Con este nos lo vamos a pasar bien. Con este documental vamos a reirnos un rato. Un documental sobre James Brown. En concreto con la parte de su vida en la que está subiendo. Se quedarán a mediados de los setenta y nos ahorrarán tener que escuchar ese engendro de Living in America. Efectivamente así fue. Documentalazo. Porque el personaje, James Brown, da para un documental tremendo lo haga quién lo haga y ponga lo que ponga. Pero si además cuenta con la colaboración de los músicos, que no eran unos músicos cualquiera, que hablan de cómo se hacía la música, de cómo se trabajaba y de cómo era el personaje más allá de la imagen que él mismo se fabricó y la que le construyeron desde fuera... pues eso. Historión.
La música y la persona. James Brown, como persona, creo que responde a un modelo que Siniestro Total en su canción Superavit describe con la frase 'yo empecé a trabajar de botones en un banco y hasta aquí he podido llegar'. De familia humildísima, negro (él dice que sin tapujos es a black), la madre le abandona a los cuatro años, el padre se lo cede a su tía que regenta un burdel... lo pillan robando ropa en un coche... talego... pero canta. Y baila. Es una lagartija. Se mueve y se inventa las canciones que canta. Un fenómeno. Tiene una especie de primo o algo así, Bobby Byrd, que tiene una banda. Que si toco, que si no, que me quedo con tu banda y Bobby Byrd se convierte en 'el que está al lado de James Brown haciendo bulto', y tan contento oiga.
El dinero. Tocar mucho, hacer muchos conciertos, tener una banda que haga lo que tú quieres que haga. James Brown no tiene formación musical, pero no lo necesita, tiene unos músicos a su lado que son la misma bomba. Músicos que en sus carreras individuales, son admirados y reconocidos. Maceo Parker, su hermano Melvin, Pee Wee Ellis, Bootsy Collins... unos auténticos fieras que van desgranando a lo largo del reportaje anécdotas y formas de construir las canciones, un espectáculo.
El espectáculo. El dinero. Hacer muchos conciertos, cobrar, dinero, el negocio. Comer. Salir de la pobreza, tomar lo que es mío. Pago mis impuestos y soy un ciudadano de segunda. Pero el sistema no lo toques, porque yo tengo un negocio y pago mis impuestos. Solo quiero que me traten como un hombre. Pero es negro. Y por mucho que se pega al poder, no consigue lo que quiere. O sí. El dinero. Tengo un negocio. Tengo una banda que hace lo que le digo que haga. Si no os gusta, puedo cambiarlo todo, pero yo mando.
James Brown no es un personaje que se haga querer. Te gusta su música, te vuelve loco cuando lo ves actuar, lo imitas, pero sabes que es un cabronazo. Que era un tío interesado, que tiranizaba a sus músicos (que eran unos perlas por su parte de pistola al cinto, ojo, porque como decía Melvin Parker James Brown tenía días buenos malos y buenos, y él no quería estar en los malos), que pegaba a las mujeres, que... todo eso. No es un personaje simpático. Pero qué música.
Los músicos. Ellos van tocando mientras James Brown se mueve, les va haciendo indicaciones, les va multando sobre la marcha. Geniales las imágenes de un concierto en el que les va haciendo las indicaciones 'tú, quince pavos de multa, por colarte'. Los piques entre músicos y cantante. 'Vamos a darle caña a ver si nos coge'. 'Te he cogido, Melvin'. Van apareciendo conciertos, discos.
Una recomendación, por que no quede así la cosa. Live at the Apollo y Sex Machine. Dos directos aunque dicen que Sex Machine es falso directo. Dos barbaridades. Y algún recopilatorio de lo que hace a principios de los setenta. Barbaridades como Please, please, please; Night train, I feel good; Papa's gotta brand a new bag; Sex Machine, Payback, Funky Drummer, Cold Sweat... Cómo gestan la canción de Cold Sweat. 'Pee Wee, ven al camerino, tengo una idea para una canción, mira mmmm, nnnn, nnnn, mmmm, nnnn, nnnn'. Y ya está. De ahí, saca una canción. Y sale Cold Sweat. Con unos músicos, insisto, como los que reclutaba, cómo demonios iba a salir mal.
El dinero. Derechos civiles. Sí, sí, somos negros y estamos mal y lo queremos todo. Pero no quiero que me lo den. Quiero cogerlo yo. Tengo mi negocio, ese es el poder negro. Tener negocios, escuelas donde aprender a hacer las cosas nosotros y montárnoslo por nuestra cuenta. Capitalismo negro. El dinero. Los músicos se le rebelan. Peleas con pistola en la cara. Le presentan una lista de quejas y él se cepilla a toda la banda. Se trae a otros músicos justo antes de un concierto y les da la patada a los otros encima mismo del escenario. Así. Y les enseña cómo se hace y aprende de los nuevos cómo hacerlo diferente.
El dinero. Apoya a un candidato demócrata... pero toca en la fiesta de Nixon. Say it loud, i'm black and proud. No soy de derechas ni de izquierdas, quiero lo que es mío. Así andamos. Un vendido o un empresario, más allá de que sea negro o blanco...
La música. El concierto de la TAMI. La leyenda que dice que hizo una barbaridad de concierto solo para joder a los Stones que tocaban después. Mick Jagger sale para desmentir que eso fuera así. Salen imágenes del concierto y es una auténtica barbaridad. Mick Jagger produce el documental y creo que lo hace solo para desmentir eso. La música. Cada canción es una barbaridad más grande que la anterior.
No sale el concierto en el Zaire. Sale el concierto de Boston, donde la gente se tira al escenario justo el día después de la muerte de Luther King, y él les dice 'somos negros, vamos a comportarnos'.
El documental finaliza con las primeras imágenes con bigote de James Brown. Suficiente. No hace falta ver más. Un poco de testimonios de gente dándole importancia a su legado más allá de la turbulenta vida que llevó desde los ochenta para delante. Y así nos quedamos todos tan contentos.
Los mismos músicos dicen que era un tío difícil, pero que le cogías cariño. Que lo había pasado muy mal y que no quería que le hicieran daño. Y que se protegía siendo un cabrón. Y tomando lo que era suyo.
La música. Una barbaridad. No se lo pierdan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario