domingo, 20 de julio de 2025

Beastie Boys Story - Spike Jonze


No podemos hablar de un documental al uso, con este Beastie Boys Story, dirigido por el gran Spike Jonze, sino de un relato necesario por parte de los propios protagonistas de la historia de explicar su vida y de recordar una vez más al amigo perdido. Adam Horowitz y Michael Diamond, se suben a un escenario para contar su historia y la de su amigo Adam Yauch y de cómo de esa amistad surgirá una banda que comienza como una broma, como un chiste, y acaba convirtiéndose en un referente de muchísimas cosas y todas buenas. Los dos amigos, los dos Beastie Boys supervivientes, ya que Yauch murió de cáncer hace unos años, nos cuentan sus vidas desde su infancia y sobre todo adolescencia como punkis o casi como punkililis si es que queremos aplicar un poco de mirada crítica al asunto y cómo a través de gente que conoce a gente que conoce a gente se van introduciendo en un mundo que les atrapa, les utiliza, les vende, les promociona y les exprimirá como se viene exprimiendo a cientos de artistas pipiolos en todo el mundo hasta que dejan de ser necesarios o hasta que estos pipiolos descubren que pueden tener su propia voz. Así vemos cómo Ad Rock y Mike D nos explican su paso de banda de punk descerebrado al hip hop patillerísimo acompañados por una amiga, Kate Schellenbach, a la que dejarán tirada porque sus nuevos colegas Rick Rubin y Russel Simmons son más molones y saben mucho y el hip hop y las fiestas y tal. ¿Han escuchado alguna vez el Some old Bullshit? Es un disco que recoge esas primeras grabaciones punkarras de los Beastie Boys y sus pinitos con el hip hop, como la canción Cookie Puss e incluye el temarral Beastie Revolution. De ahí saltamos a 'hacerse el rapero' y ser una especie de mono de feria con el que pretendían reírse de cosas de las que acabaron siendo la encarnación. Un trío de gilipollas con bases guapas y guitarras eléctricas que van de gira con Madonna, que sacan pollas en el escenario, latas de cerveza y chocan sus manos con sus hermanos de los Run DMC. Sacan el Fight for your right to party, dan el ultra pelotazo y la cosa se desmadra. Son ya la broma musical y todo el mundo espera el próximo chiste. Pero ellos, que vale que se creen el papel pero que al ser tres, alguno de ellos y ese alguno será Yauch, dirá, un momento, vamos a ver, esto cansa un poco, querrán hacer otra cosa. Y nadie espera que hagan otra cosa. Chimpún. Es entonces cuando empieza otra historia de la banda en la que la búsqueda de una idea de música y de, en cierto modo, reencontrarse con lo que quisieron ser, se convierte en lo principal. Ya no solo rodeándose de gente que les proporcione unas bases musicales y tecnológicas de campeonato, sino siendo ellos mismos los que 'hagan la música', es decir, introduciendo música tocada por ellos mismos con las manos de ellos. ¿Han escuchado el Aglio e Olio? Un disco de ocho minutos de hardcore punk que, como el Some Old Bullshit, no es mencionado en el documental. Todo eso sin dejar el festival constante y el hacer el payaso de manera sistemática, pero ya con un poco de cabeza. Así cuentan cómo graban esa obra maestra absoluta que es el Paul's Boutique, llenísimo de cosas y que será ignorado por todos los que esperaban otra astracanada y de ahí pasan al Check Your Head y de ahí al Ill Communication, conformando la trilogía que todo buen aficionado a cualquier tipo de música ha de tener o al menos saber referenciar cuando se le pregunta. Contesta cuando te pregunten por Jimmi James, por Funky Boss, cuando alguien diga como al vuelo 'this is the first song of our new album', cuando suene Sabotage en tu tardeo para cuarentones, cuando suene Superfly de Curtis Mayfield tú sabrás que la has escuchado en el Paul's Boutique sampleada, cuando suene Sure Shot sabrás que es una canción que habla de reconocer a las mujeres y redimirse de todas las tontunas del pasado, contesta cuando alguien te pregunte si sabes que es una bullabesa y tu digas que es el mix final del Paul's Boutique. Porque como dice Mike D que dijo Ad Rock en una entrevista 'prefiero ser un hipócrita que ser siempre la misma persona', y creo que ahí estriba todo el sentido de un documental que termina con una media hora final de homenaje y recuerdo al amigo MCA. Mola. Porque ves a dos colegas que sin el tercer colega han perdido la razón de ser y no hay necesidad de alargarlo más y porque en cierto modo, el trabajo ya está hecho. Así que los Beastie Boys son casa y están en otra dimensión. 

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