Ayer nueve mil quinientas personas, en letras y no en húmeros, más otras cuatro mil personas o así, se reunieron en Madrid, en el emblemático y podemita Vistalegre para más señas, para presentarse ante los focos como una fuerza seria, capaz y española, ante esos ciudadanos de bien que se sienten huérfanos desde Viriato de un garrote fuerte y español. La culpa es vuestra.
Hoy son todo análisis, anabasis, crisis, y culpas. La culpa, en un principio va repartida para dos caminos. Una primera lectura en redes, que es donde se hacen las lecturas va para la izquierda progre por haber blanqueado el fascismo. Todo en esa frase está la mar de bien. La izquierda progre blanqueando el fascismo. Ayer pusieron una película. La mujer del anarquista, con Juan Diego Botto y María Valverde enter otros. Una peli sobre la guerra civil, la postguerra, la resistencia exterior, el exilio, los traumas de los campos de concentración. Una peli más. Del año 2009. Tenemos un porrón de películas, un esfuerzo cultural incesante, una producción literaria del copón. Los fascistas en este país no han tenido castigo. Mucha película, mucho recordar, la tristeza, la penuria, la derrota, las filas de derrotados abandonando España camino de la nada, y que se te quede en la cabeza de que hasta aquí podemos leer. Vivimos en el mejor de los espacios democráticos posibles y ya está. El 78 fue un éxito. Todo va bien. Que te acuerdes no es malo porque nosotros, los socialistas en este caso, somos los encargados de gestionar esa memoria que no lleva a nada, que no fuerza nada, que no desentierra nada. Que no castiga a nadie. Esa izquierda progre. Supongo que yo también soy izquierda progre. La izquierda real, alternativa, etc., lo hubiera hecho mejor. Yo estoy cansado de películas y producción cultural que enaltece una memoria que no ha sido respondida. Dinero salido de fondos públicos que sirve para que no se mueva realmente nada. Nos quedamos con la pena.
La culpa es de la izquierda nacional, rojiparda. La que decía que Trump era la respuesta a unos demócratas blandos. Que Trump recogía un voto antisistema. Que la nueva derecha italiana se enfrenta a los oligarcas de la UE. Que confunden la bandera. Que no es nuestra bandera. Nuestra única bandera es la roja. Una bandera roja hecha de muchos colores, pero que jamás puede ser parda, porque no es la solución considerar que el peor enemigo de la nada es algo que remueva, algo, aunque sea lo que sea. Trump, Salvini, Puigdemont, la nada.
La culpa es de los independentistas. Ojo ahora. Nunca he visto tantas banderas nacionalistas colgadas en los balcones de... ha dicho Rahola esta mañana. Terrible. Nunca ha visto tantas banderas. Se reían y se siguen riendo de Pablo Iglesias con lo de despertar el fascismo. El fascismo nunca ha muerto. Vivimos en un país fascista. Los fascistas nunca se han ido. Los fascistas solo salen si se ven amenazados y ahora con el movimiento por la república catalana, verdadera fuerza y motor de cambio, te dicen, han saltado. Porque no es culpa de los independentistas, los independentistas han puesto frente a frente a los españoles frente a sus limitaciones.
Teniendo en cuenta que para una muy buena parte de los independentistas los esfuerzos de la gente de Unidos Podemos y confluencias varias no son más que cobardes muestras de sometimiento al régimen del 78 solo por tener un proyecto propio y no hacerse un Talegón o un Cotarelo o un Albano, el aprecio que se ha mostrado a la postura de los comunes, y todo lo que se ha dicho y se seguirá diciendo, no nos deja otra que considerar que, efectivamente, aunque duela, un movimiento independentista que no ha contado con nadie, que tiene en su seno a gente tan clasista y rancia como en el otro bando, ha llevado a que, si hay que ondear banderas porque solo con la bandera y nada más y diciendo república ya va a ser república y nada más sin generar la más mínima simpatía fuera, ya no en Europa, en el resto del Estado salvo por quienes consideran (como muchos indepes de nuevo cuño aquí) que porqué combatir al capitalismo en España si podemos crear nuestra Arcadia feliz aquí junto con la derecha de misa y orinal y bendición de botijo.
Fachas.
Brasil. El candidato del que nos estábamos bufando, arrasando. Y ahora que no gane la segunda vuelta. La mancha se va extendiendo. Cuando te ríes de Venezuela, de Bolivia, de Brasil, de Argentina, de Nicaragua, de Cuba, cuando niegas todas las alternativas, porque ninguna es tan putamente pura como tú, dejas abierto el paso al horror. Cuando te ríes de Lula porque no había hecho nada, te das cuenta de que lo han tenido que enchironar para terminar con él. Cuando te ríes de 'Podemos ya no es nada de lo que era', sin crear otra alternativa que mirarte la barriga y que te dediquen programas especiales en la tele de derechas pública, dejas la puerta abierta al fascismo.
Y dejas la puerta abierta al mal menor. A lo de siempre. A que todo se quede como está.
Así que el círculo se va cerrando.
Qué miedo niño, qué miedo. Mira lo que viene. Será mejor confiar en lo de siempre, niño. En el PSOE que ahí está como siempre. En el PP que quitará al Casado y pondrá a un moderado y a correr. Y como en otros países de Europa, nos enfrentaremos al fantasma de lo malo muy malo, para cortar de raíz cualquier esperanza de algo mejor.
Pero da igual.
Cuanto mejor peor. Total, aquí no hay nada que gobernar.
Total, esa gente no llegará a nada. Nunca llega a nada.
Salvo cuando te dan espacio en la tele, y te inflan, y te dan cancha, y te entrevistan, y te dan luces. Si lo hicieron con unos, si lo hacen contigo, lo pueden hacer con cualquiera.
Está pasando a nuestro lado y estamos esperando a que pase para probarlo.
Y lo tenemos más cerca. Pero la culpa real es mía, que no soy de los vuestros.
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