Nos hemos preguntado en diversos foros acerca de la causa por la cual el gran pensador Don Telesforo de Arrigazábal abandonó su trabajo investigador sobre el idioma castellano y se retiró a sus tierras iniciando un descabellado proyecto de cultivo de ñame en Álava, que paradójicamente, le salió bien. Pues dejándonos las pestañas, hemos conseguido encontrar en un trabajo biográfico de otro ilustrado, Don Severiano de la Tormentosa, la explicación. Atiendan un segundo.
'...y se adentró Don Telesforo en una de aquellas comarcas del sur con la intención de aprender sus vocablos más característicos, ya que, en aquellos tiempos, se entendía que los sureños recogían en su habla expresiones y fórmulas heredadas de muchas culturas y civilizaciones. Así que Don Telesforo se adentró a través de caminos y veredas hasta llegar a una pedanía en la que se ubicaban de forma arracimada debajo de un gran saliente que les daba sombra, un conjunto de casas de pequeño tamaño. Don Telesforo preguntó a uno de los lugareños que se encontraba bajo una sombra que protegía de la sombra que protegía de un sol achicharrante, si sabía dónde podría alojarse, si sabía si había alguna casa que acogiera huéspedes, algún mesón...
El lugareño miró a Don Telesforo y le dijo que él no sabía. Que esperase a que llegase el cura que él le daría razón. Don Telesforo le preguntó que cuándo pensaba llegar el cura, si no estaba ya allí y si podía encontrarle en algún sitio. El lugareño miró a Don Telesforo como si fuera de otro mundo. Frunció el ceño y le dijo hablando con mayor potencia y más despacio, que el cura no estaba y que llegaría por la mañana 'prezano'.
¿Prezano? Don Telesforo no entendió. ¿Prezano? No quiso pararse en preguntas porque si el cura iba a llegar por la mañana significaba que no encontraría lugar para dormir aquella noche. Volvió a insistirle al aborigen que, para aquella noche él quería dormir bajo cubierto y que si fuera tan amable de indicarle alguna parada de postas, alguna caserna militar, lo que fuera, incluso si le podían dejar quedarse a dormir en algún granero, donde fuera, le estaría muy agradecido e incluso le caería alguna moneda.
El nativo fue descrito por Don Telesforo como un hombre de piel muy clara, pero de cabellos negros y con una mirada desconfiada, que mascaba algo pero que no sabría definir qué mascaba, y que tapaba su cabeza con un trapo atado que más pareciera un mahometano que un cristiano. Fuera de la sombra Don Telesforo se cocía vivo. Dicho nativo, volvió a mirar a Don Telesforo como si le estuviera intentando engañar de alguna manera. Sin atender a nada de lo que había solicitado el extranjero que con tantas letras hablaba, y hablando de nuevo muy alto para que se le entendiera bien, contestó de nuevo que esperase al cura, que mañana 'prezano' iba a venir.
- Será temprano -corrigió Don Telesforo.
A lo que el lugareño contestó ya cansado del bien vestido personaje: 'lo mismo da prezano que prezano'.
Don Telesforo pasó la noche al raso y ante lo que presumía una tarea tan titánica que ya en el primer escollo no había logrado desentrañar la idiosincrasia idiomática, al día siguiente no esperó al cura, se volvió a su casa y abandonó las veleidades intelectuales.'
A mí también me parece lo mismo prezano que prezano. Yo creo que don Telesforo no lo entendía porque no quería. Hay gente muy puntillosa.
ResponderEliminarFeliz día, monsieur
Bisous
Ves, que el saber nunca está de más, el que desarrolla su intelecto, lo mismo se le da el cultivo del ñame que los vocablos. Largo título el del diccionario.
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