En el mundo del fútbol no es la primera vez que un jugador se va por dinero de un club a otro. No es la primera vez que un jugador de carácter más o menos histriónico, de los que despiertan filias o fobias, se marcha de un equipo a otro dejando un reguero de rencor entre la afición a la que deja. No es el primer futbolista tampoco que se marcha del equipo para recalar en el máximo rival, con todo lo que ello conlleva. No es la primera vez que se bate el récord mundial de dinero gastado en un traspaso.
Nada es la primera vez que pasa. El fútbol es así. Cristiano Ronaldo abandonando el Manchester United y yendo al Real Madrid por unos 80 millones que parecieron el fin del fútbol. Cristiano Ronaldo amenazando con marcharse pero con la conciencia clara de que otro estacazo como el que dio en su momento ya no lo va a dar. Amor por la camiseta, besitos en el escudo y de repente, zas, estás jugando primero en el Inter de Milán y luego en el Real Madrid, como le pasó a Ronaldo. El caso de Figo es paradigmático. Fernando Llorente, el niño de oro del Athletic nuestro Athletic, haciendo las mil y una para irse y truncando una carrera que parecía encaminada a la leyenda por el vil metal o el ansia de títulos o vete a saber qué.
Gente que abandona por dinero la ha habido en todos los órdenes de la vida. Pero aquí estamos hablando de un escalón más hacia la muerte definitiva del fútbol. Ya no se trata de que va a ganar el Madrid siempre jamás, es que hablamos de que la destrucción a su alrededor y el cambio de paradigma va a ser desolador.
Millones de euros. 220 millones de euros. Si hasta ahora las cifras mágicas de fichajes ya empezaban a asomarse peligrosamente a los 100 millones, y muchos se echaban las manos a la cabeza con que el Man U hubiera fichado a Morata por 80, el salto adelante que significan los 220 millones de Neymar lo destrozan todo.
A partir de ahora, parece que los tiempos en los que los grandes clubes de fútbol que, aunque en manos muchos de ellos ya de multinacionales o de millonarios llegados al fútbol desde otros negocios, tocan a su fin. Que el Barça vea como su jugador estrella número 2 y relevo del número 1 a poco tardar, se las pire significa mucho. Significa que el Barça ya no es un club atractivo.
Significa que detrás de Messi, el Barça ya no competirá contra el Madrid a la caza del fichaje más sonado. Eso ya lo tenía complicado. Ahora, el dinero de Qatar, el de la China, el de los rusos, el de Florentino, les arrincona.
Grandísimos capitales que se cargan el fútbol. Jugadores a los que ya no sabes dónde ubicar. Grandísimos nombres como Pogba que no sabes realmente qué hicieron para valer tanto dinero. Millones y millones en jugadores que no valen tanto.
¿Y a los demás qué les queda? Yo, aficionado del Athletic Club de Bilbao, qué nos queda. Fútbol de subsistencia. Fútbol de engañarnos pensando que el fútbol no es todo ganar y ganar. Muchos de esos futbolistas que se venden por dinero, no lo hacen pensando en ganar. Lo hacen pensando en el dinero. Ganar gana el Madrid y pocos más. El Bayern gana la liga alemana sin querer. La Juve hace lo propio en Italia. El PSG no perderá la liga francesa nunca más. En Inglaterra quién sabe. Díganme seis jugadores del Chelsea. ¿Sigue jugando Pedrito?
Me alegra por el Barça, por que es un club que ha dado hierro a mucha gente. Muchas aficiones aguantando que tu jugador sea pretendido por el Barça como si te hicieran un favor. Laporte, loco por irse. Los tiempos de Javi Martínez, Llorente, cuando se limpiaron a media Real Sociedad, lo que iban a hacer con Verratti... en fin. Su propia medicina.
Nos queda una lenta decadencia. Una lenta decadencia del fútbol como juego en el que importen los resultados, o la épica de tal o cual jugador, o algo así parecido a lo que tenemos en mente del fútbol que recordamos en los setenta, ochenta y noventa. Nos queda pasar el rato viendo fútbol sin saber qué jugadores estamos viendo.
Nos queda capear una temporada más, deseando que nadie se fije en Williams y temblando porque la cláusula no sea solo de menos de cien millones. Cien millones por Greizmann que no ha servido para ganar nada. Cien millones por un tal Coutinho.
Esto es un disparate.
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