No nos vamos a tirar de los pelos, no vamos a llorar, no vamos a echar de menos, no vamos a llevarnos las manos a la cabeza. No vamos a creer que esto no podía pasar. No es ni la peor ni la mejor pérdida que hayamos tenido. No es absolutamente nada que uno no pudiera imaginar ni que pudiera pensar de alguien que en los últimos, y no tan últimos años, ha tenido entre ceja y ceja servir de ariete hacia quienes fueron sus antiguos correligionarios. Ah, la mística del traidor que no se cree traidor, sino que piensa que siempre ha estado en el mismo sitio y son los demás quienes no le han entendido a él. Podríamos decir aquello de que no merece la pena escribir ni siquiera unas líneas por su pérdida. Pero es que yo hice un alarde de profesión de fe cuando lo dejó y le reconocí que había sido, al menos, una voz que, pero eso le situaba en un lugar, un lugar que en aquel tiempo era arriesgado y cuando te arriesgas, al cabo de cierto tiempo, supongo que acabas buscando una seguridad. Una seguridad que ya buscó antes otra compañera de sillón en aquellos tiempos del sí se puede, y que ahora mismo ha seguido él. Yo recuerdo. Yo recuerdo cuando vinieron a presentar la campaña a la plaça de la Vila, creo que ya no queda nadie de aquel grupo de cabezas que vinieron a la plaza. Yo recuerdo aquel mitin en la plaça Pau Casals, con tanta gente, aquel mitin, el mitin de las camisetas, que lejos queda todo aquello. Sacando la cara por él, justificando, buscando el hilo, hasta que ves que empieza a decir cosas que ya no es que sean particulares, es que son cosas con las que no puedes estar de acuerdo.
Tránsfobo. Con todas las letras. Pero no solo tránsfobo porque tal, no tránsfobo que además ha soltado perlas inigualables sobre el colectivo y sobre todo aquello que haya podido hacer daño y situarse diametralmente fuera de. Hasta que ha caído en el lugar que ha estado sobrevolando durante todo este tiempo.
Si después de todo el lugar que consideras idóneo para defender esa especie de lado íntegro de la izquierda es el PSC es que nunca has sido lo que has vendido. Si el PSC es el lugar en el que se acogen a personas capaces de soltar las barbaridades que ha dicho el buen señor por la boca y por las teclas, pues poco más queda por decir.
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