Casavella. Ya está dicho. Y está dicho para bien. Este libro de Miqui Otero, el primer libro de Miqui Otero que me leo, me ha gustado muchísimo. Me ha gustado desde el principio y me ha gustado hasta el final. Y me ha gustado durante. Y me ha gustado por Casavella. Porque he visto a Casavella en muchas páginas, en muchos momentos y en muchas situaciones y en cierto imaginario compartido entre ambos autores. Y a mí Casavella me encantaba y este libro me he gustado.
Me ha gustado y también me ha provocado la siguiente reflexión. Hace un tiempo me dio por intentar escribir la gran novela de Santa Coloma. Cada cierto tiempo, me da un arrebato, me creo escritor y me propongo hacer algo. Esto me pasó a principios de año, comencé, pero no seguí. Lo achaqué al mucho trabajo, la falta de tiempo... Ha sido leyendo Simón, este libro, que me he dado cuenta del porqué no escribiré nunca un libro. Porque no sé. Simplemente. Al menos, no sé escribir igual de bien que Miqui Otero ha escrito un libro que es un libro que, más o menos, me hubiera gustado escribir a mí.
Simón es la historia de dos primos, dos primohermanos, que crecen en un bareto, el típico bareto barcelonés en toda su extensión del espacio barcelonés, regentado por una familia gallega, con una clientela habitual, y con mil cosas que contar. Una historia con un bar, la fuerza del bar, del bareto, del lugar donde personas comunes pero singulares, van a dar para escabullirse de la vida, para olvidarse de la vida, para vivir otra vida en contacto con otros seres de bar. Todo eso que he querido contar mil veces y que no me saldrá así jamás. Simón es la historia del mito, del personaje que se fue y al que recordamos de una manera mítica, pero es también la historia de personas que se creen que esto, la vida, va a ir de una cosa y en realidad va de otra cosa, a veces peor, pero a veces también mejor. Y no sabemos ver cuál es la mejor y cuál es la peor.
Simón es una buena historia con muchas historias alrededor, con personas que esperas que sean dramáticamente una cosa y que realmente son personas. Personas a las que les pasan cosas, pero no esas cosas truculentas que tú estás pensando que van a pasar. Simón es una historia de un tiempo y de un tipo de personas. Esas personas que ya se comieron un par de crisis y que encaran casi la cuarentena con muy pocas expectativas, aunque no dejen de tenerlas y de pelearlas. También es la historia de esas personas que creen en los libros, que creen en el saber aprendido, que creen en la fuerza de las palabras aprendidas, de leer la Larousse, de memorizarla, de leer y leer novelas, de leer y leer ensayos, de aprender. De esas personas que fracasan sistemáticamente porque vivir es una mierda donde no tiene nada que ver lo que sepas o lo que enseñes.
Simón es un librazo. Lo tengo en casa para el que lo quiera leer. Un libro que yo nunca podré ni acercarme a copiar. Un libro para leer como si te estuvieran contando una historia que ya conoces. Y por eso la devoras. Poca cosa más. Casi nada. Casavella otra vez, siempre.
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