lunes, 26 de junio de 2023
A la hora de Sumar
Las noticias estos últimos días van reproduciendo un esquema por el que se nos anuncia un apocalipsis en cada nombramiento, un retroceso en cada primera decisión, una vuelta a los años 40 en cada intervención policial, una catarata de pérdidas de derechos por cada anuncio de gobierno. Todo parece haberse confabulado para que eso de que 'todos son iguales' quede absolutamente desmentido solo unas semanas después de haberse producido el resultado electoral del 28 de mayo. No, no todos son iguales y lo estamos viendo estos días. Y lo vamos a ver a partir del 23 de julio si es que no hay una movilización de los votos de esa gente que dice que la izquierda ya ha perdido su razón de ser, que al final no consiguen hacer nada, que todo es producto de una inercia o que nos hemos dedicado a temas superfluos. Que en lo importante no va a cambiar nada. Y vaya si cambia. Y sobre todo, vaya si cambia si no hay una organización de izquierdas fuerte que apuntale y tenga impulso suficiente como para seguir ganando derechos. Derechos para todos y para todas. Derechos para las cosas del comer y derechos para esas cosas que dicen que son superficiales los que se creen que todo es recio, fuerte, viril y consecuente. Esos derechos y todos los derechos están en tela de juicio por parte de las derechas. Unas derechas que ya no huelen a viejo, sino que han conseguido que lo nuevo sea lo pavorosamente arcaico. No hay día en el que no tengamos la tentación de querer basarlo todo en el terror que produce que se de un salto hacia atrás disfrazado de huida hacia delante. Y nada más desastroso que pensar que todo debe basarse en el miedo, en lo anti, en el mal menor. No podemos quedarnos ahí. Si de algo ha de servir el esfuerzo titánico de unir a tantas fuerzas políticas diferentes pero no tanto, lo quieras ver o no, es para plantear un escenario de futuro, de futuro posible, de futuro cierto. Hay un futuro que se construye ahora, no es un futuro que se construye solo acudiendo al miedo, al horror que nos produce una extrema derecha que. No hace falta decir mucho más. Es una cuestión de números. Y los números nos dicen que hay que sumar. Sumar votos, sumar a gente que crea que estos cuatro años no han sido un espejismo, que no han sido el principio y el fin de algo efímero, sino que son una prueba de que es posible tener un gobierno que esté a favor de y no siempre con el freno de mano echado, con excusas sobre posibilismos, en manos de fuerzas políticas que condicionan para el retroceso y no para el bien común. Es el momento de seguir creciendo y seguir sumando, cada vez más, cada vez con más, con un discurso pegado a la realidad de la gente, transmitiendo ilusión y poniendo buena cara donde otros ponen resignación y dejación de responsabilidades. Vamos a ganar porque tenemos que ganar. Y tú no te quedes mirando.
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