viernes, 5 de abril de 2019

Kurt Cobain está vivo en el corazón de todos los rockeros del mundo

Todos los niños del mundo llevan camisetas de Nirvana. A Kurt Cobain le gustaban Os Mutantes y a Kurt Cobain le gustaba el disco Red de King Crimson. El día que se mató Kurt Cobain, hoy hace 25 años, creo que íbamos el Soldat, el Cucurull y no sé si alguno más en un autobús camino de Falset, capital de la comarca del Priorat porque íbamos a hacer un trabajo de 'recerca' sobre medios de comunicación locales en aquella comarca. Y como soy una persona de ideas brillantes, elegimos el Priorat por el tema de los vinos, de que comeríamos bien y porque no tendrían muchos medios y acabaríamos pronto. Toda mi obsesión durante la Facultad era acabar pronto para irme rápido a Santa Coloma otra vez. Y de esos polvos, estos lodos. El caso es que yendo en el autobús nos enteramos por la radio que Kurt Cobain se acababa de pegar un tiro. A todos nos gustaba mucho Nirvana y, aunque éramos jóvenes y rebeldes, que coño, pues nos dio el viaje.
Nos gustaba mucho Nirvana. El disco del niño, el Nevermind me lo compré en Praga en el viaje de fin de curso de Tercero de BUP, que hicimos a Praga como ya queda claro en lo que he escrito antes de la coma. Era la época de eclosión del grunge, de Nirvana, de su némesis o complemento o lo que fueran que era Pearl Jam y de todo un conjunto de grupos y bandas de las cuales ahora tampoco me apetece acordarme.
Me gustaba Nirvana. Creo que fue ese mismo año que Nirvana vinieron a tocar a Barcelona. Yo tenía un examen de algo relacionado con la televisión. Un examen de teoría en el que se hablaba de ondas electromagnéticas y que yo sabía perfectamente que iba a suspender porque lo de las ondas electromagnéticas no tenía nada que ver conmigo. Y no pude ir al examen, no pude y no pude. El Edu fue. Él vio a Nirvana y yo no y eso siempre me lo recuerda. El examen lo suspendí con una nota lamentable. Tan lamentable que incluso fui a reclamar. Y salí de allí dándole las gracias al profe por ponerme un dos o un uno y medio. Suspendí y no vi a Nirvana.
Nos gustaba todo. Nos gustaba el Nevermind, nos gustaba el último, nos gustaba el Unplugged, nos chiflaba el Incesticide y escuchábamos poco el Bleach. El Edu nuevamente, en la Fira del Disc de aquel año, se compró y se mangó unos cuantos vinilos de Nirvana, directos piratas o cosas así.
Yo también tuve mi camiseta de Nirvana, de manga larga negra, con la cara de los tres. No me gustaba la del smiley. Sigue sin gustarme.
Nos gustaba un grupo que le gustaba a mucha, mucha gente, y eso era preocupante. Por una vez parecía que nuestro gusto musical se parecía al de mucha gente. Con el paso del tiempo hemos ido corrigiendo eso muy satisfactoriamente no sé en qué sentido. Nirvana con la Smell like teen spirit, con sus medios tiempos, con su fuerte y flojo, con las canciones ocultas al final de los cds que eran extrañas y molaban, con sus versiones de grupos que no conocíamos, con esos gritos, con esas referencias que nos molaban porque les gustaba la misma música que a nosotros y llevaban una ropa que permitía no ser heavy y dejarte el pelo largo sin ser un hippie y ponerte sueters anchos y punkear de otra manera en la que poder ser un poco hippie, un poco heavy y un poco de todo, porque sonaba a todo y Dios vio que era bueno y nos dejó disfrutar de eso un tiempo.
El día que se murió Kurt Cobain nos comimos un bocadillo de salchichón y no sé si llegamos a probar un vaso de vino. No veríamos nunca a Kurt Cobain en directo.
Hace veinticinco años yo tenía entonces... 18?
¿Entré en la Uni entonces yo ese año? ¿Tuve 18 años?
Nos gustaba Nirvana, ir sin afeitar, llevar el pelo sin peinar, pantalones rotos y la música todo el rato. Todo el rato música y hablar con el Soldat y con el Cucurull y el Nando y más gente de música, de grupos que no conocía y que me molarían mucho y conocer gente de otras partes y luego estar en Santa Coloma y ver que tus colegas de toda la vida también caían en las redes de Nirvana y molaba. Y nos molaba que el cantante de Nirvana fuera rubio y a las muchachas les molara porque era guapete o no sé, porque mejor era el de Pearl Jam, y que también nos molaba él porque pasaba de todo y hacía vídeos ridículos y se vestía de cosas raras y tocaban muy fuerte.
Pero como todo lo que parece bueno y esperanzador no puede durar demasiado y el hombre se pegó un tiro. Que si era un yonqui, que si Courtney Love era la nueva Yoko Ono, que si estaba como unas maracas, que si el negocio y el sistema son culpables.
Al final se mató y con él se murió la poca esperanza que nos quedaba en crear un mundo mejor.
Y por eso fundé Apple.

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