Muy agobiado por una sequía creativa que le había llevado a plantearse seriamente abandonar la literatura y continuar su vida como periodista, Abdón Schulze se dio una última oportunidad bajando un poco a la tierra, inspirarse en su entorno y alejarse de una aventura por la ciencia ficción que le había exprimido los sesos y le estaba conduciendo a la locura. Volvió a frecuentar el barrio, sus antiguos amigos, bajaba todos los días a desayunar al bar de la esquina y daba largas caminatas por el parque Don Draper en busca de inspiración. Poco a poco fue rellenando páginas y páginas con un relato que no se salía de un costumbrismo bienintencionado con el que, si bien no estaba satisfecho, le servía para recorrer el camino de vuelta hacia la luz. Cada vez se encontraba más cómodo en su papel de observador de lo cotidiano y así fue engordando una historia que cada vez le entusiasmaba más. Sus paseos y salidas comenzaron a reducirse, en tanto que en su cabeza una trama superior tomaba forma haciendo ya innecesaria la inspiración de primera mano. Volvió a encerrarse en su casa y se aisló por completo del mundo, como solía hacer antes de que todo se le fuera de las manos. Se le volvió a ir pero esta vez para bien. No contaba con que, cuando concluyó su novela protagonizada por la gente común, cuatro naves de dimensiones gigantescas llegadas desde una galaxia Seyfert habían asaltado nuestros cielos e instaurado un régimen de sumisión a todo el planeta, en el que todavía nos encontramos. Su novela, llamada 'Origen', fue ignorada y sus nuevos intentos por volver al género fueron considerados oportunistas. Nunca se sabe.
De Margarita Pubdomenec se ha publicado recientemente un volumen con sus mejores relatos titulado 'Ofrenda Floral' en el que se recogen textos aparecidos en sus cinco primeros libros y que la han convertido en la mayor exponente de la literatura de su generación. 'Ofrenda Floral', que también es el título de uno de sus cuentos más conocidos por el gran público, tiene como objeto servir como buque insignia para su desembarco en el mercado anglosajón, ya que la edición en inglés tiene previsto presentarse en la próxima feria de Frankfurt. Ante esta circunstancia Margarita Pubdomenec ha declarado que 'me parece que puede ser una oportunidad perfecta para salir del país de una puta vez'. Pubdomenec ha abundado en que 'pese a que aquí creo que ya he tomado el pelo a bastante gente, no quiero pecar de cagueta y voy a ver si soy capaz de colocar la misma mierda también a un público que quizás si que pille que todo lo que estoy escribiendo es un refrito de autores de fuera, aunque como siempre me dice mi agente y yo estoy completamente de acuerdo, sobreestimar la capacidad del público lector es quizás el primer camino hacia el fracaso, así que voy a colar exactamente lo mismo que han hecho otros y adelante con los faroles'. Pubdonemec considera que 'tengo 30 años y aún puedo engañar a alguien con lo de la juventud, así que mejor no esperar'. Le deseamos toda la suerte del mundo.
Sin duda, Blas Bultado es uno de los personajes del año al haber publicado un número especial de la saga de Spiderman en la que ha colaborado como guionista. Se ha paseado por todas las emisoras y programas de televisión de pago, donde ha sido entrevistado y ha explicado sus experiencias en la gran Manzana, cómo le influyó el cómic en su desarrollo como persona y ha cantado las alabanzas de la cultura norteamericana como una luz de esperanza en el erial que significan las múltiples ataduras que la tradición europea nos ha legado. Blas Bultado, natural de Sant Cugat del Vallés, se ha mostrado remiso a hablar sobre la situación política del país ya que dice que estos meses ha estado muy ocupado en su trabajo y no le ha dedicado tiempo a lo que ocurre a su alrededor. Inquirido a profundizar sobre el tema, Blas Bultado ha manifestado que él, como ocurre con otra mucha gente, considera que vivimos en un mundo complicado que se mueve por leyes que no comprendemos y que los que tienen el poder ya están suficientemente preparados para gestionar los asuntos públicos. Que él cree que hay demasiada gente con opinión y que su ideal de justicia es el de un mundo de algunos hombres buenos que defienden la civilización en silencio, sin esperar nada a cambio. Un poco como lo que ocurre en los comics. El gilipollas.
Parece que va a llover, así que he parado un momento y me he puesto a leer el diario. Y en las páginas de opinión he leído un artículo de Pedro Abraira que me ha llamado la atención. El artículo habla un poco sobre la situación de la política cultural en nuestro país, pero de una manera bastante críptica que me ha entusiasmado. No he entendido nada de lo que decía. Pero me ha quedado claro que se ofrece para lo que haga falta. Y eso es importante, gente capaz y dispuesta a elaborar un discurso confuso y sin un ápice de capacidad de conectar con nadie pero que enrede a quien reparte los cargos y le haga auparse en el escalafón técnico de cualquier departamento. Pedro Abraira es únicamente claro cuando expone su currículum y se pone a los pies de quien quiera utilizarle para cualquier propósito que sea previsto. Pedro Abrira, curiosamente, en su currículum ofrece como un valor a tener en cuenta una dilatada experiencia en la crítica desmesurada hacia lo que hubiera que criticarse. Como persona que ha estado en el otro lado, dice, no necesita exponer de ninguna manera clara lo que quiere o lo que pretende, algo que parece claro en su oscuro texto, eso no importa, lo importante es otra cosa. Lo importante es lo otro.
Ida Amarilla se presenta en el Círculo Literario Ana Belén con su poemario bajo el brazo, dispuesta a reivindicar una obra vanguardista y profunda que la ha consagrado, según la revista HomoRomo, como una de las personas más influyentes del planeta pese a contar solo con 21 años. Ida Amarilla ha llegado al Círculo Literario Ana Belén de su ciudad natal ataviada con un vestido veraniego de tirantes, sencillo y fresco, que dibuja sus formas de una manera que delata una belleza voluptuosa y salvaje. Una belleza sugerente que de alguna manera extraña casa con su duro rostro, el rostro de alguien hermoso pero que no hace concesiones. Su cuerpo y su cara se contonean por la sala hasta llegar al lugar en el que va a comenzar la presentación. Su vestido de tirantes, una vez que se ha sentado, de una manera que no parece real, parece encajar de una manera perfecta con su cuerpo y con ese corte de pelo que lleva que parece que la sitúa en otro plano de la realidad. Está tanto o más guapa que cuando me hacía el simpático con ella en los bares de la ciudad y no me hacía ni puto caso. Eso ocurrió antes, mucho antes de que empezara a escribir toda esa mierda de poemas que entenderá su puta madre y que, como ya he escrito en otros artículos, engañará a otros, pero no a mí.
En sus ratos libres como iluminadora de escenarios, Guadalupe Arristi, ha desarrollado una intensa carrera como escritora de novela de género. Sus novelas, ambientadas en la imaginaria ciudad de Santa Baldufa, han conseguido reunir a un buen número de fans que siguen con devoción las aventuras de la protagonista de estas novelas, la profesora Tere Pere, y sus investigaciones que la llevan a enfrentarse con malos de opereta que intentan implantar un sistema tiránico desde esa imaginaria ciudad de Santa Baldufa que todos identifican como la propia ciudad natal de la escritora donde habita desde que vino al mundo y por es su ciudad natal y que le ha ocasionado más de un problema con sus propios conciudadanos porque alguno de ellos se ha visto reflejado en algún que otro personaje y es que a nadie le gusta que parezca que están hablando de uno sin que le citen por su nombre cuando todo el mundo sabe que están hablando de uno. El último libro de Arristi, llamado 'Depósito', tiene como antagonista de la profesora Tere Pere a una analista de sistemas llamada Farala Domoriez que se dedica a implantar en secreto un sistema de control de las mentes a través de Facebook que para qué. Y como todo el mundo sabe de quién habla, se ha formado un pollo que para qué. Lo que no entendemos es cómo esto tiene éxito fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario