Benidorm es un espanto. Una de las reflexiones a lanzar es la siguiente: por qué hay tanta gente que apuesta por pasar sus días de vacaciones en un lugar tan espantoso. Supongo que la oferta de alojamiento más piscina más la posibilidad de la playa, aunque sea una ficción, debe ser lo suficientemente convincente y barata como para que la ciudad siga teniendo atractivo o siga siendo un reclamo. Pero es espantosa. Y agresiva. Y abrasiva. Y todo lo que a uno se le ocurre como la asociación entre relajo vacacional y Benidorm se convierte en irracional. Aunque, todo sea dicho, quizás uno de los momentos de relajo más espectaculares lo conseguí en la piscina del aparthotel precisamente reflexionando sobre esto. Las contradicciones, etc. Me dicen que en noviembre es todavía mejor. No quiero ni imaginarme ese espanto en Noviembre.
Vamos al Festival Low, el cartel ya de saque presenta para mi gusto muchas lagunas. Lagunas en cuanto a que gustarme gustarme me gustan dos o tres grupos o propuestas muy concretas y no todas. De esas propuestas, dos no las veo, no llego a verlas: Paco Moreno y Anni B Sweet. Llego tarde. El resto del festival, su cartel y el festival en sí en su conjunto me lleva a preguntarme qué es ser ahora moderno. Una pregunta que tiene una respuesta que no es fácil, no es sencilla, y que puede ser que sea incluso molesta. Ya no es una cuestión de edad. Pese al reparo inicial no soy ni de lejos de lo más viejo del público. Es otra cosa. ¿Es el Low Festival un festival para modernos? ¿Para amantes de la música independiente? Las propuestas más novedosas o alternativas se sitúan en el escenario Radio 3, donde el sonido es invadido de manera agresiva por el Dj de turno o por el concierto del escenario más poderoso en funcionamiento en ese momento. ¿Es moderno llevar camisas hawaianas hoy? ¿Es moderno ir todos como en las fiestas de pueblo, como las peñas de las fiestas, con las camisas hawaianas todos iguales? ¿Qué significan realmente las camisas hawaianas? ¿Es moderno llevar un uniforme común para los chicos y para las chicas? Si en mis tiempos del Primavera ya me llamaba la atención que hubiera gente, sobre todo las chicas, que se arreglasen para ir a un concierto, este festival me ha dado la vuelta como un calcetín. El aspecto, la pinta, todo, era francamente tan importante como el contenido. Pero no por rompedor, no por transgresor, o por definidor de una manera de sentir, sino porque me ha parecido una regresión. Un paso atrás.
¿Dónde me he sentido más cómodo? En el espacio de los dj's, porque sabes a lo que vas y puedes hacer más o menos el ganso sin complicarte. Sabes que sea quien sea el dj o equipo de djs que pinchen van a sonar algunas propuestas más o menos fijas que ahora mismo no te sé decir, pero que sabes que acabarás moviendo el cucu. Un poquito de moderneo, un poquito de petardeo, un poquito de rollo orgullo y un poquito de movida cañí y a correr. Rollo orgullo.
Conciertos. El viernes no llego a Paco Moreno y hago tiempo para llegar a ver a Triángulo de Amor Bizarro, antes veo a Jimena Amarillo que ante la oportunidad de su vida (supongo) decide cantar dos veces la de I follow inventándose la letra porque le apetece. Punkarrismo o que esto de la música y tal ya no es lo que era. La mezcla de medio rap, medio trap, reivindicación, actitud o no, todo junto, se va repitiendo en diversas actuaciones. Triángulo de Amor Bizarro hacen un concierto contundente y con pinta de ser tocado a mala hostia, cabreados. Tocan en un escenario pequeño, con un sonido invadido, mientras otros grupos o propuestas menos asentadas se llevan la parte del león. Les da igual o no y van a saco. Me gustan mucho y sudo un montón. Me voy a ver Nathy Peluso. Una propuesta agresiva, poderosa, pero en la que no sé si que cante o no tiene importancia. Me gustan más las canciones que son como más antiguas y me recuerdan mucho a Illya Kuryaki and the Valderramas. Luego León Benaventa, no conecto en ningún momento con una propuesta que quiere parecer tan madura y tan seria y tan intensa que se me escapa. La gente enloquece con esto. No sé si el viernes vi algún concierto más. Sí, un ratito de nada a Joe Crepúsculo. Bombo a negras.
Sábado llego tarde a la Anni B Sweet. Ya todo consiste en esperar a ver a Fangoria y Ojete Calor que empieza tardísimo. Entre medias veo a un grupo portugués que se llaman Bifannah. Un pop psicodélico que está bastante bien. Ahora no recuerdo el orden de las cosas. Vemos a un grupo que se llama El último vecino y todavía no salgo de mi asombro ante la mezcla entre El último de la fila, the cure y algo que no sé explicar pero que de manera insospechada tiene fans. La gente se sabe las letras. Fangoria traen un espectáculo con mucha pantalla y canciones que nos sabemos todos nos guste o no. Único concierto que veo en las gradas. El sábado es el día en el que la música me importa menos. Vemos a una chica que se llama Muéveloreina que tiene dos o tres canciones al principio muy divertidas pero nos tenemos que ir a ver a Ojete Calor. Antes han tocado la Habitación Roja mientras cenamos. Nunca me gustaron. También escucho de fondo a Amaia. Ojete Calor hacen gracia, tienen canciones divertidas, procaces, con chumba chumba de fondo, escenario principal, guiños a la Rosalía, y finalizan con Eres tú de Mocedades de fondo. No sé si ir a un festival de música indie era esto. Dan muy buen rollo y como son de Albacete me hacen especial gracia. Con las piernas ya hechas polvo, a casa. El vecino de al lado tiene la puerta abierta todo el día y toda la noche. La vida en directo. Benidorm.
Ser moderno hoy es querer pasártelo bien. Creo que debe ser eso. Antes debía ser otra cosa, ahora ya no es solo esperar a salir de marcha, ahora es ir de festival y todo lo que ello conlleva, ya no preocupa tanto la estética, el moderno de flequillo ha muerto, el gafapasta ya no existe, ahora es otra cosa, purpurina en la cara, barrigas al aire, pinta de estar en el cielo. Ganas de estar en el cielo.
El domingo llego a tiempo para ver a The Temples que parecen ser un grupo normal, tocando sus instrumentos, haciendo una música más o menos psicodélica o algo así, ya no sabe uno. Antes nos hemos ido a comer por ahí, por la ciudad. Si las afueras mal, por dentro es peor. La playa ni pisarla, nos volvemos caminando, otra vez paz en la piscina. Bien. Como digo, llegamos a tiempo para The Temples, y encadenamos un poquito por allí y otro poquito por allá con Primal Scream, el grupo al que yo quería ir y el primero de mis favoritos que localicé. No sé los años que hace que no veo a Primal Scream, creo que la última vez iban como con cuatro guitarras o así. Aquí solo les queda una, no está el Mani que hay una chica y el batería de siempre. Y el Bobby Gillespie, que está quietecito, bastante. Pero pese a que no doy un duro por ellos, el concierto me gusta y me hace bailar todo el rato. Todo el rato. Con las que sí y con las que no, como Country Girl. Tocan Swastika Eyes pero no la de Kill All Hippies y tocan algunas del Screamadelica también. Bailo mucho y me lo paso bien escuchando música en un festival. Más deambular y acabo con Toundra. Mi amigo Edu me los recomienda mucho. Son una banda que hacen instrumentales que van creciendo en intensidad. Es una propuesta arriesgada, suenan muy bien, pero puede ser que el hecho de que todas las canciones tengan un desarrollo parecido... bah, pejigueras. La gente disfruta y además ya queda poco para acabar el festival, qué quieres.
Pues que hace mil años que no iba a ningún festival, como decían los Dorian en su última canción, efectivamente los vi también el viernes. De todas las bandas quizás con la que menos conecto, tenía ganas de verles cantar esa frase en vivo. hace mil años que no pisas un festival. Efectivamente, y aunque ellos los pisen desde hace décadas no pueden evitar tampoco que la edad haga estragos y que el efecto eternamente joven de la fiesta y el tralarí tralará y el jijijaja pase factura. Ver a un señor mayor decirnos que somos unos puretas... da risa. Seguir cantándole a ver amanecer... tápese.
Y res. Otro festival y espero que no sea el último y que los próximos sean más de mi onda si es que la hay. Como siempre acompañado por una gente tolerante y respetuosa con las evasiones y con la Albita jurando y perjurando que a Benidorm, nunca más.
Veremos.
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