Los que
me conozcan de 'leídas' no me conocen del todo. Acostumbro a presentarme mucho
como una persona tímida, que se esconde, 'es que soy muy corto', 'me cuesta
mucho hablar con la gente', 'no sé cómo dirigirme a los demás para llamar su
atención'. Pues no. Si me vuelven a ver soltar el rollo, me cortan el discurso
sobre la marcha y listos. Soy un pesado. Un pesado que habla mucho, que
disfruta hablando de sí mismo, y venga, y venga, y venga a hablar y a pregonar
lo desgraciado que soy porque nadie hace caso de las múltiples cosas que hago,
porque, ay, las hago mal, y ay, qué va a ser de mí. Qué pesado, qué brasas, qué
condenación de persona.
Curso de hoy: Creativitat en temps
de Crisi: converteix-te en caçador d'idees. Este curso lo daban en el Col.legi
de Periodistes. Cuánto tiempo hará que no voy al Col.legi que me he perdido.
Sí, me he perdido, he cogido el ascensor y me he subido al ático. ¿Por qué?
Pues porque en la entrada del edificio he visto un panel en el que el Col.legi
venía arriba. Pues arriba. Ni acordarme de dónde estaba. En fin. Así es todo.
Todo no. Ha habido más. He salido de casa con el rotulador en el bolsillo, con
la cifra del contador del gas, con todo preparado para apuntar el dato en el
papelito. He bajado, he abierto la puerta y me he largado sin apuntar. He
confiado en arreglar la mañana un tanto comprándome la libreta necesaria para
apuntar cosas interesantes de los cursos. No la he comprado. A lo vivo. Con dos
folios doblados ya bastará.
Sigamos. En el curso éramos unas
diecialgo personas. No sé. Dieciocho personas, por decir. Nos hemos colocado un
papelito en el pecho y a decir quiénes somos y qué cosa creativa podemos decir.
Yo he soltado de buenas a primeras que soy súper creativo y que me he cortado
el pelo yo solito. (mentira, que mi madre me repasó las 'rebabas' de detrás
ayer). Oooh. Era el primero. Oooh. Un libro. El grupo. El blog. Y
progresivamente he ido contando de viva voz que si en la facultad, que si no
toco la guitarra, que si me leí yo también el libro de Bolaño, que si en el
café he soltado que Tolstoi dijo que... ¿es que no tengo fin? ¿es que no hay
nadie que me diga... vale ya? Pues nada. Venga a soltar doscientas veces lo
mismo:
- Es que lo que me pasa es que yo
creo que todo esto que hago y que suena tan así, no me sirve de nada.
Ahora se lo cuento a este, ahora a
aquellas, ahora a vosotras, ahora insisto con vosotros. Y entre lloro y llanto,
una barbaridad para que no se diga que uno no es gracioso. Me han llegado a
decir que podría hacer un programa de humor.
En realidad todos teníamos más bien
el mismo problema. Sí, todos tenemos creatividad, todos queremos hacer cosas,
tenemos ideas, algunos no saben que las tienen pero las tienen igual... Dimpel.
Una chica se llamaba Dimpel. Igual está leyendo esto. Dimpel no creía que tenía
creatividad. Había un periodista veterano que tenía miedo de no tener ingresos
y ese me ha dado terror como fantasma del futuro. Montse, de pelo rojo,
escribía novelas eróticas, casi nada. Ernest hacía cine y periodismo, pero
a él lo que le gustaba era pintar y no se atrevía. Y más gente, una chica
brasileña muy agradable que quería que su blog de moda le rindiera. Ese era el
punto. A todos nos quemaba la sangre que no rindiera todo lo que nosotros
sabíamos. Incluso había un presentador de la tele, Lluis, que también andaba
por allí buscando ideas o impulso para un nuevo programa. Jessica también tenía
programas pululando por el mundo. Una chica, Yolanda, me ha dicho que igual a
un contacto suyo…
En fin.
¿Para qué sirven los cursos? Este especialmente me ha servido para dar la
chapa. Para ser brasas, para contar una idea estúpida que he tenido esta
mañana. Ojo: ser un Pepe Domingo Castaño personal. ¿Personal Shopper?
¿Publicista? ¿Hombre anuncio? Me explico. Igual que esas personas que ayudan a
personas mayores a vivir y desarrollar sus actividades, puede uno ser como el
animador publicitario de otra persona que se lo pueda permitir. Ir a su lado e
ir introduciéndole spots publicitarios sobre la marcha. Si pasas cerca de un
estanco… Tabaco Pueblo, tabaco… popular. Si pasas por una zapatería,
cancioncita de zapatos. Si pasas por una marroquinería… pues un jingle sobre
bolsos. O sobre bambas. O sobre música. O el libro que estás deseando leer. Se
lo he propuesto a una chica que quería profundizar en su carrera como
comunicadora. No tengo vergüenza. Dios me castigará por todas estas cosas.
Pero me
lo he pasado bien, he conocido gente interesante, que ya es algo. Y como
siempre, sale uno pensando… ‘es verdad, vamos, va, que sí, que es cuestión de
ponerse, que no te dé vergüenza, manda algún curriculum…’.
Veremos
mañana cómo me levanto. Pero soy muy pesado, mucho.