Tú estás viendo
esa imagen y crees que estás concienciado, que lo sabes, que lo tienes claro.
No. No lo tienes claro. No sabes de nada. Estás siendo parte del problema. Te
estás cargando el planeta. De un tiempo a esta parte, pasan cosas. Ocurren
fenómenos que no comprendemos. Cosas que tienen que ver con el desastre
constante en el que nos movemos. Nos lo estamos cargando todo. Os lo estáis
cargando especialmente vosotros, los que creéis que con las leyes y con las
movidas políticas se consigue algo. No sois más que cuatreros, bandidos, que
comercian con la vida y con la lucha de quienes de verdad nos ponemos manos a
la obra en la defensa del planeta. Qué sabe el planeta de leyes, de
reglamentos, de iniciativas parlamentarias, de mayorías en el Congreso, si no
estás defendiendo ahí, a pie de calle, a pie de chumbera que está aquejada de
un hongo que se las está cargando a todas menos a las de nuestro compañero
Andrés que él ha descubierto que se curan con agua y jabón y resulta que yo ya
daba por muertas a todas las palas, las chumberas, del mundo y no. Hay
solución. Y tú no estás haciendo nada más que pensar en a ver si con este
discurso, con este reglamento, con esta moción, hacemos algo para salvar el
planeta. Estoy harto de contemporizar y de no hacer las cosas como se deben
hacer. Las cosas tienen que hacerse porque se pueden hacer, es cuestión de
acción. El deterioro del planeta se frena si tú quieres, si haces algo, si te
pones delante del planeta y trabajas con él. Continuamente, todo el rato, sin
descanso. Sin medias tintas. Qué haces tú por el planeta. Qué haces tú porque
las plantas no se extingan, porque los árboles no mueran, porque los animales
no se extingan. Quizás pienses que firmando una petición, o simplemente,
mostrando cierta comprensión hacia el fenómeno y no metiendo demasiado la pata,
ya estás haciendo algo. Pero no es así. En realidad lo que estás haciendo es
ser parte del problema. Eres de ellos. Porque no estás mostrando una verdadera
implicación. Nunca. Nunca lo harás. Siempre estarás agazapado, detrás de una
pantalla, sin bajar a la calle, sin salir al campo, a la montaña, defendiendo
como se tiene que defender el entorno y el medio ambiente. Todo. Lo que nos
rodea. Es una manera de vivir a la que no estás acostumbrado y no merece la pena
que muestres ni un punto de comprensión. No. No es necesario. Porque lo que
haces es ser el enemigo. Mira esas chumberas. Mira. Ese deterioro. Esa muerte.
Y no haces nada. Una foto. Un comentario en el facebook, un twitter, una foto
en el instagram. Pero no estás haciendo nada. Nada real. Es una vergüenza que
encima pienses que estás haciendo algo. Eso no es nada. Nadie hace nada. Nunca.
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