martes, 15 de marzo de 2022

La Corona Vacía - La Guerra de las Dos Rosas


Y entonces va uno y descubre que puede ser rey. Porque si miras así el desto genealógico resulta que yo soy nieto de tal y claro. Y ya la tenemos liada. Pues no vas a ser rey. Pues porque tú lo digas. Pues lo digo. Pues los que sean de mi equipo que cojan una rosa blanca. Y los del mío la roja. Y los de York seremos los de la rosa Blanca y los de Lancaster la rosa roja. Pues vale. Y el rey qué. El rey se casa con una noble francesa que no le quiere porque el rey está un poco como en su parra. Pero parra total y no le gusta un jaleo pero nada. Y hay jaleo. Y la reina pues decide que ella quiere jaleo y se junta con los de la rosa roja. Y se lía la pajarraca. Pero esta pajarraca te la está contando Shakespeare. Y entonces la cosa ya no es lo mismo. Es mejor. Esta miniserie británica es la continuación de una serie que ya había tratado otras obras sobre reyes anteriores del propio Shakespeare. En este caso, habla de las obras Enrique IV y Ricardo III sobre estos reyes. Y sobre esta guerra de las dos rosas. Y sobre tantas y tantas cosas, todo con esa especie de gracia que tienen los ingleses para hacer parecer buenas o muy buenas sus cosas mientras que... no vamos a entrar en el juego de las comparaciones, pero es que... es que ya de saque tienes a Shakespeare haciendo obras de teatro sobre reyes que habían muerto solo unos años antes, vale igual 150 años antes, o menos, 100 años, pero es que usted compáreme señor mío si se puede hacer aquí una obra sobre un rey, ojo cuidado, en el que se le retrate como un asesino, o un empanao, vale que sí, que el rey pasmado, pero el rey pasmado era hasta simpático, aquí es que es bobo, ya si eso lo llevas por delante, pues todo lo que hagas detrás, será mejor. Indiscutiblemente. Y tienes así un retrato de las intrigas, de las alianzas y sobre todo y como siempre, una guía sobre qué escrúpulos hay que tener para alcanzar el poder. Ricardo III, que luego dicen que no era ni jorobado ni nada, que las pruebas indican que lo que tenía se le desarrolló con la edad, pero que sí que tenía su aquel intrigando, personaje interpretado por el gran Benedict Cumberbach (espero que se diga así), de manera magistral no, lo siguiente, es sin duda el personajazo de toda la miniserie. Tres episodios de casi dos horas o más cada uno. Pasas una tarde flipante viendo, con lenguaje teatral, una historia contada sobre muchas cosas y todas ellas le dan una patada en el culo a mucho de lo que vemos hoy. En fin. Qué ganas de ver los episodios anteriores y de... bueno, eso. 

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