viernes, 3 de agosto de 2018

Gastarbeiter

Cuando llegó allí y nos lo quiso enseñar le pusimos todos pegas. Todos le dijimos que aquel coche era una mierda. Que quién le había engañado para comprarse semejante elefante, que era un coche pasado de moda. Que con aquel coche podía irse de vuelta a nuestra tierra y fardar delante de la gente todo lo que quisiera, pero que aquí mejor lo guardaba debajo de una loneta para que no le vieran demasiado. Que era el típico coche que se compra el que no ha tenido nunca coche y que de repente se compra un coche y quiere todo el mundo se entere de que tiene coche. Y le dijimos todo eso y más. Yo creo que le dije de todo y aún no había visto el coche. Mehi trabajaba en la Opel y al parecer había salido una oferta para los trabajadores. A los que cumplieran con una cuota de trabajo tal, les hacían un descuento si se compraban el modelo nosequé. El que se compró Mehi. Y ahí estábamos todos diciéndole que le habían engañado, que ese coche no valía para nada. Que los coches alemanes de verdad eran los Mercedes, los Volkswagen incluso. Pero un Opel, qué mamarrachada de coche era esa, que en nuestra tierra podría engañar a la gente, con la pegatina en alemán y todo eso, pero que nosotros que sí que sabíamos lo que era ese coche, nosotros nos íbamos a reír de él toda la vida. Que vaya error que había cometido. 
Y sin embargo, durante todo el tiempo que Mehi tuvo aquel Opel, venía todos los fines de semana al campo de fútbol del barrio a tomar algo y a dejarse ver con la gente de su pueblo. Y se traía el coche.Y dejaba el coche aparcado e inmediatamente nos poníamos a criticar su coche y a meternos con él. Mehi nunca decía nada. Nos miraba más contento y más feliz que todas las cosas. Se tomaba una cerveza, apuraba dos o tres cigarrillos, hablaba de algo intrascendente con la gente de su pueblo, miraba algún partido de fútbol y se volvía para casa. Una de las cosas por las que nos metíamos con Mehi era porque ese coche parecía de una familia numerosa y Mehi no se había casado. Mehi vino con 19 años y aquel coche se lo compró a los 21 años. Algunos le criticaban porque le decían que en vez de comprar un coche tendría que haber ahorrado más para enviar dinero a casa. 
Solemos hablar de lo que no sabemos y de lo que sabemos solemos hablar mal. Solemos saber de muy pocas cosas. Mehi pensaba a lo grande. Se compró aquel Opel porque quería formar una familia y pensó que primero podría llevar el coche y la familia vendría después. Mehi empezó a hablar con una sobrina de Franz, el dueño del bar y presidente del equipo de fútbol. La chica se llamaba Sonja. Se hicieron novios y finalmente se casaron. Mehi se cambió de coche y se compró un coche más pequeño entonces. Vendió el Opel y de repente, un día, le vimos aparecer en el campo de fútbol con un Volkswagen Escarabajo. Se dejó el pelo largo. Sonja se quedó embarazada. 
Todos le criticamos que se cambiara de coche ahora que estaba esperando familia. Que el Opel era mejor coche, más consistente. Que aquel Volkswagen no tenía sentido. 
Mehi nos miraba y nunca decía nada. 

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