miércoles, 22 de mayo de 2024
Yo también soy escritor
Yo también soy escritor, le dije. Tengo un blog que intento actualizar cada día y allí escribo un poco de todo. Antes, proseguí, escribía muchas más cosas de ficción pero de un tiempo a esta parte, la verdad es que ficciono poco. Antes, cuando decía que tenía un blog que actualizaba cada día, notaba que la reacción del interlocutor era más viva. Pero ya hace tiempo que lo del blog se ha quedado como algo bastante obsoleto y es evidente que la gente ya no lee blogs. Es más, pareciera que seguir anclado al blog es como no haberse despegado de algo que una vez fue y que ya no será. Así que cuando le dije que yo también era escritor me miró con desconfianza. ¿Escritor yo? Ella llevaba ya tiempo viviendo en mi misma ciudad y por su trabajo de periodista en un medio local había tenido que cubrir presentaciones de libros y eventos literarios y culturales varios a los que siempre asistía la misma gente y yo jamás fui el protagonista de ninguno de estos eventos. Cuando le expliqué lo del blog su interés descendió. Yo estaba allí para otra cosa. Aquello era el típico acto para celebrar el aniversario del nacimiento de una luminaria local, un escritor que tenía una plaza y una calle y un polideportivo y a ella la había visto en otros eventos semejantes. Aquel escritor había publicado varias novelas y crónicas familiares, había vivido en una señorial casa del centro y muchos vecinos se consideraban parientes lejanos o cercanos. El ponente era otro escritor local, un poeta que había batido el record mundial de libros publicados en un año, que recordó todos los méritos de aquel escritor y de su amor por una ciudad que, a tenor por lo que se reflejaba en sus obras y crónicas familiares, detestaba profundamente. El poeta local, enfebrecido, llegó a asegurar, también víctima del autoodio, que el gran problema del homenajeado había sido no salir demasiado de la ciudad en cuestión, lo que le privó de un reconocimiento mayor por parte de las élites culturales de la capital. Se obviaron cuestiones y posicionamientos sociales e ideológicas del personaje y se pasó a un pequeño aperitivo con pastas saladas en el que tuve ocasión de saludar a la alcaldesa y de ser ignorado por el resto de representantes de lo que podríamos llamar la intelligentsia local. Fue ella la que se dirigió a mí para preguntarme por alguna cuestión de agenda e hilamos una pequeña conversación sobre lo que estábamos viendo. Tuve que decírselo. Yo también soy escritor.
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