lunes, 26 de abril de 2021

Txema Castiella - Antoni Gutièrrez Diaz. El Guti. L'optimisme de la voluntat.


La lucha contra el testimonialismo y cómo el testimonialismo te acaba alcanzando. La lectura de este libro, una biografía de Antoni Gutiérrez Diaz, importante dirigente, trascendental dirigente del PSUC, ha coincidido en el tiempo con la preparación del acto de presentación del libro de Chema Corral sobre la historia del PSUC en Santa Coloma de Gramenet. Así que han sido días de conversaciones, no tantas, pero alguna, sobre el PSUC, sobre la historia del PSUC, sobre las historias del PSUC y sus circunstancias. 

La vida de El Guti contada para comprender la historia de un Partido que fue El Partido y que ha terminado siendo algo que recordamos de manera diferente, unos pensando que estuvo bien, otros que debería seguir siendo, otros que existe, otros que fue una cosa que nunca fue y otros pensando que fue otra cosa. Un partido que, siguiendo lo que el autor nos va contando durante el transcurso de la vida del Guti, quiso ser una cosa, pero no pudo ser. O quizás lo fue y ese fue su mal. La vida del Guti es la de alguien que piensa en un partido que no debería ser solo un partido, sino una forma de entender la vida y la política. Una forma de comportarse en la que cuenta más lo que avanzas que el objetivo. Una forma de hacer que prima no quedarse solo antes que apuntarse medallas. Una forma de hacer en la que cuenta más lo que ha de venir que la acción y el resultado tangible para uno mismo. Una forma de hacer que consiste en reunir a gente muy diversa, con un pegamento básico, el antifranquismo, pero sin más ligazón que eso, al parecer y que, cuando eso se acaba, no se entiende. 

La vida del Guti es la vida de un cuadro del partido durante los años duros de la dictadura, no hubo años blandos, la vida en prisión, la gente que se conoce, la formación política sin demasiada teoría o al menos sin atender tanto a la teoría como a la práctica. Una vida de clandestinidad, de vivir en un mundo y el mundo siempre es otro. La vida política es una, la vida es otra cosa. Reuniones, asambleas, informes, decisiones, resoluciones, más reuniones, más asambleas. Una vida dedicada a organizar algo que ha de llegar. El fin del franquismo. Los tenemos acorralados, dice el Guti cuando le detienen una de las últimas veces. El optimismo de la voluntad. Están perdiendo, dices mientras te meten en la cárcel. 

Pergeñador de la Assemblea de Catalunya, donde el Partido era parte fundamental, no quiso ser la parte fundamental, no quiso capitalizar. No era su estilo. Lo unitario, no ser testimonial, no llevar la antorcha de la razón única, compartir, integrar. Todo eso está muy bien, es ideal. Todo eso da sus frutos. Todo eso te convierte en el partido, El Partido, ese espacio de prestigio en el que todo el mundo quiere estar. Intelectuales, pensadores, artistas, obreros, estudiantes, todo el mundo. Pero todo el mundo no es todo el mundo. 

Tengo una teoría. Teoría seguro que equivocada. El PSUC como partido que piensa que, una vez llegada la democracia, dado su talante poco dogmático, eurocomunista, partidario de un socialismo en libertad, muy en la línea del PCI, está en posición de convertirse en el partido hegemónico de la izquierda. Los socialistas están sin organizar y no se les ha visto el pelo durante la lucha. Ser el PCI. El partido de la izquierda italiana, en posición de disputarle el título de partido de poder a la derecha. Parece que tiene que ser así. Pero llegan las primeras elecciones, y eso no es. Y los socialistas están por delante, con mucho dinero, con mucha pasta, gracias al SPD, y se consigue aguantar en las municipales, pero ya la cosa no es como parecía. Y empiezan a discutirse las estrategias. Y quienes son más de un lado que de otro piden explicaciones. No somos suficientemente comunistas. Lo que pasa es que somos demasiado comunistas. Y en estas dos últimas frases llevamos así como 40 años. 

Y la historia del Guti es la del que lo ve, lo practica, lo idea, y ve que no le sale. Pero no se va a bajar del burro y persevera. Y sigue pensando que ese es el camino. Y vamos de fracaso en fracaso. Y ya no hay salida. Esto en el libro no aparece contado así, lo que se cuenta es esto, pero no así. El libro está ideado para dejar bien o muy bien al Guti. Y puede que tenga razón. Y puede que la idea fuera buena. Pero no salió. O salió demasiado bien para como podría haber salido. Y la fe por seguir ahí, por seguir probando, por aplicar ese espíritu de lo que el piensa que es el PSUC en otros proyectos y en otros lugares, en Iniciativa, en Europa, y cómo las cosas no son como están pensadas. Y cómo los compañeros y compañeras, incluso los que lo han pasado mal contigo, mañana te pueden dejar tirado. O tú a ellos. Aunque dicen que él siempre mantendrá al menos las buenas formas y la estima personal. Pero la vida política es muy amarga. 

Una vida para reflexionar porque son debates, los suyos, que todavía tenemos. El testimonialismo, la lucha por no quedarte solo con la pureza, saber hasta dónde tienes que llegar, la Transición, si se hizo lo que se pudo o si hay que exigir más, el testimonialismo, no quedarte solo, no ser irrelevante, no ser puro para que no sirva para nada, pero si eres demasiadas cosas y te pareces demasiado a otros que tienen el viento de cara siempre, acabas siendo eso, testimonial. Los debates nacionales, la idenditad propia, el comunismo, el socialismo, la ecología, Europa, una postura propia, una postura única, siempre complicada de explicar, siempre con matices, siempre argumentada y siempre al límite de no ser comprendida del todo. 

Una vida arriba y abajo. Una vida en un partido. Una vida sin el partido. Una vida que merece la pena ser leída y merece más la pena ser valorada y aún merece más la pena ser discutida. La vida del Guti y la vida de todos los que han ido pasando, dejándose algo, dejándoselo todo, para tanto o para tan poco. 

Gracias a Marga Dordella por el préstamo. 

2 comentarios:

  1. Buenas, el Gélido Tolya,

    sóc Txema Castiella, no ens coneixem però, seguint el teu esplèndid joc de contradiccions, sí que ens coneixem. A través de Twitter he conegut el comentari que has dedicat al llibre sobre el Guti. Volia dir-te que l'he sentit molt proper i he pensat que era normal perquè potser havíem estat en el mateix partit o en partits diferents, però el sentiment és el mateix. Potser el llibre deixa bé o molt bé el Guti, però el que he intentat -i no sé si he aconseguit- és deixar bé un col·lectiu que va fer mèrits per sentirse- orgullós. I tractar amb respecte més que merescut als que creien que eren massa comunistes o aquells que creien que eren massa poc comunistes. M'encanta aquesta exercici dialèctic que crees amb naturalitat. U no és ningú. T'agraeixo la lectura i que hagis compartit públicament la teva interpretació. Una abraçada, txema

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    1. moltes gràcies! i felicitats pel llibre! no hem estat al mateix partit, perquè encara que ja no sóc cap jovenet, era un xaval quan es va congel·lar el psuc, però suposo que compartim ara mateix un espai comú. torno a repetir, felicitats pel llibre i una abraçada!

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