Del libro de Eutache Demetrian 'Pompom', 'Memorias de un payaso', extraemos el episodio con el que el famoso payaso recuerda cómo empezó todo.
'Tendría yo siete años, cuando mi madre me encargó, un día frío como el mismo lugar más frío que podamos imaginar, que fuera a la tienda de la señora Florembaum a que comprara unas patatas, algo para comer. Era yo entonces un muchacho muy guapo. Rubio y con ojos azules como el cielo. Con una sonrisa angelical. Todo el mundo me quería y me llamaba 'guapo', por la calle. En mi casa, era el querubín. En la escuela, el niño más querido. En el barrio, había gente que venía a casa de mi madre, incluso cuando estaba mi padre presente, simplemente a dar conversación por verme. Era un ángel.
Ese día, mi madre me envió a por patatas. Saliendo de casa, de camino a la tienda de la señora Florembaum, me crucé con una mujer mayor que nunca había visto por el barrio. La saludé, porque educado y amable era yo más que nadie y me ofrecí a ayudarla porque la mujer iba cargada.
Ella, parecía muy mayor. La ví sufriendo, era corpulenta y caminaba balanceándose por la acera con muchas bolsas. Me dio mucha pena. Iba mal vestida, con el frío que hacía. Le cogí una de las bolsas y ella hizo ademán de no dármela soltando un gruñido. Entre el tira y afloja, se le cayó una de las bolsas, precisamente con patatas. Gruñó algo más. Le pedí que me perdonara, que le recogería las patatas, que me permitiese ayudarla. Todo ello con mi mejor sonrisa.
A la bolsa de las patatas caída, se le unió una bolsa con verdura. La mujer no era de nuestro pueblo, hablaba un lenguaje extraño. Se puso a gruñir, a gritar, a echarme la culpa, supongo, de todo lo que le pasaba. Yo estaba detrás de ella, Se agachó ella también para recoger cosas del suelo.
Puso su culo cerca de mi cara y se iró un pedo que me despeinó. La gente, comenzó a reírse. Ahí empezó todo.'
Oiga, qué poco decoro. Claro, que a algunos les gusta.
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