En tiempos de la emperatriz Ana me enviaron con una misión un tanto delicada a un pueblo del corazón de nuestra amada Rusia llamado Chimanstrovo. Mi misión consistía en sonsacar a las autoridades del pueblo sobre los causantes de una serie de altercados que podrían derivar, si la cosa seguía por el mismo camino, en algún problema más serio para el Estado y para la zarina Ana. Antes he puesto emperatriz y era zarina, disculpen.
Cuando llegué a Chimanstrovo me recibió el gobernador de la provincia, el duque Alexis Petrovich y su esposa la duquesa Ana, casualmente. Ana demostró ser una mujer dura y de pocas palabras, pero al duque Alexis le gustaba hablar y referirme todos los detalles que habían ocurrido en Chimanstrovo y que completaba con retratos más o menos mordaces de los personajes principales de la trama.
Al duque Alexis le gustaba tanto hablar, que no se detuvo en comentar aquellos pequeños incidentes que se reducían a discusiones apasionadas sobre si la zarina Ana era buena o muy buena, sino que siguió comentando asuntos de la política nacional y de la política internacional, rellenando el tiempo con comentarios también mordaces sobre los protagonistas que él creía ciertamente ingeniosos. Y lo eran.
La conversación con el duque Alexis era unidireccional, simplemente escuchaba y contemplaba de vez en cuando los mohines de desaprobación de la duquesa Ana por la cháchara sin cuento de su esposo. El duque Alexis se despachó contra los príncipes prusianos, la indolencia Austriaca, el salvajismo húngaro, la pestilencia turca, la vagancia de los fineses, los engreídos suecos, la petulancia de los ministros alemanes, la codicia de los judíos y toda la suerte de tópicos sobre la política que suelen aparecer cuando de política se habla con quienes de política solo conocen lo que les dicen que han de conocer.
El día transcurrió entre discursos y paseos, explicaciones y anécdotas. Cenamos en la casa que alojaba a las personalidades del pueblo y el pueblo se esforzó en agasajarnos de la mejor manera posible, con viandas suculentas y quizás algo pesadas para mi gusto. Pero estábamos en Chimanstrovo y no en San Petersburgo y todo era disculpable.
A la mañana siguiente, después de un tranquilo sueño solo perturbado por una sed que calmé a las tres de la madrugada, cuando me desperté y consideré necesario, mandé detener a los duques, duque y duquesa, y ordené su ejecución inmediata por haber instigado incidentes y comentarios contra el Estado que podían haber conllevado a una espantosa rebelión. Era mejor acabar con aquellas dos vidas que lamentar males mayores y no era la primera vez que un mandatario local, en su afán por demostrar atrevimiento y erudición acaba prodigando males mayores a sus subordinados. Es mejor no alzar demasiado el vuelo, no querer sorprender al otro.
Porque el otro te puede matar.
Volví a San Petersburgo, hice mi informe, se me otorgó una medalla, la zarina Ana susurró mi nombre a un mayordomo, todo esto ya no tiene importancia ahora.
jueves, 30 de mayo de 2019
martes, 28 de mayo de 2019
En el cumpleaños de mi padre
Ayer fuimos a comer también con él y con sus colegas. Lo mismo, cantó dos veces el cumpleaños feliz, uno para mí y otro para él, pero a la tercera vez que le dijimos de cantar ya nos mandó a la mierda. Mierda, mierda, mierda. Se ve que sus amigos, que van a verlo todos los días, se dan cuenta de que y hablan como él, que a nosotros ya nos lleva pasando desde hace tiempo. Mierda y joder. Con soltura y sin cortarnos. Mierda y joder.
Hace un año celebró también su cumpleaños. Ese día era lunes y teníamos pleno. Una compañera se reincorporaba al trabajo después de algún tiempo de baja. Le dijimos que viniera a tomarse una copa de cava con mi padre que estaba de juerga con Els Coloristes. Iba a poner la foto de la fiesta de aquel día. No pudo venir porque decía que tenía al pequeño en casa malillo. Estuvimos con mi padre tomándonos unas copas de cava y un poco de pastel. Le dieron los regalos, nos fuimos para casa. Al día siguiente la compañera nos llamó por teléfono.
En el cumpleaños de mi padre, habrá que hablar de mi madre. Nos enfadamos, me enfado con ella, me irrito con ella, no la entiendo. No entiendo la abnegación, el trabajo, el cuidado, el mimo, el cariño que tiene que darle a todos y cada uno de los seres vivos que se le acercan. Cariño extremo. Cariño que es imposible imitar. En el cumpleaños de mi padre les ha llevado a los cuidadores y cuidadoras un algo, pastelitos, etc. Siempre lleva bombones, pasteles, etc. Se queda allí casi todo el día, cuando ya consideramos que no hace falta. Lo consideramos nosotros, pero nosotros no somos ella. Mi madre, difícil de empatar con ella. Es tan difícil de seguir su ritmo que me acaba enfadando, irritando, no la entiendo. No entiendo cómo alguien puede dar tanto, o tiene que dar tanto, porque simplemente cree que tiene que darlo. Aunque se la hagan mil y una veces, aunque se la hayan hecho mil veces, ella sigue dando.
Es el cumpleaños de mi padre, setenta y un años. Le hemos acompañado dando un pequeño paseo. Cuento cosas para que queden escritas. Para que nos acordemos de que hemos estado ahí. Que está ahí. Le hemos preguntado, le hemos picado, le hemos chinchado, le hemos dicho que se tiene que cortar el pelo que le ha vuelto a crecer y nos gusta más con el pelo corto y a él no le mola. Se adelanta cuando camina con nosotros y si nos quedamos atrás hablando nos mira y nos dice 'qué'.
Creo que han ido otra vez sus amigos por la mañana, luego nosotros. En la cafetería unos profesores y profesoras hablaban de política. Una votante de Junqueras nos ha puesto de los nervios. Hemos hablado nosotros de política y mi padre decía que sí.
Cosas que heredas. La voluntad de que si hablas de política, te oiga la de la mesa de al lado.
En el cumpleaños de mi padre. Setenta y un años. Hemos hecho muchas cosas más. Todo el día haciendo cosas. Voy a finalizar diciendo que no hemos ido al jardincillo que 'hemos descubierto', porque hacía frío y nos teníamos que ir.
Que queda muy así.
lunes, 27 de mayo de 2019
Un análisis de los resultados electorales #SantaColoma. ¿Qué han hecho los socialistas por nosotros?
Esta entrada será especial. Será la última vez que utilizo referencias a películas o frikadas para explicar nada. No sirven. ¿Qué han hecho los socialistas por nosotros? En Santa Coloma de Gramenet hemos vivido la llegada de la ola. Si en 2015, cuando éramos 2015, Santa Coloma resistió como feudo socialista con mayoría absoluta, ¿cómo íbamos a pensar en ni siquiera intentar arañar algo en plena ola de euforia socialista en todo el Estado español o España que ya nos va a dar igual?
Los socialistas han barrido en Santa Coloma una vez más. La jornada electoral, ya desde primera hora, venía con aires de fiesta. Colegios con votantes y votantes que lo tenían claro. Todos. Jóvenes y mayores. Los de la mañana y algunos de la tarde. El PSC ha sacado más votos que en las generales cuando en nuestros cálculos biliares pensábamos que iban a bajar porque es que... ¿qué han hecho los socialistas por nosotros? Al parecer, sin los socialistas no se puede hacer nada.
¿Qué sabemos de Santa Coloma? No sabemos nada. No conocemos la ciudad. Conocemos facebook, twitter, algo de Instagram. Conocemos algunos bares. Nos movemos por la ciudad como el que ve pero no ve. No sabemos cómo somos. Manejamos algunos datos estadísticos, los vamos repitiendo, el tiempo pasa, no interpretamos las señales. Somos guapos, somos cracks, somos muy buena gente. Pero la ciudad está ahí, de fondo, mientras posamos. El PSC no solo controla la foto, controla el fondo de la foto, todo lo que sale detrás. Nos concentramos en quién aparece en el primer plano de la foto, pero no sabemos qué hay al fondo de la foto.
Ciudadanos hizo un esfuerzo durante cuatro años por mojarse, entrar en los espacios vedados, hablar con la gente, meterse de lleno. Cuatro años picando piedra con cambios de varas, migas, pulpos, etc. Cuatro años, con asociaciones con todo. Cuatro regidores, tan solo uno más que los que tenían.
Santa Coloma de Gramenet vota por la tele. Santa Coloma de Gramenet y la edad de piedra de la información. Santa Coloma de Gramenet y no saber por dónde nos vienen. Santa Coloma de Gramenet y el coto privado. Santa Coloma de Gramenet informándose por la televisión. Ahora toca el socialismo como si nos sorprendiera. Ahora toca el independentismo de Esquerra Republicana en los medios oficiales. La Cup ya no hace gracia. La Cup debe desaparecer. Y así ocurrió. Esquerra Republicana de Catalunya vuelve a aparecer en el Ajuntament de Santa Coloma con tres regidores y nos preguntamos cómo es posible. Porque es posible, porque debe pasar, porque el tiempo pasa y no nos enteramos casi de nada.
17 PSC, 4 Ciudadanos, 3 En Comú Podem y 3 ERC. A falta de confirmar si finalmente SOM entra en el consistorio.
¿Qué han hecho los socialistas por nosotros? No lo sabemos. Porque no nos enteramos de nada. Sí que sabemos qué hemos hecho entre nosotros mismos para dar lugar a esto. La culpa, seguramente, será nuestra.
¿Es nuestra la culpa? En Comú Podem se forma hace unos pocos años, desde que empezamos a trabajar la gente de icv, euia y podemos con Catalunya Sí que es Pot. Descubrimos que era posible. Que no éramos marcianos. Ninguno. Podemos estaba entonces en SOM, pero ya se veía que no. Y SOM es ya otra cosa. Y nosotros otra. Sin embargo, la cristalización de En Comú Podem Santa Coloma es lenta porque lentos son los ritmos exteriores. La ola de Podemos hace cuatro años se la llevó otro al que ya le vino bien. Pero ahora esa ola pasó y hemos recogido algo de esa ola pasada. Muchos creo que habrán vuelto a la casa madre o se habrán vuelto a quedar en casa. Eso hay que verlo.
Y porque en el exterior las cosas son un auténtico desastre.
Se ha perdido Barcelona, donde Ada Colau era el enemigo público de tanta gente. De tanta. Como nosotros aquí, que seguimos, a día de hoy, siendo el enemigo principal de tanta gente. De tanta. Se ha perdido Madrid donde hemos demostrado ser un absoluto desastre. Hemos hecho barbaridades en lugares como Sabadell, Terrassa, Badalona, Hospitalet, Sant Adrià... unas candidaturas rarísimas. Todo ha pasado factura. En Montcada se ha salvado.
¿Qué nos pasa?
No somos un partido. Seguimos siendo muchas cosas muy diversas y muy plurales, pero la gente no pide historias raras. Pide un partido, soluciones, cosas de pase corto, al pie, juego sencillo. No textos largos que nadie entiende. Mensajes, caras que se ríen, felicidad. Como sea. Y es bien.
La gente, en Santa Coloma, no tiene 12 años. No es infantil, ni juvenil, ni alevín, ni nada de eso. Es personal adulto que tiene unos intereses. ¿Conocemos esos intereses? ¿Apreciamos lo del cielo? ¿Y lo del vota socialista? ¿Seguimos repartiendo zascas o nos ponemos a hacer política?
¿Qué nos va a pasar?
Tenemos una oportunidad de oro. Lo mismo nos dan 17 que 14. Porque tenemos las manos libres para hacer lo que debemos hacer como partido o como organización. Construir, crear, probarlo, equivocarnos, hacerlo a nuestro aire. Con otros, con otras, con mucha más gente que tiene que ver que somos fiables, como siempre, pero creativos. Y con muchos ojos puestos en muchos sitios. Desligándonos de ataduras que no nos ayudan en nada. Volando etc.
Qué más.
Que la cosa es una pena en Barcelona. Que tenemos una Santa Coloma de Gramenet que merece la pena más que nunca intentar conocer. Desde el principio. Saber qué han hecho los socialistas por nosotros para que siempre nos llegue la ola hasta el cuello. Y saberlo aprovechar.
Por lo demás. Ni frente popular de judea, ni frente judaico, ni hablar nunca más de la Vida de Brian o Juego de Tronos.
La vida está en otro sitio.
Los socialistas han barrido en Santa Coloma una vez más. La jornada electoral, ya desde primera hora, venía con aires de fiesta. Colegios con votantes y votantes que lo tenían claro. Todos. Jóvenes y mayores. Los de la mañana y algunos de la tarde. El PSC ha sacado más votos que en las generales cuando en nuestros cálculos biliares pensábamos que iban a bajar porque es que... ¿qué han hecho los socialistas por nosotros? Al parecer, sin los socialistas no se puede hacer nada.
¿Qué sabemos de Santa Coloma? No sabemos nada. No conocemos la ciudad. Conocemos facebook, twitter, algo de Instagram. Conocemos algunos bares. Nos movemos por la ciudad como el que ve pero no ve. No sabemos cómo somos. Manejamos algunos datos estadísticos, los vamos repitiendo, el tiempo pasa, no interpretamos las señales. Somos guapos, somos cracks, somos muy buena gente. Pero la ciudad está ahí, de fondo, mientras posamos. El PSC no solo controla la foto, controla el fondo de la foto, todo lo que sale detrás. Nos concentramos en quién aparece en el primer plano de la foto, pero no sabemos qué hay al fondo de la foto.
Ciudadanos hizo un esfuerzo durante cuatro años por mojarse, entrar en los espacios vedados, hablar con la gente, meterse de lleno. Cuatro años picando piedra con cambios de varas, migas, pulpos, etc. Cuatro años, con asociaciones con todo. Cuatro regidores, tan solo uno más que los que tenían.
Santa Coloma de Gramenet vota por la tele. Santa Coloma de Gramenet y la edad de piedra de la información. Santa Coloma de Gramenet y no saber por dónde nos vienen. Santa Coloma de Gramenet y el coto privado. Santa Coloma de Gramenet informándose por la televisión. Ahora toca el socialismo como si nos sorprendiera. Ahora toca el independentismo de Esquerra Republicana en los medios oficiales. La Cup ya no hace gracia. La Cup debe desaparecer. Y así ocurrió. Esquerra Republicana de Catalunya vuelve a aparecer en el Ajuntament de Santa Coloma con tres regidores y nos preguntamos cómo es posible. Porque es posible, porque debe pasar, porque el tiempo pasa y no nos enteramos casi de nada.
17 PSC, 4 Ciudadanos, 3 En Comú Podem y 3 ERC. A falta de confirmar si finalmente SOM entra en el consistorio.
¿Qué han hecho los socialistas por nosotros? No lo sabemos. Porque no nos enteramos de nada. Sí que sabemos qué hemos hecho entre nosotros mismos para dar lugar a esto. La culpa, seguramente, será nuestra.
¿Es nuestra la culpa? En Comú Podem se forma hace unos pocos años, desde que empezamos a trabajar la gente de icv, euia y podemos con Catalunya Sí que es Pot. Descubrimos que era posible. Que no éramos marcianos. Ninguno. Podemos estaba entonces en SOM, pero ya se veía que no. Y SOM es ya otra cosa. Y nosotros otra. Sin embargo, la cristalización de En Comú Podem Santa Coloma es lenta porque lentos son los ritmos exteriores. La ola de Podemos hace cuatro años se la llevó otro al que ya le vino bien. Pero ahora esa ola pasó y hemos recogido algo de esa ola pasada. Muchos creo que habrán vuelto a la casa madre o se habrán vuelto a quedar en casa. Eso hay que verlo.
Y porque en el exterior las cosas son un auténtico desastre.
Se ha perdido Barcelona, donde Ada Colau era el enemigo público de tanta gente. De tanta. Como nosotros aquí, que seguimos, a día de hoy, siendo el enemigo principal de tanta gente. De tanta. Se ha perdido Madrid donde hemos demostrado ser un absoluto desastre. Hemos hecho barbaridades en lugares como Sabadell, Terrassa, Badalona, Hospitalet, Sant Adrià... unas candidaturas rarísimas. Todo ha pasado factura. En Montcada se ha salvado.
¿Qué nos pasa?
No somos un partido. Seguimos siendo muchas cosas muy diversas y muy plurales, pero la gente no pide historias raras. Pide un partido, soluciones, cosas de pase corto, al pie, juego sencillo. No textos largos que nadie entiende. Mensajes, caras que se ríen, felicidad. Como sea. Y es bien.
La gente, en Santa Coloma, no tiene 12 años. No es infantil, ni juvenil, ni alevín, ni nada de eso. Es personal adulto que tiene unos intereses. ¿Conocemos esos intereses? ¿Apreciamos lo del cielo? ¿Y lo del vota socialista? ¿Seguimos repartiendo zascas o nos ponemos a hacer política?
¿Qué nos va a pasar?
Tenemos una oportunidad de oro. Lo mismo nos dan 17 que 14. Porque tenemos las manos libres para hacer lo que debemos hacer como partido o como organización. Construir, crear, probarlo, equivocarnos, hacerlo a nuestro aire. Con otros, con otras, con mucha más gente que tiene que ver que somos fiables, como siempre, pero creativos. Y con muchos ojos puestos en muchos sitios. Desligándonos de ataduras que no nos ayudan en nada. Volando etc.
Qué más.
Que la cosa es una pena en Barcelona. Que tenemos una Santa Coloma de Gramenet que merece la pena más que nunca intentar conocer. Desde el principio. Saber qué han hecho los socialistas por nosotros para que siempre nos llegue la ola hasta el cuello. Y saberlo aprovechar.
Por lo demás. Ni frente popular de judea, ni frente judaico, ni hablar nunca más de la Vida de Brian o Juego de Tronos.
La vida está en otro sitio.
sábado, 25 de mayo de 2019
Carrer Prat de la Riba. Pasión por Santako.
Tengo pasión por Santako. Me gusta Santako sea municipal o privada. Me gusta. Es algo que es innato. O te gusta o no te gusta. Hay quien tiene tanta Pasión por Santako que se deja arrastrar por el fango de la profesionalidad y de la ética por su Santako de su alma. No es la primera vez que pasa y esperemos que sea la última. Una de esas calles que levantan pasiones por Santako es la calle Prat de la Riba, calle en honor del famoso político catalán de principios de siglo y finales del otro, que es finales del XIX y principios del XX y que fue el creador del catalanismo político conservador en su forma de partido, el que le da forma y que quedará para el imaginario como el verdadero político catalán de los buenos lo mejor. No entraremos en detalles porque la tarde se ha quedado para entrar en pocos detalles y no tenemos nada mejor que hacer ahora que entrar en detalles.
Pasión por Santako. Comenzaremos el viaje, que será breve, desde Torribera y sus parques verdes y frondosos, estos sí, y lo concluiremos allá donde imaginamos que termina la calle Prat de la Riba que no es otro sitio que el Armengol. El restaurante Armengol. Dos símbolos colomenses, y entre estos dos puntos una larga calle que une el centro con las afueras, que atraviesa esa arteria que es la calle Baleares y que tiene hitos como el Pirfred o como, ay, la escuela de baile de Yolanda Valero a la que hasta hace pocos años le dedicábamos la Cabalgata de los Reyes Magos haciendo gala esta Pasión por Santako de una innegable vocación laica al dedicarle a la bailarina la festividad religiosa. Sigamos.
En la calle Prat de la Riba se encuentra el pabellón de la Bastida al que he ido muy pocas veces, lo que antes eran las pistas de atletismo, donde he ido aún menos veces y el colegio Numancia, templo del futbol sala donde el que escribe estas líneas dio creo que una tarde gloriosa siendo jugador en categoría alevín ganando por dos goles a cuatro al equipo local y sembrando ahí mismo la leyenda de una zurda mágica que ponía el balón donde quería, abastecía al delantero centro e imaginaba un fútbol en el que eso de correr era para otros. Goles del fernandito, del maño y míos. Creo que marqué un gol. Quizás mi tarde más gloriosa como deportista jamás soñada. Con once años, escasos. Eso es lo que soy y eso es lo que doy.
Sigamos avanzando por una calle que flanquea la ronda y la avenida Pallaresa y que como en un suspiro va a dar al PHJ, que ahora ya no sé si se llama solo PH. Muy pocas veces he ido y de las poca veces que he ido me acordaré toda la vida por motivos que no vienen al caso.
Mi Pasión por Santako no llega a tanto como la de otros, que son capaces de jugarse su prestigio como para darlo todo por la Santako de las nubes, y quizás por eso mi repaso de la calle Prat de la Riba en esta ocasión no será tan prolijo en detalles como en otras ocasiones hann sido mis paseos por las calles de mi Santa Coloma de mi alma y de mi vida misma que la quiero yo más que a todo lo que hay en el mundo.
En el mundo.
El desto. Cómo se llama. El Félix. También está el Felix en la calle Prat de la Riba, local de comidas de purísimo acento colomense y donde se come bien y esas cosas que hay qe decir de los locales de esta ciudad. Y si les digo la verdad, creo que una vez fui a entrar una tienda de neveras que hay en la calle Prat de la Riba y si me equivoco o no me he fijado bien y pregunté por una SMEG y por poco salgo pagando por preguntar.
La calle Prat de la Riba. He dicho ya que se acaba en el Armengol. Delante del Armengol hay un taller. En frente del Armengol en la otra esquina está el Piscis. Son como dos SantaColomas en pocos metros.
Mis padres iban anualmente al Armengol por la cena de los Coloristes. Yo no fui hasta después de ser bastante mayor.
No tengo mucho más que añadir. Porque a mi prestigio profesional ya no le queda nada, pero al personal sí y estoy llegando tarde a mi propia fiesta. Pasión por Santako. Válgame la virgen.
Pasión por Santako. Comenzaremos el viaje, que será breve, desde Torribera y sus parques verdes y frondosos, estos sí, y lo concluiremos allá donde imaginamos que termina la calle Prat de la Riba que no es otro sitio que el Armengol. El restaurante Armengol. Dos símbolos colomenses, y entre estos dos puntos una larga calle que une el centro con las afueras, que atraviesa esa arteria que es la calle Baleares y que tiene hitos como el Pirfred o como, ay, la escuela de baile de Yolanda Valero a la que hasta hace pocos años le dedicábamos la Cabalgata de los Reyes Magos haciendo gala esta Pasión por Santako de una innegable vocación laica al dedicarle a la bailarina la festividad religiosa. Sigamos.
En la calle Prat de la Riba se encuentra el pabellón de la Bastida al que he ido muy pocas veces, lo que antes eran las pistas de atletismo, donde he ido aún menos veces y el colegio Numancia, templo del futbol sala donde el que escribe estas líneas dio creo que una tarde gloriosa siendo jugador en categoría alevín ganando por dos goles a cuatro al equipo local y sembrando ahí mismo la leyenda de una zurda mágica que ponía el balón donde quería, abastecía al delantero centro e imaginaba un fútbol en el que eso de correr era para otros. Goles del fernandito, del maño y míos. Creo que marqué un gol. Quizás mi tarde más gloriosa como deportista jamás soñada. Con once años, escasos. Eso es lo que soy y eso es lo que doy.
Sigamos avanzando por una calle que flanquea la ronda y la avenida Pallaresa y que como en un suspiro va a dar al PHJ, que ahora ya no sé si se llama solo PH. Muy pocas veces he ido y de las poca veces que he ido me acordaré toda la vida por motivos que no vienen al caso.
Mi Pasión por Santako no llega a tanto como la de otros, que son capaces de jugarse su prestigio como para darlo todo por la Santako de las nubes, y quizás por eso mi repaso de la calle Prat de la Riba en esta ocasión no será tan prolijo en detalles como en otras ocasiones hann sido mis paseos por las calles de mi Santa Coloma de mi alma y de mi vida misma que la quiero yo más que a todo lo que hay en el mundo.
En el mundo.
El desto. Cómo se llama. El Félix. También está el Felix en la calle Prat de la Riba, local de comidas de purísimo acento colomense y donde se come bien y esas cosas que hay qe decir de los locales de esta ciudad. Y si les digo la verdad, creo que una vez fui a entrar una tienda de neveras que hay en la calle Prat de la Riba y si me equivoco o no me he fijado bien y pregunté por una SMEG y por poco salgo pagando por preguntar.
La calle Prat de la Riba. He dicho ya que se acaba en el Armengol. Delante del Armengol hay un taller. En frente del Armengol en la otra esquina está el Piscis. Son como dos SantaColomas en pocos metros.
Mis padres iban anualmente al Armengol por la cena de los Coloristes. Yo no fui hasta después de ser bastante mayor.
No tengo mucho más que añadir. Porque a mi prestigio profesional ya no le queda nada, pero al personal sí y estoy llegando tarde a mi propia fiesta. Pasión por Santako. Válgame la virgen.
jueves, 23 de mayo de 2019
Crónica de la campaña #municipales #SantaColoma #26M. Portal de la Vila
Una vez que llegamos al final de la campaña electoral y que tenemos claro que no hacemos campaña por desalojar a los socialistas del poder sino para hacerle zascas el contrario con zascas super zascas de primero de parvulito, centrémonos en eso precisamente y tomemos como ejemplo el Portal de la Vila de Santa Coloma de Gramenet, localidad situada en la linde de Barcelona y que a la vez limita con Sant Adrià del Besós y con Badalona, ciudades que a los colomenses de bien nos suenan más bien poco, y lo de Barcelona pues qué quieren que les diga yo que soy de En Comú Podem, digamos que de los Comunes, digamos que de los de Ada Colau, pues que yo espero que nos vaya bien en Barcelona porque es una ciudad que merece tener una alcaldesa como Ada Colau, de la misma manera que aquí ya hemos olvidado qué alcaldesa nos merecemos, en tanto en cuanto nos dedicamos a procurar el efecto Portal de la Vila, visibilizar una ciudad llena de carteles que nos sirven para tener las agendas ocupadas, a gente perdiendo horas y horas tapando carteles de los demás y a VOX para volver a los años ochenta en el mundo de la cartelería y al PCPC para entrar a última hora con sus carteles pegados a mano y siempre eligiendo el sitio donde más puede hacer daño, que es el nuestro, un poco como todo el mundo, si es que las calles tienen dueño y puedo decir yo el nuestro sin que me hagan daño los ojos, porque aquí en Santa Coloma de Gramenet, esa ciudad donde se va a celebrar el Holy Barcelona y el RockFest Barcelona, no hay nada de nadie al menos mientras lo pidas por una instancia y lo demás pues aquí paz y después gloria, porque son dos días lo que quedan de campaña y nos hemos vuelto todos locos con las encuestas y viendo El Mirall y dónde nos colocan a cada uno y las dobles páginas y las prospecciones de voto y ahora no sé si se dicen prospecciones pero no estoy ya con la edad suficiente como para andar queriendo cultivarme, que con los años que tengo lo que me queda es pasar a la acción y a eso me voy a dedicar en estos últimos años de vida que columbro que me están quedando, pasar a la acción y dejar la teoría a un lado y todo ese esfuerzo de teorizar, escribir, analizar o simplemente llenar huecos con letras, se ha demostrado vacío y carente de ningún sentido porque es verdad que llevan razón los que dicen, como yo mismo digo, que la vida no consiste en pensar en hacer sino en hacer y yo digo lo siguiente porque ahora que me he lanzado a decir las cosas así como las siento, digo lo siguiente, y es que si en las anteriores elecciones, en las generales de hace un mes, nos han votado once mil personas que se dice pronto, 11.000 personas votándonos digo yo que muy así tiene que ser la cosa para que esos once mil colomenses no persistan en su empeño de buscar soluciones más allá de lo consabido y que ya sabemos que no funciona y que es simplemente una manera de engrandecer la figura de alguien que se dedica a hacer vídeos hablando con gente que no habla y que solo habla ella porque es ella la que se presenta a las elecciones y no tú o sus interlocutores que han de demostrar que es una persona como tú y como yo, escuchando atentamente cualesquiera cosa que tenga que decir, y es en este punto que quisiera reafirmarme en que no estoy en el año 2015 y este texto no se me ha traspapelado ni nada de eso, es que me parece estar viviendo como un sueño, un sueño en el que se repiten las imágenes, las estrategias y la gente en el Portal de la Vila pugnando por los mejores sitios y los mejores espacios para pegar y pegar carteles y en eso ha ido pasando la campaña, en vídeos electorales, en publicaciones en redes, en carteles pegados y con la sensación espero que errónea de que todo es un poco como que nos hemos olvidado para qué iban a servir estas elecciones.
Es lo que quisiera preguntar yo ahora. Sí, ya sé que la foto se ve borrosa, es una metáfora, que no entendéis nada. Lo que iba a preguntar.
¿Para qué nos presentábamos a las elecciones?
Es lo que quisiera preguntar yo ahora. Sí, ya sé que la foto se ve borrosa, es una metáfora, que no entendéis nada. Lo que iba a preguntar.
¿Para qué nos presentábamos a las elecciones?
miércoles, 22 de mayo de 2019
Crónica de campaña de las #muncipales #26M en #SantaColoma. Nosotros somos 2015.
Hace cuatro años se nos ocurrió un slogan no muy afortunado. Nosotros somos los socialistas. Queríamos con esa sencilla frase decir que nosotros, si eres socialista, nosotros, somos los socialistas y no los que dicen serlo y no lo practican. El socialismo. Lo de ser socialista. Cualquiera que haya visto Santa Coloma con los carteles y pancartas de Vota Socialista ha debido sufrir un colapso. No se ve la cara de la candidata Núria Parlon en los carteles. No se la ve. Ni rodeada de tal, ni rodeada de cual. No se la ve y punto. Ahora han sacado los carteles de las generales y vuelven a ser los socialistas.
Reflexionemos. Somos de pensar. Nosotros somos de mucho pensar y reflexionar. ¿Por qué sacan estas pancartas ahora? ¿Por qué presentan lo de los coches de la policía local ayer? ¿Qué ocurre? ¿Estoy viendo caras de espanto? ¿El benéfico efecto de hacer del logo una especie de dibujo simpsoniano se ha desvanecido? ¿Qué ha pasado con las pancartas de expofloralia?
Ni idea. Supongo que el domingo recibiremos nuestro merecido por nuestra insolencia, pero por lo menos podemos irnos haciendo preguntas.
Cuatro años. Nosotros somos dos mil quince. Eso sí. Esta campaña ha servido para demostrarnos que, efectivamente, los que somos dos mil quince somos nosotros. Hemos errado completamente el tiro, intentando confrontar con el partido en el gobierno municipal desde hace lo menos no me acuerdo de años, y tendríamos que haber entrado en esa espiral moderna que es asumir que los que están estarán for ever y ciscarnos entre nosotros. Nosotros, sin embargo, hemos hecho un auténtico 2015, qué recuerdos. Nosotros somos los socialistas. Me gusta llamarme socialista. Me parece un buen adjetivo. Ser socialista es el fin soñado de muchos de nosotos. Socialistas de socialistas. No socialistas del partido socialista. Que no tiene nada que ver. Todo demasiado complicado.
Voy a dibujar alguna cosa.
Nosotros somos los del 2015. Anclados en una manera de pensar y construir una alternativa a la ciudad diferente. Pero eso ha pasado de moda. Ahora lo que se lleva es pensar en torno a lo que está y acomodarse a lo que haya. Conformarse con ser el campeón mundial del segundo puesto y esperar a ver qué pasa.
¿Estás leyendo esto?
Conformarnos con lo que hay. Eso es. Vivir alejados del ruido consistorial o abrazar la verdadera luz y construir la ciudad en torno a la magnánima tal y cual.
Cuatro años del dos mil quince.
Si en estos días vemos una inauguración express del paseo Lorenzo Serra, prepara las calculdoras. El efecto benéfico de los logos disueltos y de las ideologías dispersas. Votemos.
Votemos a En Comú Podem. Nosotros somos los únicos que hoy por hoy son capaces de aplicar políticas con un poco de cara y ojos progresistas en Santa Coloma. Pero no se trata solo de eso.
Se trata de terminar de una vez con cuatro años de, con ocho años de, con catorce años de. O no. Lo están leyendo.
¿Lo estás leyendo?
Se trata de.
Pero no. Porque pensamos como en el 2015, cuando pensábamos que se trataba de ganar. Ya no.
Campaña electoral. Carpas, actos, mitings electorales. Van pasando los días y se acerca el desenlace. Nos quedan pocas cosas que hacer. Inaugurar el Paseo Lorenzo Serra, con sus bordes afilados como cuchillas para los motociclistas y ciclistas. Con su carril bici de la controversia que nadie sabe dónde va ni qué camino tomará. Con esa deliciosa rotonda que ya está suscitando agrias polémicas y debates. Inauguración urgente.
Las encuestas no salen.
Los coches de la policía nuevos, no sirven.
Estoy viendo caras de espanto.
Preparar las calculadoras. Comprobar que los asientos del Ayuntamiento son mullidos. Vamos a por todo.
Como si estuviéramos en el 2015. No. Perdón. Al contrario.
Reflexionemos. Somos de pensar. Nosotros somos de mucho pensar y reflexionar. ¿Por qué sacan estas pancartas ahora? ¿Por qué presentan lo de los coches de la policía local ayer? ¿Qué ocurre? ¿Estoy viendo caras de espanto? ¿El benéfico efecto de hacer del logo una especie de dibujo simpsoniano se ha desvanecido? ¿Qué ha pasado con las pancartas de expofloralia?
Ni idea. Supongo que el domingo recibiremos nuestro merecido por nuestra insolencia, pero por lo menos podemos irnos haciendo preguntas.
Cuatro años. Nosotros somos dos mil quince. Eso sí. Esta campaña ha servido para demostrarnos que, efectivamente, los que somos dos mil quince somos nosotros. Hemos errado completamente el tiro, intentando confrontar con el partido en el gobierno municipal desde hace lo menos no me acuerdo de años, y tendríamos que haber entrado en esa espiral moderna que es asumir que los que están estarán for ever y ciscarnos entre nosotros. Nosotros, sin embargo, hemos hecho un auténtico 2015, qué recuerdos. Nosotros somos los socialistas. Me gusta llamarme socialista. Me parece un buen adjetivo. Ser socialista es el fin soñado de muchos de nosotos. Socialistas de socialistas. No socialistas del partido socialista. Que no tiene nada que ver. Todo demasiado complicado.
Voy a dibujar alguna cosa.
Nosotros somos los del 2015. Anclados en una manera de pensar y construir una alternativa a la ciudad diferente. Pero eso ha pasado de moda. Ahora lo que se lleva es pensar en torno a lo que está y acomodarse a lo que haya. Conformarse con ser el campeón mundial del segundo puesto y esperar a ver qué pasa.
¿Estás leyendo esto?
Conformarnos con lo que hay. Eso es. Vivir alejados del ruido consistorial o abrazar la verdadera luz y construir la ciudad en torno a la magnánima tal y cual.
Cuatro años del dos mil quince.
Si en estos días vemos una inauguración express del paseo Lorenzo Serra, prepara las calculdoras. El efecto benéfico de los logos disueltos y de las ideologías dispersas. Votemos.
Votemos a En Comú Podem. Nosotros somos los únicos que hoy por hoy son capaces de aplicar políticas con un poco de cara y ojos progresistas en Santa Coloma. Pero no se trata solo de eso.
Se trata de terminar de una vez con cuatro años de, con ocho años de, con catorce años de. O no. Lo están leyendo.
¿Lo estás leyendo?
Se trata de.
Pero no. Porque pensamos como en el 2015, cuando pensábamos que se trataba de ganar. Ya no.
Campaña electoral. Carpas, actos, mitings electorales. Van pasando los días y se acerca el desenlace. Nos quedan pocas cosas que hacer. Inaugurar el Paseo Lorenzo Serra, con sus bordes afilados como cuchillas para los motociclistas y ciclistas. Con su carril bici de la controversia que nadie sabe dónde va ni qué camino tomará. Con esa deliciosa rotonda que ya está suscitando agrias polémicas y debates. Inauguración urgente.
Las encuestas no salen.
Los coches de la policía nuevos, no sirven.
Estoy viendo caras de espanto.
Preparar las calculadoras. Comprobar que los asientos del Ayuntamiento son mullidos. Vamos a por todo.
Como si estuviéramos en el 2015. No. Perdón. Al contrario.
martes, 21 de mayo de 2019
Crónica de la campaña para las #municipales #SantaColoma #26M. Morro máximo.
Es extrañará una foto de l'Ajuntament de Santa Coloma sin la candidata del PSC posando.
No, va, en serio. No tienen bastante con tener el cielo y las bodas de oro o plata de la gente, que también tienen que presentar cosas de la policía local a falta de dos días para que termine la campaña. Tres días. Ahí, con todo su desto. Con el morro arriba no, muy arriba. Estos son mis coches de la policía local, casualmente a falta de tres días para acabar. El PSC de Santa Coloma, el Partido de Núria Parlon, o Núria Parlon directamente, haciendo gala de su tradicional manera de entender lo que es el partido y el Ajuntament. El Ajuntament como una herramienta al servicio de su partido.
Y da igual del área del que estés hablando.
Así como quien no quiere la cosa, un Ajuntament que siempre está en campaña, que cuela la imagen de la alcaldesa en cualquier folleto, en cualquier movida, en cualquier cosa aunque le insistas que no. Pues nada. Ahí. Para ella. ¿En serio que a falta de cuatro días para terminar una campaña electoral es necesario presentar unos vehículos que pueden presentarse el lunes? Pues sí. Es absolutamente necesario.
Es necesario controlarlo todo, tener a todo el mundo a favor, tener a todo el mundo en la foto.
Foto.
Es necesario que nadie se pare a hablar contigo. Es necesario que nadie vea que nos tienes simpatía. Es absolutamente necesario tener a todo el mundo en el cartel. Es necesario pasarte la mano por la cara utilizando los medios públicos, los recursos públicos, el personal de la comunicación del Ajuntament para la campaña electoral con el PSC.
Es absolutamente normal. Lógico. Es Santa Coloma de Gramenet. Donde con una sonrisa, y alguna promesa de algo que te puede caer, todo se ve desde otra perspectiva. Pasemos a las pequeñas miserias del mundo al margen.
Así transcurre la campaña electoral. Ha concluido la época de las lluvias y llega el momento de florecer pegando carteles. Nos puede el rencor y la mala baba. A mí el primero. No hay muchos carteles que me den rabia, pero cuando veo los azules del PP, con el cielo azul y tan azul, digo, a taparlos. No miro. Azul PP. Todos tapados. Cuando veo algunos carteles que tapan innecesariamente carteles nuestros digo. Abajo con ellos, tapados. Soy más malo que malo. No soy bueno. Las paredes no son de nadie. Pero hay maneras de hacer las cosas. Y llega esa perla escondida entre la cartelería, el cartel de Ciudadanos. Y abajo con él. Es fácil porque suelen poner uno.
Del cielo no bajan carteles, al menos todavía, supongo que empezarán a llegar dentro de nada si es que no están llegando ya. El caso es que no les hace falta porque pueden utilizar los medios municipales para hacer campaña. Desde el cielo a Pasión por Santako. Y aquí estoy, casualmente hoy que no tengo miting cielador con unos coches y motos de la policía local, que nada, que es que me ha caído en la fecha idónea porque encima ha dejado de llover.
Política en Santa Coloma. El que no corre vuela. Tengo un amigo, ya no es mi amigo, porque ahora es amigo de otros. He visto una obra de teatro, tengo amigos, tengo amigas, ya no son tus amigos y amigas. Voy a un bar. Ahora es también mi bar.
Esto es lo mejor.
Acabo de borrar un párrafo entero. No quiero ser de esos que parecen buenos tan buenos y luego son como los demás. Malísimas. No me caigo bien, me caigo mal. No soy tan bueno, tan bueno.
Política colomense. Nadie hace nada. Todos parecemos extraordinariamente contentos por lo bien que nos va a ir. Fantásticamente felices porque las personas van a ser superlativamente felices. Desde la antigua Iniciativa. Es que cada vez que me lo dicen pienso, cómo puede ser la gente tan así. Tan jabalí.
Jabalís que corren por la serralada de Marina y amenazan con entrar siempre en la ciudad. Jabalís que están a punto de entrar. Que cada vez les queda menos por entrar. Días. Muy pocos días. Correteando por la ciudad. Ese tipo.
¿Alguien se acuerda de lo de VOX? Hace unas semanas eran el super miedo. El miedo a tope. Y ahora ya es como un azucarillo que se ha diluido. Vuelven a ser los frikis de siempre. Ya no son la amenaza. Ya han cumplido su cometido. Asustar y que el voto del miedo caiga en la familia Stark. Claro que sí. Ahora a ver qué pasa.
La campaña electoral se va acabando. Todo el mundo mira al otro. De reojo. Frente a frente. Y mientras tanto. El cielo se va aclarando. Y comienzan a salir mosquitos y hongos.
lunes, 20 de mayo de 2019
LET Teatre - Atemptats contra la seva vida
Te gusta escribir. Cuando escribes, sientes que estás poniendo tu grano de arena. Lo lees, te gusta. Buscas cómo publicarlo, lo compartes. ¿Qué reacción despertará en la gente? He leído lo que has escrito, me ha encantado. No lo he entendido. Bueno. Lo he entendido, creo. Escribes muy bien.
Durante todo este fin de semana, LET Teatre bajo la dirección de Ana Pérez, ha representado en el Teatre La Colmena la obra Atemptats contra la seva vida, adaptación de la obra del británico Martin Crimp. Dos actores y dos actrices avanzan hacia el escenario, empieza la función. Una hora después, finaliza la función.
¿Qué tenemos en medio? En medio tenemos algo parecido a lo que puede ser la vida o las vidas o secuencias de la vida de una mujer llamada Anne. Pero a quién le importa. A quién le importa que simpaticemos con la Anne que, siendo una antisistema, una luchadora por los derechos de tal, esté enrollada con un potentado, uno de esos poderosos que no nos gustan pero nos fascinan. A quién le importa si Anne es una nazi de mierda, o una revolucionaria, o una santa, o una actriz porno.
Aquí de lo que estamos hablando es de que todo es todo. Que la vida, las vidas, las imágenes, las secuencias, la luz anaranjada, el pelo en cascada, la ciudad con río, las mujeres bailando, los números musicales, bajar a tirar la basura, pensar en el promedio de paso de los coches del metro, pensar qué hacen esos tres cactus pequeñitos nada más salir de la terraza si ayer estaban en una repisa y antesdeayer en el lavabo, pensar, comentar, disfrutar las cosas, crear ensoñaciones, disfrutar de imágenes. Todo eso.
No lo entiendes, pero lo debes entender.
Me encanta.
Las cosas, las imágenes, los techos altos, el porqué de las cosas que tú crees casuales y no lo son, porque estamos en manos de cuatro mangantes que hacen de nosotros lo que quieren. Un Mercedes Benz surcando una carretera, un Mercedes Benz de los años setenta, ochenta. Ese Mercedes Benz. Soy tan así que me imagino escribiendo partes de la obra que vi ayer. Obviamente. Obviamente me lo imagino y me creo capaz. No obstante, aunque lo pretenda no pasa nunca. Salvo que lo hagamos todo tabaco y seamos nosotros quienes decidimos quién hace las obras, ni quién las deshace.
Otra vez lo han vuelto a hacer. LET Teatre hacen un teatro efímero y es una pena. Un año preparando obras difíciles, que se representan durante unos días, pocos días, tres días. Y desaparecen como el tal en el viento. Y no es justo, no es nada justo. Porque es un trabajo difícil. Eso lo podrías hacer tú. No lo puedes hacer tú. Esos diálogos, esos textos. Marca registrada. Todo. No se hace por hacer, no se hace como un juego. No se hace un día sí y mañana no puedo venir porque me ha salido una cosa y así lo vamos retrasando y al final sale ese truño con el que todos nos reconfortamos porque eso lo puedo hacer yo.
Todo eso, lo puedo hacer yo.
Todo el mundo puede ser Anne, todos pueden hacer como Anne. O bien todo el mundo puede equivocarse con Anne y pensar que Anne no existe. Todos nos podemos creer que tenemos el mundo así, a nuestros pies, mirándonos. La cámara nos quiere.
Somos importantes.
Felicidades de nuevo por un gran trabajo. Y que no se quede ahí.
Durante todo este fin de semana, LET Teatre bajo la dirección de Ana Pérez, ha representado en el Teatre La Colmena la obra Atemptats contra la seva vida, adaptación de la obra del británico Martin Crimp. Dos actores y dos actrices avanzan hacia el escenario, empieza la función. Una hora después, finaliza la función.
¿Qué tenemos en medio? En medio tenemos algo parecido a lo que puede ser la vida o las vidas o secuencias de la vida de una mujer llamada Anne. Pero a quién le importa. A quién le importa que simpaticemos con la Anne que, siendo una antisistema, una luchadora por los derechos de tal, esté enrollada con un potentado, uno de esos poderosos que no nos gustan pero nos fascinan. A quién le importa si Anne es una nazi de mierda, o una revolucionaria, o una santa, o una actriz porno.
Aquí de lo que estamos hablando es de que todo es todo. Que la vida, las vidas, las imágenes, las secuencias, la luz anaranjada, el pelo en cascada, la ciudad con río, las mujeres bailando, los números musicales, bajar a tirar la basura, pensar en el promedio de paso de los coches del metro, pensar qué hacen esos tres cactus pequeñitos nada más salir de la terraza si ayer estaban en una repisa y antesdeayer en el lavabo, pensar, comentar, disfrutar las cosas, crear ensoñaciones, disfrutar de imágenes. Todo eso.
No lo entiendes, pero lo debes entender.
Me encanta.
Las cosas, las imágenes, los techos altos, el porqué de las cosas que tú crees casuales y no lo son, porque estamos en manos de cuatro mangantes que hacen de nosotros lo que quieren. Un Mercedes Benz surcando una carretera, un Mercedes Benz de los años setenta, ochenta. Ese Mercedes Benz. Soy tan así que me imagino escribiendo partes de la obra que vi ayer. Obviamente. Obviamente me lo imagino y me creo capaz. No obstante, aunque lo pretenda no pasa nunca. Salvo que lo hagamos todo tabaco y seamos nosotros quienes decidimos quién hace las obras, ni quién las deshace.
Otra vez lo han vuelto a hacer. LET Teatre hacen un teatro efímero y es una pena. Un año preparando obras difíciles, que se representan durante unos días, pocos días, tres días. Y desaparecen como el tal en el viento. Y no es justo, no es nada justo. Porque es un trabajo difícil. Eso lo podrías hacer tú. No lo puedes hacer tú. Esos diálogos, esos textos. Marca registrada. Todo. No se hace por hacer, no se hace como un juego. No se hace un día sí y mañana no puedo venir porque me ha salido una cosa y así lo vamos retrasando y al final sale ese truño con el que todos nos reconfortamos porque eso lo puedo hacer yo.
Todo eso, lo puedo hacer yo.
Todo el mundo puede ser Anne, todos pueden hacer como Anne. O bien todo el mundo puede equivocarse con Anne y pensar que Anne no existe. Todos nos podemos creer que tenemos el mundo así, a nuestros pies, mirándonos. La cámara nos quiere.
Somos importantes.
Felicidades de nuevo por un gran trabajo. Y que no se quede ahí.
jueves, 16 de mayo de 2019
Crónica de la campaña de las #municipales #SantaColoma #26m. Cabezas rojas.
Y mientras tanto, en lugares que desconocemos, la gente juega a padel. No había visto nunca un partido de pádel. Incluso escribiendo sobre pádel. Incluso ignoraba hasta hace relativamente poco cuántos jugadores pueden jugar a pádel. Deben jugar a pádel. Juegan a pádel, hablan de sus cosas y uno se pregunta a quién votarán. A la salida, carteles de Manuel Valls y del PP. La Diagonal. Los carteles de Manuel Valls son originales. A la gente no le gusta la originalidad. Le gusta lo normal. Lo que le dicen que es normal. Nos dicen. Yo soy como vosotros. Me gusta esa gente que en los perfiles de twitter pone eso de 'uno entre tantos'. Soy uno más. Soy una persona como tú y como yo. Soy solo un simple abogado de provincias.
Y mientas tanto, en esos lugares las bolas altas se rematan smashando y se dejan dejadas y se rebota contra la pared. Es un deporte entretenido. No diré que no.
Campaña electoral. Están todos los carteles pegados y están todas las pancartas puestas y están todos los plafones colgados. Qué queda por hacer. Queda hacer cosas. Las cosas. La importancia de las cosas y de la ceremonia y de la organización. Para qué sirve hacer un acto. Para qué sirve convocar en un sitio para hablar de educación. Sirve para demostrar que puedes organizar un acto, convocar a gente, tienes gente que hará el cartel, que traerá la carpa, que llevará el coche, que ha grabado la cuña. Eres organizado. A todos nos gusta pensar que estamos en manos de personas que saben organizar cosas. Porque cuando el río Besós crezca y nos lleve a todos, tenemos que ser capaces de organizarnos. Y eso es Confucio y Confucio era un sabio. Conservador si quieren. Pero sabía de lo que hablaba. Saber montar cosas, organizarlas, estar ahí, las sillas, la entrada, todo eso.
La campaña electoral en Santa Coloma, avanza. Se mantienen las carpas pese al viento y miramos al cielo con algo de terror. Viene el fin de semana y tiene que llover a cántaros. ¿Alguien ha visto el programa electoral de los socialistas? ¿Lo tienen colgado en algún sitio? Se suceden las votaciones paralelas, los referendums en facebook. En uno que me enseñaron ayer, somos los menos odiosos. Es decir, que menos repelús le damos a la gente. El segundo clasificado es el pcpc. Lo que entraña una reflexión. No significa nada. O lo que es peor. La indiferencia.
Hacer política, vivir, en definitiva, es tomar partido hasta mancharse, que decía el poeta. Opinar, decir, comentar, reflexionar. No me gusta que Can Zam no sea un parque completo, porque prefiero que sea un parque completo para la gente. La alcaldesa socialista de Rubí, por ejemplo.
La alcaldesa socialista de Rubí encabezando una manifestación vecinal porque no quiere un centro de MENAs en su ciudad. Así es. Eso también es tomar partido. Hasta mancharse.
Mancharse hasta mancharse. Por ejemplo, va. Déjalo.
Cabezas rojas. Las cabezas rojas estamos pensando. Estamos pensando y pensando. Y pensando. Y mirando. Y observando. El esfuerzo encomiable por la visibilidad. Hoy, por ejemplo, he salido del metro y no he visto el pirulí de delante de la general óptica. Iba mirando el móvil. Así que es un esfuerzo inútil. Llenarlo todo de papel. Luego al final estamos todos mirando el móvil. Tikitiki. Pero sí que he visto los carteles del Valls y del PP. Porqué, por la curiosidad de estar visitando un mundo nuevo y diferente. Y aquí, pues no. Peleas por encartelar, por los bancos vacíos, por las panaderías sin abrir. Peleas por demostrar que somos capaces de organizar. De disponer de material humano. De convocar. A esta hora, cubo, escoba.
Menos cuando los carteles son de los míos, ojo, que entonces todo lo que estoy diciendo no sirve para nada, ni cuando monto el acto yo que se acaba el cachondeo.
Me enfado. Vótame. Que estoy enfadado.
A ver si sale ya la encuesta esa que estamos esperando y ya nos desanimamos que estamos muy subiditos.
Feliz tal.
Y mientas tanto, en esos lugares las bolas altas se rematan smashando y se dejan dejadas y se rebota contra la pared. Es un deporte entretenido. No diré que no.
Campaña electoral. Están todos los carteles pegados y están todas las pancartas puestas y están todos los plafones colgados. Qué queda por hacer. Queda hacer cosas. Las cosas. La importancia de las cosas y de la ceremonia y de la organización. Para qué sirve hacer un acto. Para qué sirve convocar en un sitio para hablar de educación. Sirve para demostrar que puedes organizar un acto, convocar a gente, tienes gente que hará el cartel, que traerá la carpa, que llevará el coche, que ha grabado la cuña. Eres organizado. A todos nos gusta pensar que estamos en manos de personas que saben organizar cosas. Porque cuando el río Besós crezca y nos lleve a todos, tenemos que ser capaces de organizarnos. Y eso es Confucio y Confucio era un sabio. Conservador si quieren. Pero sabía de lo que hablaba. Saber montar cosas, organizarlas, estar ahí, las sillas, la entrada, todo eso.
La campaña electoral en Santa Coloma, avanza. Se mantienen las carpas pese al viento y miramos al cielo con algo de terror. Viene el fin de semana y tiene que llover a cántaros. ¿Alguien ha visto el programa electoral de los socialistas? ¿Lo tienen colgado en algún sitio? Se suceden las votaciones paralelas, los referendums en facebook. En uno que me enseñaron ayer, somos los menos odiosos. Es decir, que menos repelús le damos a la gente. El segundo clasificado es el pcpc. Lo que entraña una reflexión. No significa nada. O lo que es peor. La indiferencia.
Hacer política, vivir, en definitiva, es tomar partido hasta mancharse, que decía el poeta. Opinar, decir, comentar, reflexionar. No me gusta que Can Zam no sea un parque completo, porque prefiero que sea un parque completo para la gente. La alcaldesa socialista de Rubí, por ejemplo.
La alcaldesa socialista de Rubí encabezando una manifestación vecinal porque no quiere un centro de MENAs en su ciudad. Así es. Eso también es tomar partido. Hasta mancharse.
Mancharse hasta mancharse. Por ejemplo, va. Déjalo.
Cabezas rojas. Las cabezas rojas estamos pensando. Estamos pensando y pensando. Y pensando. Y mirando. Y observando. El esfuerzo encomiable por la visibilidad. Hoy, por ejemplo, he salido del metro y no he visto el pirulí de delante de la general óptica. Iba mirando el móvil. Así que es un esfuerzo inútil. Llenarlo todo de papel. Luego al final estamos todos mirando el móvil. Tikitiki. Pero sí que he visto los carteles del Valls y del PP. Porqué, por la curiosidad de estar visitando un mundo nuevo y diferente. Y aquí, pues no. Peleas por encartelar, por los bancos vacíos, por las panaderías sin abrir. Peleas por demostrar que somos capaces de organizar. De disponer de material humano. De convocar. A esta hora, cubo, escoba.
Menos cuando los carteles son de los míos, ojo, que entonces todo lo que estoy diciendo no sirve para nada, ni cuando monto el acto yo que se acaba el cachondeo.
Me enfado. Vótame. Que estoy enfadado.
A ver si sale ya la encuesta esa que estamos esperando y ya nos desanimamos que estamos muy subiditos.
Feliz tal.
miércoles, 15 de mayo de 2019
Crónica de la campaña de las #municipales #SantaColoma #26M. Dracarys.
Es que hay veces que uno o una ya no sabe cómo tomarse las cosas y dice, mira, sabes lo que pasa, que Dracarys. Dracarys a tope. Fuego a tope. Esa cara. Imaginen que en el cartel de marras sales con esa cara, la cara esa que pones en los plenos cuando te tuercen el morro, cuando no te siguen la corriente, imaginen, esa cara de cuando discutes y llamas maleducada a la peña, o no tienes ni idea, o haces el 'por favor' ese con esa misma mirada. Dracarys. Iba a arder desde las Oliveras a Safaretjos. Dracarys. Fuego a tope. Cuando en lugar de ese mundo de explofloralia que anuncias te pones como te pones y sacas a pasear la cara. Dracarys. Ese sería un cartel bueno. Rodeado de claca y con esa cara. Hola, aquí estoy. Vótame que estoy enfadado. Ya hay un cartel así. Ya existe y todos sabemos cuál es. Vótame, estoy enfadado y siento por vosotros una mezcla de pena y desprecio.
Repito los temas porque realmente no hay muchos temas. Y esos temas son tan pocos porque hoy, por ejemplo, hacía mucho viento. En la plaza Sagrada Familia, donde hemos puesto la carpa, se ha levantado un viento feroz y los compañeros y compañeras estaban evitando que se nos volara la carpa. Luego por la tarde mucho mejor, ambiente relajado en el Passeig Salzereda. Ha venido el compañero Urtasun. Se presenta a las elecciones europeas.
Las elecciones europeas. Ayer hubo un debate y el de Junts Pel Cat dijo que se piraba porque no dejaban hablar al Junqueras y al Puigdemont. Y se largó. Y a su barco le llamó libertad. Numeritos. Ojo, numeritos que hace un partido de la derecha tradicional y más inmovilista que carracuca y se marcan un número que supera por la izquierda a la CUP, al Cañamero y al alcalde de Marinaleda todos juntos. Numeritos de los guapos.
El debate, pues vi poco. Veo poco de los debates últimamente. Las conversaciones me interesan mientras hablo yo. Si no, ya saben, silbo interiormente. No me interesa cuando habla otro. No le escucho. Hablo yo y me parece siempre brillante lo que digo. A veces pienso, soy tan brillante, que debería ser yo todo el rato. Podría admirar a otro, por ejemplo, dedicar mi tiempo a admirar a alguien y hacerle fotos, rendirle pleitesía, pero ya me he hecho mayor. Ahora, soy yo. Antonio I el brillante. El reluciente. El nosequé.
La campaña transcurre entre los consabidos ataques de la mejor oposición que hay en el área metropolitana a quién ose disputar su cetro de SEGUNDO MEJOR PARTIDO DE SANTA COLOMA DE GRAMENET, PERDÓN, DE GRAMENET A SECAS, a todo el que se menee. Es decir, a nosotros. Salen a pasear los atacantes de rigor, con los argumentos de rigor y uno piensa que de tan modernos y vanguardistas, son antiguos. Nosotros ya ni siquiera sacamos el argumento de que suman para la CUP y de que te puedes llamar pedro carlos, alfonso josé, césar augusto, pero acabas trabajando para alguien y ese alguien puede llamarse de una manera o puede llamarse Poble Actiu. Los consabidos ataques, ya se sabe.
Qué más.
Poco más. Esa cara en los carteles, iba a decir. Y podríamos poner un cartel lleno de esas caras de vinagre que se nos ponen cuando estamos ante una situación que nos mola entre nada y muy poco. Entre nada y cero. Entre nada y absolutamente fuera de sitio. Entre nada y la nada.
Santa Coloma de Gramenet. Esquerra Republicana quiere ser tu amigo. De todos. De repente en Santa Coloma de Gramenet ha nacido el partido de la paz y la armonía universal. El partido de todos, donde todos y todas podemos ser de Esquerra Republicana de Catalunya. Es una ilusión inmensa poder llegar a pertenecer al partido pequeñoburgués de la gente así, bien, del mundo. Civilizado. Bárbaro. Ofreciendo paz y armonía. Revuelta pero poco. Ruptura pero ya luego. Cambio pero gobernando con la derecha. Una y las veces que haga falta. Pero nos prometen esa paz y ese bienestar algodonoso. Esa paz.
No hay paz.
Dracarys.
Fuego a tope.
Quedan pocos días de campaña aunque se te esté haciendo largo. Y hay que recordar lo siguiente, el fuego a tope se llama votar. Votar y votar y votar. Votar, participar. Terminar con treinta años de gobiernos del PSC. Y votar En Comú Podem. Que se me va la olla y de tanto meterle fuego a tope a las cosas no digo lo importante.
Dracarys.
Repito los temas porque realmente no hay muchos temas. Y esos temas son tan pocos porque hoy, por ejemplo, hacía mucho viento. En la plaza Sagrada Familia, donde hemos puesto la carpa, se ha levantado un viento feroz y los compañeros y compañeras estaban evitando que se nos volara la carpa. Luego por la tarde mucho mejor, ambiente relajado en el Passeig Salzereda. Ha venido el compañero Urtasun. Se presenta a las elecciones europeas.
Las elecciones europeas. Ayer hubo un debate y el de Junts Pel Cat dijo que se piraba porque no dejaban hablar al Junqueras y al Puigdemont. Y se largó. Y a su barco le llamó libertad. Numeritos. Ojo, numeritos que hace un partido de la derecha tradicional y más inmovilista que carracuca y se marcan un número que supera por la izquierda a la CUP, al Cañamero y al alcalde de Marinaleda todos juntos. Numeritos de los guapos.
El debate, pues vi poco. Veo poco de los debates últimamente. Las conversaciones me interesan mientras hablo yo. Si no, ya saben, silbo interiormente. No me interesa cuando habla otro. No le escucho. Hablo yo y me parece siempre brillante lo que digo. A veces pienso, soy tan brillante, que debería ser yo todo el rato. Podría admirar a otro, por ejemplo, dedicar mi tiempo a admirar a alguien y hacerle fotos, rendirle pleitesía, pero ya me he hecho mayor. Ahora, soy yo. Antonio I el brillante. El reluciente. El nosequé.
La campaña transcurre entre los consabidos ataques de la mejor oposición que hay en el área metropolitana a quién ose disputar su cetro de SEGUNDO MEJOR PARTIDO DE SANTA COLOMA DE GRAMENET, PERDÓN, DE GRAMENET A SECAS, a todo el que se menee. Es decir, a nosotros. Salen a pasear los atacantes de rigor, con los argumentos de rigor y uno piensa que de tan modernos y vanguardistas, son antiguos. Nosotros ya ni siquiera sacamos el argumento de que suman para la CUP y de que te puedes llamar pedro carlos, alfonso josé, césar augusto, pero acabas trabajando para alguien y ese alguien puede llamarse de una manera o puede llamarse Poble Actiu. Los consabidos ataques, ya se sabe.
Qué más.
Poco más. Esa cara en los carteles, iba a decir. Y podríamos poner un cartel lleno de esas caras de vinagre que se nos ponen cuando estamos ante una situación que nos mola entre nada y muy poco. Entre nada y cero. Entre nada y absolutamente fuera de sitio. Entre nada y la nada.
Santa Coloma de Gramenet. Esquerra Republicana quiere ser tu amigo. De todos. De repente en Santa Coloma de Gramenet ha nacido el partido de la paz y la armonía universal. El partido de todos, donde todos y todas podemos ser de Esquerra Republicana de Catalunya. Es una ilusión inmensa poder llegar a pertenecer al partido pequeñoburgués de la gente así, bien, del mundo. Civilizado. Bárbaro. Ofreciendo paz y armonía. Revuelta pero poco. Ruptura pero ya luego. Cambio pero gobernando con la derecha. Una y las veces que haga falta. Pero nos prometen esa paz y ese bienestar algodonoso. Esa paz.
No hay paz.
Dracarys.
Fuego a tope.
Quedan pocos días de campaña aunque se te esté haciendo largo. Y hay que recordar lo siguiente, el fuego a tope se llama votar. Votar y votar y votar. Votar, participar. Terminar con treinta años de gobiernos del PSC. Y votar En Comú Podem. Que se me va la olla y de tanto meterle fuego a tope a las cosas no digo lo importante.
Dracarys.
martes, 14 de mayo de 2019
Crónica de la campaña #municipales #SantaColoma. Hay que votar.
Avanzan los días de campaña electoral en Santa Coloma y uno se pregunta si merece la pena tanto disgusto. Si merece la pena disgustar a tantos y tantos colectivos con nuestras decisiones. Si merece la pena causar tanto daño en esos nobles corazones, tan buenos que parecen de nube de caramelo, provocándoles malestares tales que han de llamar a la guardia urbana para que por favor les libren de todo mal. Avanzan los días de campaña electoral en Santa Coloma y esas caras van cambiando y tornándose rostros de incontenible desazón. Qué pasará. Van pasando los días y van pasando los vídeos. Ya hemos hablado de los vídeos, pero no de todos los vídeos. De todos los vídeos donde salimos todos y todas. Paso a otra cosa.
La campaña electoral, lamentablemente, transcurre por los lugares habituales. Finalmente todo se reduce a lo de los últimos años. Lo de la mayoría absoluta. Los cálculos y todo eso. Y uno se pregunta si ese ha de ser el debate en la ciudad. No hay proyecto, solo saber si es posible.
Hagamos cálculos. Hay quince mil personas, arriba o abajo, que en las últimas elecciones han confiado en el PSC como su opción en Santa Coloma de Gramenet. En las últimas elecciones han sido algunos miles más. Pero en estas últimas elecciones, a nosotros, a los de En Comú Podem, nos han votado 11.000 personas, más o menos. Más que menos. Cuál es el sentido de todo esto que estoy explicando.
El voto útil y el voto en sí. El partido en el gobierno tiene mucho dinero, puede hacer cosas que nosotros no podemos ni imaginar. Pero nosotros tenemos el voto. Podemos votar. Y tenemos que votar. Si de verdad pensamos que la política municipal de esta ciudad necesita un cambio tenemos que votar. No vale con pensar que todo está ya consumado y que no hay alternativa. La hay. Tampoco vale pensar que la alternativa es no participar y crear tu propio castillito de confort donde escucharte a ti mismo y mirar a los demás por encima del hombro.
Es decir, hay que votar. Y si nos votas a En Comú Podem, pues más que mejor. De hecho, lo mejor. Claro. Es decir. Hay que votar si quieres que esta ciudad tenga un gobierno diferente después de casi 30 años. No basta con parecer nuevo cada cuatro años para acabar aplicando las mismas políticas y en especial estos últimos cuatro años de nada. Nada de nada. Y no basta con parecer eternamente feliz y risueño si lo que intentas es nada.
Necesitamos un gobierno de la ciudad que sea valiente, que haga todo lo que pone en el programa de En Comú Podem para aclararnos. Qué poco literario, pensarás, pero ya no es hora de florituras.
Hay que votar. Votar como si no hubiera un mañana. Votar para que la ciudad cambie. Votar para que haya de verdad un proyecto de ciudad que se desligue de lo de siempre.
Parece muy difícil de explicar y que la alternativa no vaya a triunfar nunca. Pero no lo sabemos si no votamos. Y hay que votar.
Y votarnos a nosotros, claro.
Y nuestro cabeza de lista es Jonatan Fornés. Que igual no lo hemos dicho veces.
La campaña electoral, lamentablemente, transcurre por los lugares habituales. Finalmente todo se reduce a lo de los últimos años. Lo de la mayoría absoluta. Los cálculos y todo eso. Y uno se pregunta si ese ha de ser el debate en la ciudad. No hay proyecto, solo saber si es posible.
Hagamos cálculos. Hay quince mil personas, arriba o abajo, que en las últimas elecciones han confiado en el PSC como su opción en Santa Coloma de Gramenet. En las últimas elecciones han sido algunos miles más. Pero en estas últimas elecciones, a nosotros, a los de En Comú Podem, nos han votado 11.000 personas, más o menos. Más que menos. Cuál es el sentido de todo esto que estoy explicando.
El voto útil y el voto en sí. El partido en el gobierno tiene mucho dinero, puede hacer cosas que nosotros no podemos ni imaginar. Pero nosotros tenemos el voto. Podemos votar. Y tenemos que votar. Si de verdad pensamos que la política municipal de esta ciudad necesita un cambio tenemos que votar. No vale con pensar que todo está ya consumado y que no hay alternativa. La hay. Tampoco vale pensar que la alternativa es no participar y crear tu propio castillito de confort donde escucharte a ti mismo y mirar a los demás por encima del hombro.
Es decir, hay que votar. Y si nos votas a En Comú Podem, pues más que mejor. De hecho, lo mejor. Claro. Es decir. Hay que votar si quieres que esta ciudad tenga un gobierno diferente después de casi 30 años. No basta con parecer nuevo cada cuatro años para acabar aplicando las mismas políticas y en especial estos últimos cuatro años de nada. Nada de nada. Y no basta con parecer eternamente feliz y risueño si lo que intentas es nada.
Necesitamos un gobierno de la ciudad que sea valiente, que haga todo lo que pone en el programa de En Comú Podem para aclararnos. Qué poco literario, pensarás, pero ya no es hora de florituras.
Hay que votar. Votar como si no hubiera un mañana. Votar para que la ciudad cambie. Votar para que haya de verdad un proyecto de ciudad que se desligue de lo de siempre.
Parece muy difícil de explicar y que la alternativa no vaya a triunfar nunca. Pero no lo sabemos si no votamos. Y hay que votar.
Y votarnos a nosotros, claro.
Y nuestro cabeza de lista es Jonatan Fornés. Que igual no lo hemos dicho veces.
domingo, 12 de mayo de 2019
Crónica de campaña #municipales #SantaColoma #26M. Esas caras.
Estoy viendo caras de espanto. Los primeros días de campaña se ocupan, quieras o no, en comentar las caras, los carteles, las fotos, los montajes. Se dice, se estudia, que en los manuales de comunicación o en las entrevistas de trabajo, lo que no debes hacer es cruzar los brazos. Da sensación de defensa, de estar a la defensiva, de no estar abierto. Pero eso debía ser en el 2015. Hay gente que es muy dosmilquince, en todo, en esta campaña por ejemplo, gente que se han quedado en el dosmilquince y que persiste en querer colar una idea muy de dosmilquince, pero que ya no es. Hay mucha gente en esta campaña. Hay gente a la que incluso no le sienta mal el cruzar los brazos. Vótame. Estoy enfadado y siento por vosotros una mezcla de pena y asco. Qué asco. Qué asco ser tan perfecto en todo. Mary Poppins de la política. Personas que viven en la bondad infinita y a las que tenemos la suerte de poder recurrir en cualquier caso. Esas caras de espanto. El día 26 se acerca.
Esas caras en los carteles, el quién es quién, el 'este podría haber sido tu futuro si te hubieras dejado llevar', 'este es el precio que hay que pagar', 'este es el tal del cual'. Un año más, los carteles del partido que gobierna son un quién es quién de lo que debe hacerse y dónde se debe estar. Un año más, los carteles del partido que gobierna merecen uno y mil comentarios sobre estética, ética, expofloralia y mil comentarios más. Pero no, no hay que hablar de los carteles y pancartas porque les das publicidad y encima... no dejamos de pensar como en el 2015.
Somos tan dosmilquince que seguimos pensando en cosas tan pequeñas como a) saber si van a sacar mayoría absoluta y b) quién va a pactar con ellos. Ellos. Yo el primero. Yo pecador, confieso que no dejamos de pensar en ellos y que asumimos que, como mucho, podemos hacerles cosquillas. Y hacemos campaña pensando que, ay, podemos. Y no salimos a ganar, porque eso sería una vacilada muy gorda, porque claro... pero lo decimos y nos da la risa, pero lo decimos y ya está.
Somos dosmilquince. Debates. El otro día fui a un debate organizado por la Plataforma en Defensa de la Serra de Marina i Can Zam para hablar sobre el futuro de Can Zam. Candidatos de otras formaciones políticas y la ausencia del PSC, que ya no quiere debatir. Porque no le hace falta discutir ni poner a discutir a nadie con nadie. Ellos ya están ahí, ya son, han estado ahí siempre, o casi siempre y los demás estamos como muco para aspirar a compartir algo de su reinado, alguna vicaría, algún ducado. Algo. O a ser posiblemente la mejor oposición del mundo. Reeditar el gran éxito de ser el primer partido de la oposición, por ejemplo. Victoria. Somos segundos. Que en Santa Coloma significa ser casi el primero si descontamos que hay 15mil personas que van a votar lo mismo siempre. Nuestro papel se reduce al de intentarlo. Poner buena cara e intentarlo. Cada cuatro años.
Pero yo este año, veo esas caras y no veo el mismo runrún. Veo otro runrún.
La cosa presenta otro color. Por lo pronto, nosotros, En Comú Podem, nos presentamos con la marca En Comú Podem ya definida. La gente en Santa Coloma, en las pasadas generales ya ha visto que somos En Comú Podem, como en comicios anteriores y eso se nota. Otros ya no pueden jugar a eso y otros han visto que sus aspiraciones de ser segunda fuerza e incluso primera, como los anaranjados, parece que son un bluf. Ya no va a funcionar el voto del miedo, porque ni vox ni pp tienen nada que pintar. Y ahora qué. Seguimos con lo de siempre o cambiamos.
Durante cuatro años, el trabajo desde el germen de los comunes en Santa Coloma ha sido el de intentar, por todos los medios no repetir errores del pasado, de nuestras formaciones pasadas. Respetando a quienes han dejado su vida en proyectos de los que todos nos sentimos orgullosos, planteamos el proyecto de los comunes como una forma de plantar cara proponiendo una alternativa real, como ocurre en otros muchos lugares del estado, al gobierno de los mismos haciendo siempre lo mismo. Y ahora llega la hora de la verdad. Colgamos carteles, hacemos vídeos, intentamos dar la cara y que no nos lleven al huerto de la desesperanza, la desunión, la comodidad de conformarse con ser algo que no queremos ser porque no hemos nacido para eso. Pero, ay. Esto es muy largo y muy corto y lo que pasa en cuatro años, se desbarata en dos semanas.
Dije que fui a un debate. Un debate planteado para lucimiento de las respuestas escritas y las entonaciones técnicas. Sé de lo que hablo. Te lo voy a decir. No me interesa. Pero es que no me interesa nada. Y menos para hablar de un parque como el de Can Zam que lleva 40 años sin completarse y que ha sido más que debatido, estudiado e ignorado. Ya vale. Un debate para decir que menos hablar y más acción. Y se escuchan cosas y se ven caras.
Esas caras.
Primeros días de campaña. Otras veces he mirado las fotos de otros actos para ver qué pasa. Quién llena, quién pincha. Ahora solo miro twitter a ver quién tiene más rts. He perdido contacto con la realidad.
Esos vídeos. He visto dos vídeos. En uno bailamos. En otro lo han hecho todo desde la invención de la rueda. El otro ni lo he visto ni me interesa. Este es el nivel. Cañas y café. Una caña y un café.
¿Qué nos pasa en Santa Coloma?
¿De verdad vamos a pasar otros cuatro años como estos últimos cuatro años? ¿Tirando? ¿Sin proyecto? ¿Especulando con que Nuria Parlon se vaya o nos ciele a todos? ¿En serio?
No, ¿no?
miércoles, 8 de mayo de 2019
Cornell 5/8/77 - Grateful Dead
El 8 de mayo de 2017 iba yo a comer a casa de mi prima Juani, algo que puede ser normal si no fuera porque mi prima Juani vive en Jaén y normalmente yo no estoy en Jaén. Venía de comer, conduciendo, un trayecto corto. Normalmente tenía puesto Radio 3, a esa hora, serían las dos o así, dos y pico, de hecho no recuerdo que yo estuviera yendo a comer, sino viniendo. Qué estaba haciendo. No lo sé. Iría o vendría del hospital donde estaba mi padre en Jaén. El caso es que a esa hora suena Discopolis y es un programa que me gusta y a la vez me espanta. Porque puede ponerse espeso, muy espeso. La música, progresiva, a veces folk, a veces de raíz, a veces... siempre a su bola, pero aquel día no sé porqué, en la radio del coche, comenzó a sonar algo.
José Miguel López, el locutor, se encargó de presentar lo que iba a sonar. Un concierto que se grabó en 1977 en una especie de centro, universidad, colegio, no sé, de Nueva York, a cargo de la banda Grateful Dead, los reyes de la canción interminable, del jam, de las cabalgadas, de los viajes a través del espacio y del tiempo con canciones monumentales y al mismo tiempo sin la afectación de otros grupos del género. Un grupo capaz de hacer rock psicodélico o country. Un grupo capaz de hacer experimentos, o un blues de lo más clásico. O lo que sonó.
José Miguel López decía que ese concierto muchos lo habían considerado como el mejor concierto de la banda. Una banda que hacía ya casi diez años que estaba tocando, que ya tenía un directo impresionante como el Live/Dead. Pues bien, Luis Miguel López anunciaba que ese concierto iba a ser lanzado en una caja de cds. Y puso una canción con la que terminaba el programa, como era larga dijo que con eso despedía el programa.
La batería o la batería y la percusión míticas de Grateful Dead comienza a sonar. Y encaran algo que quieren empezar a cantar, con la voz femenina de la Donna Jean Godchaux, pero se cuelan hasta que entran bien. Are you ready for a brand new beat? Efectivamente es Dancing in the streets. Una versión de unos diez minutos, más, no lo sé, de Dancing in the Streets. Una canción.
Era el siete de mayo de 2017 y a uno ya no le molestaba escuchar música o ya no tenía pudor por escuchar música. No sé cómo explicarlo. Eran días muy difíciles, de futuros inciertos, pero esa canción sonando ese día, con ese mensaje, con esa especie de, no sé, de buen rollo, de alegría, de ganas de tocar y disfrutar de algo tan leve y tan importante como la música y el baile. Una canción que los Grateful Dead venían tocando desde sus comienzos, de hecho fue la primera canción según cuentan con la que empezaron a desbarrar y a improvisar sobre un ritmo concreto y definido. Bailando en la calle. La muerte agradecida. Grateful Dead.
Cuando pude, cuando pasó aquel mes de mayo y volvimos a Barcelona me bajé el disco. No me lo compré.
Desde entonces, he ido descubriendo cada cierto tiempo alguna canción nueva o canciones que no conocía de los Grateful Dead. No soy un exhaustivo seguidor de una banda tan prolífica, pero sé que me gustan y me gustan mucho. Canciones como Jack Straw, o como Jimmy Row, esta última por ejemplo es de esas que no quieres que se acaben nunca, con fraseos de guitarra que no quieres que dejen de repetirse jamás, que bailas incluso agarrado en la cocina de casa, como si fuera la canción. O la monumental Morning Dew. Catorce minutos también de viaje, de querer saber todo sobre la canción, sobre ese sitio al que te están llevando. Cada cierto tiempo una canción te asalta.
El ocho de mayo. Grateful Dead, vaya nombre para un grupo. Hace muy poco vi un documental sobre el guitarra rítmica de esta banda, Bob Weir, que me gustó a medias.
La música. Escuchar una canción que te hace ver que el mundo no es tan así. Que la vida es... qué hago yo hablando de la vida. No tengo ni idea. Lo único que tengo claro es que de vez en cuando, una canción por ejemplo, Grateful Dead cantando Dancing in the Streets, te puede hacer ver las cosas de otra manera, una manera como de pupila más abierta, más ancha.
Hay muchos momentos. No sé qué quiero decir.
Básicamente. Que este disco cura. Y que el ocho de mayo parece ser un día para abrir la pupila.
José Miguel López, el locutor, se encargó de presentar lo que iba a sonar. Un concierto que se grabó en 1977 en una especie de centro, universidad, colegio, no sé, de Nueva York, a cargo de la banda Grateful Dead, los reyes de la canción interminable, del jam, de las cabalgadas, de los viajes a través del espacio y del tiempo con canciones monumentales y al mismo tiempo sin la afectación de otros grupos del género. Un grupo capaz de hacer rock psicodélico o country. Un grupo capaz de hacer experimentos, o un blues de lo más clásico. O lo que sonó.
José Miguel López decía que ese concierto muchos lo habían considerado como el mejor concierto de la banda. Una banda que hacía ya casi diez años que estaba tocando, que ya tenía un directo impresionante como el Live/Dead. Pues bien, Luis Miguel López anunciaba que ese concierto iba a ser lanzado en una caja de cds. Y puso una canción con la que terminaba el programa, como era larga dijo que con eso despedía el programa.
La batería o la batería y la percusión míticas de Grateful Dead comienza a sonar. Y encaran algo que quieren empezar a cantar, con la voz femenina de la Donna Jean Godchaux, pero se cuelan hasta que entran bien. Are you ready for a brand new beat? Efectivamente es Dancing in the streets. Una versión de unos diez minutos, más, no lo sé, de Dancing in the Streets. Una canción.
Era el siete de mayo de 2017 y a uno ya no le molestaba escuchar música o ya no tenía pudor por escuchar música. No sé cómo explicarlo. Eran días muy difíciles, de futuros inciertos, pero esa canción sonando ese día, con ese mensaje, con esa especie de, no sé, de buen rollo, de alegría, de ganas de tocar y disfrutar de algo tan leve y tan importante como la música y el baile. Una canción que los Grateful Dead venían tocando desde sus comienzos, de hecho fue la primera canción según cuentan con la que empezaron a desbarrar y a improvisar sobre un ritmo concreto y definido. Bailando en la calle. La muerte agradecida. Grateful Dead.
Cuando pude, cuando pasó aquel mes de mayo y volvimos a Barcelona me bajé el disco. No me lo compré.
Desde entonces, he ido descubriendo cada cierto tiempo alguna canción nueva o canciones que no conocía de los Grateful Dead. No soy un exhaustivo seguidor de una banda tan prolífica, pero sé que me gustan y me gustan mucho. Canciones como Jack Straw, o como Jimmy Row, esta última por ejemplo es de esas que no quieres que se acaben nunca, con fraseos de guitarra que no quieres que dejen de repetirse jamás, que bailas incluso agarrado en la cocina de casa, como si fuera la canción. O la monumental Morning Dew. Catorce minutos también de viaje, de querer saber todo sobre la canción, sobre ese sitio al que te están llevando. Cada cierto tiempo una canción te asalta.
El ocho de mayo. Grateful Dead, vaya nombre para un grupo. Hace muy poco vi un documental sobre el guitarra rítmica de esta banda, Bob Weir, que me gustó a medias.
La música. Escuchar una canción que te hace ver que el mundo no es tan así. Que la vida es... qué hago yo hablando de la vida. No tengo ni idea. Lo único que tengo claro es que de vez en cuando, una canción por ejemplo, Grateful Dead cantando Dancing in the Streets, te puede hacer ver las cosas de otra manera, una manera como de pupila más abierta, más ancha.
Hay muchos momentos. No sé qué quiero decir.
Básicamente. Que este disco cura. Y que el ocho de mayo parece ser un día para abrir la pupila.
martes, 7 de mayo de 2019
El Primero de Mayo el 7 de mayo
Manifestación del Primero de mayo vista desde la distancia. Desde la serenidad que da el paso del tiempo. Los años, la mirada entornada, la serenidad, la prudencia, el poso, el recuerdo de viejas anécdotas, de personas relevantes, camarero, un oporto, que quiero recordar el mar. La manifestación del Primero de Mayo, los sindicatos, los jóvenes organizados en jóvenes partidos comunistas que cantan consignas con un megáfono, chicos y chicas jóvenes que dentro de unos pocos años serán la vanguardia de la revuelta o acabarán votando a ERC como todo el mundo. La manifestación del primero de mayo transcurriendo por vía Layetana mientras hablas y charlas con compañeros y compañeras y vas entreteniéndote y dándote el sol en la cara y en los brazos y en la nariz. Y sacas las fotos que se calcan de año a año. La Vía Layetana llena de gente, o al menos llena de gente hasta donde tú ves. Y hablas de la situación política, de los análisis que has hecho, de la vida, de toda esa suerte de misterios que acechan detrás de la conformidad, de la cotidianeidad, de la cotidianiedad, de la cotidianedad, de la cotidianedad, de la cotidianiedad, todas las marca en rojo. Los sindicatos, un señor con una bicicletilla con una bandera del PSC, los compañeros o camaradas del nosequé que siguen lanzando sus proclamas llenándote de orgullo y los ojos de lágrimas, pero son ojos de lágrimas impostadas porque esas lágrimas pueden ser de la alergia o bien pueden ser de que has dormido poco o nada toda la noche, porque eso.
Y la gente se manifiesta por los derechos de los trabajadores, de unos trabajadores en abstracto, en colores de blanco y negro, heroicos, capaces de torcerle el brazo al sistema, a ese sistema que siempre, siempre, siempre nos tuerce el brazo. A los trabajadores y trabajadoras del mundo. Los trabajadores y trabajadoras del mundo. Van a una manifestación por la mañana y van a otra manifestación por la tarde. Trabajadores y trabajadoras. Del mundo.
¿Qué tenemos los trabajadores? Un sueldo, un salario, un feed, un algo. Lo que se pueda. Trabajar gratis. Trabajar por trabajar. Trabajar con un sueldo. Enlazar trabajos. Que no te llegue trabajando.
Hace sol, te llevas chaqueta y te la quitas, te la vuelves a poner si hay sombra. Los trabajadores y sus derechos. Es necesario perder derechos para trabajar más. Eso es necesario.
Manifestación del Primero de mayo y los trabajadores nos cruzamos con seguidores del Liverpool. Y vamos a tomarnos una birra cara a un bar de camareros italianos. Y volvemos para casa y luego por la tarde hacemos reuniones para seguir alterando el curso del sistema. El sistema sigue empeñado en torcernos el brazo, pero no lo va a conseguir, porque nos estamos reuniendo, cada uno por su cuenta, pero reuniéndonos al fin y al cabo y eso ya es mucho. Y nos reunimos para quedar para ir a la manifestación. O hacer vídeos. O hacernos fotos. Y lo vaciamos todo de contenido. Para hacerlo entendible.
Los trabajadores. La clase trabajadora. No lo pongas. Déjalo. Pon otra cosa, algo sobre otra cosa, que sea más, así, más de colores.
Los trabajadores. Los precarios, las clases populares, los obreros, la clase baja, los asalariados. El precariado. Estoy hablando todo el rato en masculino. Antes iba a las manifestaciones solo, ahora voy acompañado. Y es mejor.
Con el poso que da la distancia y los años. La madurez. Pontificar sobre el futuro de la clase trabajadora. Sobre la clase obrera. Hace años que no discutimos en serio sobre la clase obrera y la clase trabajadora, no como antes, que nos matábamos por la definición. Creo que hemos perdido incluso las ganas de discutir.
Nos hemos manifestado. Por la tarde dicen que cantaron viva puigdemont. Pero ellos pueden hacerlo porque son verdaderamente alternativos y no la mani mainstream a la que voy. Todo mainstream. Todo ya muy visto.
Hacen falta cosas nuevas, profesionales, funcionarios, manifestándose de verdad por la revolución mundial socialista. Algo así.
Y luego, a casa, a beber pastores.
Y la gente se manifiesta por los derechos de los trabajadores, de unos trabajadores en abstracto, en colores de blanco y negro, heroicos, capaces de torcerle el brazo al sistema, a ese sistema que siempre, siempre, siempre nos tuerce el brazo. A los trabajadores y trabajadoras del mundo. Los trabajadores y trabajadoras del mundo. Van a una manifestación por la mañana y van a otra manifestación por la tarde. Trabajadores y trabajadoras. Del mundo.
¿Qué tenemos los trabajadores? Un sueldo, un salario, un feed, un algo. Lo que se pueda. Trabajar gratis. Trabajar por trabajar. Trabajar con un sueldo. Enlazar trabajos. Que no te llegue trabajando.
Hace sol, te llevas chaqueta y te la quitas, te la vuelves a poner si hay sombra. Los trabajadores y sus derechos. Es necesario perder derechos para trabajar más. Eso es necesario.
Manifestación del Primero de mayo y los trabajadores nos cruzamos con seguidores del Liverpool. Y vamos a tomarnos una birra cara a un bar de camareros italianos. Y volvemos para casa y luego por la tarde hacemos reuniones para seguir alterando el curso del sistema. El sistema sigue empeñado en torcernos el brazo, pero no lo va a conseguir, porque nos estamos reuniendo, cada uno por su cuenta, pero reuniéndonos al fin y al cabo y eso ya es mucho. Y nos reunimos para quedar para ir a la manifestación. O hacer vídeos. O hacernos fotos. Y lo vaciamos todo de contenido. Para hacerlo entendible.
Los trabajadores. La clase trabajadora. No lo pongas. Déjalo. Pon otra cosa, algo sobre otra cosa, que sea más, así, más de colores.
Los trabajadores. Los precarios, las clases populares, los obreros, la clase baja, los asalariados. El precariado. Estoy hablando todo el rato en masculino. Antes iba a las manifestaciones solo, ahora voy acompañado. Y es mejor.
Con el poso que da la distancia y los años. La madurez. Pontificar sobre el futuro de la clase trabajadora. Sobre la clase obrera. Hace años que no discutimos en serio sobre la clase obrera y la clase trabajadora, no como antes, que nos matábamos por la definición. Creo que hemos perdido incluso las ganas de discutir.
Nos hemos manifestado. Por la tarde dicen que cantaron viva puigdemont. Pero ellos pueden hacerlo porque son verdaderamente alternativos y no la mani mainstream a la que voy. Todo mainstream. Todo ya muy visto.
Hacen falta cosas nuevas, profesionales, funcionarios, manifestándose de verdad por la revolución mundial socialista. Algo así.
Y luego, a casa, a beber pastores.
domingo, 5 de mayo de 2019
The ballad of Buster Scruggs - Joel & Ethan Coen
Una película que solo se ve en Netflix y que es de los Coen y a la que no le has hecho ni caso. Y cuando la quieres ver es muy tarde y solo puedes ver el primero de los seis cuentos o episodios de los que se compone. Y ese primer episodio es directamente un disparate. Pero un disparate de película de mucha risa y mucho vale todo. La película se llama The Ballad of Buster Scruggs y comienza como digo con una historia sobre un pistolero que canta y que es infalible con el tiro. Un sobrado divertido que encuentra la horma de su zapato y que reúne en un solo episodio todo lo más disparatado de los Coen. Y si te vas a guiar por esa historia quizás pienses que se les ha ido la pinza y que ya no se lo toman en serio. Te vas a reír, pero no sé, igual la película...
Pues no. Me ha parecido un películón. O seis cortos estupendos. Cada uno con lo suyo y todos ambientados en el Oeste, en el Lejano Oeste, en el típico y tópico lejano oeste, con sus caravanas, sus atracos a bancos, sus indios atacando sin saber, sus ahorcados, sus buscadores de oro, su diligencia. Todo en una sola peli. Y todos los temas posibles. El drama, la comedia, el amor, lo trágico. Sobre todo lo trágico. Las historias en las que no pasa nada, en las que pasa lo que tiene que pasar y no esperes que pase otra cosa, porque a veces lo más sorprendente es lo más normal. Y lo más cruel.
La historia del ahorcado. La historia del buscador de oro y cómo nos cargamos la naturaleza por buscar cuatro piedracos de oro. La historia de la chica de la caravana y esa cara que pone cuando el guaperas de la caravana le pide matrimonio. Esa cara, vale por toda la película. Una cara de vamos no me jodas vaya potra que me dices que me case contigo yo que mírame que yo... joder. Pues esa cara, solo saber hacer que alguien ponga esa cara, ya merece la pena.
Y la historia del tipo que va contando historias por los pueblos, paseado por 'su amo', con el que no habla. Cuenta historias, recita poemas, lleva cultura, alta cultura a los pueblos del Oeste. Pero un día, el amo ve como poco a poco el negocio va descendiendo. Hasta que en un pueblo ve que la gente se vuelve loca con una gallina que... con una gallina. Compra la gallina y con el tipo que cuenta historias. Es una tremenda metáfora de la sociedad. La cultura, la alta cultura, y lo que se ofrece a la gente. Lo que ve la gente. Y cómo sacrificamos la cultura por dinero.
Son mucha películas de los Coen. Uno piensa que gente como los Coen derrama su arte de manera ocasional, de vez en cuando, pero acaba dándose cuenta de que son gente que lleva un cerro de años y un cerro de películas a cuestas y con muchas, pero muchas muchas, muy buenas.
Quizás esta no sea de las más emblemáticas ni la que vaya a recordar más gente. Pero tiene esos momentos de las películas de los Coen que te fascinan. Y esa manera a veces de contar nada o de contarlo todo de una manera personal. Desde el ciervo bebiendo en el río a las canciones que se cantan en la diligencia o mientras estás subiendo al cielo. Todo puede pasar.
Pues no. Me ha parecido un películón. O seis cortos estupendos. Cada uno con lo suyo y todos ambientados en el Oeste, en el Lejano Oeste, en el típico y tópico lejano oeste, con sus caravanas, sus atracos a bancos, sus indios atacando sin saber, sus ahorcados, sus buscadores de oro, su diligencia. Todo en una sola peli. Y todos los temas posibles. El drama, la comedia, el amor, lo trágico. Sobre todo lo trágico. Las historias en las que no pasa nada, en las que pasa lo que tiene que pasar y no esperes que pase otra cosa, porque a veces lo más sorprendente es lo más normal. Y lo más cruel.
La historia del ahorcado. La historia del buscador de oro y cómo nos cargamos la naturaleza por buscar cuatro piedracos de oro. La historia de la chica de la caravana y esa cara que pone cuando el guaperas de la caravana le pide matrimonio. Esa cara, vale por toda la película. Una cara de vamos no me jodas vaya potra que me dices que me case contigo yo que mírame que yo... joder. Pues esa cara, solo saber hacer que alguien ponga esa cara, ya merece la pena.
Y la historia del tipo que va contando historias por los pueblos, paseado por 'su amo', con el que no habla. Cuenta historias, recita poemas, lleva cultura, alta cultura a los pueblos del Oeste. Pero un día, el amo ve como poco a poco el negocio va descendiendo. Hasta que en un pueblo ve que la gente se vuelve loca con una gallina que... con una gallina. Compra la gallina y con el tipo que cuenta historias. Es una tremenda metáfora de la sociedad. La cultura, la alta cultura, y lo que se ofrece a la gente. Lo que ve la gente. Y cómo sacrificamos la cultura por dinero.
Son mucha películas de los Coen. Uno piensa que gente como los Coen derrama su arte de manera ocasional, de vez en cuando, pero acaba dándose cuenta de que son gente que lleva un cerro de años y un cerro de películas a cuestas y con muchas, pero muchas muchas, muy buenas.
Quizás esta no sea de las más emblemáticas ni la que vaya a recordar más gente. Pero tiene esos momentos de las películas de los Coen que te fascinan. Y esa manera a veces de contar nada o de contarlo todo de una manera personal. Desde el ciervo bebiendo en el río a las canciones que se cantan en la diligencia o mientras estás subiendo al cielo. Todo puede pasar.
viernes, 3 de mayo de 2019
Es inútil
Sabrá usted que lo que le voy a contar es absolutamente cierto. Somos todos paraguas inútiles. Lo sabrá porque alguna vez le habrán hecho sentir como un desecho, como una pieza inservible, como si su tiempo hubiera pasado y no solo fuera necesario guardarlo y hasta más ver, hay que humillarlo y dejarlo roto en cualquier parte. Lo sabe usted perfectamente. Hace unos cuantos miles de años, iba yo por la calle un día de lluvia, no por esta calle por la que transitamos ahora sino por la paralela, donde pasa mucha más gente y se ve más mundo. Y alguien a quien yo conocía el paraguas ya no le funcionó. Un paraguas de aquellos de un solo uso, fatal, que se rompió justo cuando más llovía. Así que aquel conocido estrelló el paraguas contra la pared, le dio unos cuantos golpes para acabar con él e inmediatamente localizó a otro paisano y directamente le arrebató el paraguas de las manos para quedárselo. Siempre que llueve, además de recordar que tengo la ropa tendida y que nuevamente olerá a lluvia y no al suavizante de euro y medio del eurocity, me acuerdo de aquella escena. Hoy he encontrado un paraguas roto en el suelo, inservible, como lo son muchos de nuestros sueños. Los sueños que nunca alcanzaremos, rotos, aplastados por alguien que no solo no quiere que los cumplamos sino que se entretiene en golpearlos, arrastrarlos por el suelo, dejarlos ahí tirados para que todo el mundo vea lo que pasa con las cosas que ya no vale, con lo que molesta.
Las películas de romanos en las que crucificaban a los rebeldes y los dejaban en la entrada de las ciudades, cosa que también se hacía muchos siglos más tarde, para dar ejemplo. Aquí no nos andamos con hostias, con delicadezas inútiles. Si usted no vale, vamos a demostrarle a usted que no vale y que todo el mundo se entere. Si usted molesta, no vamos a andar con paños calientes, usted no vale y debe estar expuesto públicamente al escarnio público. Una ejecución ejemplarizante. Este paraguas ya no vale, y cualquier otro paraguas que ose no valer, ya sabe qué es lo que le espera. La vergüenza pública.
No se me ha ocurrido coger ese paraguas y llevarlo a casa, curarlo, cuidarlo, que se reponga y coja fuerzas, que vuelva a vivir, que vuelva a sentirse fuerte, que vuelva a tomar las riendas de su vida, que sea un paraguas vitalista y sano. No se me ha ocurrido. Se me ocurren las cosas cada vez más a toro pasado, más a destiempo. Cuando ya es inútil. Pero no quiero que se entere nadie, no quiero que me dejen roto en una acera, inservible. No quiero que sepan que me he quedado atrás, muy atrás. Usted sabe perfectamente de lo que estoy hablando. Esa sensación de que ya hablas para que nadie te escuche, que tu ejemplo ya no ejemplifica, que tu amplificador ya no amplifica y que tu panificadora ya no panifica. El pacificador pacificado. Estás obsoleto no sabes hacer nada. Pierdes el tiempo mirando una pantalla que te ofrece informaciones que ya no encajan en tu esquema mental. Te aferras a lo que antes tu sueñas que funcionaba.
Ya estamos con los sueños. Cada vez que aparecen los sueños en un texto, así con música de piano y los ojos entornados, me dan ganas de pegarle fuego al ordenador.
jueves, 2 de mayo de 2019
Esto es como la batalla de Poltava
Esto es como en la batalla de Poltava, con el rey sueco avanzando por la estepa camino de no se sabe dónde ni porqué, pero yendo, resuelto, hacia el desastre. En la batalla de Poltava un sueco acompaña a las tropas porque forma parte de ellas y sabe tan poco dónde está como el propio rey. El rey, el sueco. El rey cuyo todo el mundo sabe su nombre, pero no sabe nadie el nombre del sueco. El soldado sueco se llama Philip Magnolius Tomasson. El soldado sueco ha ido avanzando en lo que él cree que es una expedición hacia Constantinopla, como aquellos antiguos vikingos que llegaron a la capital del imperio bizantino. El soldado sueco cree que en pocos días llegarán allí y que todo será como parece en su cabeza. Pero desconoce que lo que ocurre en torno a si es una batalla. Él sabe que tiene que avanzar hacia una posición determinada. Un soldado sueco tiene que ir desde aquí hasta allí. Está convencido de que eso es así y lo va a hacer. En la batalla de Poltava las tropas rusas destrozaron a las suecas y la aventura irracional de aquel rey sueco quedó desbaratada. El otro rey es el zar ruso. El zar ruso emprende aventuras también irracionales. Pero no le salen tan mal como al rey sueco.
Philip Magnolius Tomasson avanza con el resto de integrantes del variopinto ejército sueco, aunque por aquellos tiempos todos los ejércitos eran variopintos y nadie sabía realmente de dónde era nadie y si se sabía, se mataban entre sí. O al menos esto es lo que nos gusta creer. Nos gusta pensar en Philip Magnolius Tomasson como alguien inconsciente, alocado, que hace las cosas como un juego, porque no sabe nada y está al albur de lo que de él quieran hacer reyes locos o reyes sabios. El buen soldado. Este buen soldado no tiene ni idea de dónde está. Bebe como los demás, come la mierda que le dan, etc. El buen soldado avanza hacia la posición mientras unas cargas de caballería destrozan a muchos de sus compañeros. Con alguno de ellos ha intercambiado algunas palabras antes de la batalla. Pero él está a lo suyo. Ve algunas casacas de tropas rusas frente a sí. Ve cosacos. Él está avanzando y como en muchas batallas al final puede morir o no. Cuando la batalla concluye, no tiene a nadie a su alrededor, todos los soldados suecos han muerto o han huido. Muchos rusos también han muerto o han huido.
En la batalla de Poltava el rey sueco Cristián Augusto, Carlos Adolfo, Carlos Cristian, Augusto Carlos, Carlos Carlos, o Carlos a secas, concluye de manera abrupta su aventura en suelo ruso. Hoy ese suelo es ucraniano, si no me equivoco.
A dónde quiero ir. Quiero referirme en este momento a muchas cosas que tienen un único punto en común. Ese punto en el que todo es divisible, inútil, absolutamente nada. La nada. La batalla de Poltava cambió el rumbo de la historia. Hoy seríamos todos algo más suecos, quizás. No somos más rusos. El punto que me interesa tampoco tiene que ver con Philip Magnolius Tomasson. Lo de Philip Magnolius Tomasson no es más que una maniobra de distracción. Que de eso iba. La batalla de Poltava y todo. Distraernos.
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