miércoles, 31 de agosto de 2022

Gorbachov y el final




Y la foto podría haber sido la del anuncio de Pizza Hut, momento para la ignominia de quien fue el líder de la segunda superpotencia mundial y que colocó una mancha imborrable a una trayectoria política controvertida que, por supuesto, no voy a dejar de comentar. 

¿Cómo llegas a ser el líder de la Unión Soviética y luego te acusan de ser un traidor? ¿Cómo consigues ascender a lo más alto de la cúpula soviética, donde no era nada fácil ser y estar, si luego te descubres como un reformador de algo que de repente parecía no tener ninguna solución? Muy recomendable leer el obituario que hace Rafael Poch para entender un poco mejor el qué, así que yo no voy a dar muchas respuestas a estas preguntas. Respuestas que no son las mismas que hubiera dado hace 30 años, cuando a todas luces Gorbachov me parecía un pelele, un patán, el típico vendido que atontado por los halagos que le llegaban desde occidente, estaba desmontando un sueño. Como aquellos ex camaradas que en los viejos tiempos del PCE o de Izquierda Unida de repente eran 'renovadores' y comenzaban a salir en medios de comunicación y a tener una presencia constante hasta que, zas, rompían con la formación y acababan en el PSOE. El daño ya estaba hecho. Pues Gorbachov era la sublimación de todo esto. Terminar haciendo un anuncio de Pizza Hut. 

También hay otra imagen. En la serie sobre Chernobyl, aparece el personaje histórico de Gorbachov. Y aparece como una persona con capacidad para decidir, práctico, con autoridad, no como ese pelele que hemos querido ver. Fue una sorpresa. 

El caso es que creces, lees algo más, pones las cosas un poco en su contexto. Que tampoco, porque finalmente nunca sabremos, aunque podemos acercarnos algo más a la realidad. O no. O yo que sé. El caso es que he dicho más arriba algo del sueño. Qué sueño. El sueño de una sociedad más justa, más digna, donde las clases desaparezcan y donde todos vivamos como hermanos. Se supone que eso es el comunismo. Si eso es eso, yo soy comunista. Tiene muchos más matices, pero el trazo grueso sería eso. Para alcanzar eso qué es necesario. ¿Es necesario eliminar a todo el mundo o no hace falta? ¿Es necesario un sistema autoritario o se puede jugar a la democracia? ¿Hasta dónde llega el límite? ¿Justifica la preservación del estado que viene a garantizar esa felicidad cualquier cosa? ¿Quería Gorbachov acabar con eso?

Yuri Andropov fue quien, según recuerdo haber leído en un libro del Veiga, puso a Gorbachov en la línea. Andropov había sido el jefe de la KGB y sabía lo que había. Sabía que lo de mantener un 'Imperio' costaba muchos recursos y se les estaba yendo. Que habría que parar. Gorbachov fue el encargado de hacerlo. Pero no salió bien. ¿Qué hubiera significado que hubiera salido bien? El caso es que sabemos que lo que pasó no fue bien. ¿Qué es ir bien? ¿Rusia se convirtió en un estado democrático? Más bien no. ¿En qué se convirtió Rusia y en qué se convirtieron el resto de países? Gorbachov fue perdiendo legitimidad a los ojos de su gente, de quienes le rodeaban y lo que comenzó como una renovaciónn desde arriba terminó en una liquidación desde arriba. 

Su evolución posterior, como personaje de anuncios, no hace más que arrastrar por la historia una figura que podría haberse retirado con cierta dignidad, haberse dedicado a recorrer el mundo explicando su propuesta fallida, pero no, un anuncio, dos anuncios y tu imagen queda para siempre ensuciada. Una propuesta fallida, mantener el socialismo en un sistema democrático. Los camaradas chinos lo vieron diferente, mantener el sistema de partido único e introducir la economía de mercado. Los camaradas chinos ahí están, con sus hoces y martillos y sus comités centrales y todo eso. 

Gorbachov fue el último presidente de la Unión Soviética. Creo que fue el único ruso. Lo que pasó después ya lo sabemos, si es que nos queremos enterar. 

Gorbachov fue el final. A partir de entonces le damos vueltas a cómo recuperar una idea de sociedad alternativa sin cometer errores del pasado. O bien le damos vueltas a recuperar esa idea pero con la misma capacidad de ser implacable, que pareciera ser la única manera. Qué implacabilidad. Y así seguimos, preguntándonos la manera. Confundiendo personajes, creyendo en fantasmas, alimentando la nostalgia, avanzando hacia atrás, creando monstruos y sin entender qué era Gorbachov o qué era lo que pasaba allí. Al menos yo. 


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