Petra es un nombre que me gusta. Mi tita se llamaba Petra, la hermana de mi madre. Petra es un nombre antiguo, como dicen en la propia película. Petra es el nombre de la protagonista de la película de Jaime Rosales, un director del que creo que es la primera película que veo. Petra es también el nombre de una de las actrices del reparto, Petra Martínez, que interpreta a la madre de la protagonista, precisamente.
La película es un peliculón. Y fui descubriéndola poco a poco. Tenía curiosidad por las películas de Jaime Rosales y no sabía que esta era suya también. Tengo curiosidad por todas las películas en las que aparezca Bárbara Lennie. Y sin embargo, con todos esos condicionantes a favor, he tardado dos años en verla, pese a ser de fácil acceso en múltiples plataformas y demás. Porqué. Porque vi un tráiler. Y viendo el trailer no sé qué vi. No sé qué pasó con el trailer que me imaginé otra película. Una película sobre arte. Y es una película sobre arte. Y es una película sobre más cosas. Pero lo importante es:
¿Puede ser un artista, un creador, alguien que crea lo que según los cánones establecidos podemos considerar como arte, digo, puede una persona así ser una hijadelagranputa?
Puede.
Los ejemplos a lo largo de la historia son múltiples y no entraremos en ellos. La película se estructura en capítulos desordenados que nos van descubriendo partes de una historia que tiene uno o varios finales. Puede tener un final, pero tiene un segundo final. Tiene un final que quizás sería un final de la boca abierta y tiene otro final que te la cierra. Petra es una artista que llega a una masia catalana donde vive un artista del que pretende aprender. En la casa vive el artista, su hijo y su mujer junto a una familia que le ayuda. La película empieza siendo eso y termina siendo muchas otras cosas.
Es una película a la que hay que llegar sin saber muchas más cosas. Así que tampoco vamos a contar muchas cosas más.
Es una película para ver tranquilamente, una película para dejar el móvil al lado y no mirarlo mucho. O mirarlo para... no, para nomirarlo. Una película para pensar en cómo somos y lo que aguantamos y lo que transigimos con quien se lo ha montado de tal manera que parece que el mundo está para disculparle todo. Ya no cuento nada más.