miércoles, 27 de febrero de 2013
Sonata Número 4
Obelísimo Trampantonio tenía cara de tener razón. Una vez, en aquellos días en los que el compositor se encontraba de gira presentando su Sonata Número 4, se encontró ante un grupo de periodistas de los más prestigiosos diarios checos ya que se encontraban en Praga, y fue inquirido por uno de ellos, el respetadísimo Karel Karek, acerca de unas posibles similitudes entre su Sonata Número 4 y una obra que en Chequia y también en Eslovaquia, conocían muy bien, porque en tiempos de la Checoslovaquia se había hecho famosa por motivos que ahora no vienen al caso. Obelísimo Trampantonio, haciendo gala de su encanto y su buen estado de ánimo, ya que el coloquio se daba justo después de haberse echado un ratín nada más que por cerrar los ojos después de comer y en ese momento el maestro Trampantonio era un sol de persona que daban ganas de quererle y escucharle sin preguntarse qué ni porqué, contestó muy tranquilo y con una media sonrisa dibujada en los ojos, de la siguiente manera:
'Es inevitable, querido amigo Karek que nos fijemos en cosas que conocemos para compararlas con las que acabamos de conocer. Usted y por lo que me dice, buena parte de los ciudadanos de esta tierra y los ciudadanos también del país que le hace compañía, sienten que mi composición tiene similitudes con algo que ya han escuchado. Bien. Quisiera, si usted me permite que se lo cuente, contarle a usted una pequeña historia que habla de en qué me baso para hacer mis composiciones. Es una historia, un pequeño relato sin importancia. Muy breve. Mire. Escuche, que será mejor. Y ustedes, queridos amigos checos, también. Escuchen. ¿De dónde nace la idea de mi Sonata Número 4? Sencillamente no lo sé. Esa es la historia, así de sencillo. No lo sé. No tengo idea. Es un relato corto ¿no es cierto? Un cuento sencillo. Un cuento que no existe. Un algo que parece que es pero que en realidad no tiene porqué ser. La originalidad de mi composición no dudo que sea puesta en duda por alguno de ustedes, y posiblemente tengan razón en discutir que yo, en tanto que compositor de obras que, seamos sinceros, en su mayoría no corresponden con el sistema de composición ni clásico, ni dodecafónico, ni contemporáneo, ni nada porque yo voy muy, pero que muy a mi belén, me haya inspirado en esto o en aquello, pero ya les digo ahora que es la primera vez que vengo a estos lugares, que jamás me interesé por la música que aquí se hizo, y que, como bien decía mi compañera de estudios en el Conservatorio de Pontemístico, la rubia y adorable Jana Navratilova, con aquel acentazo que tenía 'Gente a vessses disse cossass...'.
Y ya no hubo que preguntarle nada más y todo el mundo quedó convencidísimo.
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Pues yo a Trampantonio componiendo sonatas vale, pero con las sinfonías no lo veo. No sé, tiene cara de no llegar a tanto. Que con una sonata puede convencer, pero como tenga que manejar toda la orquesta este buen hombre se va a perder.
ResponderEliminarFeliz tarde, monsieur
Bisous
Si es que la ispiración sale de dónde sale. No creo que valgan las explicaciones que lo enredan todo.
ResponderEliminarUn abrazo