A Neil Young le gustan los coches, le gustan los trenes, le gusta que la música suene bien, le gusta el Surf de remo y le gusta la música. A Neil Young le gustaba fumar marihuana, beber, ponerse bien en el momento en el que menos lo necesitaba, pero por motivos de salud, tuvo que dejar de ponerse. No le sale ni una canción, pero escribe. Y escribe para decir que le gustan los coches, que está liado con una historia de unos trenes, que tiene mucho interés en crear un sistema para escuchar música en los coches con una calidad que se cague la perra. Que eso de que la música por streaming suene como suene y a todo el mundo le de igual, le molesta. Que es su legado, que es su arte y le jode que se oiga mal.
Leer un libro de memorias supone que uno, el lector, empieza a leer un libro y se lo acaba. Este proceso puede durar más o menos, y puede uno leer más o menos continuadamente y cuando se acaba, se acaba. Pero puede que uno empiece a leer, deje de leer, continúe leyendo, de un apretón y vuelva a dejarlo colgado. El libro de memorias de Neil Young está escrito de manera que tú lo puedas leer de una manera sincopada y no pase nada. Porque el libro no tiene un principio, no empieza con Neil Young de pequeño y de ahí vamos caminando. Va la cosa a trompicones, empieza con los trenes, con el Lincvolt, con el sistema Puretone y de vez en cuando se acuerda de cuando era pequeño, de su infancia en Canadá, pero luego se acuerda, puede que en el mismo capítulo, de una cosa que hizo una vez en nosedónde y de la gente a la que echa de menos.
¿Quién es Neil Young? Neil Young, para los que nos gusta la música, es un dios. Ver a Neil Young en directo, preferiblemente con los Crazy Horse para mi gusto, significa ver eso que uno busca. Una persona que pasen los años que pasen, no sabe hacer otra cosa que vivir para sentir lo que hace. Voy a repetir de otra manera la definición. Alguien que se cree lo que está haciendo. Que lo vive. Que puede tocar mil veces Cinnamon Girl y parecer siempre la primera. Que se acuerda de la gente que le acompañó, de quién tocó con él, de los amigos que se le han ido. Escuchar a Neil Young le abre a uno un universo de música que puede parecer siempre el mismo: música rock, folk, country, pero es mucho más. Puede que te quedes con su parte folk, intimista, que llores escuchando el After the goldrush, o el Harvest, o puede que te quedes con la tralla salvaje de discos como el Ragged Glory, con canciones como My My Hey Hey o Hey Hey My My, según seas. Una persona que tuvo un grupo, los Buffalo Springfield, con un amigo que se echó que se llamaba Stephen Stills y que era muy bueno, pero el grupo no cuajó y se separaron y él echa de menos tocar con ellos. Que tuvo otro grupo, los Stills, Crosby, Nash and Young, que a mí no me gustan mucho. Que tocó con unos colegas que conoció que tenían un grupo que no era muy conocido, que se llamaban Crazy Horse y que...
Neil Young es muy grande. Cuenta las cosas según le van viniendo. Se acuerda de su compañera, Pegi (de la que se divorcia ya acabado el libro, dato que acabo de ver). de sus hijos Zeke y Ben. Lo de sus hijos es caso a parte. Tiene un primer hijo, Zeke con una primera esposa Carrie, con la que te va diciendo que la cosa no iba muy bien, y le diagnosticaron un pequeño caso de parálisis cerebral. Tuvo un segundo hijo, Ben, tiene tetraplejia y parálisis cerebral con Pegi. Tiene una tercera hija, Amber.
Pues ahí lo tienes. Es un rockero. Está con sus hijos, pero está de fiesta. De farra con sus colegas.
Sus colegas. Danny Whitten, David Briggs, Larry Johnson. Neil Young no olvida a esos amigos que se fueron. Danny Whitten era un músico de los Crazy Horse, que murió de sobredosis. David Briggs era su productor y un colega. Larry Johnson otro coleguita con quien hace una peli, Human Highway que Dios sepa de qué va, aunque él pasa páginas y páginas recordándola y diciendo que la van a acabar o la van a rehacer.
De Neil Young me gusta el After the goldrush, el Harvest, el Zuma, el Rust Never Sleeps, canciones del Re-Ac-Tor, del Freedom, todo el Ragged Glory, canciones de los últimos discos. Me dejo algún disco seguro. El On the beach, el Tonight's the night... tiene muchos, muchos discos. El disco con Pearl Jam. Lo vi en directo en el Primavera y flipé tantísimo. Canciones del Everybody knows this is nowhere. Me chifla verle tocar la guitarra eléctica, hacer punteos, machacar el suelo con sus zapatones.
En sus memorias habla de discos, de canciones, no por orden, sino por que le viene en gana. Habla de esto y de aquello, de grupos que está escuchando y que le molan. De músicos. De Bob Dylan. De cuando dijo que Ronald Reagan también era una persona. De cuando... habla de todo. Sin cortarse demasiado. De sus ataques, de sus hijos, de chicas con las que se lió, de la música, de cosas técnicas de la música, de sus amigos.
De los amigos que se fueron. De la gente a la que quiere. De que se hace mayor y que le cuesta hacer música sin estar colocado. Que con los Crazy Horse siempre salía colocado a tocar. De lo que significa tocar con los Crazy Horse, dejarse llevar, encanarse. Ese concepto. Encanarse, cabalgar con el sonido, dejarse ir.
De la música. Así, sin orden. Y mola.
PD. Mil gracias a la San por este regalo. Mil disculpas a la San por haber tardado seis meses en leer el libro.
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