jueves, 17 de julio de 2014
De salón
Y entonces yo te digo a ti que eres un vendido. Y tú me dices a mí que yo estoy loco. Y yo te digo que me gusta mucho la camisa que llevas hoy. Y tu me dices a mí que el socialismo empieza en el comportamiento personal. Y yo te digo a ti que hay una cita en un libro de Plejanov que no deberías perderte. Y tú me dices a mí que en el 37 nos portamos como unos mierdas. Y yo te digo a ti que escuches esta preciosa canción que seguro que te recuerda los tiempos de la lucha. Y entonces tú me dices a mí que sospechas que tras la noche vendrá la noche más larga. Y entonces yo digo que me gustaría cogerte la mano. Y entonces tú me susurras al oído un poema de Miguel Hernández y dejas algunos espacios en blanco para cogerme en un renuncio y yo relleno los huevos, digo los huecos, y apruebo el examen. Y entonces yo te enumero una serie de mariscales de la Unión Soviética, Zhukov, Timoshenko, Rokossovski, Budenny, Konev... Y entonces tú me dices que la política está infestada de trepas que quieren alcanzar un sillón. Y entonces yo empleo vocablos muy novedosos como abajo, arriba, casta, empoderamiento o ciudadanía. Y entonces tú me dices que sin la acción callejera no hay nada que hacer. Y entonces yo te digo que me gusta cuando callas porque estás como ausente. Y entonces tú te atas un fajín y haces un castell con un pilar y sacas una gralla y cantas. Y entonces yo te llamo socialdemócrata. Y entonces tú me dices que siempre me has tenido por un buen compañero. Y entonces yo me fijo en que te has cambiado de gafas y te lo señalo y te digo que te quedan bien. Y entonces tú me regalas una colección de discos de Violeta Parra. Y entonces yo soy muy del Athletic de Bilbao. Y entonces tú dices que el fútbol es el opio del pueblo, menos cuando juega tu equipo, que ahora no sé cuál es porque nunca dices que tienes un equipo. Y entonces yo anuncio la disolución del partido. Y entonces tú dices que la unidad es una ilusión porque dos más dos no suman cuatro. Y entonces yo digo que en la tele salen siempre los mismos. Y entonces tú me dices que a menudo te recuerdo a alguien. Y entonces yo te digo que tu sonrisa me parece distinta. Y entonces tú me pides una cita. Y entonces yo te digo que vayamos al parque. Y entonces tú reivindicas la figura de Kropotkin como queriendo decir qué. Y entonces yo me esfuerzo por hablar en catalán para que no se diga. Y entonces tú me señalas con el dedo para que me posicione de una vez en el conflicto. Y entonces yo te digo que eres un perfecto imbécil. Y entonces tú me dices que no te fías de mí. Y entonces yo te mando un caluroso abrazo. Y entonces tú me mandas un abrazo afectuoso. Y entonces yo te dirijo una carta en la que te expongo una serie de puntos. Y entonces tú te muestras muy de acuerdo con lo que ha dicho el compañero anterior. Y entonces yo me levanto de la mesa y digo que hasta aquí podíamos llegar. Y entonces tú me dices que soy un perfecto imbécil, aunque suene repetitivo.Y entonces yo te digo que estoy aprendiendo gaélico. Y entonces tú me esperas al salir y me llevas a casa. Y entonces yo te froto la espalda. Y entonces tú me tatúas en el pecho la palabra 'sovnarkom'. Y entonces yo te miro a los ojos y hago como que estoy viendo algo. Y tú me dices que basta ya de tanta discusión estéril y que pasemos a la acción. Y entonces yo te digo que abandono la lucha y que a qué hora mañana. Y entonces tú me dices que ya veremos.
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