jueves, 4 de julio de 2024
Todos son fascistas
Estoy un poco mosca con esto porque pareciera que estamos deseando que pase. Que pase o pensar que está ya pasando y así confirmar lo que nos mantiene firmes e incólumes y, sobre todo, sin posibilidad alguna de ser parte de algo más amplio. Podemos, perdón, podemos estar tranquilos porque no nos hace falta ya ninguna movilización conjunta, popular, unitaria, ya que lo que tenemos aquí ya es lo que nos dicen que va a pasar y está pasando fuera. No nos hace falta tenerle miedo a la extrema derecha porque ya estamos gobernados por fascistas. Jueces, medios de comunicación, patronales y, naturalmente, también los socialistas son ya como los fascistas. Por lo tanto no nos hace falta contaminarnos, pensar cuál es el problema al que nos enfrentamos ya que el problema ya lo tenemos aquí y no nos hace falta sino denunciar a quien sea lo suficientemente pardillo para pensar que hay algo que defender. Da igual si va a ganar un candidato laborista en el Reino Unido y va a acabar con un gobierno conservador que lleva catorce años pasando del ridículo al bochorno al populismo y a alterar la vida de un país a peor, da igual porque ya sabemos que el candidato laborista no hará una política económica auténticamente socialista. Real. Da igual si el Frente Popular francés es la única alternativa a la barbarie de la extrema derecha, porque uno de sus líderes es hijo de Glucksmann y además apoyan a Ucrania. Putin apoya públicamente a Le Pen, pero en nuestras pequeñas cabezas, Putin sigue siendo enemigo de la Otan y claro, nosotros nacimos contra la Otan, ergo. Da igual que los partidos realmente fascistas estén creciendo en nuestras ciudades, lo importante es salvarnos de cualquier duda diciendo que menos nosotros, todos son ya fascistas, todos aplican ya políticas de extrema derecha. Menos en Girona, supongo. Hay quien dice que en algunos canales se daba por sentada la victoria del PP en las elecciones de hace un año y que eso sería beneficioso para una suerte de movilización 'ruidosa'. No hace falta sostener nada, mantener nada, garantizar lo que hay porque ya está perdido y antes que defender o construir, hay que denunciar y gritar. Vamos salvando tiros, vamos esquivando balas, pero hay quien quiere que la bala nos de, en el ensueño de que de ahí saldremos mejores. Saldremos a las calles, volveremos a las plazas, la mística de lo que pasó. Como si no existiera lo que está pasando, como si la cosa no fuera más que otra parte de esas series que vemos y que nos asustan y que nunca pasarán. No pasarán.
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