Vivimos en una época en la que la profesión del asesor tiene tanta relevancia como la del propio asesorado. Si el asesorado es un político, el papel del asesor, en tareas de comunicación sobre todo, cobra un papel de especial relevancia. Un cartel, un anuncio, un vídeo, un flyer, cómo compareces ante los medios, qué mensajes debes colocar entre el electorado, qué imagen queremos transmitir de nosotros y del adversario, emisor, receptor, mensaje. Al final siempre es eso. Vivimos en una época en la que los partidos políticos, los equipos de fútbol, las bandas de música, necesitan tener a alguien al lado para que les asesore, les saque las mejores fotos, les diga que lo han hecho bien.
¿Quién ha sido el de Ciudadanos? Estos primeros días de campaña el protagonista ha sido el cartel de Ciudadanos. He visto los spots también de Ciudadanos, tampoco es que los entienda mucho. Pero lo del cartel... al principio, como todos, pensé que era un fake. Quién ha hecho el montaje. Luego te das cuenta de que no. Y no vi ninguno de estos dos carteles, vi otro, el del chico joven. Es igual. ¿Quién dijo que sí? ¿A tal nivel está llegando el partido que ganó las elecciones en Catalunya que no tienen a nadie que dijera, ojo que nos estamos jugando mucho, que nos estamos jugando nada menos que desaparecer de la escena política española si en Catalunya nos convertimos en un partido comparsa. Y nadie pensó que este cartel, que esta serie de carteles, incluso que toda la campaña que han programado porque el spot publicitario se ahorra estas imágenes espantosas pero reincide en el tema de los abrazos, era absolutamente demencial... No. Nadie lo pensó. También he visto los carteles que pegan por los pirulís. Tampoco sé de qué van. Recuperar el espíritu de la UCD al parecer. No lo sé. Pero son carteles que no transmiten absolutamente nada. Y ya me parece bien que Ciudadanos se autodestruya.
Primeros días de campaña electoral. Nos fijamos en los carteles, en los logos pequeños, en las fotos que van directamente a tocar la patata, en los carteles con mensaje y con otro mensaje, carteles que te dicen una cosa y que te dicen otra cosa en el mismo cartel para que veas que no dejan nada al azar. Carteles que parecen refritos de otros carteles y es que lo son. Carteles como el del Illa.
Salvador Illa y los socialistas optan por la táctica consabida de darse por ganadores. La imagen ya no de ministro sino de presidente pretende llamar la atención de aquellos y aquellas que votan al que manda o al que va a mandar y sin más se dirigen a él. President Illa. Y un mensaje como el de Pedro Sánchez en las últimas, una palabra y a correr. Carteles que parecen más de una campaña institucional que de un partido político. En las campañas los políticos pocas veces aparecen ya con la corbata puesta. Él sí. Pero como hemos dicho hoy, también nos reímos del cartel del cielo y mira dónde estamos. Una cosa. El PSC ha iniciado la tradicional maniobra de la OPA hostil hacia nuestro espacio. Una opa destinada a conquistar a nuestro electorado repitiendo lo mismo que lleva diciéndonos Ciudadanos durante años. Una buena estrategia comunicativa, la verdad. Aquí sí que se ve que hay dinero y que hay cabezas pensando desde hace tiempo en cómo afrontar estas elecciones. Siendo Ciudadanos. El asunto es que Ciudadanos no pudo hacer nada porque nadie quería hacer nada con ellos. Ni siquiera los Socialistas.
Primeros días de campaña. Campaña extraña y rara. Vemos mítines electorales de otros partidos que se hacían cruces porque no se podían hacer elecciones y hacen mítines en espacios cerrados porque a ellos no les vas a decir cómo se hacen las cosas. Una campaña electoral telemática, una campaña electoral en la que mucha gente está hasta los huevos de las campañas electorales y todavía no hemos empezado. Mucha gente que no quiere ir a votar.
Primeros días de campaña electora para intentar que en Catalunya pase algo que debería haber pasado hace mucho tiempo. Primero, echar a JxC del Govern. Segundo, repetir un Govern de izquierdas. Tercero, mejorarlo.
Todo lo que no sea eso es engañar a la gente. Y nos quedan dos semanas.