jueves, 2 de agosto de 2018

El siglo XXI

El siglo XXI en forma de monomando. El siglo XX en la figura de un cacharro metálico que al subir la maneta expulsa agua. El siglo XXI dejando atrás creo que de una vez por todas a los grifos del siglo XX. Mi casa anclada en el siglo XX y yo mismo aferrándome al siglo XX. No quiero camisas de flores, cosas hawaianas que también quisieron imponerse en el siglo XX, yo quiero mi polo y mi camisa lisa del siglo XX. Yo he resistido, hasta que ya no se podía más, a las incursiones de lo tecnológico, lo moderno, lo nuevo. Me gusta lo antiguo, lo rancio, lo añejo, lo que no funciona. Me da como un prurito de algo especial. El monomando me hace no ser especial. Pero contar que tengo un monomando, contarlo, explicarlo, relatarlo, hacer el esfuerzo de un texto que gire en torno al hecho de que tengo un monomando en la pica del lavabo, eso, eso me hace ser especial.
Y eso es muy siglo XXI, muy de ahora. Ser especiales, contar cosas que nos hagan sentir bien, especiales, cosas que hacemos, que comemos, nuestros sentimientos, las canciones de Michigan y Smiley que solo conozco yo y mi hermano quizás, las bandas que nos molan, los grupos que seguimos, etc. El paseo que he hecho con mi padre. El paseo que he dado hasta ir a un sitio a coger un papel acojonado porque pensaba que el papel es de otra cosa y luego me doy cuenta de que el tal papel es nada y que todo es cosa de la burocracia y os lo cuento y parece que está pasando algo. Y no está pasando nada.
Estoy de reformas en casa. Contado así parece algo. El siglo XXI está entrando en mi casa. Y esperas una historia. La historia de un enchufe que no he sabido cambiar nunca y que hoy por fin ha entrado de nuevo en el circuito de la luz y la energía. Y ya podrás ir y venir por mi casa de una manera reglamentaria, hola, enciendo una luz, esa luz se enciende. Hola siglo XXI. Supongo que la respuesta lógica a todo este discurso es echarme en cara que hay mucha gente que no puede escribir chorradas sobre un monomando. Hay muchas cosas que no pueden ni siquiera pensar. No pueden pensar en la diferencia entre una fotografía con la pica húmeda o la pica seca. La pica seca es de no tener agua y eso es porque está el monomando. No sé hasta qué punto es necesario contar que habrá pisos, casas, edificios, viviendas, que en Santa Coloma tampoco tengan el monomando. Y que tengan que ir a por agua a las fuentes públicas. Y que tengan otras cosas más que les deje fuera del circuito de las muy buenas noticias diarias.
Hola, me llamo Antonio, escribo cosas cuando no tengo que hacer otras cosas del trabajo. Hoy estoy muy emocionado porque tengo un grifo monomando. Y un interruptor, dos interruptores nuevos. Y la cisterna ya no me hace vivir en el Sonar todos los días, todo el rato. Y ayer, en un alarde de optimismo y esperanza en el siglo XXI, regué las plantas y remojé el suelo de la terraza. Y habrá que ir pensando en qué poster poner para tapar el agujero tapado del techo. Y todos son inputs positivos.
Porque el siglo XXI es esperanza y fe en el mañana. Y yo quiero ahora que todos conmigo, en torno al grifo monomando, reflexionemos y compartamos nuestras experiencias. Esa puerta cambiada, esa ventana, ese nuevo ventilador.
La esperanza y la fe en el futuro. En que el siglo XXI nos de el brillo del monomando, la eficiencia del interruptor. Que haya luz y se hizo la luz. Que haya agua, y se vino el agua. Y olvidemos el pasado y encaremos el mañana con alegría y con la ilusión de quien levanta la maneta y ve correr el agua.
Alabemos el progreso y digamos bien alto, sí. Sí. Sí.
Ayer, afeitándome, sangraba como un cerdo. Todavía no lo tengo todo por la mano en esto de vivir.
Pero avanzo.

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