Esperando detrás de la puerta para salir a dar un paseo. Se abre la puerta, sale, te da un abrazo y a dar una vuelta. El día que llueve mira detrás de la puerta. No se puede salir. Sale él y se despide de los que se quedan allí. Los hay que se quedan con la familia y otros y otras se quedan solas. Unos ven la tele, otros no ven nada, otros esperan a que vuelva la hora de la merienda, otros no esperan nada. Otros no se acuerdan de que les llega la hora de la merienda. Algunos no se acuerdan de que les has saludado antes y te vuelven a saludar. Otras preguntan y preguntan y preguntan cuándo vienen a verla, cuándo se come, por favor, qué hora es. Sales a dar una vuelta y te encuentras con la gente que poco a poco va a haciéndose habitual. Quien te pide una y mil veces algo para un café, una y mil veces algo para fumar. Un cigarro. A alguien se le cae un cigarro y es capaz de pararlo todo para encontrarlo, no puede ser que se le haya caído un cigarro, va a por él, no lo encuentra. Está otro dormido en un banco, y otro, y los chavales que van a estudiar a alguna de las facultades están también tumbados en el césped. El césped, en primavera y cuando llega qué verde y los árboles qué verdes y ese primer árbol que se ve en la foto es un almendro y ves las almendras en el suelo y te llevas un par a casa que metes en agua y luego las plantas con la esperanza de que broten. Que broten, ya te digo. Y un día vimos un erizo cruzando el camino de piedras que va a la cafetería donde están las mujeres de la cocina que tienen que decir todos los días aquello de 'todos los días vienes con lo mismo', y está la otra cafetería, la de arriba, donde hay gente tomándose cortados imaginarios, cortados eternos, cafés que no existen, gente que entra corriendo al lavabo, que sale corriendo del lavabo, que no hay lavabo. Y en la cafetería de abajo hemos comido muchos días y la chica de la cocina nos regaló ayer unos buñuelos de bacalao y le dijimos que nos íbamos ya y nos dio el teléfono por si queríamos volver otro día por allí para reservar. ¿Está libre esta mesa? Esta mesa no es de nadie, esta mesa es de Dios y todos somos sus hijos. Gente fumando por todas partes, gente fumando a la vuelta de las esquinas, en las puertas de los diferentes pabellones. Los pica pica de los estudiantes. Las esparragueras que te va señalando, los hongos que te va señalando. Los bancos que no están sujetos al suelo y que se te van para atrás. Los letreros en inglés con el Feel the Torribera Experience. Como los gatillos, esperando detrás de la puerta a que venga la visita. Las enfermeras, las de la puerta, cada uno tiene que ir a su sitio, ahora ponemos más pan. En la tele Antena 3 y la serie de Amar es para siempre y no sabe uno ya ni el año en el que están. A él le da igual, ya no le hace caso a la tele. Saluda otra vez, dice que está así así, te da dos golpes en el brazo. Cuando volvías para la merienda e intuía que te ibas te decía mierda, mierda, no no no, y era un drama. Pero ya está. Se acabó estar como un gatillo esperando detrás de la puerta a que venga la visita y salir disparado por el pasillo sin saber a dónde va. Se acabó el abrir los brazos esperando una explicación que le has dado mil veces sobre porqué está ahí y hacer el gesto con las manos plas plas, a la mierda. A la mierda todo, sí que es verdad. Y se acabó irte sin decirle nada porque se enfada o se pone triste o arma el pollo. Como un gatillo esperando detrás de la puerta, no te acerques a la puerta que pita. Hoy, el último día, ha llegado un gato nuevo. Un gato negro y viejo, con un ojo a la virulé, que estaba en el césped de la entrada y los otros dos gatos grandes le han dejado pasar y ha llegado hasta la comida y la bebida y la ha olfateado pero no se ha atrevido comer, se ha sentado al lado, mientras otro gato lo miraba medio dormido sentado en una silla y la señora de la silla de al lado nos preguntaba, mientras se fumaba un piti si mi hermano y yo éramos hermanos y corroboraba, una vez más, 'no os parecéis'.
Torribera. Gente paseando a gente, acompañando a gente, cuidando a gente, intentando cuidarse.
Volveremos a comer un día. Yo que sé.
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