miércoles, 5 de septiembre de 2018

En la marcha de Xavi Domènech

La foto corresponde a la segunda campaña de En Comú Podem, la de junio. Veníamos de haber ganado unas elecciones generales en Catalunya y en Santa Coloma y no salíamos de nuestro asombro. Una candidatura que ponía al frente a una persona que no venía del mundo del politiqueo al uso, que había estado militando en varias cosas, una cabecita de esas... quién era. El caso es que nos pasamos primero un invierno pegando carteles con su cara y luego ese verano y resulta que estábamos ante alguien que nos ponía de acuerdo.
Por primera vez en mucho tiempo, alguien de los nuestros nos podía poner de acuerdo a todos y todas. Más allá de Ada Colau, que debía ocuparse de Barcelona, Xavi Domènech parecía haber conseguido lo imposible sin proponérselo. En Comú Podem era entonces nada más que una coalición partidos con vista a convertirse en algo más que eso. Un nuevo partido. Pero mientras tanto, se funcionaba en plan bandolero. Nadie sabía identificar, a nivel de base muy base, de dónde había salido este Xavi Domènech, pero nadie le podía poner un pero. Que siempre lo hay, pero si no no seríamos nosotros.
El caso es que tras haber ganado en invierno, las posibilidades de volver a repetir en junio eran como de 'venga hombre, no nos puede sonar la flauta dos veces'. Pero no era una flauta, que era la gente, que veía en esa candidatura algo nuevo y algo con posibilidades de cambiar algo. Al menos, la intención siempre está. Y la gente fue la confió en esa candidatura y en ese candidato y a la gente que iba con él en las listas, muchos de ellos poco o nada conocidos, pero muy bregados en muchas cosas. Igual todos no venían de una cadena de montaje en Palau, o de encofrar, o de un taller mecánico en Bon Pastor, pero eran y son de los nuestros. A los socialistas no les piden tantos requisitos. A los de la CUP o Esquerra tampoco. Solo a los nuestros. Demasiado listos, dicen.
El caso es que ese día teníamos un acto en la calle, poníamos la carpa y luego íbamos a la plaza del Inem a hacer un acto. Creo que fue la segunda vez que vino a Santa Coloma, la primera fue a hacer un acto de rendición de cuentas. No sé recordar cuándo vino para las primeras generales. No lo recuerdo.
Después de ese acto, vinieron otros, otros mítines, otras cosas. Llegaron las campañas de las Autonómicas del 155. Le llamaron para que se presentara también aquí. Recuerdo haber comentado que para esas elecciones, tan pasionales, un candidato como Xavi Domènech no era el mejor. Era alguien para hablar de otras cosas, pero para tocar la patata con el tema nacional, no. Para eso, mejor Ada Colau, quizás. Si es que ahí nosotros podemos rascar algo. Pasó lo que pasó.
Desde entonces todo ha sido un calvario. El proceso de construcción de un nuevo partido es farragoso, sí, lento, sí, no deja contento a todos, claro, además se tuvo que hacer cargo de Podemos en Catalunya, y cargar con una posición política en un momento en el que o se es o no se es y te pueden llamar fascista por menos de nada (a no ser que seas del PSC, que puedes no decir nada, seguir sin hacer nada y llevarte todos los parabienes sin haber movido un dedo).
Y se va. Ayer, después de cuatro días de caseta, de trabajo, de colaboración, de todo, cuando estábamos más contentos que contentos con lo que había supuesto la caseta de ECP, nos llega la noticia, Xavier Domènech, se va. Por sobrecarga. Por que la política es una trituradora.

En aquellos días de la foto, pensaba yo, que era curioso como de repente había toda una generación de gente que, pudiendo pasar de todo o pudiendo medrar en las filas de los de siempre, se embarca en algo que supera lo conocido, lo conocido se mejora, y puede ser de verdad una herramienta útil. Qué cosa. No me lo acabo de creer. Cuadros bien formados, gente capaz, cabecitas capaces de ver y pencaires dispuestos, todos juntos, todos uno. Por fin. Capaces de ilusionar a la gente, la propia ya ilusionada y los demás.
Y ahora ha dicho que se marcha. Es un golpe. Pero no es el primero que recibimos. Y supongo que el no encontrar el eco, la comprensión, la angustia de ver que lo que uno pensaba que podía ser, se ve consumido en un marco político donde lo importante es la simbología, los gestos, la sentimentalidad, la patatita, apelar a las emociones, la cara guapa, tu pelo rubio, y no hablarle a la gente como si tuvieran tres años, sino explicando que el cambio no es más bandera sino más derechos sociales, debe agotar. Y que torear con los propios, no es sencillo. Nunca lo es. Puede ser agotador. Te puedes llegar a poner malo.
Ahora salen los que nos han dicho de todo, traidores, colaboracionistas, secuaces del 155, de todo y de todos, a decir que qué bueno era Xavi Domènech. Ahora será indepe para los indepes, ahora será... lo que convenga.
El domingo hicimos la paella En Comú aquí en Santa Coloma. Envié mails a la dirección para que viniera. No obtuvimos respuesta. Quizás si nos hubiera visto a todos, cada uno de su padre y de su madre, pero ya solo uno, currando y pasando un rato majo, se lo hubiera pensado.
A veces echo de menos trabajar y pensar así, en plan bandolero, todos a una, sin tener claro quién es quién y porqué es qué.
Tenemos que cuidarnos, trabajar más, pensar menos, y no repetir por enésima vez los mismos errores de siempre. Que aburren y cansan a los propios. Y también a los que se acercan.
Y qué difícil es. Siempre nos pasa de todo a los mismos. Mira qué fotos, cómo nos reíamos.
En fin. Aunque joda, seguimos.

1 comentario:

  1. Pues una pena, pero como esto siga asi y la jente no Espabile solo
    Van A Quedar en Politica los chorizos los Ladrones Y Los Sinverguenzas porque esto No Hay Quien Lo aguante Te Juegas el tipo y encima te tratan como Apestados, que se vayan con el PP y con ciudadanos que veras que vien nos ba.

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