miércoles, 5 de octubre de 2022

Dahmer - Ryan Murphy


¿Qué decir de los Estados Unidos a estas alturas, verdad? La música, el cine, la literatura, el estilo de vida americano, la libertad, rascacielos, New York, el dólar, la NBA, yo que sé. Un montón de cosas. Los Estados Unidos molan. Pero molan bastante menos si eres negro, chino, latino, oscurito de piel, pobre. Entonces los Estados Unidos pueden ser como una puta mierda. Son una puta mierda. Se te puede comer vivo el primer pirado que aparezca y qué. Oiga, negro, no moleste. Negra, deje de llamar al teléfono. Chino, coge un barco y pírate a tu puto país. No te entiendo. La serie Dahmer en principio va sobre el Carnicero de Milwaukee, Jeffrey Dahmer. Y es cierto, la serie va de eso pero va también de sus víctimas y de como sus víctimas condicionan que semejante bestia pueda seguir matando y comiéndose sus restos no diré que alegremente pero sí con cierta sensación de impunidad. Esta serie es una barbaridad. Desde la interpretación del protagonista, Evan Peters, hasta el propio ritmo, minucioso, denso, recreándose en la maldad y en el tormento, hasta la manera como poco a poco nos van haciendo ver que detrás de la historia primera, hay otra historia y esa historia es la de una sociedad hecha polvo de la cabeza, una sociedad donde la víctima es basura y el asesino más pirado es un héroe, un referente, alguien a quien se puede admirar. Y la víctima. Qué es la víctima. La víctima bastante tiene con haber sido víctima. Los esfuerzos por entender qué llevó a Dahmer a ser Dahmer se quedan así en intentos frustrados por intentar justificar lo que no tiene justificación y lo que queda al descubierto es una forma de vida en la que, precisamente, las vidas valen bastante poco. Y, una vez más, la sensación de que los americanos cuentan más cosas de sí mismos de las que somos capaces de procesar. 

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