive aquí entonces...'. 'Pues no, está en la ciudad..., venga, vamos a comer'.
martes, 14 de enero de 2014
Villastanza de Llorera V
De 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', y siguiendo con:
'Quirino Barrantes no tenía nada que hacer después de que su prima Poli se fuera a hacer sus cosas. No tenía nada que hacer, como siempre. Así que decidió dar una vuelta por el pueblo, visitando sus contornos, quizás haciendo alguna ruta por una pista forestal adentrándose en los bellos parajes que rodeaban Villastanza de Llorera. Quirino Barrantes caminaba por una de las calles que llevaban a la salida del pueblo y le dio por pensar en lo siguiente. 'El pueblo huele a pueblo. Cuando era pequeño y me bajaba del coche, mi madre decía siempre que el pueblo olía a pueblo. En la ciudad, a veces, mi mujer me decía que donde vivíamos olía a pueblo. Ahora huelo a pueblo también. Debe ser por que hace frío y la gente enciende las chimeneas. En verano el pueblo no huele a pueblo. O quizás sí. Cuando vivía en la ciudad no iba buscando sitios que olieran a pueblo porque estaba en otras cosas. Simplemente aparecían. La gente busca sitios en la ciudad que se parezcan al pueblo y los considera mejores. Yo vivía en un sitio así y no me parecía tan especial. A mi mujer sí que le parecía especial. Freda. Hace tiempo que no pronuncio su nombre en alto. Freda. Tampoco lo estoy haciendo ahora. Freda. Para mí. ¿Dónde estará? No lo estoy haciendo bien. Cuando me fui de la ciudad fue con la intención de olvidarme de todo, de crearme un nuevo yo. Un nuevo yo... de dónde sacaré estas cosas. Esto antes era campo, ahora que me fijo, y han hecho unas naves que no sé. Voy a ir volviendo, que se me echa la hora encima para ir a casa de la prima. Que por cierto vivía por... a ver si me acuerdo de dónde vivía. Sí, era por allí, cerca de la estación del autobús.' Mientras caminaba se iba cruzando con lugareños. Algunos le saludaban, otros no, pero todos se le quedaban mirando fijamente. ¿Quién es? Los que no le conocían se quedaban con una intriga dentro casi insoportable y en cuanto se encontraban con otro nativo se lanzaban a preguntarle si conocían al chico ese... ¿Sí? ¿Y qué hacía aquí? Porque trabajar no es que estuviera trabajando y de vacaciones... no era tiempo de vacaciones. En esa familia siempre habían tenido la cabeza buena. Vaya ventoleras. Era nieto del Quirino, claro, se llama como su abuelo.
Así, caminando, respirando el aire del pueblo que huele a pueblo y convirtiéndose en el tema de conversación de los estanceños, Quirino Barrantes dobló a la derecha por la calle del Doctor Curie y quedó frente a la puerta de la casa de su prima Poli. La casa no se diferenciaba demasiado de las demás y la puerta incluso parecía algo antigua. De aquellas de hierro y cristal, con falso cristal. Tocó el timbre y no había nadie. Tocó otra vez y al rato oyó pasos detrás de la puerta. Abrió un señor mayor, con una bata azul sobre un pijama, que le preguntó si era el médico... Se había equivocado de casa. Le dijo que no, que buscaba a la Poli, Apolonia la de los... El señor mayor tosió un poco, se limpió la baba de los labios y contestó con un 'no sé, esa no se había muerto o algo?'... Quirino Barrantes, con una media sonrisa, 'este hombre no rige', pensó, le dijo que daba igual, que se había equivocado, que ya preguntaría. Se despidió, y se dio cuenta de que el señor no cerraba la puerta y se quedaba vigilando a ver dónde iba. Miró el reloj y eran ya las dos menos cinco. Con la hora justa y sin saber dónde vivía su prima Poli.'
'Quirino Barrantes no tenía nada que hacer después de que su prima Poli se fuera a hacer sus cosas. No tenía nada que hacer, como siempre. Así que decidió dar una vuelta por el pueblo, visitando sus contornos, quizás haciendo alguna ruta por una pista forestal adentrándose en los bellos parajes que rodeaban Villastanza de Llorera. Quirino Barrantes caminaba por una de las calles que llevaban a la salida del pueblo y le dio por pensar en lo siguiente. 'El pueblo huele a pueblo. Cuando era pequeño y me bajaba del coche, mi madre decía siempre que el pueblo olía a pueblo. En la ciudad, a veces, mi mujer me decía que donde vivíamos olía a pueblo. Ahora huelo a pueblo también. Debe ser por que hace frío y la gente enciende las chimeneas. En verano el pueblo no huele a pueblo. O quizás sí. Cuando vivía en la ciudad no iba buscando sitios que olieran a pueblo porque estaba en otras cosas. Simplemente aparecían. La gente busca sitios en la ciudad que se parezcan al pueblo y los considera mejores. Yo vivía en un sitio así y no me parecía tan especial. A mi mujer sí que le parecía especial. Freda. Hace tiempo que no pronuncio su nombre en alto. Freda. Tampoco lo estoy haciendo ahora. Freda. Para mí. ¿Dónde estará? No lo estoy haciendo bien. Cuando me fui de la ciudad fue con la intención de olvidarme de todo, de crearme un nuevo yo. Un nuevo yo... de dónde sacaré estas cosas. Esto antes era campo, ahora que me fijo, y han hecho unas naves que no sé. Voy a ir volviendo, que se me echa la hora encima para ir a casa de la prima. Que por cierto vivía por... a ver si me acuerdo de dónde vivía. Sí, era por allí, cerca de la estación del autobús.' Mientras caminaba se iba cruzando con lugareños. Algunos le saludaban, otros no, pero todos se le quedaban mirando fijamente. ¿Quién es? Los que no le conocían se quedaban con una intriga dentro casi insoportable y en cuanto se encontraban con otro nativo se lanzaban a preguntarle si conocían al chico ese... ¿Sí? ¿Y qué hacía aquí? Porque trabajar no es que estuviera trabajando y de vacaciones... no era tiempo de vacaciones. En esa familia siempre habían tenido la cabeza buena. Vaya ventoleras. Era nieto del Quirino, claro, se llama como su abuelo.
Así, caminando, respirando el aire del pueblo que huele a pueblo y convirtiéndose en el tema de conversación de los estanceños, Quirino Barrantes dobló a la derecha por la calle del Doctor Curie y quedó frente a la puerta de la casa de su prima Poli. La casa no se diferenciaba demasiado de las demás y la puerta incluso parecía algo antigua. De aquellas de hierro y cristal, con falso cristal. Tocó el timbre y no había nadie. Tocó otra vez y al rato oyó pasos detrás de la puerta. Abrió un señor mayor, con una bata azul sobre un pijama, que le preguntó si era el médico... Se había equivocado de casa. Le dijo que no, que buscaba a la Poli, Apolonia la de los... El señor mayor tosió un poco, se limpió la baba de los labios y contestó con un 'no sé, esa no se había muerto o algo?'... Quirino Barrantes, con una media sonrisa, 'este hombre no rige', pensó, le dijo que daba igual, que se había equivocado, que ya preguntaría. Se despidió, y se dio cuenta de que el señor no cerraba la puerta y se quedaba vigilando a ver dónde iba. Miró el reloj y eran ya las dos menos cinco. Con la hora justa y sin saber dónde vivía su prima Poli.'
lunes, 13 de enero de 2014
Villastanza de Llorera IV
Sigue el relato de las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz, premiado en el nosecuantos certamen de tal, como ya les dijimos en su día:
'La prima de Quirino Barrantes se llamaba Apolonia y en el pueblo la conocían por Poli. Quirino Barrantes llegó a su casa después del agradable encuentro en el bar con Áureo 'Eldorado', cortó un poco de queso y con unas rebanadas de pan, medio cenó. Al día siguiente, con cierto desconsuelo en el estómago, pensó en bajar el bar de Cifuentes, que estaba en la esquina misma de su casa para desayunar algo. Un croissant, una magdalena, un donut con el café con leche. Pero en Villastanza de Llorera esas exquisiteces no se consideraban propias de un adulto y en los restaurantes se servían tostadas y unos sobaos envueltos en plástico que no se consideraban comestibles más que para niños y gente delicada de la vida. Quirino pidió unas tostadas y un café con leche y mientras leía un diario regional con noticias de un interés medio bajo para quien no fuera de la comarca, vio pasar a su prima Apolonia, Poli, con un niño camino del colegio, supuso. Poli efectivamente, acompañaba a su nieto Jonás a la escuela, pero Quirino pensó que era su hijo. Quirino se asomó a la puerta y llamó a Poli. 'Prima, pero bueno! ¿Cómo estás? Iba a verte ahora mismo, fíjate tú qué casualidad.' Poli ya sabía desde hacía algunos días que su primo Quirino estaba por el pueblo. 'Primo, ya me habían dicho que andabas por aquí... oye, si te esperas ahí un momento, dejo al niño en la escuela y desayuno contigo en un momento'. 'Bien'.
La prima Poli había envejecido bien. Tendría unos cuantos años más que Quirino, pero parecían casi de la misma edad. Su vestuario no correspondía con el que lucían sus paisanas, y todavía lucía de vez en cuando alguna de las camisetas de grupos de música que le gustaban en su juventud. Su pelo, teñido de rojo sangriento, le daba un aspecto aún más rompedor. Entró en el bar de Cifuentes y pidió un desayuno con tostadas y fue a la mesa de su primo. Se dieron dos besos, se dijeron lo cambiados que estaban y la prima Poli le preguntó, como no podía ser de otra manera qué hacía en Villastanza de Llorera, con lo poco que le había gustado a Quirino ir al pueblo y lo abandonados que les tenía desde hacía tantos años. 'Pues que me he tenido que venir, prima. La cosa se había puesto fea en la ciudad y me he venido a ver si me aclaro un poco'. La prima Poli le miró con ojos que simulaban comprensión pero que delataban extrañeza. '¿Pues qué ha pasado tan feo para que te hayas tenido que venir?'. Quirino comprendió que el interrogatorio iba a ser la tónica habitual de sus encuentros con lugareños y decidió postergar de alguna manera el momento de dar una explicación definitiva. 'Uy, prima, me invitas a comer un día y te lo explico...'. 'Coño, pues hoy mismo! Mira, yo ahora tengo que ir a comprar y luego cuando vaya a recoger a mi nieto...'. '¿Tu nieto? ¿Cómo que tu nieto?'. 'Bueno! ¿No sabes que tengo un nieto? Es que igual no sabes que tengo una hija y todo... madre mía, si que estás descastado tú... Mira, te vienes a comer y te lo cuento y tú me cuentas y ya conoces a mi hija Boreal y a Jonás.'
'Boreal... vaya nombre', pensó Quirino. 'Mi prima tiene que tener una cabeza buena', continuó. 'Oye, pues nada, no hay nada más que decir, me paso por tu casa a eso de las dos o así y comemos y ya...'. Y así quedaron.
Quirino Barrantes tenía que pensar en alguna escapatoria, alguna explicación. Su mujer... a ver cómo lo explicaba. Y lo del negocio... Ya se le ocurriría algo. Salió por la puerta y el Cifuentes le gritó 'Maestro, que nos vamos sin pagar!'. 'Perdone, perdone, qué cabeza también...'.
Cifuentes, al que no le gustaba Quirino Barrantes, cobró lo que se debía de las dos consumiciones, porque la prima Poli tampoco había pagado y decretó 'todos los de esa casa tienen una cabeza...'. Y no se equivocaba, no.
'La prima de Quirino Barrantes se llamaba Apolonia y en el pueblo la conocían por Poli. Quirino Barrantes llegó a su casa después del agradable encuentro en el bar con Áureo 'Eldorado', cortó un poco de queso y con unas rebanadas de pan, medio cenó. Al día siguiente, con cierto desconsuelo en el estómago, pensó en bajar el bar de Cifuentes, que estaba en la esquina misma de su casa para desayunar algo. Un croissant, una magdalena, un donut con el café con leche. Pero en Villastanza de Llorera esas exquisiteces no se consideraban propias de un adulto y en los restaurantes se servían tostadas y unos sobaos envueltos en plástico que no se consideraban comestibles más que para niños y gente delicada de la vida. Quirino pidió unas tostadas y un café con leche y mientras leía un diario regional con noticias de un interés medio bajo para quien no fuera de la comarca, vio pasar a su prima Apolonia, Poli, con un niño camino del colegio, supuso. Poli efectivamente, acompañaba a su nieto Jonás a la escuela, pero Quirino pensó que era su hijo. Quirino se asomó a la puerta y llamó a Poli. 'Prima, pero bueno! ¿Cómo estás? Iba a verte ahora mismo, fíjate tú qué casualidad.' Poli ya sabía desde hacía algunos días que su primo Quirino estaba por el pueblo. 'Primo, ya me habían dicho que andabas por aquí... oye, si te esperas ahí un momento, dejo al niño en la escuela y desayuno contigo en un momento'. 'Bien'.
La prima Poli había envejecido bien. Tendría unos cuantos años más que Quirino, pero parecían casi de la misma edad. Su vestuario no correspondía con el que lucían sus paisanas, y todavía lucía de vez en cuando alguna de las camisetas de grupos de música que le gustaban en su juventud. Su pelo, teñido de rojo sangriento, le daba un aspecto aún más rompedor. Entró en el bar de Cifuentes y pidió un desayuno con tostadas y fue a la mesa de su primo. Se dieron dos besos, se dijeron lo cambiados que estaban y la prima Poli le preguntó, como no podía ser de otra manera qué hacía en Villastanza de Llorera, con lo poco que le había gustado a Quirino ir al pueblo y lo abandonados que les tenía desde hacía tantos años. 'Pues que me he tenido que venir, prima. La cosa se había puesto fea en la ciudad y me he venido a ver si me aclaro un poco'. La prima Poli le miró con ojos que simulaban comprensión pero que delataban extrañeza. '¿Pues qué ha pasado tan feo para que te hayas tenido que venir?'. Quirino comprendió que el interrogatorio iba a ser la tónica habitual de sus encuentros con lugareños y decidió postergar de alguna manera el momento de dar una explicación definitiva. 'Uy, prima, me invitas a comer un día y te lo explico...'. 'Coño, pues hoy mismo! Mira, yo ahora tengo que ir a comprar y luego cuando vaya a recoger a mi nieto...'. '¿Tu nieto? ¿Cómo que tu nieto?'. 'Bueno! ¿No sabes que tengo un nieto? Es que igual no sabes que tengo una hija y todo... madre mía, si que estás descastado tú... Mira, te vienes a comer y te lo cuento y tú me cuentas y ya conoces a mi hija Boreal y a Jonás.'
'Boreal... vaya nombre', pensó Quirino. 'Mi prima tiene que tener una cabeza buena', continuó. 'Oye, pues nada, no hay nada más que decir, me paso por tu casa a eso de las dos o así y comemos y ya...'. Y así quedaron.
Quirino Barrantes tenía que pensar en alguna escapatoria, alguna explicación. Su mujer... a ver cómo lo explicaba. Y lo del negocio... Ya se le ocurriría algo. Salió por la puerta y el Cifuentes le gritó 'Maestro, que nos vamos sin pagar!'. 'Perdone, perdone, qué cabeza también...'.
Cifuentes, al que no le gustaba Quirino Barrantes, cobró lo que se debía de las dos consumiciones, porque la prima Poli tampoco había pagado y decretó 'todos los de esa casa tienen una cabeza...'. Y no se equivocaba, no.
viernes, 10 de enero de 2014
Miscelánea
Sabbath bloody Sabbath. Matántote para vivir. Esta canción creo que la he puesto muchas veces en estos rollos de la Miscelánea, pero es que Killing yourself to live es una canción que llega al tuétano. Como siempre insisto en explicar en estos casos, con las canciones en inglés la interpretación es libre. Y uno la interpreta así. Killing yourself to live, matándote para vivir. Es lo que estamos haciendo. Nos estamos matando para poder vivir. Vivir así ¿es vivir? Igual la canción quiere decir otra cosa, igual habla de otro tipo de muerte en vida, pero a mí siempre me ha parecido que habla de otra cosa. La canción es larga y tiene diversas partes, a mí la que me gusta es la primera parte, en la que sale el estribillo. Matándonos para vivir. Quitándonos la salud, la alegría, la vida, para seguir viviendo y no quedar fuera. Black Sabbath en vivo en el 73, creo. Tremendos es poco. Ozzy jovencito, rechace imitaciones. Y Tommy Iommi sin bigotín. Por cierto, que Iommi está mejor de lo suyo.
https://www.youtube.com/watch?v=NAekdzFOHI8
Han sido unos días de recuperación de clásicos. De Frank Zappa, el disco. Hot Rats. Tendrá otros que serán mejores, con canciones más divertidas o lo que sea. Pero el Hot Rats es bestial. Sobre todo la primera parte, las tres o cuatro primeras canciones. Esta es la canción que abre el disco Peaches in Regalia. Instrumental. Aquí la vemos interpretada en directo por el mismísimo Frank Zappa, en 1973. El año, al parecer. Con sus trompetas, su señor en los timbales... todo muy completito. Y el Zappa con coleta. Una canción que debe ser una gozada tocar... pero para eso hay que saber mucho. Y este señor sabía mucho. En fin. Una bonita interpretación. Bueno, un poco flipado el de la batería pero...
https://www.youtube.com/watch?v=NAekdzFOHI8
Ayer tuvo lugar la tercera movilización contra la subida del transporte público en Barcelona. Ayer nos atrevimos con la Plaça Sant Jaume. Bueno. Pues hay que seguir haciendo ruido. Pero se necesita mucha más gente. Que la subida del metro y el bus nos afecta a todos. Ah, claro. Que hay mucha gente que no coge el transporte público y ya paga impuestos por esto... En fin. Tenía que decirlo. Es que el otro día se lo escuché a un tertuliano. 'Las cosas no son gratis'. 'Todo se paga y además yo no tengo porqué pagar algo que no uso'. Gente que vive en otro planeta y quiere que el tuyo, específicamente el tuyo, se pudra. Menos mal de una interesante conversa con el Boris sobre lo de siempre. La música, etc. Os Resentidos y Yuri, Yuri, Yuri... vente a comprar un misil... misil SS-20. Yuri Andropov, for ever.
https://www.youtube.com/watch?v=4R-XUAjcYxQ
Están poniendo en la radio canciones de discos que cumplen años. Todos molan. Menos la de Oasis y esta de Stone Roses creo. El resto... pues bueno. La de Blur no es precisamente... pero bueno. Es igual, vamos a poner otra canción. Oh, mira, esta está bien. Aunque no la aprecié en su momento. Esa de Echo & The bunnymen. Killing Moon. No es la gran maravilla, pero el estribillo está gracioso. Cuando yo era chaval, este cantante y la gente que tocaba como los que eran como él, me daban rabia. Eso de llevar las guitarras así como si no las llevasen, con desgana, caminando así mirando hacia abajo... en fin. Qué reflexiones de bombero. Killing Moon es una canción que está bien. Aunque ya sea tarde.
https://www.youtube.com/watch?v=aX1PwkgwsG0
A mi hermano le gusta esta canción. Un mundo raro. Le gusta tanto que la quiere tocar, y la tocaremos, seguro. Eltoni, elpako & elchristian, en concierto. En un riguroso directo. El próximo 31 de enero. Casi nada. En Santako. En la sala Pop. Presentándose en el centro de su propia ciudad, tras una prolongada gira por los alrededores de la misma ciudad. Estupendo todo. Un mundo raro, de Chavela Vargas. Aunque no era de Chavela, que era de José Alfredo, como decía la otra canción. Porque yo donde voy, hablaré de tu amor como un sueño dorado. Eso es muy bonito de decir, y no es fácil. Pues eso, que ya lo saben, que los que quieran se pueden venir. Tocaremos con un Grupo Invitado llamado Grupo Invitado. Casi nada, insisto.
https://www.youtube.com/watch?v=wvqlAhtNlZw
Into the white. No hay noche, ni hay día. También tuvimos tiempo... tengo todo el tiempo del mundo. Para ir, para volver, para quedar, para acompañarte, para hablarlo, para reunirnos, para tocar, para hacer cualquier cosa menos lo que tengo que hacer. En las caras b de los Pixies, se encuentra esta canción de Kim Deal, Into the white. Una canción muy sencillita pero que, precisamente por eso, me encanta. Me encanta. ¿Qué gracia pueden tener los Pixies sin Kim Deal? Yo creo que mucha menos gracia. En las críticas de los conciertos sin ella dicen que no, que no se nota... no lo entiendo. Sin Kim Deal... no sé. Into the white.
https://www.youtube.com/watch?v=CEBCFPnXlxw
Pues ya estamos. Una semana más. Empaquetada, con un lacito. Qué bonita. Ale. Adeu. Buen fin de semana para todos.
https://www.youtube.com/watch?v=NAekdzFOHI8
Han sido unos días de recuperación de clásicos. De Frank Zappa, el disco. Hot Rats. Tendrá otros que serán mejores, con canciones más divertidas o lo que sea. Pero el Hot Rats es bestial. Sobre todo la primera parte, las tres o cuatro primeras canciones. Esta es la canción que abre el disco Peaches in Regalia. Instrumental. Aquí la vemos interpretada en directo por el mismísimo Frank Zappa, en 1973. El año, al parecer. Con sus trompetas, su señor en los timbales... todo muy completito. Y el Zappa con coleta. Una canción que debe ser una gozada tocar... pero para eso hay que saber mucho. Y este señor sabía mucho. En fin. Una bonita interpretación. Bueno, un poco flipado el de la batería pero...
https://www.youtube.com/watch?v=NAekdzFOHI8
Ayer tuvo lugar la tercera movilización contra la subida del transporte público en Barcelona. Ayer nos atrevimos con la Plaça Sant Jaume. Bueno. Pues hay que seguir haciendo ruido. Pero se necesita mucha más gente. Que la subida del metro y el bus nos afecta a todos. Ah, claro. Que hay mucha gente que no coge el transporte público y ya paga impuestos por esto... En fin. Tenía que decirlo. Es que el otro día se lo escuché a un tertuliano. 'Las cosas no son gratis'. 'Todo se paga y además yo no tengo porqué pagar algo que no uso'. Gente que vive en otro planeta y quiere que el tuyo, específicamente el tuyo, se pudra. Menos mal de una interesante conversa con el Boris sobre lo de siempre. La música, etc. Os Resentidos y Yuri, Yuri, Yuri... vente a comprar un misil... misil SS-20. Yuri Andropov, for ever.
https://www.youtube.com/watch?v=4R-XUAjcYxQ
Están poniendo en la radio canciones de discos que cumplen años. Todos molan. Menos la de Oasis y esta de Stone Roses creo. El resto... pues bueno. La de Blur no es precisamente... pero bueno. Es igual, vamos a poner otra canción. Oh, mira, esta está bien. Aunque no la aprecié en su momento. Esa de Echo & The bunnymen. Killing Moon. No es la gran maravilla, pero el estribillo está gracioso. Cuando yo era chaval, este cantante y la gente que tocaba como los que eran como él, me daban rabia. Eso de llevar las guitarras así como si no las llevasen, con desgana, caminando así mirando hacia abajo... en fin. Qué reflexiones de bombero. Killing Moon es una canción que está bien. Aunque ya sea tarde.
https://www.youtube.com/watch?v=aX1PwkgwsG0
A mi hermano le gusta esta canción. Un mundo raro. Le gusta tanto que la quiere tocar, y la tocaremos, seguro. Eltoni, elpako & elchristian, en concierto. En un riguroso directo. El próximo 31 de enero. Casi nada. En Santako. En la sala Pop. Presentándose en el centro de su propia ciudad, tras una prolongada gira por los alrededores de la misma ciudad. Estupendo todo. Un mundo raro, de Chavela Vargas. Aunque no era de Chavela, que era de José Alfredo, como decía la otra canción. Porque yo donde voy, hablaré de tu amor como un sueño dorado. Eso es muy bonito de decir, y no es fácil. Pues eso, que ya lo saben, que los que quieran se pueden venir. Tocaremos con un Grupo Invitado llamado Grupo Invitado. Casi nada, insisto.
https://www.youtube.com/watch?v=wvqlAhtNlZw
Into the white. No hay noche, ni hay día. También tuvimos tiempo... tengo todo el tiempo del mundo. Para ir, para volver, para quedar, para acompañarte, para hablarlo, para reunirnos, para tocar, para hacer cualquier cosa menos lo que tengo que hacer. En las caras b de los Pixies, se encuentra esta canción de Kim Deal, Into the white. Una canción muy sencillita pero que, precisamente por eso, me encanta. Me encanta. ¿Qué gracia pueden tener los Pixies sin Kim Deal? Yo creo que mucha menos gracia. En las críticas de los conciertos sin ella dicen que no, que no se nota... no lo entiendo. Sin Kim Deal... no sé. Into the white.
https://www.youtube.com/watch?v=CEBCFPnXlxw
Pues ya estamos. Una semana más. Empaquetada, con un lacito. Qué bonita. Ale. Adeu. Buen fin de semana para todos.
jueves, 9 de enero de 2014
Villastanza de Llorera III
Continúa el relato de las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes' de Benito Repojo Ostiz.
'Quirino Barrantes comenzó a explicarle entonces a Áureo 'Eldorado' su peripecia vital en la ciudad. Obvió detalles que podríamos incluir en lo que se denomina catálogo de 'saberes inútiles'. Cuánto cobraba en el curro, cuánto tardaba el metro en llegar a su destino, qué ropa tenía que llevar, a quién reportaba, de qué color tenía el pelo una compañera de trabajo, marcas de coche, etc. Quirino le contó muchas cosas, prácticamente todo. Le contó incluso algo más de lo que tenía pensado contar. Pero tampoco se cortó demasiado. Sabía que Áureo 'Eldorado' era una persona en la que podía confiar. Se tiene que confiar en los raros. El mundo avanza gracias a los raros. Aunque lleven combinaciones de colores extrañas. Quizás por eso. Quirino Barrantes llegó al punto en el que tuvo que confesar porqué estaba de vuelta al pueblo. Una vuelta que no era tal, pero que en cierto modo sí que lo era. De esto ya hemos hablado antes. Le dijo que se había enamorado de la mujer de su jefe. Era falso. Pero urdió una historia tan convincente que Áureo 'Eldorado' quiso creérsela, aunque no se la creyera. Áureo 'Eldorado' compartió la historia de Quirino Barrantes con la almohada. La almohada le confirmó que todo era un embuste, pero un embuste bonito. Después de tomarse unos vinos en el Bar-Café Luces, Quirino Barrantes salió hacia su casa. Se olvidó de preguntar algo a Áureo 'Eldorado'. Algo sobre su vida, algo sobre lo que había oído de que había intentado flirtear con su prima. Se acordó de su prima y decidió pasar a verla. Al día siguiente, porque ya era tarde y seguro que estarían ya pensando en acostarse. ¿Acostarse? ¿Estarían? No sabía si su prima se había casado o no. Sabía que tuvo una pareja durante muchos años y que... no recordaba ahora si se habían llegado a casar o no. Al día siguiente iría a verla.'
'Quirino Barrantes comenzó a explicarle entonces a Áureo 'Eldorado' su peripecia vital en la ciudad. Obvió detalles que podríamos incluir en lo que se denomina catálogo de 'saberes inútiles'. Cuánto cobraba en el curro, cuánto tardaba el metro en llegar a su destino, qué ropa tenía que llevar, a quién reportaba, de qué color tenía el pelo una compañera de trabajo, marcas de coche, etc. Quirino le contó muchas cosas, prácticamente todo. Le contó incluso algo más de lo que tenía pensado contar. Pero tampoco se cortó demasiado. Sabía que Áureo 'Eldorado' era una persona en la que podía confiar. Se tiene que confiar en los raros. El mundo avanza gracias a los raros. Aunque lleven combinaciones de colores extrañas. Quizás por eso. Quirino Barrantes llegó al punto en el que tuvo que confesar porqué estaba de vuelta al pueblo. Una vuelta que no era tal, pero que en cierto modo sí que lo era. De esto ya hemos hablado antes. Le dijo que se había enamorado de la mujer de su jefe. Era falso. Pero urdió una historia tan convincente que Áureo 'Eldorado' quiso creérsela, aunque no se la creyera. Áureo 'Eldorado' compartió la historia de Quirino Barrantes con la almohada. La almohada le confirmó que todo era un embuste, pero un embuste bonito. Después de tomarse unos vinos en el Bar-Café Luces, Quirino Barrantes salió hacia su casa. Se olvidó de preguntar algo a Áureo 'Eldorado'. Algo sobre su vida, algo sobre lo que había oído de que había intentado flirtear con su prima. Se acordó de su prima y decidió pasar a verla. Al día siguiente, porque ya era tarde y seguro que estarían ya pensando en acostarse. ¿Acostarse? ¿Estarían? No sabía si su prima se había casado o no. Sabía que tuvo una pareja durante muchos años y que... no recordaba ahora si se habían llegado a casar o no. Al día siguiente iría a verla.'
miércoles, 8 de enero de 2014
Villastanza de Llorera II
Continuamos con el relato de Benito Repojo Ostiz, 'Espantosas escenas de la vida de Quirino Barrantes'.
'Pocos se interesaron por los motivos que habían llevado a Quirino Barrantes a abandonar lo que en Villastanza de Llorera se consideraba una vida más que apañada, por ese deambular que parecía guiar los designios de Quirino en su pueblo de origen. Uno de los que quisieron abundar en esos motivos fue Áureo 'Eldorado', un personaje del pueblo que en alguna ocasión intentó cortejar a una prima de Barrantes y a alguna prójima más, pero se quedó soltero y sin compromiso. Áureo 'Eldorado' era ya un cuasi cuarentón que hacía gala de un atildamiento en el vestir que le distinguía de sus convecinos. Trabajando en una gestoría desde donde hacía papeleos sin importancia para los propietarios de tierras y establecimientos comerciales del pueblo, tenía tiempo suficiente para estar al tanto de las modas y los usos que se manejaban en las principales capitales mundiales. No se perdía las novedades en moda y complementos de las revistas internacionales, que consultaba desde su despacho gracias a las nuevas tecnologías, y se hacía enviar por correo modelos y trajes que destacaban por encima del lustre local. ¿Cómo podía ser que alguien con semejante poderío no hubiera encontrado ya una pareja con la que compartir vida y crear descendencia? Áureo 'Eldorado' se aburría con las féminas locales. Y con las de fuera también. Se aburría. Le atraían sobremanera durante unos días, semanas, pero luego... se aburría. Perdía interés y volvía a su vida de dandy local. No es que el propio Áureo fuese un prodigio de diversiones y locuacidad. Su talante más bien distante y altivo no hacía por facilitar las relaciones. Sea como fuere, soltero y sin perspectivas.
Frecuentaba Áureo 'Eldorado' un bar, el único que él consideraba digno de su persona, llamado 'Bar-Café Luces', que en tiempos había sido antiguo Casino y que ahora era un bar abierto al público sin más, aunque en Villastanza de Llorera sólo parecían tener interés en acudir a él gente a la que gustaba el silencio, leer el diario, o jugar al ajedrez, dominó o cualquier otra actividad para la que no fuera necesario mirar la televisión. En el Bar-Café Luces no había televisión. Allí iba Áureo 'Eldorado' a leer el periódico, a consultar mediante su tablet la prensa internacional o lo que tuviese en mente y, simplemente, perder el tiempo.
Un día, vio llegar a Barrantes, caminando por la plaza del pueblo hasta llegar a la puerta y éste entró con decisión, se sentó en la barra y pidió un vino blanco. Nadie pedía vino blanco en Villastanza de Llorera, salvo las mujeres, y este hecho, junto con un calzado deportivo que impresionó a Áureo, llamó su atención. Áureo se acercó a Barrantes. No le conocía y le preguntó 'Hola, bonitas deportivas ¿es usted de por aquí?'. Barrantes miró a aquel personaje, vestido de traje verde a rayas, con un suetercillo de rombos, camisa roja y corbata negra. Pensó que era un mariposón que vendría a entablar conversa con él, pero le cayó simpático, prácticamente eran de la misma edad y a él le sonaba su cara de algo y no sabía el qué y le dijo que 'no y si'. Ante esa respuesta que presagiaba algo más, Áureo 'Eldorado', pidió otro vino blanco y conminó a Barrantes para que se explicase, sin prisa.'
'Pocos se interesaron por los motivos que habían llevado a Quirino Barrantes a abandonar lo que en Villastanza de Llorera se consideraba una vida más que apañada, por ese deambular que parecía guiar los designios de Quirino en su pueblo de origen. Uno de los que quisieron abundar en esos motivos fue Áureo 'Eldorado', un personaje del pueblo que en alguna ocasión intentó cortejar a una prima de Barrantes y a alguna prójima más, pero se quedó soltero y sin compromiso. Áureo 'Eldorado' era ya un cuasi cuarentón que hacía gala de un atildamiento en el vestir que le distinguía de sus convecinos. Trabajando en una gestoría desde donde hacía papeleos sin importancia para los propietarios de tierras y establecimientos comerciales del pueblo, tenía tiempo suficiente para estar al tanto de las modas y los usos que se manejaban en las principales capitales mundiales. No se perdía las novedades en moda y complementos de las revistas internacionales, que consultaba desde su despacho gracias a las nuevas tecnologías, y se hacía enviar por correo modelos y trajes que destacaban por encima del lustre local. ¿Cómo podía ser que alguien con semejante poderío no hubiera encontrado ya una pareja con la que compartir vida y crear descendencia? Áureo 'Eldorado' se aburría con las féminas locales. Y con las de fuera también. Se aburría. Le atraían sobremanera durante unos días, semanas, pero luego... se aburría. Perdía interés y volvía a su vida de dandy local. No es que el propio Áureo fuese un prodigio de diversiones y locuacidad. Su talante más bien distante y altivo no hacía por facilitar las relaciones. Sea como fuere, soltero y sin perspectivas.
Frecuentaba Áureo 'Eldorado' un bar, el único que él consideraba digno de su persona, llamado 'Bar-Café Luces', que en tiempos había sido antiguo Casino y que ahora era un bar abierto al público sin más, aunque en Villastanza de Llorera sólo parecían tener interés en acudir a él gente a la que gustaba el silencio, leer el diario, o jugar al ajedrez, dominó o cualquier otra actividad para la que no fuera necesario mirar la televisión. En el Bar-Café Luces no había televisión. Allí iba Áureo 'Eldorado' a leer el periódico, a consultar mediante su tablet la prensa internacional o lo que tuviese en mente y, simplemente, perder el tiempo.
Un día, vio llegar a Barrantes, caminando por la plaza del pueblo hasta llegar a la puerta y éste entró con decisión, se sentó en la barra y pidió un vino blanco. Nadie pedía vino blanco en Villastanza de Llorera, salvo las mujeres, y este hecho, junto con un calzado deportivo que impresionó a Áureo, llamó su atención. Áureo se acercó a Barrantes. No le conocía y le preguntó 'Hola, bonitas deportivas ¿es usted de por aquí?'. Barrantes miró a aquel personaje, vestido de traje verde a rayas, con un suetercillo de rombos, camisa roja y corbata negra. Pensó que era un mariposón que vendría a entablar conversa con él, pero le cayó simpático, prácticamente eran de la misma edad y a él le sonaba su cara de algo y no sabía el qué y le dijo que 'no y si'. Ante esa respuesta que presagiaba algo más, Áureo 'Eldorado', pidió otro vino blanco y conminó a Barrantes para que se explicase, sin prisa.'
viernes, 3 de enero de 2014
Miscelánea
Buen año. En un mundo nuevo. Karina. Pensándolo fríamente y con la cantidad de truños que se escuchan por ahí, Karina tiene al menos un par o tres de canciones que se las escucha uno y no pasa absolutamente nada. Aquí tenemos una flipada de tres pares. Un mundo nuevo. Canción que nos representa en Eurovisión en 1971. Una canción de Disney, como aquel que dice. Pero ojo, según como se interprete. Hay una versión de doña Lady Lola Mento, que estremece. De la alegría pasamos al llanto y el rechinar de dientes en un segundo. Al fin del camino podrás encontrar el bien que esperaste sentir. No tendríamos que hacernos viejos nunca. Al menos en este país. En otros países la gente envejece mejor. Aquí, Karina envejeció haciendo el ridículo por esos platós de televisión. En otros países, todo es mejor.
https://www.youtube.com/watch?v=Gq0phfi6LR8
Empieza el año y como siempre hay que despedir el anterior recordando a The Specials y su grandioso More Specials. Recogeremos a continuación una canción que una nochevieja de hace mil años nos salvó la vida. En su recuerdo, no hay nochevieja sin Specials. Sock it to em J.B. Una canción que hace mención a las películas clásicas de James Bond. Jb Style. Soulful. Un cancionazo para bailarlo y bailarlo y bailarlo y olvidarte de que es nochevieja, de que estás en un restaurante abandonado, de que no conoces a casi nadie, de que deberías estar en otra parte, pero que te han dejado poner algo de música. Live and let die... you only live twice. Soulful.
https://www.youtube.com/watch?v=GfyTGe5U09o
Bueno. Cómo empieza el año. Empezaremos el año con un espíritu renovado. En un mundo nuevo. Con un entusiasmo renovado por las cosas que han de venir. Empezaremos el año repitiendo como loros las frases de los niños de los equipos de fútbol. No hay que rendirse nunca. No hay que enfadarse si estás en el banquillo porque te vendrá la oportunidad en cualquier momento. Todos tenemos que ser amigos. Ganar es importante pero sino se gana tampoco pasa nada, otra vez será. ¿De dónde viene toda esta mierda de discursos? ¿Quién ha sido el que nos ha comido el coco de esta manera? Luego, cuando ganas algo de luz, ves, casualmente a Lux Interior cantar Beautiful Gardens y todo se te hunde de un plumazo. The Cramps, esa gente.
https://www.youtube.com/watch?v=VIjeL2YOItU
Ir a la sala Sidecar. Ir pensando que bueno, que vamos, que somos mayores ya para todo esto, que no vamos a entender nada, que nos vamos a encontrar con la música de ahora y nosotros queremos la música de cuando... y al cabo de dos segundos... suena Eskorbuto... y las lágrimas brotan. Pero entramos en materia cuando ponen Decibelios y la canción no la conoce ni el tato. Porque es Voca de Dios. A ese dios no lo conozco, a ver si me lo presentan. Decibelios. El conocido grupo de la controversia. Es que eran pelaos... pero bueno. Y qué. Es curioso, pero no recuerdo haberles escuchado en el Makinavaja. Qué bar, el Makinavaja. Qué regresión, pero qué bien. En fin. Navidad, puta navidad.
https://www.youtube.com/watch?v=bosTFFxAlHM
Vale, vale, lo de ahora no tiene perdón. El Tubular Bells de Mike Oldfield. En directo en 1973, acompañado de una pléyade de instrumentistas que quítate tú. Un vídeo que esclarece. ¿Por qué el disco se llama Tubular Bells? Porque llega un momento al final en el que el instrumento que entra es ese, las Tubular Bells. Bien. Yo, personalmente, no aguanto mucho el Tubular Bells, pero... Avancen hasta el minuto 18. 17.45, para ser más exactos. Ahí la cosa cambia. Esos minutos, seis minutos, valen para perdonar a Mike Oldfield todas las flipadas y todas las tontunas que ha hecho desde entonces. Al menos para mí. Ya, ya pueden cambiar de canal.
https://www.youtube.com/watch?v=p7VHRyQDMTM
Recordemos algunas cosas. El metro. El bus. El transporte público. A ver si nos entendemos. Sobramos. Para el Ajuntament de Barcelona, sobramos. No quieren vernos. Quieren que las únicas personas que se vean por la calle sean gente que gaste. Turistas, guiris, ricos. Los demás estorbamos. Subida del transporte público otra vez. En unos días en los que mucha, pero que mucha gente, lo pasa fatal, la Autoritat del Transport Metropolità, se acuerda de nosotros subiendo los billetes y las tarjetas más utilizadas. Gracias. No nos quejaremos. O sí. #nopaguem. Basta ya de tomarnos el pelo. Hay dinero para hacer fiestas de Nochevieja que compitan con Nueva York, pero no hay para el metro, que es deficitario. ¿Hasta cuándo vamos a dejarnos tomar el pelo? Barcelona, uuuuuuuuuu. Viva el metro. Que lo suban más y más.
https://www.youtube.com/watch?v=ZMse_2ZiQPM
Y eso. Feliz año, que los Reyes nos traigan algo y si no, pues eso. Que ha perdido el Betis, como decía Silvio, pues me conformo. Buen finde.
https://www.youtube.com/watch?v=Gq0phfi6LR8
Empieza el año y como siempre hay que despedir el anterior recordando a The Specials y su grandioso More Specials. Recogeremos a continuación una canción que una nochevieja de hace mil años nos salvó la vida. En su recuerdo, no hay nochevieja sin Specials. Sock it to em J.B. Una canción que hace mención a las películas clásicas de James Bond. Jb Style. Soulful. Un cancionazo para bailarlo y bailarlo y bailarlo y olvidarte de que es nochevieja, de que estás en un restaurante abandonado, de que no conoces a casi nadie, de que deberías estar en otra parte, pero que te han dejado poner algo de música. Live and let die... you only live twice. Soulful.
https://www.youtube.com/watch?v=GfyTGe5U09o
Bueno. Cómo empieza el año. Empezaremos el año con un espíritu renovado. En un mundo nuevo. Con un entusiasmo renovado por las cosas que han de venir. Empezaremos el año repitiendo como loros las frases de los niños de los equipos de fútbol. No hay que rendirse nunca. No hay que enfadarse si estás en el banquillo porque te vendrá la oportunidad en cualquier momento. Todos tenemos que ser amigos. Ganar es importante pero sino se gana tampoco pasa nada, otra vez será. ¿De dónde viene toda esta mierda de discursos? ¿Quién ha sido el que nos ha comido el coco de esta manera? Luego, cuando ganas algo de luz, ves, casualmente a Lux Interior cantar Beautiful Gardens y todo se te hunde de un plumazo. The Cramps, esa gente.
https://www.youtube.com/watch?v=VIjeL2YOItU
Ir a la sala Sidecar. Ir pensando que bueno, que vamos, que somos mayores ya para todo esto, que no vamos a entender nada, que nos vamos a encontrar con la música de ahora y nosotros queremos la música de cuando... y al cabo de dos segundos... suena Eskorbuto... y las lágrimas brotan. Pero entramos en materia cuando ponen Decibelios y la canción no la conoce ni el tato. Porque es Voca de Dios. A ese dios no lo conozco, a ver si me lo presentan. Decibelios. El conocido grupo de la controversia. Es que eran pelaos... pero bueno. Y qué. Es curioso, pero no recuerdo haberles escuchado en el Makinavaja. Qué bar, el Makinavaja. Qué regresión, pero qué bien. En fin. Navidad, puta navidad.
https://www.youtube.com/watch?v=bosTFFxAlHM
Vale, vale, lo de ahora no tiene perdón. El Tubular Bells de Mike Oldfield. En directo en 1973, acompañado de una pléyade de instrumentistas que quítate tú. Un vídeo que esclarece. ¿Por qué el disco se llama Tubular Bells? Porque llega un momento al final en el que el instrumento que entra es ese, las Tubular Bells. Bien. Yo, personalmente, no aguanto mucho el Tubular Bells, pero... Avancen hasta el minuto 18. 17.45, para ser más exactos. Ahí la cosa cambia. Esos minutos, seis minutos, valen para perdonar a Mike Oldfield todas las flipadas y todas las tontunas que ha hecho desde entonces. Al menos para mí. Ya, ya pueden cambiar de canal.
https://www.youtube.com/watch?v=p7VHRyQDMTM
Recordemos algunas cosas. El metro. El bus. El transporte público. A ver si nos entendemos. Sobramos. Para el Ajuntament de Barcelona, sobramos. No quieren vernos. Quieren que las únicas personas que se vean por la calle sean gente que gaste. Turistas, guiris, ricos. Los demás estorbamos. Subida del transporte público otra vez. En unos días en los que mucha, pero que mucha gente, lo pasa fatal, la Autoritat del Transport Metropolità, se acuerda de nosotros subiendo los billetes y las tarjetas más utilizadas. Gracias. No nos quejaremos. O sí. #nopaguem. Basta ya de tomarnos el pelo. Hay dinero para hacer fiestas de Nochevieja que compitan con Nueva York, pero no hay para el metro, que es deficitario. ¿Hasta cuándo vamos a dejarnos tomar el pelo? Barcelona, uuuuuuuuuu. Viva el metro. Que lo suban más y más.
https://www.youtube.com/watch?v=ZMse_2ZiQPM
Y eso. Feliz año, que los Reyes nos traigan algo y si no, pues eso. Que ha perdido el Betis, como decía Silvio, pues me conformo. Buen finde.
jueves, 2 de enero de 2014
Villastanza de Llorera
Recogeremos a continuación -y supongo que durante algunos días- el relato, algo extenso, del escritor Benito Repojo Ostiz titulado 'Espantosas escenas de la vida de Quirino Barrantes'. Este texto ha sido galardonado con el IIIVIII Premio de Narrativa que ofrece la Fundación Caja de Ahorros de los Montes Floros, y nos ha llamado mucho la atención básicamente por que tenemos un cuñado que trabaja en dicha Fundación, el cual nos ha hecho llegar el texto que les referimos a partir de ya mismo:
'Quirino Barrantes se levantó de la cama dispuesto a iniciar una nueva vida. Los asuntos en los que anduvo envuelto no funcionaron. La mujer a la que quiso se había aburrido de él. Aquel negocio no prosperó. Tuvo que dar un paso atrás. Si no llegas, bajas. Volvió al pueblo de sus padres, a Villastanza de Llorera, con la intención de tomar impulso. Pasaría allí unos meses hasta que su situación se apañara y su ánimo se serenase, y volvería después a la ciudad para comerse el mundo. Ese era su plan. Sus padres hacía tiempo que no vivían en el pueblo, que se habían trasladado a la ciudad y allí habían hecho toda su vida útil, pero... pero qué les estoy contando. No les interesa para nada. Es Quirino Barrantes el protagonista aquí. Aquella mañana Quirino Barrantes se levantó y fue a prepararse un desayuno. En la nevera halló leche y huevos, así como un pollo envasado al vacío. Un pollo entero. Cogió la leche y procedió a calentarla. Volvió a abrir la nevera y cogió un par de huevos para hacerse una tortilla francesa. Un desayuno extraño, pero era lo que había. Estaba calentándose la leche cuando comenzó a pensar... ¿y ese pollo?
Volvió a abrir la nevera y comprobó que dentro había un pollo. Envasado. Quirino Barrantes había llegado a Villastanza de Llorera la noche anterior, en tren, y sólo había abierto un pequeño colmado, el de la señora Gratáñez, que estaba las 24 horas medio abierto medio cerrado, ya que aún cuando estuviera abierto ella estaba en la salita de su casa, adyacente al colmado, desde donde vigilaba si había clientes esperando o no. Cuando estaba cerrado, uno podía siempre hacerse el despistado y mover la cortinilla para ver si, porque la señora Gratáñez abriría seguro. Así que allí compró, de emergencia leche y huevos Quirino para hacerse al menos un desayuno. ¿Pero el pollo?
La casa de Quirino Barrantes había sido la de sus padres, pero allí no vivía ya nadie, salvo temporadas que pasaba un hermano de Barrantes algo mayor que él durante la época vacacional. Su hermano, Aquilino, no había pisado la casa desde dos meses atrás, en el verano. Allí no vivía nadie. Comprobó la fecha de caducidad del pollo y vio que estaba todavía por caducar. Quirino Barrantes empezó a darle vueltas al asunto del pollo mientras se tomaba la leche. Se hizo la tortilla francesa y se la comió. Le faltaba pan. Se había olvidado del pan. Se vistió, no sin antes volver a abrir la nevera y mirar el pollo. Revisó la nevera por si había algo más escondido. En el congelador no había nada. Sólo el pollo. Repasó. Se bajó del tren y saludó al encargado de la estación, que había sido amigo suyo de la infancia, Valentín 'el renfes'. Hacía mucho que no se veían. Valentín 'el renfes', vivía en los edificios contiguos a la estación, donde su propio padre había trabajado. 'El renfes' le contó que se había separado de la mujer y que no estaba tampoco pasando una mala racha... y para quitar hierro, entre risas, 'el renfes', le dijo que ni siquiera tenía un pollo bajo el brazo como él. El pollo.
Osea, que el pollo ya lo traía de casa. Es verdad. El pollo. Lo había comprado el día de antes y ya no se acordaba. Con el trajín. Los nervios. A ver si una vez en el pueblo se centraba un poco.'
'Quirino Barrantes se levantó de la cama dispuesto a iniciar una nueva vida. Los asuntos en los que anduvo envuelto no funcionaron. La mujer a la que quiso se había aburrido de él. Aquel negocio no prosperó. Tuvo que dar un paso atrás. Si no llegas, bajas. Volvió al pueblo de sus padres, a Villastanza de Llorera, con la intención de tomar impulso. Pasaría allí unos meses hasta que su situación se apañara y su ánimo se serenase, y volvería después a la ciudad para comerse el mundo. Ese era su plan. Sus padres hacía tiempo que no vivían en el pueblo, que se habían trasladado a la ciudad y allí habían hecho toda su vida útil, pero... pero qué les estoy contando. No les interesa para nada. Es Quirino Barrantes el protagonista aquí. Aquella mañana Quirino Barrantes se levantó y fue a prepararse un desayuno. En la nevera halló leche y huevos, así como un pollo envasado al vacío. Un pollo entero. Cogió la leche y procedió a calentarla. Volvió a abrir la nevera y cogió un par de huevos para hacerse una tortilla francesa. Un desayuno extraño, pero era lo que había. Estaba calentándose la leche cuando comenzó a pensar... ¿y ese pollo?
Volvió a abrir la nevera y comprobó que dentro había un pollo. Envasado. Quirino Barrantes había llegado a Villastanza de Llorera la noche anterior, en tren, y sólo había abierto un pequeño colmado, el de la señora Gratáñez, que estaba las 24 horas medio abierto medio cerrado, ya que aún cuando estuviera abierto ella estaba en la salita de su casa, adyacente al colmado, desde donde vigilaba si había clientes esperando o no. Cuando estaba cerrado, uno podía siempre hacerse el despistado y mover la cortinilla para ver si, porque la señora Gratáñez abriría seguro. Así que allí compró, de emergencia leche y huevos Quirino para hacerse al menos un desayuno. ¿Pero el pollo?
La casa de Quirino Barrantes había sido la de sus padres, pero allí no vivía ya nadie, salvo temporadas que pasaba un hermano de Barrantes algo mayor que él durante la época vacacional. Su hermano, Aquilino, no había pisado la casa desde dos meses atrás, en el verano. Allí no vivía nadie. Comprobó la fecha de caducidad del pollo y vio que estaba todavía por caducar. Quirino Barrantes empezó a darle vueltas al asunto del pollo mientras se tomaba la leche. Se hizo la tortilla francesa y se la comió. Le faltaba pan. Se había olvidado del pan. Se vistió, no sin antes volver a abrir la nevera y mirar el pollo. Revisó la nevera por si había algo más escondido. En el congelador no había nada. Sólo el pollo. Repasó. Se bajó del tren y saludó al encargado de la estación, que había sido amigo suyo de la infancia, Valentín 'el renfes'. Hacía mucho que no se veían. Valentín 'el renfes', vivía en los edificios contiguos a la estación, donde su propio padre había trabajado. 'El renfes' le contó que se había separado de la mujer y que no estaba tampoco pasando una mala racha... y para quitar hierro, entre risas, 'el renfes', le dijo que ni siquiera tenía un pollo bajo el brazo como él. El pollo.
Osea, que el pollo ya lo traía de casa. Es verdad. El pollo. Lo había comprado el día de antes y ya no se acordaba. Con el trajín. Los nervios. A ver si una vez en el pueblo se centraba un poco.'
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