martes, 29 de enero de 2013

Chistes viejos, caras nuevas

Lo dijeron el otro día en la radio y tenían razón. Como mañana es el cumpleaños del heredero, pues campaña de imagen y prestigio para relanzar al retoño que ya tiene nada más que 45 tacos, para colocarlo como presentable a ojos de la mayoría de la población en unos tiempos en los que el padre anda fastidiado de muchas cosas, a la madre ni se la espera, y las hermanas pues tienen sus movidas.
Un nuevo hombre para un nuevo tiempo. La reina de Holanda, la emperatriz, ha abdicado. Abdica no es un santo copto, dice Guillem Martínez en su twitter. Se supone que si en Holanda esta buena mujer ha abdicado, aquí Juan Carlos podría hacer lo mismo. Debería hacer lo mismo. Bah, y a quién le importa que lo hiciera. Si lo hace, tendríamos otro monarca nuevo, que volvería con los discursos sobre el consenso, la unidad entre todos para sacar lo que mejor tenemos de nosotros mismos con nuestro sudor y nuestro coraje y ese buen par de cojones que sacamos para las ocasiones y a seguir con la guaracha. Daría igual. Más joven, más conocimientos, pues peor. Más sabe para mantenerse en el cargo. Y sabe pilotar aviones, fíjense en la foto, aviones con tornillazos rosca chapa, de esos buenos y fuertes que te cagas. Como su padre, igualito que su padre. Pero este tiene a una mujer preparada y de su tiempo, que hasta dicen que fue a ver a los Planetas (¿?). Es el momento de una persona que aglutine en torno a su figura lo mejor que tenemos para volver a sacarnos adelante. Consenso. Unidad. Felipe. Chistes viejos con caras nuevas.
Qué buen motivo para una tertulia ¿verdad? Hoy seguro que todo el mundo en todos los programas lo está comentando. Que si la reina, que si el rey, que si Urdangarín, que si no se sentó con el Príncipe, que si eso significa, que si unos a favor y otros en contra, que si yo ya lo dije... tertulias.
Ahora que tiene uno tiempo libre se da cuenta de que la televisión es una puta mierda. Una puta mierda en la que han descubierto que se puede hablar de política como si estuvieran en el Sálvame. Es decir, hay una serie de colaboradores, que saben sobre temas y claramente están posicionados a favor o en contra, sin matices. Pero no dicen nada. Es decir, no se explican. No hay tiempo para explicarse, porque antes de que uno haya acabado ya hay otro que le sube encima y si no, es el mismo moderador el que dice algo para cortarle el ritmo y armar bronca. Venga. Y venga. Y como esta fórmula tiene éxito, todos los programas son iguales. Los de deporte, los de política, los del corazón... los tres temas que interesan, claro. De cultura todavía no hay ninguno así, pero podría haberlo.
Tienen tanto éxito estos programas de hablar sin hablar que no dejan de estrenarse. Vuelve Estudio Estadio para hablar del Madrid, que seguro que hay temas acerca del Madrid que la tele pública no puede dejar pasar ni un minuto más. Ni un año más. Como los de La noria pasaron a ser Gran debate y no les va mal, en la Sexta han decidido meter un programa igual. Y venga. Política, corrupción, escándalos, sobre los que sabemos mucho, pero que nos explican con el ojete. Todo va mal.
Da la sensación de que buscan eso. Follón. Ahora uno. Y luego el otro. Follón. Y así el que ve la tele se queda con la sensación de que no hay más que manguis en este país. Y que no se soluciona nada hablando porque mira esos, mucho hablar y nada.
Al final, a ostias. Chistes viejos con caras nuevas.
Mmmm. No todo es nuevo. Hay chistes viejos con caras viejas. Reportaje en El país semanal que tiene mi padre en casa en el que jóvenes molones en el 82 nos dicen qué pudo fallar. Qué puño pudo fallar. Miren la foto, Carmen Posadas, Ana Belén... Trueba. 'Creíamos que el país podría ser de otra manera y no pudo ser'. De otra manera. De qué manera. ¿Nueva York? ¿París? ¿Buenos aires? Comedia neoyorquina, enredos entre subsecretarios y pintoras, renuncias del pasado, convivencia entre policías corruptos y choris de barrio... La estanquera de Vallecas el otro día por la tele. Gente asomada en los balcones mandando a la poli a la mierda, y al político que los mandaba más lejos. Qué pudo fallar. Ana belén actuando en el Liceo, demostrando tablas. Chistes viejos. No nos los contéis más, por favor.

3 comentarios:

  1. La tele es mejor no enchufarla nunca... Dejé de hacerlo a los 17.

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  2. Ah, bueno, pues si el príncipe sabe pilotar aviones, el país está salvado. Es justo lo que se necesitaba.
    Y su mujer, me pregunto para qué está preparada, aparte de para ejercer el periodismo. Que yo sepa, nadie la preparó para otra cosa, porque en su caso la "vocación monárquica" fue bastante tardía.
    Lo de la cultura, qué quiere usted. Se le ofrece a la gente lo que desea. Obviamente la gente no desea cultura, o de lo contrario la tendría.
    Más que preguntarse qué pudo fallar, tal vez habría qué plantearse qué cuernos se hizo bien.

    Feliz día, monsieur

    Bisous

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  3. Els acudits son sempre els mateixos, amb alguna cara nova pero sempre els mateixos
    Ptns!

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