Todos los lunes a las once de la mañana los pensionistas de la Marea Pensionista se concentran en la plaça de la Vila y hacen un balance de la situación. El portavoz agarra el micro y va desgranando el curso de los acontecimientos. En algún momento, de manera más o menos evidente, hace alguna alusión a alguno de los partidos políticos que apoyan o dicen apoyar su causa. Hay a quien no le gusta que digan el nombre de su partido y hay quien quiere que digan el suyo. Se reúnen, se colocan sus chalecos naranjas y esperan hasta que se suelta la frase de guerra 'gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden'. Luego suenan unas cuantas canciones y los pensionistas convocados y convocantes se dirigen cada uno a su quehacer que en muchos casos suele ser preparar nuevas convocatorias sobre los temas más diversos. Mayoritariamente, los pensionistas convocantes suelen ser personas con amplia trayectoria en todo tipo de historias. La música que suena suele ser la de Labordeta y esa de a la Huelga cien, a la huelga mil que a mí no me gusta porque me da pena porque me parece antigua y me da pena. Este lunes ha hecho una mañana bastante agradable. El cielo parece más limpio y el aire más puro, porque cuando llueve después de mucho tiempo se tiene que decir eso. He salido a la calle y he hecho unas cuantas fotos y he hecho unos cuantos tweets. Dando fe del compromiso con la causa. Inmediatamente después de la participación en el acto he departido con algunas personas asistentes a la concentración, hemos hecho el repaso habitual de la situación, de cómo van las situaciones de los demás y hemos seguido luego con la labor asignada.
Las próximas convocatorias no me han quedado demasiado claras porque creo que ya comienzan las diferentes historias semanasanteras y hay que tener en cuenta que somos personas también y la lucha por las pensiones tiene sus momento. Sin ironía.
No hay mucho lugar para la ironía. Todos los lunes del mundo los pensionistas se reúnen. Todos los martes primeros de mes las mujeres protestan en la plaza de la Vila por los asesinatos de mujeres. Cada semana hay unos cuantos. Se van juntando en la plaza antes de las ocho. A las ocho leen el texto acordado y recuerdan los nombres. Nos cogemos de la mano en un círculo. Se guarda un minuto de silencio. Salimos en manifestación por las calles céntricas de la ciudad. Al llegar a la plaça de la Vila las participantes se concentran en diferentes grupos, charlan, departen, organizan diversos nuevos actos. Muchas de las participantes en estas manifestaciones han participado en las de las pensiones.
Si van a un acto por la tarde, una actividad sobre las jornadas feministas, un acto sobre precariedad, la situación de las mujeres en San Salvador, un libro sobre la figura del padre de la Roser Vicente, qué pasa en Venezuela, manifestaciones de Sos Gent Gran, lo que sea, verán que poco más o menos el personal va repitiéndose. A veces hay grupos de jóvenes, pocos de ellos menores de 25 años, que participan esporádicamente en estos saraos. El resto es gente que impenitentemente participa, discute, planea, convoca, hace actas, idea carteles, contacta con personas, reserva espacios.
Y a su lado, en torno a ellos, una Administración que autoriza convocatorias, aporta material, deniega accesos, solicita el formulario, participa y pone su logo, e incluso aprovecha el acto de rigor para hacer campaña por su propio partido, al que veladamente se ataca en otros actos, o del que se solicita colaboración para lo que se disponga.
Y en torno a todo eso, vida de gente que coge el metro, se saluda en las salas de espera, hablan de Ter Stegen y Messi, obstruye la puerta giratoria de Can Ruti, bebe cerveza a la dos y media de la tarde con una caraja espectacular a las dos y media de la tarde pero con una pinta de llevar mamando desde antes de ayer, comprueba en el movil si va a llover de verdad o no, o manda fotos de comida de manera compulsiva. El grueso de la población.
Y el lunes que viene podría escribir el mismo texto o no, porque el domingo es domingo de ramos y y ya después, creo que lo he dicho antes. Repetir y repetir.
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