En la Guerra del Chaco, tres soldados:
- Brilla el filo de mi espada con el sol de sus dos ojos imaginados en el amanecer.
- Al tiempo, su cabello me huele como a madreselva y su risa se me cuela entre los sentidos. Ya no soy más el que yo fui.
- En mi casaca se halla una carta. En el papel su corazón. En sus palabras su vida. En todo el mundo no hay nada más.
- Tengo una esperanza en este mundo. Una bala me ha de mandar el mensaje. Ese mensaje será su señal. Ella ya no está más por mí.
- En el corazón tengo una pena tan negra como la sangre negra. En mi mente tengo una idea oscura como el alma oscura. Las vidas que yo he vivido no son nada sin su reflejo.
- Una vez la vi. Dos veces la amé. Tres veces me negó. Petra era su nombre.
- En el estribo que guía mi caballo bordé su nombre. En el estribo que guía mi caballo grabé su nombre. En el estribo que guía mi caballo escribí su nombre. Un nombre que olvidé. Yo no tengo caballo.
- Si salgo al aire libre, si respiro del viento que abrasa, si miro a la luna que refulge, si me mojo en aquella charca, sé que la pierdo.
- En un puñal que clavé a un soldado, este me dijo que estaba la respuesta. Me lo clavé a mí mismo y supe que estaba en lo cierto.
- Ese no lo he entendido.
- Yo tampoco.
- Pues os podéis ir los dos muy mucho a la mierda.
Es que puestos a irse allí, vale más irse del todo, y no andarse con medias tintas. Lo que yo no entiendo es que no entiendan la del puñal y sí, en cambio, la de la bala. La del caballo también es para meditarla, ¿eh?
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana, monsieur.
Bisous
Vaya una forma de empezar la semana. Esto es ser positivo. Venga arriba ese ánimo.
ResponderEliminarUn abrazo y a disfrutar de la semana que empieza hoy:-)