miércoles, 24 de abril de 2013
La polinización, la conciliación
No sé si el tiempo acompaña o no acompaña. No parece. Maldito entretiempo una y mil veces. Nunca llueve a gusto de todos, siempre poliniza cuando más te lo mereces. Te lo mereces. No empecemos. El día comienza con buenos propósitos, no me voy a poner nervioso, no es nada, ya me lo han dicho mil veces que no es nada, pero aún así, me despierto antes de la hora y cuando suena el despertador me da un sueño terrible. Me despierto con frío, he estornudado, estoy extraño, me voy a duchar. En la radio hay uno de los que habla que tiene eco, por lo que deduzco que están haciendo el programa en algún sitio. Cuando en la radio hacen un programa fuera del estudio, la calidad baja bastante. Al menos no entrevistan a ningún alcalde de ningún sitio. Pantalones limpios, camisa de ayer, la chaqueta que ni abriga, ni protege, ni calienta, pero que es sin duda un estorbo de consideración. Las bambas de la incomodidad. La cartera con los papeles por si acaso. Un libro nuevo, de Simenon, no es un regalo, es de la biblioteca, claro. En el metro me fijo en que todo el mundo lee La Vanguardia porque la regalan. Me he despeinado porque hace mucho aire, me tengo que cortar el pelo. Idea recurrente, me tengo que cortar el pelo. Intento leer, el libro promete, pero se me cae el moco y me cuesta mantener la concentración, me despisto, no me centro, confieso que estoy algo nervioso. No me puedo sentar, llego Universidad y con el moquete a punto me bajo hasta la otra linea. Me cuelga el moquete otra vez, la camisa me baila, tengo fresquete. Salgo y hace mucho aire y mucho sol, voy a ver a mi hermano, les comunico los nuevos planes. No tengo ganas de llegar al sitio y doy un rodeo, ya veo al compañero. Está al fondo de la calle y veo cómo el polen le sobrevuela. Le ataca. El polen. Nos damos la mano y empezamos a hablar de fútbol. El partido. El cojo. El otro y el de la moto. El polen parece que se mastica. Las hojas que se lleva el viento. Qué aire. Qué viento. El polen se mete en los ojos, en la nariz, en la boca. Todo es polen. Me pica todo. Hablo y miro el móvil, el reloj, lo que haga falta. No la veo venir. Estará arriba. No la veo venir. No la veo venir. Pero a ellos sí. Vienen, me dan la mano, se plantan delante de mí pero no me tapan el sol. El sol sigue dándome en la cara. Nos hemos puesto al sol porque al menos calienta algo. El sol me da en la cara. Me pregunta si he encontrado algo. Le digo que no. Empiezan a hablar de fútbol. No lo soporto y me voy. Me voy a donde sea. A la farmacia de enfrente. Me voy a comprar un bisolgrip. Luego me dejo ir hasta la puerta. El compañero sigue con ellos. Vienen hacia mí, vamos a entrar. Yo me hago el remolón para no entrar con ellos. No quiero. Subimos. Es que ella ya ha llegado. Entramos. No sé lo que dura todo, nada, cinco minutos, diez como muchísimo. Nada. No ocurre nada. Salimos. Se lo tenemos que volver a explicar a ella. Qué sensación de frustración. No quiero que me esperen. Insisto al compañero para salir corriendo de allí. Sólo le doy la mano a su representante pero a él no se la doy. No quiero. No me da la gana. Nos vamos. El polen otra vez. Me pican los ojos, me pican mucho los ojos y no me quiero rascar. La nariz me pica muchísimo. Me pica todo. Quiero sentarme y que se me olvide lo antes posible que... tomando un cortado nos encontramos con la nuera del compañero, qué casualidad. Lo tenemos que volver a contar todo. Que sensación de que nos están tomando el pelo como el primer día. De que no servirá de nada. Qué asco.
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¿Es alérgico? Qué tabarra, cuídese Tolya.
ResponderEliminarCon alergia todo sabe peor. Y claro, si a uno le hablan de fútbol en esos momentos, dadas las tristes circunstancias... Bueno, mejor no sigo.
ResponderEliminarFeliz día, monsieur
Bisous